La pequeña ceremonia de bodas conllevada en una casa privada por parte de los padres de Miguel en Andalucia, salio como lo esperaban.

Pacífico, tranquilo, cálido, lleno de las personas más importantes en sus vidas y las que tanto querían. Cada una felicitandoles y deseándoles una vida llena de mucho amor, confianza y cariño. Los recién casados aceptaban las palabras y abrazos con sonrisas resplandecientes y un brillo intenso a través de sus pupilas.

"Sois preciosos juntos, os felicito"

"Manteneros así de unidos y felices por siempre, chicos"

"Nunca había conocido a una pareja de recién casados tan deslumbrantes como vosotros"

"Quiero veros así de enamorados hasta la muerte, ¿escuchastéis?"

"En serio, no os miento cuando digo que estoy igual o mucho más feliz que vosotros al veros casados por fin, ¡joder! ¡siempre espere a que llegara este día!"

Palabras que llenaban de alegría y agitaban sus corazones junto con una chispa que les recorría el cuerpo entero a causa de recibir tanto afecto por la gente que más querían. Eso fue la parte favorita de su bella ceremonia.

Y ahora allí, de pie a la orilla del mar, en una de las playas más populares de Barcelona, con ligeras ropas cubriendo sus cuerpos bajo el atardecer y con pocas personas a su alrededor, las manos de Miguel se mantenían envueltos tan cómodamente alrededor de la espalda de Rubén, en un hermoso y cariñoso abrazo, mientras que las finas manos de largos dedos se situaban en el cuello del pelinegro, acariciando los cortos cabellos de su nuca.

Miguel aspiró profundamente detrás de la oreja de su esposo,  mientras que sus labios dejaban un pequeño beso en el mismo lugar. El aire fresco chocando sobre ellos y el compás sonido de las olas inundando sus oídos, así como sus corazones eran partícipes.

Rubén se separó de su hombro y sus manos se deslizaron a lo largo de su cuello, dejándolas en los costados mientras lo observaba con una preciosa sonrisa de dientes blancos y lindos hoyuelos marcados. La piel de Miguel hormigueo de placer ante el bello y angelical rostro de su amado.

"Que lindo estar así junto a ti, sin que nadie nos moleste, y que en lo único que tenga que pensar es en ti y en que por fin estamos casados"

Miguel sonrió y no pudo evitar levantar su mano hasta la mejilla sonrosada y acariciarla con mucho cuidado, como si tuviera miedo de que fuera a romperse y desaparecer para siempre. Sus ojos negros se detenían en cada perfección e imperfección de su rostro, queriéndose guardar cada detalle de sus rasgos en su mente. Cada parte llegando a tatuarse incluso en lo más profundo de su corazón.

"Tengo tanta suerte en tener a un ser tan maravilloso conmigo" Susurró, sintiéndose embobado por un momento. Acortó un poco la distancia que sus rostros los separaba para así poder juntar sus frentes, a la vez que cerraba sus ojos y acariciaba su nariz con la de él "Te amo tanto, cariño"

Rubén soltó una risita tímida y movió también su cabeza de forma lenta para coordinar las caricias de sus narices.

"Yo te amo más de lo que te puedas imaginar... eres... eres mi vida entera"

Miguel mordió su labio inferior al no poder controlar un leve temblor que las palabras de su hermoso esposo le produjeron. Aún con sus ojos cerrados, sintió como una corta lágrima se deslizaba en su mejilla y paraba en su barbilla.

Rubén se dio cuenta de la reacción al abrir sus ojos y separarse sólo un poco de él.

"Miguel ¿Qué te pasa?" Preguntó preocupado y rápidamente seco la lágrima con sus dedos. Una segunda apareció en la mejilla contraria e hizo la misma acción al secarla. Miguel abrió sus ojos y el castaño pudo ver las obscuras pestañas humedecidas y aquella agradable, hermosa y perfecta sonrisa dibujarse en esa boca que tanto le gusta besar y morder.

"Es que este momento lo siento tan... mágico y feliz. Creó que desde que estoy a tu lado todo es mágico y feliz, bebé" Miguel besó sus rosados labios por unos cuantos segundos, siendo correspondido. Al separarse, volvió a sonreir "Tú también eres mi vida entera. No podría vivir sin ti"

Rubén también sintió sus ojos picar, nublandose así su vista, pero quiso ahogar su sollozo en los labios de ese hombre tan increíble que cambio su vida por completo.

Fin

Nota de fangirl shipper que no puede evitar seguirse emocionando por el Rubelangel:

No sé si les pasó lo mismo de haberse dado cuenta de que ni Mangel ni Rubén podían dejar de mantener contacto físico en el vídeo de ayer, lpm no puedo dejar de shippearlos cuando hacen este tipo de cosas, no pueden vivir sin tocarse afhadkdkdsjsl.

*Pruebas en multimedia ahre*