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17.

Los brazos de Rubén colgaban del cuello de Miguel tras su espalda, quien le llamaba repetidas veces por su nombre, hasta con lindos apodos cariñosos para que le hiciera caso a lo que él pedía. Y era claro que Rubén se saldría con la suya como siempre lo hacia.

"Miguel... amor... cariño... mi vida, hazme caso... vamos a comprar helado y hamburguesas y de paso rentemos películas para ver toda la noche juntitos... por favor" Canturreo Rubén mientras repartía besitos sobre el cuello de su novio el cual estaba muy entretenido en el partido de fútbol que estaba en la televisión "¿Podrías dejar de ver eso y hacerme caso?" Dijo separándose de él y cruzándose de brazos molesto de que Miguel lo ignorara.

Aún así, el pelinegro seguía sin hacerle caso y eso hizo que Rubén se molestara un poco más. Pero en su cabeza vino una idea, algo con lo que Miguel siempre caía rendido y accedía a todo sin peros, como si quedara hipnotizado y con eso, Rubén lo tenia a sus pies.

Retiro sus piernas de los costados del cuerpo de Miguel y se puso de pie. Se hinco sobre sus rodillas y se metió entre las piernas del pelinegro el cual de inmediato poso su vista en él y le miro con el ceño fruncido.

"¿Que haces, Rub?" Preguntó entrándole la risa floja al ver al lindo chico envolver su cuerpo entre sus delgados brazos y acurrucarse en su pecho cariñosamente.

"Hago que mi guapo novio me haga caso y pase la noche conmigo viendo pelis y comiendo chuches en lugar de ver ese estúpido partido" Dijo como un niño pequeño mientras acariciaba su mejilla contra el pecho de Miguel y cerraba sus ojos con calma. Miguel lo miro por arriba y se sintió derretir con esos ojitos. El plan de Rubén comenzaba a hacer efecto.

Miguel mordió su labio y dio un suspiro que mando una corriente eléctrica a todo su cuerpo hasta chocar contra su corazón que latía lentamente repleto de amor. El partido ya había pasado a segundo plano para él.

"Bebé... no hagas eso" Trato de que los preciosos ojos de Rubén no lo pusieran tonto, pero simplemente le era imposible. No podía resistirse.  

"¿Hacer que?" Habló Rubén inocentemente como si no entendiera de lo que hablara e hizo revolotear sus pestañas al propósito formando una pequeña sonrisa adorable.

Miguel no aguanto mucho y abrazo el pequeño cuerpo de Rubén, se acerco hasta sus labios y mordió su sonrisa. El castaño jadeo un poco.

"¿Que películas quieres ver, mi amor?"

Rubén sonrió complacido y esta vez él se acerco hasta Miguel y le dio un beso a su barbilla la cual mordió al instante.

   

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