Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo • 32 •



—Finalmente Shibusawa nos ha confiado la captura del grupo rebelde. —anunció con una sonrisa Fyodor, viendo como sus compañeros pronto sonreían de igual manera.

—Oh~ eso quiere decir que volveremos a las calles de la nación, qué felicidad. —Ivan se estremeció sin borrar la sonrisa que tenía, un sentimiento que era compartido por los demás.

—Ya era hora, su patética Federación no iba a conseguir nada. Es terrible tener que estar encerrado en este templo con los ruidosos niños. —se quejó Ace mientras cruzaba una de sus piernas y se recargaba en el respaldo de la silla.

—No puedo esperar a ver la cara de horror de las personas cuando sepan que estamos de regreso. —comentó con emoción Nikolai, quien se encontraba jugueteando con la punta de su trenza, siendo difícil contener aquella alegría que lo impulsaba a querer salir del sector Rojo para atormentar a los civiles.

—No podemos salir como si nada, les prohíbo actuar a menos de que yo se los haya ordenado. No quiero armar un escándalo. —habló con seriedad, borrando las sonrisas de sus tres subordinados.

—¿¡Eeeeh!? ¿Por qué? Todos aquí hemos esperado ansiosamente a que este momento llegara, no puedes ser tan cruel con nosotros. —Gogol realizó una mueca por la orden que le estaba siendo dada, pero Fyodor le miró molesto, borrando por completo su gesto.

—Recordemos que hay un traidor en la Federación. Shibusawa se encargó de que solo nosotros estemos al tanto de nuestro regreso, debemos mantener discreción en todo momento, porque es muy seguro que este traidor sea aliado del grupo rebelde, si se entera que estamos involucrados con la investigación, alertará a los rebeldes. —explicó la razón de sus anteriores palabras.

Los años que tenían de experiencia le ayudaba a actuar con planes organizados y no tanto por impulso. Aunque sus compañeros solían ser bastantes impulsivos, todo estaba bien, ya que él tenía el control total de los tres.

—Investigaremos bajo las sombras para evitar cualquier sospecha, eviten a toda costa encontrarse con alguno de nuestros compañeros, no sabemos quién de todos ellos es el traidor, por ello es mejor evadir a cualquiera, incluso a su Líder. —siguió con la explicación de cómo se llevaría el plan inicial.

Si bien, era cierto todo lo que decía, también lo hacía para evitar que sus compañeros buscaran a la Federación para atormentarlos. Que el grupo supiera o no de su regreso realmente era irrelevante, pues, aunque se escondieran perfectamente, sabía que los encontraría, pero mantenerlos con la guardia baja le evitaría muchos problemas. De ese modo podría enseñarle lo más pronto posible a Tatsuhiko que él era el mejor de todos.

—Seremos como ratas en las alcantarillas. —quien habló había sido Ace, alzando una de sus cejas, como si en vez de ser un comentario fuera una pregunta.

—Así es. —afirmó Fyodor, creando un rostro desagradable en el otro. —Pero será solo por un tiempo, en cuanto hayamos atrapado a uno de ellos no es necesario que sigamos ocultándonos. Cuando esto suceda serán libres de hacer lo que quieran, hasta entonces, quiero que sigan al pie de la letra mis órdenes, esfuércense para que acabemos con esto pronto. —los alentó para que todo marchase bien. Aunque estaba seguro que todo saldría como él quería.

—Por supuesto que sí, obedeceremos a todo lo que usted diga, jefe. —se expresó aún con felicidad Goncharov, inclinando ligeramente su cabeza hacia el frente como una muestra de respeto hacia Fyodor. Acción que fue imitada por los otros dos.

—Es todo lo que tengo por ahora, quiero que investiguen a toda la nación de forma calmada. Tenemos que hacernos pasar por civiles normales y así no levantar ninguna sospecha. —las tres personas restantes asintieron con la cabeza, en afirmación a la indicación que estaba haciendo. —Bien... pues demos inicio. —comunicó con una sonrisa, dando la orden para comenzar con su trabajo.

Se encontraba caminando con dos de sus compañeros mientras miraba unos papeles que Ivan había conseguido con información que podría ser útil.

—Oda Sakunosuke, edad 30 años, creció en el sector K, pero a los 22 se mudó al sector D, hasta que desapareció luego de escapar del sector Rojo. Era dueño de un bar en el sector J. —escuchó la información que le estaba dando Ace con respecto al rebelde que la Federación había capturado semanas atrás. Sin detener su caminata rumbo al lugar que había mencionado al final.

—¿Sabes cuántos empleados trabajaban en el bar? Podríamos interrogarlos para poder hallar su paradero. —preguntó Fyodor, quitando la vista de aquellos papeles para mirar a su compañero, quien negó.

—Por el momento no tengo esa información.

—Bueno, podremos averiguarlo nosotros mismos ya que estamos yendo hacia el bar. Simplemente es cosa de hablar con... los empleados... —las palabras de Gogol fueron disminuyendo en volumen mientras los pasos de los tres se fueron ralentizando, hasta quedar enfrente del local que estaba cerrado.

—Era de esperar que estuviese cerrado si él era el dueño. —Fyodor soltó un suspiro. De todas maneras, su visita no iba a ser en vano.

—Me había emocionado al considerar que podría tomar algún trago. —comentó con desilusión Nikolai. Los bares eran lugares energéticos, que estuviera cerrado era sumamente decepcionante.

—Oh, ¿venían a visitar al bar? —escucharon la voz de una mujer mayor que se encontraba pasando por aquella calle, inmediatamente los tres giraron hacia ella.

—Sí... habíamos escuchado cosas muy buenas de este lugar, pero parece que hoy está cerrado. —le siguió el juego Dostoevsky, soltando un suspiro para expresar su desilusión.

—Ya tiene varios días que ha estado cerrado, dicen algunos que el dueño del lugar estaba envuelto en algunos asuntos turbios... Aunque es sorprendente creerlo, ya que él y su compañero siempre fueron muy amables. —expresó con pena la mujer, activando rápidamente algo en Fyodor.

—¿Eran los únicos que trabajaban en el bar? —preguntó con curiosidad, manteniendo una expresión amigable, recibiendo un asentimiento por su parte.

—Eran muy trabajadores para ser solo dos quienes atendían. —habló con admiración, para luego suspirar. —Pero bueno, tengamos la esperanza de que vuelvan a abrirlo, sus bebidas eran muy buenas. Si buscan un buen bar, puedo recomendarles uno que está en el centro del sector G. —sugirió.

—Muchas gracias por eso. —agradeció Fyodor a la mujer, ésta sonrió y siguió con su camino. Para cuando estuvo lejos, borró su sonrisa, quedándose pensativo por las palabras que había dicho.

—¿Iremos a ese bar? —preguntó curioso Gogol. Ace rodó los ojos por la actitud de su compañero.

—Es raro que estos lugares sean manejados por solo dos personas, aunque no es imposible... —llevó una de sus manos a su barbilla, quedándose en silencio por unos segundos. —No creo que tengan una relación más allá de lo laboral, pero seguro que su información debe de ser valiosa. —se giró hacia sus compañeros, en especial al de cabello corto. —Ace, dirígete al sector Rojo y descubre junto con Ivan quien era su compañero de trabajo. —ordenó.

—Eso haré. —asintió con la cabeza y se dirigió rumbo al lugar que su líder le había dicho, dejando solos a ambos.

Fyodor se encaminó a la entrada del bar, siendo seguido por Nikolai. Del bolsillo de su pantalón sacó una ganzúa para poder manipular la cerradura y así abrirla. Insertó dicho objeto en la perilla y comenzó a moverlo, buscando el seguro para poder abrir la puerta, consiguiéndolo en menos de un minuto.

—Inspeccionemos el bar. —indicó a su compañero, abriendo la puerta para entrar.

Todo parecía estar en completa calma, había manteles sobre las mesas, un poco de polvo por haber estado varios días sin mantenimiento, todo en oscuridad, a excepción de la luz que se infiltraba por las ventanas.

—Revisa la parte de la barra y almacén, yo revisaré las mesas. —Gogol asintió y se dirigió a donde éste le había dicho mientras él iba hacia las mesas.

Revisó con cuidado cada detalle de las mesas y a su alrededor, buscando alguna pista que pudiese ser de ayuda, pero no estaba encontrando nada, era claro que no hubiese nada ahí, pues el criminal no sería tan tonto como para dejar algo en la zona donde las personas solían beber, simplemente revisaba por precaución, no podía permitir que ningún detalle se le fuese a escapar.

—Hey, Fyodor... ve esto. —luego de unos minutos escuchó la voz de su compañero sonar desde la cocina. El mencionado no perdió el tiempo y se encaminó hasta donde el más alto estaba, deteniéndose a su lado. —Esto es raro. —su mano sostenía una pequeña esfera, creando curiosidad en el otro quien tomó aquel objeto en sus manos.

La analizó por unos momentos, no parecía ser algún utensilio para cocinar o limpiar. Podría ser alguna especie de decoración, pero tenerlo en ese lugar no tenía sentido, además de que no tenía nada llamativo como para decorar.

A ello, recordó el ataque que recibió el sector Rojo. Como Shibusawa lo había puesto a limpiar, había encontrado trozos de cristal en color plateado, el mismo color que pintaba esa esfera. Hizo memoria y la vez que el prisionero escapó, en la prisión también había rastros del mismo material; eran las esferas que contenían gas somnífero, un arma con la que habían tenido bastante ventaja.

—¿Dónde es que lo encontraste? —preguntó con seriedad, extrañando un poco a Gogol.

—Se encontraba en uno de los cajones de este mueble. —señaló el lugar en donde lo había encontrado, sorprendiendo aún más a Fyodor.

Ese lugar era uno muy accesible para los empleados, ¿habrá sido un error? Podría ser, pero de ser así, sería un error bastante peligroso, pues el otro empleado podría romperla por accidente y se metería en problemas.

A menos de que el empleado supiera de su identidad.

Ante aquella posibilidad, los párpados de sus ojos se abrieron completamente, tenía mucho sentido que así fuera la situación. Ser simplemente dos personas que atendían el bar los podía hacer cercanos, entonces esta persona podría tener información muy valiosa que pudiese hacerles llegar ya sea con Oda, o con el grupo rebelde en general.

—Esto es información muy útil. —habló con una leve sonrisa.

—¿En serio? —Nikolai ladeó su cabeza, confundido por sus palabras.

—Si, esto es un arma del grupo rebelde. Si está en un lugar tan visible, es posible que no le preocupara, pues su compañero confiaba en él. Debemos encontrarlo como sea. —guardó aquel objeto y se giró hacia la salida. Ya había conseguido algo muy valioso, por lo que no era necesario que se quedaran en ese lugar, seguirían investigando la zona hasta que Ace consiguiera la información que necesitaba.

Las horas de aquel día pasaron con normalidad, llegando la noche en donde en el sector O se llevaba a cabo una reunión del grupo rebelde.

—Parece que todo ha estado calmado los últimos días. —comunicó Kunikida a sus compañeros, quienes mantenían rostros serios. —Atsushi, ¿cómo han estado las cosas en el sector Rojo? —preguntó hacia el albino, quien se encontraba junto a Dazai.

El menor se acomodó en su lugar, ya que, al tener al castaño recargado sobre su hombro, poco a poco su peso lo iba inclinando hacia el costado donde era empujado. Al ponerse recto, se escuchó un quejido por parte del otro por el movimiento rápido que había hecho.

—Bueno, se podría decir que también ha estado tranquilo, Shibusawa-san no ha hecho algún movimiento extraño, por el... pff... el ja, ja, ja... momento... —su voz comenzó a entorpecerse debido a que Dazai comenzó a mover sus dedos en su estómago, creando leves risitas que le estaban impidiendo hablar.

Rápidamente Atsushi bajó la mano a donde se encontraba aquella mano que le estaba haciendo cosquillas, intentó alejarla, pero estaba fallando, provocando un gruñido por parte del rubio.

—¡Déjalo hablar, Dazai! —y agarró su agenda que estaba sobre la mesa y la estampó contra la cabeza de Osamu, haciendo sobresaltar a Atsushi, al menos había servido para que parase de molestarlo. Entretanto, Dazai se escondió en el brazo del menor, refugiándose del feroz Kunikida.

—Co-como decía... —aclaró su garganta. —Por el momento todo se ha mantenido en calma, tampoco he visto que tenga intenciones para liberar a la antigua Federación, aunque no estoy seguro que haya podido descartar tal posibilidad. —expresó ahora sin interrupciones.

Hubo unos segundos en silencio, donde parecía que Kunikida estaba pensando en lo que se le había dicho. Respiró hondo y volvió a mirar a Nakajima.

—¿Crees que sea bueno que hagamos un movimiento? —preguntó, pero a sus palabras, el menor torció sus labios.

—Recomendaría esperar un poco más, la molestia en Shibusawa-san es aún muy grande. Si atacamos con él en este estado, sería más propenso a actuar por impulso. —explicó. Entendía que quisieran actuar lo más pronto posible, pero hasta que las cosas no se calmaran en el sector Rojo, lo ideal era esperar.

—También sería bueno esperar debido a la Federación, hemos notado que su comportamiento es algo más desesperado, supongo que ellos están igual aún afectados tras el fracaso con Oda. —habló Katai algo nervioso debido al peligro que significaba salir cuando el ambiente aún se sentía tenso.

—Así es... La presión de nuestro jefe los tiene de esa forma, así que también corren peligro por parte de mis compañeros. —Atsushi confirmó las palabras de Katai, consiguiendo otro suspiro por parte de Doppo.

—Entonces debemos esperar a que, tanto el consejero como la Federación bajen la guardia. Ahora más que nunca tenemos que ser cuidadosos. —quien habló ahora había sido Dazai, quien se hallaba restregando su mejilla contra el hombro de su pareja, el cual sonrió por aquel gesto.

—Esto también será benéfico para los civiles, parece que el gobierno no está estable en este momento, podrían cometer cualquier locura con tal de silenciar a la sociedad. —expresó con preocupación Sakunosuke, sentimiento que fue compartido por Kunikida y Atsushi.

—Aunque quizá eso podría ser algo bueno para nosotros... si hiciéramos un movimiento en ese estado, con la mayor gente de la nación reunida, podríamos conseguir algo interesante. —todos giraron hacia Ranpo quien había hablado, manteniendo silencio para que continuara. —El gobierno no puede arrestar a todos los civiles, si hiciéramos el suficiente ruido para alcanzar al mandatario... Podríamos conseguir lo que Atsushi dijo una vez, con que Nakahara sepa de la situación de la nación... daríamos fin a esto. —se sorprendieron por la idea que había dicho, viéndolo de ese modo, podría tener realmente algo de valor.

—Es una excelente idea... pero también muy arriesgada. Bien puede suceder lo que dices o puede que Shibusawa use a la antigua Federación para atacar, para que él gane, no necesariamente debe arrestar a los civiles, con que nos atrapen a nosotros les bastaría. —Ango resaltó las fallas que podría tener aquel plan.

Había dos opciones con el mismo margen de posibilidad, que salieran las cosas a favor de ellos, o que terminaran perdiendo. Era muy buen plan, pero también uno muy peligroso.

—Es complicado... dudo que volvamos a tener una oportunidad tan grande para llegar al mandatario... —se expresó Junichiro.

—Pero atacar en ese estado correremos más peligro. —contradijo su hermana, Naomi.

—Yo... lo pensaré. —habló Kunikida. —Si bien es verdad que podríamos conseguir nuestra victoria si hacemos lo que Ranpo dice, tampoco quiero ponerlos en peligro, ni a ustedes ni a los civiles. Por lo que dice Atsushi, pasaran días para que la situación regrese a la normalidad. Analizaremos bien este tema y trataremos de idear un plan donde sepamos como actuar en caso de que usaran a la antigua Federación. —finalizó, obteniendo una respuesta afirmativa por parte de sus compañeros. —Dejaremos la reunión por hoy, sigan vigilando el comportamiento de la Federación. —fue la última indicación que dio para levantarse de la silla en donde estuvo sentado.

Por el momento seguirían inactivos, hasta no tener claro cuál sería su siguiente jugada o hasta que Atsushi confirmara la decisión final de Shibusawa.

—El toque de queda ya fue hace dos horas, retírense con cuidado. —aconsejó a sus compañeros, dando la señal de que podían irse. Al escuchar eso, Osamu abrazó por los hombros al albino, soltando un gran suspiro.

—Aaaah, finalmente acabó esto, realmente es muy pesado. No entiendo cómo puedes trabajar en ese lugar y luego venir aquí como si nada, Kunikida. —Dazai le lanzó una mirada molesta, el mencionado solo bufó. —Yo estoy sumamente agotado. —puchereó.

Nakajima alzó una de sus manos y la dejó sobre la cabeza del mayor, pasando sus dedos entre su cabello, tratando de una manera para aliviar aquel pesar que sentía.

—Debió ser un día pesado para ti, pero ya podrás descansar. —le habló con suavidad, provocando que el pecho de Dazai se calentara, haciendo que lo abrazara más fuerte mientras hundía su rostro contra su hombro, tratando de ser discreto con aquella felicidad que sentía con Atsushi.

—Es bueno tener aquí a Atsushi, pues parece que es el único que calma los berrinches de Dazai. —comentó divertida Yosano, consiguiendo risas de Ranpo, Kenji y los hermanos Tanizaki, pero provocando que las mejillas del menor se ruborizaran.

—Ahora que lo recuerdo... ¿No habías dicho que el amor no era algo que te interesara, Dazai? Parece que tuviste que tragarte tus propias palabras, ya que Atsushi te tiene bien domesticado. —quien se burló ahora fue Ranpo, provocando más risas en sus compañeros, empeorando el rubor del menor.

—Simplemente sienten envidia de que tengo a una persona realmente linda como Atsushi y ustedes no, envidiosos. —Dazai respondió con un ligero tic en su párpado izquierdo, mientras mostraba su lengua hacia ellos y ponía más rojo a Nakajima.

—Si, si, lo que digas. Mejor atiende a tu novio que su cara está a nada de explotar. —Akiko habló entre risas por la cara tan graciosa que estaba haciendo el albino. Si era divertido molestar a Dazai para ver sus recciones, las de Atsushi eran mucho mejor.

Dazai sonrió con ternura por ver lo avergonzado que se encontraba el albino, siempre le parecería linda la manera en cómo su piel pálida podía ponerse tan roja. No dijo nada más a sus compañeros y tomó la mano de Atsushi, dirigiéndose hacia la salida. Ya no había motivo para quedarse ahí, además de que igual quería un momento de privacidad con él, de ese modo salieron del almacén.

—Ya, aquí no nos molestarán. —anunció cuando ya se encontraban lo suficientemente retirados del lugar. Al estar solos, Dazai no pudo reprimir sus ganas de besarlo, tomándolo de su rostro para acercarlo a él, besando suavemente sus labios, consiguiendo que el corazón de Atsushi se agitara en felicidad. —Aunque me gusta mucho verte sonrojado. —confesó al separarse.

—No es un gusto que compartamos. —Osamu rio por la forma en cómo se expresó Atsushi. El mayor llevó sus brazos alrededor del albino, presionándolo con fuerza contra él.

—Hmmm... no quisiera tener que separarme de ti... —sollozó, haciendo que Atsushi suspirara.

—Debes de hacerlo, tu jornada de hoy fue difícil, debes de estar agotado, mañana te espera otro día de trabajo. —escuchó como Dazai puchereaba, aferrándose más a él. —Ya podremos pasar tiempo juntos. —Atsushi trató de animarlo, para luego besar con cariño su mejilla, haciéndole sentir mejor.

—¿De verdad? —inmediatamente Atsushi asintió con una sonrisa. —Está bien... tú también debes de regresar para no meterte en problemas. —ahora quien suspiró fue el menor, dándole la razón.

Dazai se separó un poco para poder besarlo una vez más, esta vez tomándose un mayor tiempo para disfrutar de aquellos labios que tanto le gustaban. Al finalizar se separó por completo, alzando una de sus manos para tocar con amor su mejilla.

—Entonces no te retengo más... esperó verte mañana. —se inclinó para dejar un beso en su frente, haciendo reír con cariño a Atsushi.

—Podría ser, no tenemos reunión mañana, así que cuando salgas del trabajo podríamos vernos. —aquello pareció emocionar mucho al castaño, quien rápidamente aceptó con alegría. —Bien. Ve con cuidado. —esto último lo dijo un poco preocupado.

Por desgracia no podía acompañar al mayor para asegurarse de que nadie lo viese ya que sería sumamente sospechoso, pero confiaba en que Dazai podría llegar a salvo, no solo por sus habilidades, ya que por la oscuridad y el negro de la túnica que tenía le daría ventaja.

—Lo haré, no te preocupes por ello. —respondió con calma.

Estuvieron unos pocos minutos más diciéndose algunas palabras dulces y compartiendo besos. Después se separaron que cada uno se retirara a su propio destino, con Dazai evadiendo las cámaras de seguridad y aquellos pocos oficiales que patrullaban los sectores que debía cruzar.

Aunque esta vez, había alguien diferente en uno de ellos.

Fyodor se encontraba en el techo de un local, mirando las calles, en busca de que algo sucediera, pero al igual que los otros sectores en los que había estado, todo parecía estar en calma. Hasta que vio algo moverse por el rabillo de su ojo.

Giró velozmente hacia aquel punto, logrando ver algo que se metía entre las calles. El toque de queda había sido hace ya más de dos horas, por lo que ningún civil debería de estar rondando por ahí. No podía ser alguien de la Federación, pues no había razón para ocultarse.

Rápidamente saltó al edificio cercano, tratando de acercarse al lugar al que había visto aquello. Antes de llegar vio como un sujeto completamente cubierto con ropas negras salía para seguir evadiendo los puntos de las cámaras. Las descripciones de sus movimientos y ropas coincidían perfectamente con los rebeldes, por lo que era muy probable que fuera uno de ellos.

Quería tomarse las cosas con calma, por ello fue detrás de él a una distancia considerable, teniendo el cuidado de que no se le fuera a perder, encontrando el momento oportuno para acorralarlo.

Pero Dazai ya se había dado cuenta que parecían seguirlo, comenzando a desviarse de su camino para quitarse de encima a aquella persona, la cual todavía creía que su presencia seguía sin ser notada.

Fyodor comenzó a molestarse, por no encontrar el mejor momento para atraparlo. Quizá debería recurrir a algo más violento, pero cuando estuvo a punto de adelantar la distancia que los separaba, había perdido rastro de aquella persona.

Parpadeó un par de veces, buscando a sus alrededores, pero sin encontrar nada, ¿cómo fue que se le había escapado tan sencillamente? Quizá, eran más habilidosos de lo que esperaba, lo cual parecía ser interesante.

No tenía caso seguir perdiendo el tiempo si seguramente aquella persona ya estuviese lejos, le daría el gusto de escapar esta vez. Por su parte, regresaría al sector Rojo, había dejado un trabajo a sus compañeros, así que aún tenía cosas por hacer.

No fue hasta el día siguiente en donde pudo obtener lo que realmente le interesaba. Estaba reunido en aquella sala con unos papeles y fotografías sobre la mesa.

—Dazai Osamu, edad 25 años, actualmente vive en el sector F. Creció en un orfanato en el sector N, pero fue expulsado a los 14 años. Era el compañero de trabajo en el bar de Oda, ante su cierre, quedó desempleado, aunque he escuchado que consiguió un trabajo en una empresa en el sector B. —Ivan le comunicó todo lo que se sabía de aquel ciudadano a su líder.

Fyodor sostenía una fotografía de aquella persona, sonriendo levemente al encontrar finalmente al compañero de aquel criminal. Con su información podría acabar finalmente con el grupo rebelde.

—Bien, creo que iré a darle una visita a esta persona, necesitamos su información. —tras memorizar sus facciones, tiró la fotografía a la mesa y se colocó de pie, dispuesto a salir a los sectores en busca de dicha persona.

—De acuerdo. Solo una cosa... Debe tener cuidado. —Fyodor frenó su caminata, girándose con extrañeza hacia su compañero

—¿Por qué lo dices? —no entendía porque recibía aquella advertencia si se trataba de un simple civil.

—Bueno, no es algo oficial... pero me encontré con rumores sobre que estaba envuelto en peleas clandestinas, y que incluso fue un peleador de Ougai Mori. —los párpados del azabache se separaron con sorpresa ante aquella información, sonriendo después.

—Es imposible. Nosotros mismos nos encargamos de arrestar a Mori hace cuatro años junto con sus luchadores. De ser cierto eso, esta persona también estaría en prisión ahora mismo. —calmó a su compañero, no debía creer fácilmente cualquier rumor que se encontrase por ahí, por lo que le restó importancia a aquel detalle y salió del edificio rumbo a los sectores para buscar a Dazai.

Una vez aclarada esa duda, fue hasta el sector B, viendo la hora que era, posiblemente esta persona estaría saliendo de su horario laboral. Simplemente debía de llegar a su destino para encontrarlo, luego amablemente le pediría que cooperara.

En cuarenta minutos Fyodor había llegado al sector B, caminando con tranquilidad por las calles mientras miraba de manera discreta a sus lados, pues seguía a la defensiva de que algo sucediese, o para percibir cualquier detalle que fuera peculiar. Las personas que caminaban en el sector eran pocas, la mayoría de ellos eran empleados que estaban saliendo de sus oficinas. Miraba a cada uno de ellos, buscando a la persona que quería.

Pero justo mientras miraba a su costado derecho, una persona pasó por su lado, haciéndole sentir un aura... peculiar. Detuvo sus pasos y giró hacia atrás, encontrando a aquella persona de las fotografías que parecía venir distraído viendo su celular.

Pudo dar la vuelta y alcanzarlo, pero algo se lo impedía. Y era el fuerte parentesco físicamente hablando, de aquella persona que persiguió la noche anterior.

Sus labios se separaron ligeramente debido a la impresión que sentía. La complexión de su cuerpo era sumamente similar, pero no estaba del todo seguro, pues era de noche y fueron contadas las veces que pudo verlo de cuerpo completo, pero sin duda... Si a aquel castaño tuviese una túnica que cubriese su cuerpo y cabeza, juraría que era el mismo.

Pero quizá estaba siendo bastante apresurado para sacar conclusiones, había muchas personas que podían entrar en el mismo clasificado de Dazai con respecto a su altura. Lo ideal era seguir con su plan e ir tras de él para interrogarlo, pero... prefirió mejor dejarlo ir, observándolo desde su lugar, prestando gran detalle a su forma de caminar, su altura y cualquier detalle de él que no podía obtener por medio de las fotografías. Así, hasta haberlo perdido de vista.

Simplemente quería confirmar algo, al tener una respuesta tomaría una decisión, sabía que trabajaba en el sector B y residía en el sector F, así que no podría escaparse tan fácilmente. Una vez obtuvo aquella información, regresó al sector Rojo lo más pronto posible, tratando de no demorarse de más pues aquella ansiedad por descifrar sus dudas lo tenía inquieto.

Incluso cuando llegó al sector y sorprendió a sus compañeros de llegar con las manos vacías los ignoró, dirigiéndose rumbo al edificio en donde se encontraba aquella habitación dedicada a guardar todas las grabaciones en los distintos sectores.

Corrió a cualquiera que estuviera trabajando ahí, quería analizar toda la situación en privado. Una vez estuvo en la soledad que quería, comenzó a revisar cada cinta de los meses pasados, específicamente en aquellos días en donde hubo ataques del grupo rebelde y éstos no dañaron de algún modo las cámaras. Eran escasos los vídeos que se tenían, pero afortunadamente los había, con esos sería más que suficiente.

Vio el primero de ellos, analizando a cada integrante del grupo rebelde, por ahora no encontraba algo que fuera realmente importante, no fue hasta que llegó a uno que parecía estar huyendo del Líder de la Federación. Una sonrisa se dibujó en su rostro, no era lo que buscaba, pero con ver aquellos minutos pudo confirmar que, ese sujeto que estaba en las grabaciones, era el mismo con el que se había topado la noche anterior. Los movimientos que hacía al esquivar y meterse entre las calles eran exactamente los mismos.

Se sentía emocionado de que, al poco tiempo de haberse involucrado en la investigación, tan pronto ya hubiese tenido un encuentro con un integrante del grupo rebelde.

—¿Qué es lo que estás haciendo? —escuchó la voz curiosa de Nikolai, quien se encontraba recargado en el marco de la puerta, mirando con una de sus cejas alzadas a su jefe que no despegaba su mirada de las pantallas.

—Investigo los movimientos del grupo rebelde, creo tener sospechas de un integrante. —respondió seriamente, sin dejar pasar ningún detalle de aquella persona con máscara de Kitsune.

No escuchó más por parte de Gogol, no sabría decir si había sido porque no dijo nada o porque una parte del video llamó su atención.

Al llegar a las grabaciones más recientes, donde el grupo rebelde afrontaba a la Federación, se percató de unos movimientos peculiares de aquel enmascarado. No eran como los de sus compañeros que podrían entrar en diferentes tipos de artes marciales o incluso defensa personal, los de aquel tipo eran más... callejeros.

"Encontré rumores sobre que estaba envuelto en peleas clandestinas, que incluso fue un peleador de Ougai Mori."

Recordó las palabras que Ivan le había advertido con respecto a Dazai. Regresó aquella parte de la grabación, reduciendo la velocidad para analizar de mejor manera los movimientos que hacía, haciéndole sonreír. Eran los movimientos de un luchador de peleas clandestinas y no solo eso, tenía las mismas técnicas de los luchadores de Mori.

Lo que terminó por convencerlo, fue una grabación en donde se mostraba caminando hacia su objetivo, siendo exactamente el mismo movimiento de hombros y piernas que vio por la tarde en el castaño, ampliando aún más su sonrisa.

—Te encontré.

Le habló a la nada, sintiéndose completamente satisfecho por lo que había descubierto, uniendo las pistas con la información que había descubierto. Quedaba en claro al cien por cien, la identidad de otro integrante del grupo rebelde.

—¿Todo bien? —escuchó a su compañero hablar. Fyodor respiró hondo y se apartó de aquel lugar, girándose a Gogol.

—Mañana quiero que estén en el sector B después de las diecisiete horas, esperen a mis órdenes. —ordenó sin dar detalles. Salió de aquel lugar, dejando confuso a su compañero, quien no mostró queja, pues se sentía emocionado por ver aquel rostro en su líder.

Parece que cosas buenas sucederían al siguiente día.

Su jornada laboral de ese día había sido agotadora, no creía que archivar documentos y administrar información fuera tan pesado. Su situación empeoraba por tener de compañero a Kunikida quien siempre le estaba gritando cuando no quería hacer nada, viéndose obligado a tener que esforzarse.

Echaba de menos trabajar con Oda, él era mucho más tranquilo y su presencia le agradaba mil veces más que la de Doppo. Pero entendía que también necesitaba del trabajo, de lo contrario no podría sobrevivir.

Esperaba que las cosas se solucionaran pronto con respecto a la nación, de ese modo, Oda podría reabrir el bar y volver a su antiguo trabajo. Gustaba más de preparar bebidas a estar encerrado en una oficina. Al menos podía sobrellevar un poco mejor esto gracias a Atsushi quien lo animaba a seguir adelante.

De solo recordar al menor, un suspiro se escapó de sus labios, hoy tenía preparado sorprenderlo. El día anterior no pudieron verse debido a que el menor tuvo asuntos que atender, como no quería meterlo en problemas no pudo insistir al respecto, pero ese día sin duda lo vería, fuera como fuera.

Quería sorprenderlo, en el transcurso del día le había preguntado a Atsushi donde estaría haciendo su guardia, recibiendo como respuesta el sector G, se inventó cualquier excusa para evadir dar la razón de su pregunta. Su plan era llegar de sorpresa a su trabajo, el día anterior había pasado por una tienda y encontró un pequeño dije plateado; imaginarlo en la muñeca de Atsushi le hizo comprarlo sin pensarlo. Creyó que sería buena idea obsequiarle algo, ahora gracias a su nuevo trabajo, tenía menos tiempo libre y por lo consiguiente era menos el tiempo que pasaba al lado de su amado, tener algo de él podría recordarlo durante sus patrullas, seguro que le haría muy feliz.

Por ello, en cuanto terminó su jornada laboral se dirigió hasta el lugar en donde Atsushi se encontraría, sintiéndose emocionado por encontrarse con él. A pesar de que no había sido hace mucho que se vieron, siempre le hacía feliz poder verlo un día más.

—Cambio de planes... diríjanse al sector H, a las fronteras con el sector G.

En su búsqueda de Atsushi se encontró un bar, haciéndole detener. Mirar ese tipo de lugares le hacía sentir nostálgico, no negaría que extrañaba su anterior trabajo, a su parecer era relajante, además de que siempre que quisiera, podía tomar un trago de sake. Ahora que recuerda... desde que el bar cerró, no había probado ni una gota de alcohol, ¿estaría mal tomarse un tiempo para beber algo antes de encontrarse con su pareja? Supuso que estaría bien, aún era temprano y tendría toda la tarde para Nakajima, así que solo bebería algo para relajarse de su jornada laboral y seguiría con su búsqueda.

Una vez decidido, Dazai entró al bar. Caminando con tranquilidad se dirigió hasta la barra y tomó asiento, pidiendo al camarero que le diera un vaso con sake, siendo atendido de inmediato.

Había escuchado críticas buenas de aquel bar, así que seguramente no se decepcionaría. Si fuera tan bueno como decían, consideraría en traer a Atsushi algún día.

Fue cosa de minutos para que su bebida fuera entregada, la cual aceptó. Dio un sorbo en esta y se deleitó por aquel sabor que tanto le gustaba, realmente le estaba haciendo sentir mejor. No prestaba mucha atención a su alrededor pues todo estaba normal, con las voces de las personas conversando, la música del radio, la campanita de la entrada anunciando un nuevo cliente, el barista agitando la coctelera, el sonido del hielo golpeando los vasos, todo le creaba un sentimiento nostálgico por su anterior trabajo.

—¿Puedo sentarme a su lado? —escuchó aquella voz dirigirse hacia él, rápidamente giró a su lado, encontrándose con un hombre de negro cabello, lo suficientemente largo para rebasar sus mejillas, de ojos morados que le miraban, teniendo una leve sonrisa y portando un curioso gorro blanco.

—Oh, claro, es libre de sentarse donde quiera. —realizó un ademán como señal de que tomara asiento, recibiendo un "gracias" por parte de aquella persona.

Le vio ordenar algo al barista. Dazai se extrañó un poco por la presencia de aquel sujeto, pero parece que esas serían las únicas palabras que compartirían por lo que no le dio importancia, dedicándose a beber su bebida, ya le quedaba poco, pronto podría reunirse con Atsushi.

—¿Ha venido alguna vez a este bar? Dicen que es muy bueno. —escuchó nuevamente hablar a aquel sujeto, parece que quería hacerle plática, no era algo que le molestara, pues no era la primera vez que pasaba por algo así.

—En realidad no, es la primera vez que vengo aquí, pero parece ser bueno. —respondió con tranquilidad.

—Sí... aunque en lo personal, me gustaba más el bar del sector J. —Dazai separó sus párpados, sorprendido por aquel detalle.

Lo miró una vez más, estaba seguro que su cara nunca la había visto en el bar. No es que memorizara a todas las personas que lo visitaban, pero seguramente recordaría, aunque fuera vagamente a aquella persona, pero era un completo desconocido.

—Supongo que lo era, aunque cada bar tiene lo suyo. —no quiso darle importancia al tema, quizá simplemente había ido una vez y por ello su rostro no se le hacía conocido. No tenía porque extrañarse.

Fyodor no dijo nada, simplemente soltó una leve risita, manteniendo la vista al frente, viendo como aquel sujeto que preparaba las bebidas se encontraba agitando la coctelera seguidamente de haberla lanzado al aire.

—Es sorprendente los movimientos de los baristas, todas esas maniobras que hacen son asombrosas. —habló Fyodor con emoción, admirando cada maniobra que realizaba el camarero.

—Hmm sí, son entretenidos de ver. —respondió Dazai para luego beber otro trago del licor. No podía opinar mucho al respecto, porque al ser algo que él sabía hacer, no podía hablar con tanta admiración como alguien que no podía.

—Yo nunca podría hacer algo como eso, seguramente la botella terminaría cayendo de mis manos. —siguió hablando con calma, sacándole una sonrisa al castaño.

—Con práctica seguramente lo podría conseguir. —Fyodor movió ligeramente su cuerpo, soltando otra leve risa por sus palabras.

—Seguramente... con entrenamiento todo se puede. —el tono de su voz se hizo un poco más serio, extrañando a su acompañante. —Seguro que una persona tan buena en la preparación de bebidas tiene excelentes reflejos, se requiere de un buen entrenamiento físico, ¿no te parece? —preguntó con el mismo tono, girando su cabeza para mostrarle una sonrisa al castaño, quien comenzaba a sentirse algo extraño.

—Sí, necesitan buenos reflejos para poder atrapar las botellas y vasos. —respondió en un mismo tono, analizando un poco más a aquel extraño sujeto que no parecía borrar su sonrisa.

—Son personas muy habilidosas. —comentó esta vez un poco más calmado, para relajar a su compañero. —Escuché que el dueño del bar del sector J resultó ser un criminal, es una lástima... me hubiera gustado verlo preparar una bebida. Pero como ahora es un prófugo no podré hacerlo, seguro que sus movimientos deberían de ser mucho más asombrosos por ser un criminal. —el cuerpo de Osamu se tensó un poco ante aquella información dada, pero aun así trató de relajarse, era normal que los civiles se hubiesen enterado de lo sucedido con Oda. —¡Oh! ¡Ya sé!

Fyodor giró completamente su cuerpo hacia Dazai, manteniendo su sonrisa que parecía temblar ligeramente.

—¿Por qué no me lo muestras tú? Ya que los reflejos del grupo rebelde parecen ser buenos, seguro que los tuyos no son decepcionantes, ¿no es así? —Dostoevsky sacó de su bolsillo unas esposas y rápidamente esposó la muñeca izquierda del castaño. —Dazai Osamu, integrante del grupo rebelde y exluchador de la pandilla de Mori, quedas arrestado. —sentenció con aquella sonrisa.

Dazai parpadeó un par de veces, completamente atónito por toda la situación. Su respiración parecía detenerse por las palabras dichas de aquel sujeto, por tener aquella esposa en su mano, prácticamente por haber sido arrestado.

No podía ser que realmente esto estuviera sucediendo.

Tardó en reaccionar, pero luego tomó el vaso de vidrio y lo aventó hacia Fyodor, quien saltó hacia atrás para esquivar aquel ataque.

—¡Eso! ¡Enséñame tus habilidades como rebelde! —habló completamente serio, borrando la sonrisa que tenía en su rostro. Dazai se alejó por el lado contrario a donde Fyodor estaba, no podía permitir que lo capturaran.

El azabache sacó un arma y apuntó hacia Osamu, alarmando inmediatamente a las personas que había dentro del bar, las cuales comenzaron a gritar y huir de ahí. Dazai miró a aquella persona, no sabía porque estaba ahí y mucho menos quien era, no era ningún integrante de la Federación, ¿un caza recompensas? No tendría mucho sentido. Al ver su rostro confundido, Fyodor sonrió.

—Ah... ahora que recuerdo, no me he presentado, te preguntarás seguramente porque está pasando todo esto. —acercó unos cuantos pasos, viendo como Dazai parecía retroceder. —Mi nombre es Fyodor, Líder de la antigua Federación en Contra del Sentimiento Engañoso, estoy aquí para cumplir con el trabajo que mis patéticos compañeros no pueden, que es capturar al grupo rebelde al que perteneces. —El castaño mordió sus labios, lo que temía Atsushi estaba sucediendo. Lo peor es que ninguno de ellos pudo predecir el momento exacto.

Disparó, pero Dazai logró esquivarlo, dirigiéndose a la salida, mientras era perseguido por disparos de aquel sujeto, a quien poco le importaba si estaba arruinando el lugar. Dazai solo debía cruzar la puerta, una vez afuera, sería más fácil de perderlo, pero antes de acercarse lo suficiente para escapar, vio como entraban otras tres personas con sonrisas deformadas.

—¿Por qué te estás guardando toda la diversión para ti solo, Fyodor? Piensa en tus compañeros. —Gogol puchereó, él también quería divertirse con aquel criminal.

—Ace, Ivan, bloqueen la salida. Nikolai, dispara. —ordenó Fyodor a sus compañeros, donde el albino sonrió con emoción. Sin pensarlo dos veces apuntó a Dazai, disparando, siendo sorprendido como éste se agachaba para esquivar la bala.

Estaba acorralado, trataba de mirar a todas partes, buscando una manera de salir de ahí, pero con aquellas dos personas cubriendo la salida y ventanas, sería difícil. Además de que tenía a los otros dos sobre él con disparos.

—La estupidez humana es un crimen. —escuchó la voz de Fyodor, acercándose lentamente hacia él. —Y esa estupidez es la libertad que tu grupo quiere expandir en esta nación, por lo tanto, deben ser castigados. No podemos permitir que corrompan a las personas. —finalizó, volviendo a apuntar a Dazai.

Mientras esto sucedía, a varios metros lejos de aquel bar, dos personas se encontraban caminando con tranquilidad.

—Deberías probar las crepas, son muy ricas. —comentó con alegría Atsushi, sugiriéndole a su amigo aquel postre, donde Akutagawa solo se encogió de hombros.

—No soy fan de las cosas dulces... —Nakajima pareció indignado ante tal sacrilegio, provocando que los labios del otro temblaran por lo divertido que le había parecido su expresión.

—¿Y qué cosas son las que te gustan? —preguntó curioso, queriendo saber más del mayor.

Pero antes de que pudiera responder, escucharon disparos no muy lejos de donde ellos estaban. Ambos se miraron confusos por la situación y decidieron ir a inspeccionar lo que sucedía, tratando de demorarse lo menos posible.

Según iban avanzando veían a gente correr despavoridos de algún lugar, algo malo estaba sucediendo. Era imposible que fuera cosas del grupo rebelde, pues Atsushi no solo sabía que ellos no se moverían hasta tener el plan de Kunikida, sino también porque ellos no armarían tanto escándalo.

Supuso que se trataría de algún ladrón o asesino que estuviese atormentando al sector.

Pero al llegar, sintió un nudo en su garganta.

—Avanza, tenemos muchas preguntas que hacerte. —la escalofriante voz de Fyodor sonó, mientras empujaba a Dazai que avanzara, teniendo sus brazos detrás de su espalda, esposado por las muñecas.

Éste forcejeó para liberarse de su agarre, pero no consiguió nada, simplemente molestar más al otro, quien terminó empujándolo para tirarlo al suelo, colocando su rodilla sobre su espalda.

—¿Qué hace la antigua Federación aquí? —escuchó la pregunta de Akutagawa quien observaba la situación. Parecía que el escándalo había sido tan fuerte que otros de sus compañeros fueron llegando, estando en el mismo estado que ellos. —¿Atsushi? —giró hacia el albino, percatándose de la expresión horrorizada que tenía.

Su mirada temblaba al igual que su cuerpo, ¿en qué momento había sido liberada la antigua Federación? ¿Y cómo fue que habían dado con Dazai? Su respiración comenzó a acelerarse, al igual que el latido de su corazón.

No podía ser que esto estuviera pasando, Dazai era excelente huyendo e incluso peleando, pero había sido tan fácil para Fyodor encontrarlo y capturarlo. En verdad que sus superiores eran demonios.

Sus ojos comenzaron a arder, queriendo soltar lágrimas por lo que estaba viendo. Esto no estaba bien, el gobierno no cometería otra vez el mismo error, conseguirían lo que querían de Dazai y lo matarían, él... él no podía hacer nada.

Tenía bastante miedo, pero en ese momento... hubo un sentimiento mucho más grande que el miedo que siempre terminaba paralizándolo. Y era el amor que tenía por Dazai.

Se impulsó hacia adelante, sorprendiendo a Akutagawa quien no entendía el estado en el que estaba el albino, mucho menos cuando lo vio acercarse a gran velocidad a donde estaban sus superiores.

Atsushi vio que en la cintura de Ace tenía una vara retráctil, un arma que podría servirle de ayuda. Por ello, cuando estuvo lo suficientemente cerca se lo arrebató, dándole una patada para empujarlo lejos de él. Presionó el botón que la encogía para hacerla larga en cuestión de segundos, lo siguiente que hizo fue acercarse a Fyodor, quitándole las llaves que colgaban de su cinturón, golpeándolo con la vara, pero éste había esquivado aquel ataque, alejándose de ellos.

Fyodor miró completamente extrañado lo estaba sucediendo, esperaba que el ataque recibido fuera por algún compañero de Dazai quien se encontraba cerca, pero ver a Atsushi, simplemente lo sorprendió. Éste se colocó frente al castaño, defendiéndolo de los demás. El azabache se quedó pensando por unos segundos, hasta que todo quedó claro.

—No puede ser que... —expresó Fyodor con sorpresa, viendo como Atsushi rápidamente se inclinaba hacia Dazai, ingresando la llave en la cerradura para liberarlo.

—¿Qué es lo que estás haciendo? —preguntó completamente alarmado Dazai. Las acciones de Atsushi estaban siendo una locura.

—Te estoy liberando, debes irte de aquí cuanto antes. —habló desesperadamente el menor. Al finalizar, agarró el brazo de Dazai para ayudarlo a pararse, quien tenía un rostro completamente de pánico.

—Pero tú... —su voz tembló.

—¡Atsushi Nakajima! ¿Eres tú el traidor de la Federación? —el albino rápidamente se giró hacia Fyodor, temblando un poco al ver aquel rostro de felicidad. —Podría haber jurado que sería cualquier menos tú... pero... vaya. —se tambaleó un poco, debido a la impresión.

—Vete. Yo los distraeré para que puedas escapar. —anunció con determinación, pero Dazai negó al instante.

—No puedo hacer esto, yo no puedo dejarte.... No puedo-

Fue interrumpido al ver que Nikolai se acercaba con aquella arma. Antes de que Dazai pudiese hacer algo, Atsushi se acercó, esquivando ágilmente al mayor y con la vara golpeó su mano, haciendo que soltara la pistola, golpeándola con su pie para alejarla de ellos.

—Por favor Dazai... no quiero que te hagan daño... vete de aquí. —imploró Atsushi, mirando algo triste a su amado, quien sintió a su corazón romperse por ver aquellos cristalinos ojos mirarle.

Ivan se acercó por otro lado, queriendo golpearlo, pero Atsushi actuó más rápido, golpeándolo con la vara y corrió un poco y saltó, para darle una patada lo suficientemente fuerte para que se alejara de ellos, regresando a donde Dazai estaba para ser su escudo, protegiéndolo de Fyodor y sus compañeros.

—No puedo dejarte solo, si te quedas aquí, ellos... —Osamu no quería pensar en tal posibilidad, no podía abandonar a la persona más importante que tenía.

—Los dos no podemos escapar... así que, por favor, déjame salvarte esta vez... —suplicó Atsushi otra vez. El tiempo se acababa y no creía podría mantenerlos ocupados lo suficiente, si seguía perdiendo el tiempo, los dos serían capturados, y Dazai lo sabía bien.

Ace fue el próximo quien se acercó a él, pero Atsushi volvió a actuar rápido. Sacó el arma de fuego que tenía atado a su cinturón y disparó al suelo, cerca donde se encontraba el otro, deteniendo su paso por unos instantes.

—¿Estarás bien? —preguntó inútilmente, consiguiendo un sollozo por parte de Atsushi.

¿Realmente saldría todo bien? Las probabilidades de que eso sucediera eran tan bajas, sabía el peligro en el que se había metido, pero le parecía más fácil soportar eso a que ver que dañaran a Dazai.

Atsushi se giró hacia él, acercándose lo suficiente, se alzó sobre las puntas de sus pies para alcanzar los labios de Dazai, dejando en estos un amargo beso. Sorprendiendo a todas las personas quienes estaban observando.

Un beso corto y frío, probablemente el último beso que pudiera compartir con Dazai. Pero quería obtener un último toque de ese tipo, con ello obtendría la fuerza que necesitaría para cubrirlo en lo que huía.

—Los distraeré, informa esto a Kunikida y los demás... cuídate por favor. —murmuró contra sus labios, alejándose rápidamente para volver a estar a la defensiva.

Los labios de Dazai se apretaron, sintiendo un picor en sus ojos por aquel sentimiento de impotencia al no poder hacer nada para protegerlo. Acataría lo que con tanta desesperación le pidió, su lucha no sería en vano. Con todo el dolor del mundo se giró en dirección contraria a donde todos estaban, vio una última vez al otro y se dispuso a irse, aun si no quería hacerlo.

—No podemos dejar que escape. —gruñó Gogol, dispuesto a ir tras el castaño, pero Atsushi no lo permitió, fue hasta él para tomarlo del brazo y empujarlo lejos de Dazai, haciéndole chochar contra Ace, cayendo ambos al suelo.

Nakajima se interpuso en su camino, dispuesto a pelear todo lo necesario.

—No solo eres el traidor, también te has dejado corromper por el amor. —escuchó nuevamente la voz de Dostoevsky acercarse a él. Esquivó apenas el golpe que había realizado con su pierna, tambaleándose un poco.

Atsushi se enfrentó a los cuatro, esquivando los golpes y distrayéndolos para que no fueran tras Dazai. Mientras sus compañeros quienes estaban viendo, simplemente no podían creer lo que estaba sucediendo, pues resultó ser que, su Líder, era el traidor de la Federación.

Luego de quince minutos quizá, el final de la pelea había terminado. Claramente Atsushi no era más fuerte que sus superiores, estar él contra ellos solo tenía un desenlace.

Fyodor logro atraparlo de los brazos y lo impulsó hacia el suelo, subiéndose rápidamente a su espalda para inmovilizarlo, llevando sus brazos hacia atrás.

—Jefe, ¿qué hacemos con el rebelde? —preguntó agitado Ivan, esperando órdenes para ir a buscarlo.

—Déjenlo, encontrarlo será sencillo, ahora tenemos algo mucho más importante aquí. —expresó con una sonrisa al ver como Atsushi trataba de zafarse de su agarre, lo que le llevó a aplicar más fuerza, sacándole un quejido de dolor. —Shibusawa se pondrá muy contento cuando sepa que atrapamos al traidor... Pero perderá la cabeza al ver que es su querido Atsushi-kun. —habló con voz tenebrosa, tratando de atormentar al menor.

Atsushi cerró sus ojos, dejando finalmente de gastar energía de manera inútil. Al cerrarlos, un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas, al menos había conseguido que Dazai escapara.

«Perdón Dazai... por no cumplir nuestra promesa... Te amo mucho...» fue ese su pensamiento antes de que fuera esposado. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro