Capítulo • 27 •
La antigua Federación, comandada por Fyodor, estaba llena de personas retorcidas. No podía saber si se debía a que los años que laboraron los fueron destruyendo, o ya venían dañados desde hace mucho. Temía que pudiera llegar a terminar como él cuando pasaran los siguientes años.
Ellos como Federación aún eran algo novatos, llevaban simplemente tres años activos. Unos más que otros se veían afectados por ese tiempo, pero aún quedaba algo de cordura en sus mentes, por lo que no eran tan despiadados a comparación de la antigua Federación.
La gran diferencia entre la actual y antigua Federación, era que la segunda parecía disfrutar de una forma tan enfermiza el sufrimiento ajeno. Lo sabía por la manera en cómo entrenaban a los aspirantes, el campo de entrenamiento constantemente estaba lleno de lamentos y aullidos de dolor por los jóvenes. Era muy similar al entrenamiento especial que recibió por parte de Shibusawa, uno realmente atroz.
Fyodor y Tatsuhiko eran muy similares al momento de disfrutar del dolor de las personas, buscaban cualquier excusa para causar ese sufrimiento, solo que uno se modulaba más que el otro. Atsushi sabía perfectamente la mala relación que había entre ellos, Shibusawa despreciaba a Dostoevsky por el hecho de que no le temía y rara vez le obedecía en su totalidad. Generalmente actuaba bajo sus propias órdenes, por ello se alivió cuando se retiraron, tenerlo en el sector Rojo podía controlarlo mejor.
Por ello... que estuviera considerando en liberarlos... era un terrible peligro.
No podía fiarse ante el número reducido que conformaba la antigua Federación, actualmente solo se hallaban vivos cuatro de ellos, quienes eran los encargados de los entrenamientos: Fyodor; su líder, Ace, Ivan y Nikolai. Pero sabía bien que, esas cuatro personas podían significar un peligro potencial a todo el avance que había conseguido el grupo rebelde, por ello debía evitar que regresaran.
Sabía que no podía satisfacer a Shibusawa capturando ladrones, asesinos, estafadores o personas enamoradas, para poder calmarlo y que descartara por completo la posibilidad de liberar a Fyodor, debía capturar a un integrante del grupo rebelde.
Claramente no quería siquiera pensar en esa posibilidad, todo este tiempo había entorpecido a sus compañeros para evitar que capturaran a alguno de ellos. El grupo rebelde simplemente quería obtener la libertad de las personas, no podía dañar esa causa, aun sí era su trabajo. Pero ahora... si quería asegurar el éxito de ellos, debía capturar algún integrante.
Se sentía mal en muchos sentidos, en especial porque lo sentía como una traición para Dazai. Aunque sabía que él lo entendería, como lo dijo hace mucho tiempo, ambos eran enemigos y debían cumplir con su respectivo trabajo.
Por supuesto no capturaría a Dazai, no quería sonar como si tuviera alguna especie de favoritismo (aunque podría decirse que sí), pero sabía perfectamente lo que le sucedería a aquel que atrapase. Era una sensación fatal y enfermiza que le causaba ganas de vomitar, pero de lo contrario, las consecuencias podrían ser más graves.
Era como la frase de sacrificar a uno para salvar a muchos. Estaba mal lo que estaba pensando, pero trataba de convencerse con que era lo mejor, quería pensar de manera optimista al creer que podrían perdonar la vida de aquel que atrapasen, pero era algo muy soñador, Dudaba que quisiera cooperar con ellos para obtener el perdón a su vida, por lo que... el desenlace ya lo sabía, creando en él una gran culpabilidad. Pero era lo mejor, para la sociedad y para ellos como grupo rebelde.
Por ello ideó un plan junto con sus compañeros. Tenía bien en claro que actuando cada uno por su cuenta no conseguirían nada, y trabajar en equipo era una idea realmente pésima, pero solo así podría atrapar a alguno. No debería haber problema si él dirigía aquel plan, trabajar bajo sus órdenes sería más cómodo que trabajar en equipo.
Todo este tiempo habían tratado de ir cada uno por un integrante, no es que no hubieran pensado centrarse solo en uno, pero a veces entre ellos chocaban. Por la mala relación que tenían como Federación, confiar los unos en los otros era complicado, pero todos confiaban en él, en su Líder, así que seguirían sus indicaciones sin dudar.
El plan era realmente sencillo: acorralar entre todos algún integrante. Si dejaban escapar a todos y se centraban únicamente en uno, no tendría manera de huir, por ello necesitaban de la orientación de Nakajima, pues sus compañeros eran de temperamento inestable. Cualquier ofensiva a ellos haría que fueran tras los rebeldes como perros rabiosos, él estaría para calmarlos y que siguieran con sus órdenes.
Cuando se los explicó a sus compañeros, claro que hubo rostros disgustados y molestos, pues, aunque fuera bajo las indicaciones del albino, les estaba pidiendo trabajo en equipo. Pero no se negaron, en especial porque todos estaban tensos con el mal humor de Shibusawa, que su misión llegara a tener éxito, eso sin duda calmaría a su superior.
Actuarían en cuanto tuvieran un encuentro con éstos, era un plan genérico, todo se vería en el momento. Atsushi analizaba cada sector, conociendo al grupo rebelde que últimamente protegía las protestas de los civiles, seguramente actuarían en algún punto que fuera importante para el gobierno. Así, durante esos días, el albino se dedicó a analizar las rutas de escape que pudieran tomar, como bloquear las salidas y cosas así, no podían darse el lujo de fallar una vez más.
Pero aparte de ese plan que tenía con sus compañeros, también tenía otro en caso de que la persona que capturasen fuera Dazai. Obviamente evitaría a toda costa que su objetivo fuera el castaño, pero algo podría salir mal y sus compañeros podrían aferrarse a uno que él no planeara. Era poco probable que esto sucediera, pero debía estar preparado para cualquier posibilidad.
Así pasaron los días, todo se encontraba tranquilo y no había movimiento de los revolucionarios. Por una parte, Atsushi se sentía mejor, pues no quería que llegara el día en que tuviera que poner en marcha aquel plan, pero sabía que tarde o temprano llegaría, y cada día que pasaba, esa sensación nauseabunda incrementaba.
Hasta que llegó el día.
La mañana de aquel día parecía ser tranquila. La Federación se encontraba distribuida por toda la nación, realizando sus patrullas en distintos puntos, todo en aparente calma, hasta que recibieron un mensaje de Lucy.
—Varias personas se están dirigiendo hacia el sector G, con dirección al Banco Nacional.
Los últimos días habían estado más activos con los transmisores de voz, pues así podría comunicar más rápido cualquier información.
«¿Robarán al banco?» se preguntó Atsushi a sí mismo, negando con la cabeza. Seguramente lo atacarían, al ser el banco más importante de la nación, claramente era importante para el gobierno. Dañarlo significaba dañar a los líderes.
—Enmascarados se están acercando por el sector H e I, seguramente son el grupo rebelde.
Quien informó fue Sigma, que se encontraba observando las cámaras de seguridad, viendo por éstas como distintas personas con túnicas y máscaras de diferentes animales se dirigían al sector G.
—Dejen que lleguen al sector, les daremos unos minutos de ventaja. Los que estén lejos, diríjanse al sector G o alrededores de manera discreta, seguramente alguien del grupo rebelde debe estar vigilando nuestros movimientos. —indicó con voz seria Atsushi, sintiendo como sus piernas temblaban del nerviosismo porque el momento finalmente había llegado.
Recibió una respuesta afirmativa de sus compañeros. Él mismo también se fue acercando, sintiendo como su corazón latía con terror, un fuerte remordimiento se estaba revolcando en su pecho, lo comprendía, no quería hacer esto, pero no tenía opción, si fallaban esta vez, las cosas serían peor. Por ello tampoco podía permitir que el nerviosismo y la culpabilidad entorpeciera sus acciones, ya había ideado un plan, era momento de llevarlo a cabo.
—Parece que la Federación no se ha percatado de nuestra presencia, eso es algo bueno.
Mientras tanto, el grupo rebelde entraba sigilosamente al sector G, recibiendo aquella información de Ranpo quien vigilaba los alrededores del sector. No era la primera vez que lograban iniciar algo sin que ellos supieran, por lo que no se sorprendía, pero era cosa de minutos para que éstos vinieran al sector.
—De acuerdo, nosotros nos encargaremos de proteger a los civiles y desviar su atención de ellos, como lo hemos estado haciendo. —Kunikida comunicó a sus compañeros quienes estaban a unos metros alejados de los civiles que ya habían iniciado su protesta.
Ellos simplemente se quedaron a la defensiva, esperando que cualquier peligro se asomase para advertir a las personas de huir. Las cosas estuvieron tranquilas por varios minutos, más de los que parecía normal, pero luego de quince minutos exactamente, recibieron la advertencia de Edogawa sobre que un gran número de integrantes de la Federación estaban entrando al sector.
—¡La Federación ya viene! Es hora de que se vayan. —informó el rubio hacia los civiles, quienes no perdieron el tiempo y comenzaron a retirarse a gran velocidad. —Ango, Katai, encárguense de las cámaras para evitar que sepan de la ubicación de las personas. Cuando hayan terminado márchense. —indicó a dos de sus compañeros.
Ango, que era el único que estaba ahí presente asintió y se dirigió a donde estaba Katai para hacer lo de las cámaras, mientras los demás se quedaban en ese lugar para distraer a la Federación. En no más de dos minutos éstos ya estaban frente a ellos.
El líder de la Federación trató de no verse extraño, tanto para no advertir al enemigo ni para preocupar a Dazai. No dio todavía indicaciones, por ahora todo debía ir como normalmente iban las cosas. Unos de sus compañeros trataron de atrapar por su cuenta a alguno de ellos, pero como había estado siendo las últimas veces, estos peleaban contra ellos, evadiendo sus golpes o tratando de desorientarlos, algunos de ellos huyeron y fueron tras ellos.
Vio a aquel que era Dazai quien parecía mirarle, seguramente esperaba a que fuera tras de él para huir de su grupo, es lo que haría en otra ocasión, pero hoy debía cumplir con su trabajo, por lo que simplemente se quedó de pie. Cuando el castaño estuvo a punto de incitarlo a que fuera tras de él, escuchó la indicación de Edogawa.
—Las personas han escapado exitosamente, será mejor que salgan de ahí.
Ya no tenía caso seguir distrayéndolos pues su objetivo ya había sido cumplido. Entonces aquellos que se encontraban peleando dieron la vuelta y comenzaron a huir, siendo esa la señal para la Federación de poner en marcha el plan. Dazai no podía quedarse atrás, por lo que siguió a sus compañeros, más tarde le preguntaría al albino si todo estaba bien.
Atsushi miró a cada integrante que se alejaba, podía ser alguno de ellos, pero podría tener problemas al tenerlos juntos, por lo que decidió preguntar a sus compañeros quienes estaban persiguiendo a uno de ellos.
—Hay uno en la parte este del sector, se está metiendo entre calles para tratar de evadirme.
—Gin, dirígete a la entrada norte, bloquean las salidas de la parte este. Kyouka ve al sur a hacer lo mismo, los demás vayan a donde está Higuchi. —dio la orden a sus compañeros de cómo actuar mientras giraba en dirección a donde su compañera había informado que estaba, saltando a los techos de las casas para cortar camino.
Dentro de lo que sabía, se sentía un poco más tranquilo, pues quien fuera ese enmascarado, no era Dazai, pues vio como éste se había ido junto con los demás. A menos de que hubiesen cambiado de máscaras... Sacudió su cabeza, no era el momento para pensar de manera pesimista.
En pocos minutos llegó a la zona en que Higuchi estaba. Gracias a la altura que le proporcionaba estar sobre un local podía ver como ella iba detrás de un rebelde, con una gran diferencia de distancia. Estaba haciendo la misma técnica que solían tener; meterse entre calles y callejones para perderlos. Pero ahora que él estaba viendo todo, esa técnica no le funcionaría.
—Tachihara, ve a donde esta la torre de luz, corta su camino hacia allí. Mark tu ve al lado contrario, donde hay una florería. Lucy ve a la calle 26, puede tener una escapatoria por el callejón que hay ahí. Sigma cierra su escape por la avenida sur. —Nakajima comenzó a dar órdenes a sus compañeros de cómo moverse, las cuales acataron al instante.
Aquella persona enmascarada comenzaba a tener problemas al tratar de tomar una escapatoria, pues cada alternativa que tenía se veía bloqueada por un integrante de la Federación. Aun así, no se dio por vencido, encontrando siempre la manera de perderlos de vista.
Pero Atsushi no daba esa oportunidad. Comenzaba a saltar los techos siguiendo a aquella persona, mientras su mano derecha sostenía el transmisor de voz en donde comunicaba sus movimientos y a que lugar debían dirigirse cada uno.
Había estudiado bien los puntos ciegos de aquel sector, al ser el Banco Nacional un lugar importante, era muy probable que fuera atacado. Por ello se había memorizado el nombre de las calles, locales y puntos clave para ayudar a sus compañeros a ubicar el lugar y no perder el tiempo con los fallidos intentos de aquel sujeto para evadirlos.
Siguieron así por varios minutos, hasta que aquella persona quiso irse por la entrada norte, donde se encontraba Gin esperando, quien rápidamente se puso a la defensiva al ver que había optado por ese camino. El enmascarado soltó una queja y dio media vuelta, pero se sorprendió al ver que detrás de ellos se acercaban tres oficiales, quiso irse por alguno de los costados, pero también estaba bloqueado.
Había sido acorralado.
Estaba dispuesto a pelear, aun sí se veía en clara desventaja, pero no dejaría que lo atraparan tan fácilmente. Tachihara, Lucy y Mark se acercaron, pero recibieron ataques de puños y patadas, quienes esquivaron y trataron de atraparlo. Pronto la desventaja incrementó cuando se le sumaron más oficiales, hasta que finalmente Sigma tomó su brazo y lo empujó contra el suelo, llevando dicho brazo a su espalda mientras presionaba su rodilla en su espalda, para tenerlo inmovilizado.
—Lo tenemos, jefe.
Le informaron del éxito de la captura a Atsushi, quien nuevamente sentía su estómago revolverse en unas intensas ganas de querer vomitar. Respiró hondo y se bajó del techo, caminando torpemente hacia donde sus compañeros se encontraban.
Mientras esto sucedía a los límites del sector G, en sectores alejados como el M, los integrantes del grupo rebelde se detenían por su escape exitoso.
—Ango, Katai, ¿se encuentran bien?
Kunikida comenzó a preguntar por los primeros que habían huido, al recibir una respuesta afirmativa siguió con los demás. A su lado se encontraban Yosano y Kenji. Para agilizar el escape debían de separarse, por ello no todos se encontraban en el mismo lugar.
Siguió preguntando a los que restaban, pero hubo uno del que no recibió respuesta, creando un tenso ambiente en sus compañeros.
Luego de casi cinco minutos Atsushi había llegado a donde sus compañeros estaban. Todos reunidos viendo como aquel sujeto forcejeaba para liberarse, pero Sigma y Tachihara no permitían que se les fuera, no luego de por fin haber capturado a un integrante.
—Debemos llevarlo al sector Rojo en cuanto antes. —informó Atsushi a sus compañeros para que trajeran a alguna de las camionetas para llevárselo. —Yo informaré esto a Shibusawa-san. —habló con pesadez.
Sacó su teléfono celular y buscó el contacto de su superior. Esta ocasión no podría darle la información directamente, pues se encontraba fuera de la nación, junto con Chuuya fueron a una reunión en el país vecino, no regresarían hasta mañana, podría esperar fácilmente, pero se sentía impaciente porque el mayor se quitará la descabellada idea de soltar a la antigua Federación. Seguro que escuchar sobre la captura de un integrante del grupo rebelde le pondría de buen humor.
—Je, veamos cuál es el rostro que oculta detrás de esta máscara de lobo. —escuchó la voz de Michizo, quien capto la atención de cada uno de ellos. Atsushi había sido bastante tonto, ya estaba llamando y no estaba seguro si aquella persona no era Dazai, sintiendo como su corazón poco a poco se iba deteniendo.
El hombre de la bandita en su nariz llevó sus manos a aquella máscara, riendo por como la persona se negaba a ser descubierta. Los segundos parecieron eternos para el albino, estuvo a punto de colgar para evadir a su superior, pero cuando la máscara había sido retirada, toda función de su cuerpo se detuvo, hasta su propio respirar.
Aquellos ojos azules opaco miraban con enfado a aquel que sostenía su máscara, algunos mechones de su rojizo cabello caían sobre su rostro, debido a la agitación de haber corrido por casi todo el sector.
—¿Atsushi? ¿Estás ahí?
Escuchó la voz de su superior hablar a través del teléfono, pero no podía salir de la sorpresa que sentía por ver de quien se trataba.
«No puede ser...» sus labios temblaron por ver nada más ni nada menos que a Odasaku, el amigo de Dazai.
No esperaba que el pelirrojo igual estuviera envuelto en aquel asunto, creyó que simplemente eran compañeros de trabajo, no también del grupo rebelde. Las náuseas se intensificaron, sintiéndose sumamente fatal al ver a quién habían atrapado.
—Q-quería informarle que hemos... atrapado a un integrante del grupo rebelde... —respondió finalmente Atsushi, con voz vacía y apagada. No había realmente una emoción que se expresara en su rostro luego de ver a aquella persona.
A pesar de que no quería decir dicha información, no tenía opción, si titubeaba al respecto, podría levantar sospechas de su superior. Escuchó una felicidad retorcida por parte de Shibusawa quien lo felicitaba por sus acciones, pero realmente no estaba prestando atención a sus palabras, estaba más centrado en hacer funcionar nuevamente a su cuerpo.
Recibió las indicaciones de encerrarlo, por ahora estaría cautivo hasta que él llegara para hacer la interrogación. Sin más que decir, cortó la llamada, sintiendo un terrible sabor amargo en la boca.
—¿Te encuentras bien? —recibió aquella pregunta por parte de Akutagawa que parecía mirarlo con extrañeza. El albino lo miró por unos segundos, sin saber qué decir, separó sus labios como si fuera a decir algo, pero calló, asintiendo a su pregunta.
—Sí... no es nada, regresen al sector Rojo, yo... lo sigo en unos momentos. —dio la orden de retirarse. Las camionetas ya habían llegado, por lo que obligaron a su nuevo prisionero a subir, mientras Atsushi lo veía de manera lamentable.
Vio como sus compañeros ingresaban de igual manera y en pocos minutos ya se encontraba solo, soltando finalmente la gran carga de aire que había contenido durante aquellos segundos tan tensos.
Subió sus manos y las restregó en su rostro, sin saber que hacer. No estaba en sus planes que la persona que capturasen fuera un amigo de Dazai, no podía dejar las cosas así, de por sí le era difícil permitir atrapar a un desconocido, a alguien que sabía que era agradable y que era importante para el castaño... no podía abandonarlo.
De alguna manera recordó que Dazai hace un tiempo le dijo que el grupo rebelde estaba conformado por personas buenas... Si Dazai y Oda estaban ahí, entonces era completamente cierto. No conocía de la misma manera a Sakunosuke a como conocía a Osamu, pero las veces en que visitaba el bar, el mayor siempre desprendía un aura tranquila, muchas veces le ofreció caramelos o un pastelillo, realmente era bastante amable con él y con todo aquel que visitara el bar.
¿Realmente iba a dejar que una persona así fuera castigada a muerte? La sola pregunta le creaba un malestar en su pecho.
Podía hacerse de la vista gorda y resignarse a lo que ya había sucedido. Se repetía una y otra vez la frase de que era necesario sacrificar a uno para salvar a muchos, con su captura evitaría que la antigua Federación aplastara la sociedad, era por el bien de todos.
Pero... ¿en verdad iba a permitir que el amigo de Dazai tuviera un final trágico? No, no podía.
Respiró hondo y se encaminó a la plaza comercial del sector. Ya había tomado una decisión, aplicaría el plan que tenía por si la persona que atrapaban era Dazai, con diversas modificaciones. No podía esperar mucho, Shibusawa se encontraba fuera de la nación, tenía una oportunidad perfecta para actuar, si esperaba a que el tiempo avanzara, no habría manera de liberarlo, por ello mismo debía actuar esta misma noche.
Las horas pasaron y él consiguió unas cosas en distintas tiendas. Durante su tiempo fuera del Sector Rojo había estado ideando un nuevo plan para aprovechar la ausencia de su mentor, tenía un buen plan y... también existía la posibilidad de que Shibusawa perdonara ese error pues no sería culpa de la Federación, si una vez pudieron atrapar a alguien, podrían hacerlo una segunda vez. Por ello, luego de pensarlo durante un tiempo, era una buena manera para liberar a Oda e impedir que Fyodor tomara control de las calles.
Repasó una y otra vez el plan que había hecho, era sumamente arriesgado, pero si no fallaba en nada, podría facilitar todo, debía ser perfecto en cada uno de sus movimientos, en especial no caer en manos de su nerviosismo, si era pillado, no solo Oda saldría afectado, sino también él mismo.
Con cuidado se acercó al edificio donde sabía que Oda estaría retenido. En los arbustos más cercanos dejó una bolsa con las cosas que había comprado, hizo su mejor esfuerzo para que se mezclara con el entorno, echando tierra y algunas hojas para que se viera lo más natural posible, todo esto hecho con mucho cuidado para que nadie lo viera. Una vez terminó siguió con su camino, dirigiéndose al edificio de la Federación, la noche estaba por caer, así que pronto debería actuar, pero primero debía dejar que el tiempo avanzara.
—¿Cómo está el prisionero? —preguntó una vez entró a la oficina de reunión, donde varios de sus compañeros estaban, a excepción de Sigma y Lucy quienes estaban vigilándolo.
—Suponemos que bien, no ha hecho algún movimiento ni dicho nada, tampoco sabemos si es buena idea interrogarlo nosotros, aunque dudo que quiera hablar. —le respondió Higuchi, quien estaba sentada en una de las sillas.
—Lo mejor será que Shibusawa-san se encargue de esa parte, nuestro único deber es asegurar que todo se mantenga en orden.
—¿Realmente es necesario mantenerlo vigilado? Escapar de aquí es imposible, igual es solo una noche, es imposible que el grupo rebelde venga a su rescate. No luego del ataque que hicieron en el sector Rojo. —quien hablo ahora fue Mark, mirando con aburrimiento a su líder, si borrar la seriedad en su rostro.
—La vigilancia nunca está de más, aunque estemos seguros de que nada malo sucederá, no podemos bajar la guardia. —indicó el albino con voz seria.
—¿Rotaremos la vigilancia? No creo que Sigma y Lucy quieran cuidarlo toda la noche, han estado vigilándolo desde que lo encerramos, pero si les das la orden, obedecerán. —quien habló esta vez fue Ryunosuke que igual se encontraba mirando a Atsushi.
—No, deben de estar cansados. Yo me encargaré de vigilarlo en la noche. —se ofreció Nakajima, mientras miraba con cuidado a cada uno de sus compañeros, hasta encontrar al ideal. —¿Puedes acompañarme, Tachihara? —se giró hacia el mencionado, quien alzó una de sus cejas en confusión por sus palabras.
—¿Yo? —se señaló a sí mismo, al poco rato Atsushi asintió. —Está bien, será divertido burlarse de él. —accedió sin problema a la vez que llevaba sus brazos detrás de su cuello.
—De acuerdo, te veo en el edificio a las veintidós horas, sé puntual. —el de cabellos naranjas asintió en una respuesta afirmativa.
Atsushi dio media vuelta para irse, pero Akutagawa le detuvo, colocando su mano sobre su hombro, captando rápidamente su atención.
—¿Realmente está bien que él se quede contigo? Sabemos que Tachihara es... —ambos miraron al mencionado que les devolvía la mirada, confuso porque los estuviera viendo, ya que el azabache había susurrado para no ser escuchado. —Molesto. Pasar la noche con él seguro es un fastidio, ¿no prefieres que te acompañe yo? —ofreció.
Los labios del menor temblaron por lo que el otro le decía, de ser otra situación, sin duda había aceptado, pero necesitaba a Michizo en su plan, usar a Akutagawa no era algo que le gustaría.
—Está bien así, tranquilo. Igual debes de estar cansado, así que no te preocupes. —descartó su oferta de la manera más amable que pudiera, sonriéndole de manera leve por su intención. No se dijeron nada más y Atsushi salió de aquel lugar, permitiéndose aflojar un poco su cuerpo, faltaba una hora para que tocara el cambio de turno, tenía esa hora para prepararse.
Para su mala suerte, aquella hora pasó excesivamente rápido, ni siquiera fue suficiente para conseguir calmarse, pero estaba bien, entre más pronto actuara más pronto se quitaría de encima aquel problema, aun así, mientras se dirigía hacia el edificio trataba de calmar con sus nervios. Era el Líder de la Federación en Contra del Sentimiento Engañoso, su entrenamiento había sido infernal, estaba preparado para hacer cosas mucho peores que esta, así que debía calmarse, de lo contrario, todo saldría mal.
Debía salvar a Oda mientras cumplía la promesa que tenía con Dazai. Al pensar en esto último, le dio una peculiar motivación, todo iba a salir bien, no debía preocuparse.
Con este plan y las acciones que implementaría, su traición a la Federación quedaba por completo clara.
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