Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo • 16 •


—Aquí tienes.

Dazai se agachó para hacer entrega de una pequeña lata de soda que había ido a sacar de un dispensador de bebidas, Atsushi no se negó y la tomó entre sus manos a la vez que soltaba un bajo "gracias". Una vez que éste tenía aquella lata de aluminio, el mayor se colocó de pie, mientras se recargaba en la pared, justo al lado del menor, con la diferencia de que éste aún se encontraba de cuclillas.

—Así que... te estás rindiendo, ¿eh? —ya habían pasado bastantes minutos desde que Atsushi se negó a perseguirlo, confesándole que no quería seguir haciéndolo. Seguía sintiéndose algo extraño, por ello había optado en ir por algo de beber, afortunadamente cerca se encontraba aquella máquina dispensadora de bebidas.

Atsushi gimoteó mientras se removía en su lugar, pudo ver la mueca que estaba haciendo en su rostro, dejándole muy en claro la respuesta que anteriormente se le había dicho.

—No quiero seguir con esto. —repitió en voz baja mientras abría la lata.

—¿Con la Federación? —e inmediatamente recibió una negativa.

—De perseguirte. —aclaró para luego darle un sorbo a aquella bebida, mientras que Dazai alargaba la primera vocal.

—¿A pesar de que seamos enemigos? —Dazai tenía muchas dudas en su cabeza, desde aquella vez que le preguntó si estaba tan seguro de quiénes eran los malos, el comportamiento de Atsushi había cambiado un poco. Parecía estar más pensativo que otras veces, quizá finalmente había encontrado al verdadero enemigo, lo cual era bueno.

—Somos amigos, qué estés en un grupo rebelde es un tema distinto. —aquellas palabras le causaron cierta gracia al más alto, parece que seguía cegado por las creencias que tenía.

—¿Por qué lo es? —aun así, quería saber cuál era esa diferencia de la que hablaba el menor, consiguiendo un suspiro de este.

—Que estés en un grupo con personas malas no hará que deje mi trabajo, tú eres diferente, porque eres alguien bueno, por eso no quiero que te suceda algo malo. —respondió, aun sí dentro de él se sentía inconforme con sus palabras. Si bien, desde que inició su investigación, tenía dudas sobre la definición del bien y el mal, estaba seguro de que, cual fuese el bando correcto, Dazai era una buena persona.

Pero ante la explicación que Atsushi dio, el castaño soltó otra risa, consiguiendo que el otro le mirase confundido. Sabía que Dazai solía reír por diferentes razones, pero no entendía que fue lo que dijo para causar esa reacción en él.

—Es halagador que me consideres una buena persona... pero no es una opinión que comparta. —los labios de Atsushi se separaron por la sorpresa que se llevó aquella frase, teniendo un mal presentimiento. —No porque una persona sea amable signifique que sea buena. —y aquella aclaración incrementó la sorpresa en el rostro del albino.

—¿A qué te refieres? —Atsushi se colocó de pie para mirar de una manera más cercana a su compañero. En su rostro delataba la intriga que sentía por sus palabras, pareciéndole divertido a Dazai.

—Existen personas que son malas, pero disfrazan esa maldad detrás de una amabilidad falsa para distraer a sus enemigos y engañarlos para que así caigan en su trampa. —explicó con una calma espeluznante, como si estuviera hablando por experiencia propia.

Pero eso no era lo que realmente le preocupaba, sino las palabras que había dicho. De ser cierto lo que decía... cualquiera que mostrase amabilidad no necesariamente era bueno, alguien podría estar fingiendo hacer el bien cuando estaba haciendo lo contrario, ¿era eso posible? La simple idea provocó que su corazón se agitara.

—Es momento de que dejes atrás lo que pudieron enseñarte sobre qué era bueno y qué era malo, no puedes seguir ciegamente las palabas de alguien, crea tu propia definición sobre eso en base a lo que tú mismo consideres como algo bueno y algo malo. —aconsejó con voz seria. Si bien aquel consejo llevaba rondando su mente durante bastante tiempo, siempre descartaba la idea al pensar que se estaba entrometiendo en asuntos que no le incumben, pero esa ocasión no pudo retenerlo.

Pero tampoco podía ignorar fácilmente el disgusto que sentía porque Atsushi creyera que sus acciones eran correctas, que lo que el gobierno estaba haciendo era bueno. Alguien como el albino no merecía estar en un lugar así.

—Alguien puede creer que está haciendo lo correcto, porque esa es la definición él mismo tiene, cuando en realidad puede ser lo contrario. —siguió con sus palabras, tomándose una pausa para beber de la lata, observando como Atsushi estaba perdido en sus pensamientos, esperaba que con lo que dijo, se diese cuenta de lo que estaba haciendo.

—Pero... debe haber alguna base para considerar algo bueno o malo... —de seguir al pie de la letra lo que le mayor decía, no habría acciones buenas o malas, pues todo dependería el criterio de cada persona.

—Supongo que podría ser el causar daño a las personas, eso indudablemente está mal, aquel que lo defienda puede ser fácilmente una mala persona, aunque sea la más amable que exista.

Los labios del menor se separaron más ante aquellas palabras, tenía razón, en eso podía estar totalmente de acuerdo. Las personas malas lastimaban personas y las buenas las ayudarían, y ellos como Federación... ¿lastimaban o ayudaban? La respuesta era obvia, pero se negaba a aceptarla.

—Aunque... no entiendo algo, ¿por qué dijiste que no compartías mi opinión? Eres una buena persona, ¿no? El grupo rebelde es... es... malo... ¿no? —repitió una vez más lo que sabía, aun si después de lo que Dazai le dijo, podría estar en lo equivocado. El más alto soltó un suspiro mientras realizaba una mueca y llevaba su mano detrás de su nuca.

—Puede ser al revés, las personas de ese grupo no son malas en absoluto, pero yo... indudablemente he hecho cosas malas. —confesó.

No estaba en sus planes decir todo esto, sin embargo, no podía evitar sentirse culpable por la forma en como Atsushi lo consideraba. Él no se sentía como una buena persona, que el menor lo repitiera constantemente le hacía sentir incómodo, no porque le creara alguna molestia, sino porque hablaba sin conocer todo de él.

Atsushi apretó sus labios por lo que dijo, no estaba de acuerdo en la manera en que se estaba refiriendo de sí mismo, no entendía porque de repente estaba diciendo todo eso. Decía que el grupo no era malo, pero él sí, seguía habiendo la misma incongruencia.

—¿Por qué dices eso? No lo entiendo... —expresó Atsushi su confusión. Ahora que lo pensaba, había muchas cosas que desconocía del otro, cosas que, si bien pasaron por su mente, hasta ahora se las planteaba de manera más seria. Relamió sus labios que se hallaban secos y miró al otro, quedándose en silencio por cortos segundos. —¿Por qué estás haciendo todo esto? Es decir... ¿por qué te uniste al grupo rebelde?

Nakajima había estado tan centrado en hallar una explicación de esa pregunta por su propia cuenta, que olvidó por completo que podría preguntárselo. Él conocía las intenciones de aquel grupo por medio de lo que Shibusawa le dijo, pero desconocía las verdaderas intenciones. Por querer siempre obedecer a su mayor se negó en considerar que podría haber otra versión, pero ahora... solo quería saber la verdad.

El castaño le miró un poco sorprendido, no se esperaba aquella curiosidad por su pasado, si bien no tenía ningún problema con contárselo, hubo cierta inquietud al momento de tomar una decisión: hacerlo le haría sentir más tranquilo, pues no le estaría ocultando nada a su amigo. Pero de saberlo, estaba la posibilidad de que el menor lo tratase diferente, esa posibilidad le daba cierto temor, pero tampoco podía seguir así, recibiendo un trato que sabía que no se merecía. Terminó suspirando, si no se preocupó al revelar su verdadero bando al menor, ¿por qué ahora se ponía nervioso? Estaba pensando más de lo necesario, lo justo era decir la verdad, lo que sucediese después simplemente era las consecuencias de sus acciones, no podía huir.

—Sigamos con la misma lógica que dije hace un momento. Alguien bueno ayuda a las personas, por lo consiguiente alguien malo las lastima, yo... he lastimado muchas personas. Alguien que desprecia la vida no puede ser bueno, ¿no lo crees?

Comenzó a relatar, dando aquella introducción para que Atsushi se hiciera una idea de porque lo decía, que tratase de adivinar aquello que pudo hacerlo malo. Al ver la expresión de sorpresa mezclada con confusión pudo hacerle saber que una idea clara no tenía, por lo que prosiguió.

—Pero es lo que una vida difícil te arrincona a hacer con tal de sobrevivir.

Podría culpar a la vida pues fue esta la que lo obligó a tomar tales acciones, pero eso sería algo bastante hipócrita de su parte, pues aun cuando tuvo la oportunidad de dejarlo, continuó.

—Para que entiendas el porqué me uní al grupo, debemos dar una pequeña repasada a mi aburrida vida. Puedo resumir mi infancia como una normal, como la de muchos niños en esta nación, crecí en un orfanato viejo en el sector N. Educan a los niños para ser obedientes y educados, alguien que odia recibir órdenes y constantemente peleaba con los demás niños era un peligro y en especial un estorbo, ¿adivinas quién era así? —tarareó con cierta diversión.

Volvió a mirar al menor, ver como su expresión parecía suavizarse un poco le hizo sentirse un poco más tranquilo, impulsándolo para continuar, al ver que no recibió una respuesta simplemente pudo sonreír.

—Era yo, era bastante testarudo, si no quería hacer algo no iba a permitir que me obligaran a hacerlo. Las educadoras del orfanato tenían la esperanza de que pusiera los pies sobre la tierra y me volviera sumiso como los demás, pero no lo permití, el día que golpee al director fue el límite para ellos, a mis 14 años de edad fui expulsado de ahí. Me aventaron a las frías y solitarias calles, no se harían responsables de mi en ningún sentido, incluso para cargar una muerte fueron cobardes, dejando que el destino acabara conmigo.

Siguió relatando, mostrándose una sonrisa de satisfacción al recordar la paliza que le había dado a aquel hombre, recuerda con amargura aquella amenaza que se le había dicho: "no tienes derecho de hacer lo que quieras, debes obedecer, quieras o no" le había enfurecido tanto que no pudo evitar saltar a él para golpearlo con todas sus fuerzas, donde las educadoras difícilmente pudieron conseguir que lo soltase.

—Desde muy joven he estado molesto con la vida, la muerte era algo que me llamaba más la atención, pero no quería tener una muerte tan lamentable como morir de frío o de hambre. Tampoco tenía las agallas para terminar con mi vida, por lo que de una u otra manera me las arreglé para sobrevivir, robando y cometiendo crímenes pequeños para poder obtener algo de comer, sobreviví de esa forma durante un año, hasta que lo conocí a él.

Atsushi, quien no había dicho nada hasta el momento pareció verse muy curioso por lo que estaba diciendo, dentro de él estaba sintiendo un revoltijo de emociones, desde la sorpresa hasta la pena, por ver lo que hasta ahora había pasado Dazai. Si no protestó o miró molesto al mayor por sus acciones había sido por algo que dijo, si no quería hacer algo no iba a dejar que lo obligaran, fue una frase que... le hizo estremecer el pecho.

—En el mundo al que yo me metí por robar estaba lleno de personas aún mucho más desagradables que yo. Un chico callejero de 15 era una presa tentadora para personas como traficantes de órganos, uno de ellos quiso matarme, pero a pesar de que anhelaba la muerte, también le temía demasiado, por lo que me defendí y quien terminó perdiendo fue aquel sujeto. Vivir en las peligrosas calles del sector N te enseñan a sobrevivir no solo del hambre, también de las personas malas. Curiosamente un hombre había visto como peleé con aquel tipo, desde ahí mi vida tomo otro rumbo. —y la sonrisa que tenía se hizo un poco pequeña.

El rostro asombrado y emocionado de aquel tipo regresó a su mente, recuerda sus manos llenas de sangre por los golpes que había dado, él también se encontraba herido y en ese momento creyó que ese hombre era compañero suyo, fue inevitable que el pensamiento de que moriría estaba cerca, pero esa sensación le había llenado de vida, irónicamente.

—¿Conoces las peleas callejeras? —preguntó hacia Atsushi, quien solo se sobresaltó por la pregunta, inmediatamente asintió con la cabeza, claro que las conocería cuando se consideraban algo ilegal. —Bueno, aquel hombre estaba metido en ese mundo, supongo que le llamé la atención porque me ofreció ser un luchador de esas batallas, mencionó que tenía un talento prometedor. Yo acepté, era mucho mejor que quedarme en las calles robando, era un trabajo después de todo, aunque uno muy repugnante, pero al menos tendría dinero y una manera más "fácil" de sobrevivir. —se balanceó sobre sus pies. De no haberse encontrado con Mori aquella ocasión, quizá hoy no estaría vivo, bueno, también fue suerte que luego de aceptar, siguiera con vida hoy. —La principal razón por la que entre, es porque en las peleas callejeras todo se vale, hasta matar a tu contraatacante.

El rostro del menor palideció por aquello último, ¿qué tenía de bueno eso? No sabía porque Dazai parecía estar tan relajado con su relato. Si él estuviera en su lugar, antes de morir a manos de alguien, lo habría hecho un infarto del susto.

—No creas porque quisiera matar, no, no, no. Era al revés, porque con cada batalla a la que asistía, estaba la posibilidad de que muriese, ese sentimiento llenaba de adrenalina mi cuerpo, solo eso le daba sentido a mi vida, ¿la sensación de poder morir me hacía sentir vivo? Si, así es. Yo, que no tenía ninguna razón para vivir, encontraba esa motivación de vivir por aquellas emociones fuertes. Pero si te soy sincero, no disfrutaba de golpear a las personas, mucho menos que ellas lo hicieran conmigo, era una sensación desagradable y enfermiza, aun sí quisiera olvidarlo hoy, mi cuerpo carga con aquellos recuerdos.

Dazai extendió su brazo y jaló un poco la manga de su camisa, mostrando las vendas que lo cubrían. El menor encorvó sus cejas en una expresión de lastima por lo que decía, siempre sintió curiosidad de la razón por la cual Dazai tenía varias partes de su cuerpo envuelto en vendas, no quiso preguntar pues temía que pudiera abrir una herida de su pasado, pero ahora, parecía que ocultaban las cicatrices y marcas que recibió en aquel espeluznante trabajo.

—Seguí así durante cinco años, era el peón más habilidoso de Mori, gracias a mi ganó una fortuna. Yo, a pesar de que no me sentía a gusto en ese lugar, no lo dejé porque no tenía nada más, dejarlo sería volver a la soledad y miseria, pero... —y una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar la siguiente parte de su historia. —Puedo decirte que un integrante de aquel grupo rebelde que dices ser malo, me salvó. —y la sorpresa volvió a invadir el rostro del menor.

Recuerda a la perfección aquel momento, luego de una de sus batallas se encontró con él, con Kunikida, tenía un rostro serio. Por un momento creyó que se trataría de algún matón que buscaba acabar con él y así terminar el reinado de Mori, estaba dispuesto a pelear, pero sus palabras aún hoy en día seguían sorprendiéndole.

"Eres alguien fuerte, únete a mi para usar esa fuerza en una buena causa"

Claro que se había negado, era un desconocido y ser parte de otro patético plan no le interesaba, por lo que descartó. Doppo no lo dejó en paz, siempre lo molestaba con lo mismo, hasta el punto en que terminaron llevándose bien, pero Dazai seguía sin acceder.

—Me propuso que, si me ganaba en una pelea, iría con él, si yo ganaba, se rendiría. Bueno, terminó ganando. —soltó una risita.

Nunca le diría al rubio que había hecho trampa, se había dejado ganar porque ya no quería seguir en ese lugar, tenía la oportunidad de cambiar su vida, él ya no quería lastimar personas.

—Alguien me estaba ofreciendo en tener una vida fuera de esas molestas peleas, me dijo que podía usar mis habilidades para algo bueno, ¿era posible que alguien como yo pudiera hacer algo así? Sonaba como una fantasía. Tengo muchas razones por la que me uní al grupo de rebeldes, pero la principal fue, que él no me vio como una herramienta, sino como un compañero... por eso no puedo permitir que te refieras a ellos como personas malas, no cuando él me dio la oportunidad de cambiar mis acciones a unas con un propósito más noble.

Dazai dirigió su mirada al menor, sonriendo aún más por la sorpresa que tenía en su rostro. No era una sorpresa que denotara desagrado, lo cual le hacía sentir tranquilo, era más bien como... una conmovedora.

—Juntos creamos al grupo rebelde. —y esa revelación sorprendió mucho más al otro. —Una nación que castigaba a aquel que pensara diferente del gobierno, usando como excusa le protección de un sentimiento que no es para nada dañino, con tal de tener controlada a la gente. Él quiere liberar a las personas, regresar la libertad que se nos arrebató para tenernos obedientes, ¿no crees que eso lo hace ser una buena persona? Él quiere ayudar a los demás, como me ayudó a mí, por eso estoy aquí, además de que yo tampoco quiero que nos sigan obligando a hacer cosas que no queremos hacer.

Algo dentro de Atsushi se encontraba revolviéndose ante las palabras que había dicho Dazai, ese... ¿ese era el propósito de ellos? Pero... ¿La nación era un lugar malo? ¿El gobierno era malo? ¿Ellos lo eran? Nuevamente quería negarlo, pero lo último que dijo Dazai, le impedía hacerlo, pues a pesar de que lo sabía, siempre lo ignoraba y restaba importancia: ellos como Federación, también estaban siendo obligados a hacer algo que no querían, desde que fueron reclutados estaban siguiendo órdenes que no querían.

—Pero... si es verdad todo eso, ¿por qué sigues diciendo eres una persona mala? —preguntó una vez más. Si realmente la causa del grupo rebelde era buena, entonces Dazai debía serlo igual, a sus palabras consiguió una pequeña sonrisa de Dazai.

—A diferencia de mi líder, quien quiere conseguir sus aspiraciones sin lastimar a nadie, yo si estoy dispuesto a hacerlo. Ya tengo un pasado terrible que no me ayuda, no tengo la misma empatía que él. La vez que nos conocimos intenté matarte, pero fue él quien me dijo que no lo hiciera. —los párpados del menor se abrieron más, tambaleándose un poco por aquella información, un dato que le había hecho estremecerse. —Dime... ¿sigues pensando que soy bueno?

Pudo ahorrarse detalles de su historia, incluso distorsionarla para parecer una simple víctima, Atsushi era bastante ingenuo, manipularlo para que sintiera lastima por él en realidad era algo bastante fácil. Pero no quiso por la razón de que quería que conociera esa parte de él, no podía ir cargando la medalla de ser alguien "bueno" cuando estaba consciente de todo lo que hizo y era capaz de hacer.

El albino no tenía palabras para responder lo que Dazai había dicho, había tantas cosas que rondaban en su mente y tantas sensaciones que invadían su cuerpo. Entendía la pregunta del mayor, posiblemente cualquier otro que escuchase lo que hizo podría parecerle alguien desagradable, pero... ese sentimiento no era uno que estuviera en él en ese momento, incluso luego de saber sus intenciones cuando se conocieron.

Dazai soltó un suspiro pesado, el silencio y la reacción de Atsushi podía significar tantas cosas, entre ellas la posibilidad del final de su amistad. Ahora no solo tenía los crimines que realizaba como del grupo rebelde, los robos que cometió y haber participado en aquellas peleas solo ensuciaban más su imagen. Si Atsushi se negaba a reconocerlo como un criminal, sabiendo esto ahora no podía dejarlo pasar por alto, el menor debía cumplir con su trabajo.

—Éramos enemigos, así que entiendo que hayas querido atacarme... —rompió finalmente con aquel silencio, teniendo su mirada fijada en el suelo. Dazai ladeó su cabeza confundido, no esperaba que fuera a perdonarlo, pero luego de pensarlo por unos segundos, tenía razón lo que decía.

Alzó su rostro finalmente y observó el del mayor, percatándose aquel semblante serio, con pequeños tintes de preocupación, dolor y tristeza, ¿estaba preocupado por lo que diría? ¿si lo juzgaría? No supo porque tenía aquella expresión, solo supo que verlo así causó un punzante calor en su pecho, quizá Dazai sentía disgusto de su pasado, por ello podría tener esa expresión.

No sabía qué hacer, qué decir ni cómo reaccionar, pero tenía un sentimiento cálido que le gritaba que avanzara. A ello recordó una escena del libro que leyó, pensar en eso hizo que sus manos le cosquillearan y su corazón se alterase, iba a descartarla, pero cuando menos se dio cuenta, ya había avanzado hacia Osamu.

Los brazos de Atsushi se alzaron lentamente, captando la atención de Dazai, ¿lo iba a arrestar? Era normal pensar en eso, pero estaba lejos de ser la realidad. Aquellos brazos se dirigieron hacia él, cuando Osamu estuvo a punto de esquivarlo, estos pasaron por debajo de los suyos, terminando por rodear su torso en un abrazo, dejando atónito al otro.

Atsushi nunca había dado un abrazo, era una acción que desconocía hasta que leyó aquel libro. Una acción que podía comunicar tantas cosas sin la necesidad de palabras, algo que le venía de maravilla en ese momento, pues no sabía cómo expresarse hacia Dazai. Por ello dejó que su cuerpo actuara y le diera aquel abrazo, no esperaba que esa simple acción provocara que su cuerpo temblase. Debido a la diferencia de altura, Atsushi podía llegar perfectamente al pecho del mayor, estando ahí se percató de distintos detalles, como ser capaz de escuchar el latido de su corazón o percibir el aroma característico de éste. Cosas que no le había dado tanta atención estaban causando un calor en sus mejillas, nuevamente ese sentimiento de felicidad venía a él, al recordarlo, encontró la manera para responderle.

—Tu dijiste que creara mi propia definición sobre lo que es bueno y no, ¿cierto? Pues, ya tengo una. —Dazai, que hasta el momento seguía sin reaccionar, salió de su trance luego de aquellas palabras, bajando la mirada para mirar al otro. —No me importa si hiciste algo malo en el pasado, o si tú mismo te consideras una mala persona, para mí no lo eres... No puedo considerarte malo cuando me haces muy feliz, me has enseñado tantas cosas tan maravillosas y me diste una amistad, he aprendido que eso es algo muy bueno... He decidido que, si hay gente que puede hacer sentir a alguien como yo de esta manera, es imposible que sean personas malas, aun sí llegaron a hacer cosas malas, por eso no me gustaría que te consideres alguien así, no cuando gracias a ti pude ser feliz luego de muchos años reprimiendo esa emoción...

Habló con un tono de voz suave, algo nervioso, pero no fue impedimento para soltar aquello que sentía. Sin tener el valor para poder mirarlo al rostro, por ello se mantuvo con la vista en el pecho de Dazai, sin romper aquel abrazo.

Osamu, quien ya se encontraba sorprendido por la acción del menor, ahora con aquellas palabras le estaban provocando un nerviosismo nada común en él. Sus labios temblaban levemente y su corazón se había vuelto loco, latiendo con tanta velocidad, que temía que saliera disparado de su pecho. No dijo nada, dejó que aquel cálido sentimiento inundara su cuerpo, acompañada de la agradable sensación de aquel abrazo, estuvo así por pocos segundos, hasta que finalmente decidió corresponder el abrazo, rodeando con cuidado el cuerpo del menor, soltando una risita de felicidad.

—¡Eeeeh! ¡Sin duda alguna, eres bastante lindo, Atsushi! —y el rostro del menor se volvió a ruborizar. Rápidamente quiso alejarse de Dazai, pero éste no lo permitió, abrazándolo con más fuerza para retenerlo contra él. —Me agrada tu definición, así que, si para ti soy alguien bueno, puedo vivir sin aquella carga de mi pasado. —expresó con voz calmada. En verdad temió por un momento que arruinaría aquella relación que habían formado juntos, ver que solo había sido una preocupación suya le hizo tranquilizarse. —Entonces tú también eres alguien bueno.

Rápidamente ante ese último comentario, Atsushi alzó su mirada, encontrándose con la gran sonrisa de Dazai, una vista que intensificó solo un poco más el rubor de sus mejillas.

—Ya que también me haces feliz. —dijo con completa alegría, algo que empeoró el estado de Nakajima. Por un momento dejó de forcejear y dejó que Dazai lo abrazara, permitiendo que esa esponjosa sensación lo rodease, sintiendo cosquilleos en su estómago.

Podía sentirse tranquilo, Dazai no era una mala persona y por lo visto él tampoco lo era. Gracias a lo que el mayor le dijo, tenía en claro una cosa: el grupo rebelde no era una organización mala. Desconocía a los integrantes, exceptuando a Dazai, pero si el líder de ellos era aquel que ayudó tanto al mayor, entonces era imposible que fuese malo.

Quedaba una solo una posibilidad como enemigo, sin embargo, aunque podría ser obvia la respuesta, seguía teniendo sus dudas con respecto a las intenciones del mandatario. Tal como parecía serlo la persona de la que habló Dazai, él no quería lastimar a las personas, quedando solo alguien que encajaba perfectamente en la descripción como persona mala.

Shibusawa Tatsuhiko. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro