Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo • 11 •


Los siguientes días pasaron con normalidad, un poco más tranquilo pues las acciones del grupo rebelde habían pausado luego de diferentes ataques y disturbios provocados por ellos. La peor parte se la llevaba Atsushi, ya que en cada uno de ellos trataba de atrapar a Dazai, quien siempre le salía con un comentario peor que el anterior, estropeando su objetivo de capturarlo.

Y ese día Dazai quería fastidiar a Atsushi.

Por la seguridad del grupo rebelde, Kunikida había sugerido que se mantuvieran un poco inactivos para hacer que la Federación bajara la guardia nuevamente, lo que estaba matando de aburrimiento a Dazai.

Quería sentir esa diversión de ser perseguido por Atsushi y de molestarlo durante su trabajo, no era lo mismo a cuando se reunían ocasionalmente a beber algo. Si bien esos momentos también le agradaban, la mirada determinada del menor le incitaba a querer que lo siguiera, pero no podía levantar sospechas, mucho menos en su trabajo, cosa que Atsushi sabía perfectamente, por ello siempre se contuvo cuando visitaba el bar.

Los mensajes entre ambos seguían dándose, conversando de cosas irrelevantes, cualquiera que viera su bandeja de mensajes, no creería que fueran enemigos, pues durante esas charlas era cuando se mostraba su amistad. Esos momentos también los apreciaba, pero extrañaba aquellos divertidos en donde huía del menor.

Por ello, idealizó aquel nuevo plan. Dazai era lo bastante listo y fuerte para ingeniárselas solo, si seguía órdenes de Kunikida era simplemente para no poner en peligro a sus compañeros, pero si actuaba el solo no tenía que haber alguna preocupación, por ello planificó un ataque que, luego de pensarlo, era una excelente idea, pues no solo lo haría con tal de encontrarse con Atsushi.

Últimamente le preguntaba al albino sobre qué sector patrullaría en esa ocasión. El menor siempre le respondía y para asegurarse de que le dijera la verdad, ese día paseaba por la zona, buscando al menor y encontrándolo, así fue hasta que un día le mencionó el sector que quería.

El sector B, donde se centraba el plan que había ideado. No debía preocuparse por la intromisión de algún miembro de la Federación que no fuera Atsushi, la Federación había adquirido un nuevo patrón: cada uno de ellos se centraría de cierto número de sectores. El número de integrantes de la Federación no daba para que todos estuvieran en un mismo sector, así al tener mejor vigilado cualquier anomalía se la informarían a su líder y éste les daría la indicación de cómo actuar o si todos debieran reunirse en ese mismo sector.

Así que, con toda tranquilidad, ese día se dirigió hasta el sector B, usando la típica ropa y máscara que era parte de su disfraz de rebelde. Esquivó las cámaras de seguridad y se aseguró que ningún civil lo viera, llegando así hasta su objetivo: un monumento en honor a aquel gran líder que inició todo ese infierno.

Con una botella de aerosol en azul comenzó su cometido, la agitó para preparar la pintura y frente de él comenzó a escribir un mensaje. Las pocas personas que pasaban miraban a aquel sujeto, unos se quedaban viendo asombrado y otros simplemente se fueron rápidamente de ahí, pues sabían que los problemas se acercaban.

"Para conseguir nuestra libertad, empecemos destruyendo con el pasado que empezó todo esto."

Fue el mensaje que escribió, una vez terminado se apresuró para realizar su verdadera travesura, pues con seguridad sabía que alguien ya sabía de su movimiento.

Lo cual era cierto. Atsushi que patrullaba el norte del sector (contrario a donde Dazai se encontraba) miraba como todo estaba en aparente tranquilidad, hasta que se detuvo a mirar las cámaras a través de su celular, que le hizo encogerse de hombros al ver lo que observaba en una de ellas: un tipo en túnica con una máscara de kitsune pintando en el suelo.

Soltó un suspiro con pesadez, dando medio vuelta para dirigirse a donde Dazai se encontraba, parece que hoy ese día la pregunta de Osamu había tenido un fin, pero por una parte no se lo esperaba. La primera vez que le preguntó qué sector vigilaría, estuvo al pendiente a que apareciera o que atacara otro sector, lo cual nunca sucedió, creyó que ese día sería uno más, pero por lo que veía, no era nada así.

En lo que Atsushi llegaba, Dazai se encontraba colocando explosivos alrededor del monumento. Al finalizar, se alejó un poco, observando satisfecho lo que estaba a punto de hacer. Esperó un poco para luego presionar el botón, estallando aquella estatua.

Para entonces, Atsushi ya se encontraba lo suficientemente cerca para escuchar la explosión, algo que le hizo tener una expresión temerosa, no se esperó que lo que Dazai hiciera fuera de tal magnitud, solo esperaba que la explosión no hubiese provocado una herida en el mayor.

Llegó así al lugar del atentado, encontrándose con bastantes personas que miraban el desastre, leyendo el mensaje que había escrito Dazai. Atsushi se infiltró entre las personas, hasta llegar al frente, donde estaba el dichoso mensaje, leyéndolo de igual manera.

Alzó la mirada y observó el monumento hecho trizas, con algunos pedazos incendiados. Atsushi palideció al ver qué había sido exactamente lo que fue destrozado, Shibusawa se iba a poner furioso cuando se enterase de eso. Los monumentos dedicados a los líderes eran patrimonio de la nación, que en especial fuera aquel legendario mandatario, era sumamente grave.

—Vaya, tardaste en llegar. —escuchó la voz de Dazai. Rápidamente giró hacia él, encontrándolo sentado sobre un pedazo de lo que anteriormente fue la estatua.

—¡Esto es demasiado grave! —le respondió. El mayor sonrió a pesar de que Atsushi no le miraba, se colocó de pie y movió su cabeza.

—Juguemos un poco. —comentó divertido, dándose la vuelta para comenzar a alejarse de ese lugar, causándole un tic en el párpado izquierdo del menor, ¿qué nunca se cansaría de siempre escapar?

No le quedó de otra más que ir nuevamente detrás del mayor, con la nula esperanza de esta vez sí atraparlo, aunque seguramente Dazai lo utilizaría solo para divertirse. Aun así, no se desmotivo, debía cumplir con su tarea, ahora más que nunca, Dazai estaba metido en problemas.

Se dirigió velozmente a donde el mayor se había ido, frenando de golpe cuando llegó a la calle por donde éste se metió, encontrándolo detenido a unos metros de él, como siempre parecía que le estaba esperando. Tan pronto Dazai vio a Atsushi, huyó de él, causando que el menor se agobiara.

Pensó de alguna manera estratégica de atraparlo, pues ya había visto que no conseguiría nada si seguía el juego del mayor. Pensó volver a intentar montarlo, pero esta vez se aseguraría que impulsarlo hacia el suelo, para que no lo llevara cargando por medio sector, si esa vez hubiera actuado rápido, hoy finalmente Dazai estaría arrestado.

Al pensar en eso último, sus labios temblaron levemente, asustado ante la idea de arrestarlo, pero debía hacerlo.

Así se mentalizó con la idea de volver a escalar para rebasar a Dazai en altura, pero grande fue su sorpresa cuando vio al castaño saltar a una barda para seguir su camino por la cima de éste. El albino apretó sus puños al ver que se le había adelantado, ¿habrá descubierto lo que pensaba? Seguramente ahora Dazai tendría un rostro burlón.

Pero sus problemas no acabaron ahí.

Avanzaba con la mirada hacia Dazai, por lo que no mostraba atención al frente. Supo que eso era peligroso demasiado tarde, pues terminó chocando contra un poste de luz, recibiendo el impacto del metal contra su rostro.

Soltó un aullido de dolor, llevándose rápidamente las manos a su rostro mientras daba algunos pasos hacia atrás. De no haberse distraído viendo al mayor, fácilmente pudo evitar ese accidente.

Dazai frenó cuando se percató de que Atsushi no le seguía, se giró para ver lo que sucedía, encontrándose con la escena del menor tratando de lidiar con el dolor de su rostro. Aquel comportamiento evidentemente le preocupó, regresando con rápidez a dónde Atsushi se encontraba, bajándose de la barda para acercarse al albino, buscando lo que sucedía.

—¿Estás bien? —preguntó, tratando de ver el rostro de Atsushi que ocultaba con sus manos.

—Moh... —los labios de Dazai se apretaron por la voz tan graciosa que sonó del otro por tener presionada sus manos contra su cara.

Atsushi terminó quitando sus manos, tenía su nariz y parte de la frente rojizas por el golpe. En sus ojos se encontraban pequeñas lágrimas retenidas que habían surgido por el dolor del golpe, éste dirigió su mirada al mayor, con obvios signos de molestia.

El mayor terminó riendo por aquella mirada que le acusaba, aunque estuviera molesto seguía teniendo la esencia tierna de Atsushi. Dazai alzó la máscara que le cubría para ver de una manera óptima el rostro del menor.

Estuvo a punto de decirle algo para molestarle y darle alguna palmadita para retomar su camino, pero la simple idea le hacía sentir insatisfecho. Nakajima comenzaba a acostumbrarse a sus palabras y acciones. Si bien sus reacciones seguían siendo divertidas, eran menos exageradas como la primera vez que empezó con aquel juego.

«¿Y si...?» una idea cruzó su mente cuando su atención se concentró en la pequeña nariz de Atsushi que se encontraba roja por el impacto que recibió, sintiendo sus propios labios temblar.

Era ridículo siquiera considerar esa idea, ¿por qué haría tal cosa? La respuesta era clara, quería avergonzar nuevamente a Atsushi, no estaría mal usarlo con ese fin, además de que no tenía nada de malo, solo sería esta ocasión para tener una nueva manera de fastidiarlo.

Así, motivado por la curiosidad de ver una nueva expresión en Atsushi, alzó sus manos para tomar el rostro del menor, quien solo le miró con una mueca, a punto de retroceder, pero Dazai no le dio tiempo, pues jaló su rostro, acercándolo más hacia él. Cuando la distancia era la que quería, terminó inclinando su cuerpo, dejando sobre la nariz rojiza del menor un pequeño toque con sus labios, rozando apenas la piel maltratada.

El cuerpo entero de Atsushi se paralizó, las palabras para quejarse de Dazai se quedaron atascadas en su garganta y sus ojos se abrieron a más no poder, sintiendo como sus labios comenzaban a tiritar. Su corazón no estaba en el mejor estado, dio un vuelco tan grande que lo sentía rebotar contra su pecho, en un doloroso y cálido latir, mientras que su mente había sido estropeada gracias a esa acción.

Aquel beso duró solo segundos, pero para Atsushi fueron eternos, momentos donde su cuerpo siguió sin reaccionar. Una vez cometida su travesura, Dazai retrocedió para admirar el rostro del menor, sintiendo una emoción regocijante en su estómago, sin poder evitar sonrió ampliamente por el resultado de su acción, sabía que avergonzaría a Atsushi, pero no creyó que fuera tanto. La idea de usar esa estrategia solo esa vez quedaba completamente descartada si a cambio podría tener esa expresión del menor.

—Vaaaya, era para que aliviara tu dolor, no para que tu rostro se pusiera más rojo. —Atsushi se tambaleó por sus palabras, sintiendo como el rubor se expandía hasta sus orejas.

Quiso responder de algún modo, pero su cerebro seguía saturado, trataba de hablar, pero solo pudo balbucear tontamente, aumentando la satisfacción de Dazai. Este alzó su mano y palmeó la cabeza de Atsushi, seguía tan afectado que ni siquiera hubo reacción de ello. Regresó la máscara a su lugar, dio media vuelta y siguió su camino, con la diferencia de que, Atsushi se quedó ahí procesando todo lo sucedido.

¡Estaba mal! ¡Muy, muy, muy mal! ¿Qué clase de cosas pasaban por la mente de Dazai? Hacer eso... ¡no era para nada divertido! ¡Los besos estaban mal! Eran desagradables y terribles, en teoría, deberían tener la misma gravedad que un golpe, aunque dolor no le había provocado, aun así, no quitaba el hecho de que lo que hizo Dazai estaba mal.

Con más razón debía capturarlo, pero... a la vez, algo en él le impidió ir tras el castaño. La forma en que latía su corazón era peculiar, se sentía tan extraño que terminó olvidando por completo la persecución con Dazai.

Quizá... realmente eran divertidos todos los jugueteos del mayor.

—¿¡Acaso estás loco!?

La furiosa voz de Kunikida resonó en todo el almacén, haciendo que algunos de sus compañeros suspiraran, otros rieran y pocos sintieran lástima por la forma en que el rubio zarandeaba a Dazai.

—Pu-puedes cumplir mi deseo de morir si sigues así... —habló con dificultad el castaño, sin poner siquiera resistencia en la forma tan violenta en que Doppo lo trataba, se esperaba algo así luego de sus acciones.

—¡Eres simplemente un idiota! —terminó de agitarlo, finalizando su enfado con un puñetazo en la cabeza del castaño, quien terminó aturdido por tanta violencia. —¡Habíamos dicho que no actuaríamos hasta que la Federación se relajara! ¿¡Cómo se te ocurre atacar, solo y sin autorización!? —siguió regañándolo.

Dazai soltó una amarga risa, siempre Kunikida terminaba tratándolo de esa forma cuando hacía algo fuera de sus ideales. Alzó sus manos y acomodó el cuello de su camisa que se desacomodó por las fuertes sacudidas que le dio el otro, haciendo lo mismo con las vendas que cubrían su cuello, una vez terminó de ordenar todo, miró divertido al otro.

—Que desaparezcamos tanto tiempo, hará que las personas pierdan motivación, ahora más que nunca hay que impulsarlos a rebelarse. —se excusó.

—¡Nada de eso! —Kunikida golpeó la mesa con su mano. —¡Tenemos un plan! Hay que seguir el plan, no improvisar.

—Aburrido~. —una venita resaltó en la frente del más alto, a punto de lanzarse a Dazai a golpes nuevamente.

—A pesar de que fue imprudente lo que hizo Dazai, no puedes negar que lo que hizo estuvo bien. —lo que detuvo a Kunikida de golpear a Osamu habían sido las palabras de Ranpo, quien se encontraba mirando la pantalla de una laptop.

Giró el aparato y lo empujó hacia Kunikida para que mirase lo que él mismo se encontraba viendo, siendo un blog de personas anónimas que hablaban sobre el suceso que se dio días atrás en el sector B. Miró el debate que se estaba dando en esa página, como las personas comenzaban a crear ese tipo de foros para apoyarlos.

—El mensaje que dejó en el sector B pareció impulsar a las personas para cuestionarse sobre las acciones del gobierno, ya hay muchas personas que piensan como nosotros y se niegan a vivir en una nación sometida. —terminó de explicar a la vez que abría una bolsa de golosinas.

—Atacar a uno de los monumentos más importantes para el gobierno da a entender que queremos acabar con el infierno que inició aquel mandatario, nuestro objetivo no es lastimar a la sociedad. —analizó Oda- A pesar de que compartía opiniones con Kunikida sobre el peligro que corrió Dazai con sus acciones, también entendía que su estrategia había sido excelente.

—Nunca se nos pasó por la mente atacar ese lugar sagrado para la Federación, creo que le debes una disculpa a Dazai. —habló con burla Yosano, aguantándose la risa al ver la reacción del rubio.

—Te salvaste por esta vez, pero no vuelvas a actuar por tu cuenta propia, somos un equipo. —resopló.

No estaba molesto por las acciones imprudentes de Dazai, lo conocía y sabía que era así. Lo que le causaba molestia era la tranquilidad con la que hacía las cosas, todos sabían ahí el poco aprecia que tenía por la vida, pero no quería que se arriesgara de más, después de todo era un integrante importante para ellos, y aunque a veces le sacase de quicio, igual era su amigo.

—Lo tendré en cuenta. —Doppo terminó soltando un suspiro, a pesar de que quería confiar en él, sabía que hacerlo significaría decepcionarse en el futuro.

—Viendo que, al parecer, lo que hizo Dazai fue una buena estrategia, puede ser cuestión de tiempo para que las personas comiencen a desafiar al gobierno. —habló mientras seguía observando aquel foro donde hablaban sobre ellos.

—Para la Federación puede ser "fácil" ir tras un pequeño grupo de rebeldes, pero cuando sea toda la población, no podrán controlarlo y deberá ceder ante nosotros, al igual que el mandatario, no podrá arrestar ni ejecutar todas estas personas, de ese modo terminaremos con este régimen. —explicó Sakunosuke, sacando aquella conclusión luego de pensar en lo que sucedería si consiguieran que todas las personas se unieran.

—Cierto, debemos conseguir que ese impulso crezca, seguiremos motivando a las personas para que adquieran valentía, para cuando todas estén inconformes, será cuando el gobierno perderá. —aún faltaba para poder conseguir ese objetivo, pero parece que las cosas estaban yendo a su favor.

Pues comenzaba a haber esperanzas del fin de aquella dictadura.

Tras esa pequeña reunión y luego de su sermón, Dazai se encontraba caminando tranquilamente por las calles mientras su mano derecha tecleaba un mensaje en su celular.

<¿Qué sector estas patrullando esta vez?>

Fue el mensaje que mandó para Atsushi, siguió su camino en lo que esperaba su respuesta, algo que llegó relativamente pronto.

<No te diré si vuelves a atacar >:(>

Dazai soltó una risita por aquel mensaje, realmente le parecía divertido, pero a diferencia de otras ocasiones, esa vez quería pasar solo un momento en tranquilidad.

<No lo haré, te lo prometo, ¿y bien?>

Respondió con aquellas palabras, sintiéndose ansioso por la respuesta, una que llegó unos minutos más tarde.

<Bien...>

<En el sector D>

No pudo contener la sonrisa en su rostro luego de que le respondiera, apresurándose para responder ese mensaje.

<Perfecto>

<Iré a verte, ve al parque que está en el oeste del sector, frente a la estación del autobús, no te quitaré mucho tiempo>

Con aquella indicación guardó su celular, cambiando de dirección al sector en donde se encontraba el albino, tratando de no demorarse mucho tiempo en llegar. Pero hubo algo que llamó su atención que detuvo su caminata.

En una tienda de accesorios, en la parte de exhibición, justo en la ventana, había un pequeño llavero en forma de un gatito jugando con una bola de estambre. Sus labios se curvearon en una sonrisa, extrañamente cualquier cosa que tuviera que ver con gatos llamaba su atención y pensaba de inmediato en Atsushi.

Recuerda el día que se encontraba inspeccionando las guardias de la Federación, donde coincidió de sector con Atsushi. No se había dado cuenta de su presencia, pues el albino se encontraba alimentando a un gatito, al cual le daba caricias y palabras bonitas, por la expresión en su rostro parecía que le gustaban aquellos animales, aquella información fue confirmada luego de que se acercó y hablaron del tema.

Desde entonces, su mente se había vuelto un radar de gatos, pues era el fuerte recordatorio de aquel momento, algo que anteriormente ignoraba, ahora le hacía recordar al menor, y aquel accesorio no era la excepción.

Hace meses, de haberlo visto y prestado la misma atención que ahora, simplemente habría pensado que era bonito y se retiraría, olvidándose en poco tiempo de la existencia de aquel objeto. Pero ahora, no podía irse fácilmente así como si nada, pues un gran deseo nació en él de comprarlo para Nakajima.

Terminó rindiéndose ante aquel pensamiento, entrando a la tienda y comprando aquel llavero. Ni siquiera sabía si Atsushi tenía llaves, pero no le importaba, solo quería dárselo, cualquier otro obstáculo que se interpusiera en si estaba bien o no, lo ignoró.

Ya con aquel artículo, se apresuró al sector en donde Atsushi se encontraba, afortunadamente estaba cerca, llegando en unos cuantos minutos.

Para su sorpresa, cuando llegó, Atsushi ya estaba ahí, se encontraba sentado sobre una banca, esperando a que el mayor llegase.

—¡Atsushi-kun! Disculpa mi demora. —la voz de Dazai provocó en Atsushi que pegara un saltito del susto, alzó su rostro y miró al castaño acercarse, colocándose frente a él. —¿Te hice esperar mucho?

—No, llevo poco aquí. —respondió en voz tímida, hundiéndose sobre sus hombros, provocando que Dazai suspirara aliviado. —¿Para qué querías verme? —preguntó con curiosidad mientras ladeaba su cabeza. Había mencionado que no le tomaría mucho tiempo, por lo que la idea de que comieran juntos o conversaran estaba descartada.

—¿Necesito un motivo para poder verte? —Atsushi titubeo. —Diría que no, pero esta ocasión si tengo una razón para hacerlo. —comentó alegremente mientras extendía sus manos al frente de Atsushi, haciéndole entrega de una caja mediana.

Atsushi parpadeó sorprendido por lo que se le estaba haciendo entrega, alzo sus manos y con cuidado lo tomó, al tenerlo más cerca, un peculiar olor llegó a su nariz, aumentando la sorpresa, ¿acaso era...?

—Te has estado esforzando mucho en tu trabajo y también sé que te he dado muchos problemas, por eso he preparado esto para ti como recompensa. Recuerdo que dijiste que te gustaba como cocinaba, por ello he preparado este almuerzo. —reveló el contenido de aquel pequeño bento, provocando que las mejillas se Atsushi se calentaran. —Debo imaginarme que la comida de la Federación debe estarte aburriendo, por lo que pensé que sería una buena manera de compensar todo tu esfuerzo.

Las manos del menor temblaban levemente por las palabras de Dazai, sin poder borrar la sorpresa de su rostro. Nuevamente aquella felicidad invadía todo su cuerpo, estremeciendo de forma cálida su pecho, todas esas emociones no pudieron reprimir la temblorosa sonrisa que se dibujó en su rostro.

—Ah, uhm... Gracias. —agradeció con voz temblorosa, sin saber exactamente qué decir, la alegría era tanta que desbordaba de él, impidiéndole poder hablar de manera coherente.

—No tienes porqué agradecer, es lo mínimo que puedo hacer para aliviar tu carga de trabajo.

Tiempo atrás sintió un poquito de pena por todo lo que estaba pasando Atsushi por su culpa. A pesar de que le divertía demasiado escapar de él, verlo sobrecargado de trabajo tampoco era una vista agradable, por ello pensó en prepararle un almuerzo para ayudarle a sobrellevar todo eso.

—Oh, otra cosa. —Atsushi volvió a mirar a Dazai, viendo como éste buscaba algo en los bolsillos de su gabardina, encontrándolo al poco tiempo. —También te quiero dar esto. —y le hizo entrega de una pequeña cajita en color azul.

La curiosidad se volvió a plasmar en la cara del menor, dejó por un momento la comida sobre su regazo y aceptó la cajita que se le había dado, preguntándose qué tenía su interior.

—¿Puedo abrirlo?

—Claro, es tuyo después de todo.

Los labios de Atsushi volvieron a temblar, de manera torpe quitó la pequeña tapa que cubría la cajita, encontrándose con el llavero que anteriormente Dazai había comprado.

—Lo vi en una tienda y no pude evitar pensar en ti. —explicó mientras miraba divertido cómo Atsushi observaba maravillado el pequeño gatito. Sus ojos brillaban y su boca formaba perfectamente una "o" por la emoción que sentía.

—¡Está muy lindo! —expresó con gran felicidad, sonriendo por el mismo sentimiento. Realmente le había gustado mucho, quedaba bastante claro por como miraba el objeto.

—Es bueno que te haya agradado, recordé que te gustan los gatos, por lo que supuse sería un buen regalo. —nuevamente el menor se veía sorprendido por las palabras del otro, sintiendo una presión en su pecho.

—¿Por qué? —esta vez el sorprendido había sido Dazai. —¿Por qué lo compraste? —Atsushi no solo estaba feliz por el obsequio, sino también intrigado por las razones del otro, si era honesto, era la primera vez que recibía un obsequio de alguien.

—Y sigues preguntando el porqué. —Dazai soltó una risa mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su gabardina. —Porque somos amigos, lo vi, pensé que te gustaría y fue suficiente para que lo hiciera, ver que realmente te gustó me alegra mucho. —respondió con tranquilidad, sin borrar la sonrisa en su rostro.

Atsushi apretó los labios, sin poder decir algo, dejando que todos esos sentimientos lo envolvieran, sin saber muy bien como expresarlos, solo podía resumirlo en felicidad.

Sintió sobre su cabeza los dedos de Dazai que peinaban su cabello, una acción a la que ya estaba acostumbrado, dejó que lo hiciera y cuando terminó volvió su mirada hacia él.

—Bien, no quiero distraerte más de tu trabajo, deberías comer el almuerzo antes de que regreses. —Dazai dio unos pasos hacia atrás, alzó esa misma mano y la movió lado a lado, despidiéndose del menor. —Nos vemos después.

Atsushi seguía asimilando todas esas emociones, por lo que no fue capaz de decir algo, solo movió su cabeza, en aquel gesto que Dazai ya conocía perfectamente, no necesitaba de palabras para saber lo que quería comunicar.

Así, poco a poco el mayor se fue retirando, dejando a un Atsushi más que sorprendido. Miró una vez más el obsequio y comida que se le había dado, sintiendo como su corazón comenzaba a brincar en felicidad, teniendo un leve rubor en sus mejillas.

No lo entendía, de nuevo tenía ese duelo interno sobre Dazai, anteriormente le había quedado muy en claro que se trataba de un criminal, pero ¿cómo alguien que debería ser malo, lo trataba de esa forma?

Así como tenía claro que Dazai era un criminal, también sabía que no era una persona mala, porque alguien malo no se molestaría en prepararle un almuerzo y darle algo con tanta amabilidad, ni alguien malo le haría sentir tan feliz.

Había algo que no encajaba bien, pero no lograba comprender exactamente porque alguien como Dazai estaría en involucrado con aquel grupo rebelde. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro