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Capítulo 03

HOY HAY ACTUALIZACIÓN DOBLE, así que comenten mucho :D


Miércoles 14 de marzo del 2018


Paseo por todo el lugar para inspeccionar la obra, junto a mí está mi arquitecto de apoyo, su nombre es Bertho, se graduó el año pasado e hizo pasantía con nosotros, ahora es un profesional en ascenso, probablemente después de este proyecto le daremos la oportunidad de diseñar sus propios edificios con supervisión, pues ahora sabemos que es bueno en lo que hace.

No lo conozco lo suficiente, pero hemos tenido unas cuantas conversaciones y, aunque no habló demasiado, creo que pudo entender mi idea. Mi hermano tuvo una buena experiencia trabajando con él, por eso sé que es un chico ambicioso, que tiene ganas de crecer.

Mientras recorremos el terreno les doy instrucciones muy específicas. No voy a aceptar ningún error. Liliana apunta todo lo que digo con una rapidez sorprendente, siempre admiraré su eficacia. Sé que en unas horas mandará las notas para que nadie olvide lo que estoy solicitando.

Diseñé un perfecto edificio para una empresa de seguridad, no es tan alto como otros, pero tiene su encanto en la forma de la estructura, unas columnas en las cuatro esquinas se elevan hacia el cielo, me hacen recordar a las antiguas construcciones egipcias.

Al cliente le encantó la idea, quería algo que llamara la atención entre tanta mierda aburrida, así que estoy contenta con el resultado de los planos y la maqueta. Puedo imaginarlo, esa es mi parte favorita, imaginar lo imponente que puede ser algo que creaste de la nada, luego verlo terminado, convertirlo en realidad.

El viento sopla, levantando la tierra del terreno.

En mi interior agradezco a la Tarah del pasado por decidir vestirse con pantalones oscuros y hacerse un moño alto. Detesto despeinarme o ensuciarme, eso realmente afecta mi rutina porque no acepto nada que sea menos que perfecto cuando se trata de mi trabajo, y el día de hoy hay demasiada brisa.

Bertho se aclara la garganta, llamando mi atención. Tiene la frente ligeramente arrugada y el ceño tenso.

—¿No crees que las columnas son innecesarias y solo agregan costos extras? Deberíamos dejarlas fuera, la simplicidad siempre será mejor que la extravagancia sin sentido.

Mis cejas vuelan hacia arriba, incluso Liliana detiene su andar y se le queda mirando como si hubiera perdido la cabeza.

Ahora que lo tengo frente a mí puedo notar cierto aire de molestia. Es la primera vez que trabaja en mi equipo, decidí incluirlo después de que Leonel y Henrik hablaran maravillas de su trabajo y porque he visto sus diseños, creo que tiene talento.

Pero no estoy segura de que me agrade la idea de que alguien cuestione así mis instrucciones, mucho menos si hay empleados escuchando.

Hace que mi mente recuerde los primeros años después de que me gradué, cuando decidí trabajar en otras empresas, siguiendo los pasos de Caden, pues quería demostrar que mi apellido no era lo único que me llevaría a la cima, que tenía talento. En el camino encontré a gente desagradable que prefiero olvidar.

—Bueno, Bertho concuerdo en que en algunas ocasiones la simpleza es mejor, lamentablemente, si no construyes para ti debes diseñar a partir de las peticiones del cliente, así que las columnas se quedan.

Él aplana los labios y mira hacia otro lado, su inconformidad ni siquiera debería ser un tema de conversación porque no es su diseño, no es su cliente. No quiero averiguar quién escuchó ni sus reacciones, así que les digo a todos que la pequeña reunión ha terminado. 



Necesito hacer algo para no perder la cabeza, prácticamente tuve que obligar a Momoka para que viniera a casa. No muy conforme aceptó, después de que le rogara por horas.

Gira los ojos cuando abro la puerta, se ve bastante divertida.

Cuando era niña le costaba pronunciar su nombre, lo hacía más corto, su apodo se quedó en la familia. Moka es una muñeca de porcelana, su piel tan perfecta nunca ha necesitado maquillaje, parece un ángel. Tiene el cuerpo que me hubiera gustado tener a su edad, delicado y femenino.

Pero lo que más me gusta de ella, además de su ingenio y las ideas que hay en su mente, es su estilo. Le encanta usar pantalones y faldas con estampados de cuadros, boinas, abrigos, suéteres o camisetas con cuellos altos. Parece que vive en otoño todo el año.

Las niñas están jugando en el jardín, no creo que escuchen que su tía ha llegado o estarían saltando a su alrededor, a pesar de que mi hermana no es buena con los niños, según lo que ella misma dice. Mis hijas la adoran y siempre le quitan los sombreros y las boinas que usa, algo que altera a Moka porque es demasiado perfeccionista. En eso nos parecemos.

Pasamos a mi cocina, la cual me encanta, es un sueño hecho realidad, pero no uso demasiado porque no soy muy buena cocinando. A veces preparo caldo de verduras, también me gusta hacer hamburguesas y pastel de carne. Sin embargo, solo lo hago en momentos especiales. Rox y Rudy se encargan de cocinar.

Antes de llegar a casa pasé a comprar una tarta de queso y fresas porque Moka y yo somos fanáticas de comer una rebanada con café.

Sus ojos brillan cuando ven lo que nos espera.

—¿Y tus saltamontes? —pregunta—. Hay demasiada paz, siento que en cualquier momento va a empezar la guerra, tengo que estar preparada.

Señalo la puerta de techo a piso donde alcanzo a distinguir a mis dos pequeñas.

—Les compré columpios y una resbaladilla, están afuera jugando.

Las dos nos sentamos en la barra, después de preparar el café como nos gusta, a ella negro y a mí con todo el azúcar que se pueda. Con bocados pequeños como mi rebanada de tarta.

Un ruido nos hace girar la cabeza.

Elizabeth da saltos en el césped haciendo los pasos de ballet, un tutú en su cadera que me hace gemir por la frustración. ¿En qué momento se lo puso? Y luego está Camila, queriendo imitarla, dando vueltas en el mismo punto sin parar, como si fuera un trompo, terminará mareada.

—Nunca se cansan —susurra Moka a mi lado.

Hace un tiempo llevé a Camila con una terapeuta porque alguien me dijo que podía tener TDAH, me dijeron que era mejor que esperara a que cumpliera cuatro años, así que espero llevarla pronto.

Mi niña es imparable, pero quizá sea cosa de familia, mi prima Alessia también tenía mucha energía cuando era pequeña, todavía, hace tantas cosas al mismo tiempo que creo que un día explotará.

»Las adoro, me encanta verlas para recordar por qué no debo embarazarme —dice.

Ahogo una carcajada y le doy un golpecito juguetón en el hombro.

Ella también ríe.

—¿Has pensado en lo que te dije? —pregunto—. Tu cara se vería adorable en una pantalla hablando de música y libros.

Moka estudio Literatura. De toda la familia, ella es la única que no siguió nuestros pasos, es la única que estudio algo diferente a Arquitectura, Diseño o Ingeniería Civil. Era obvio, desde pequeña estaba enamorada de los libros, escribía poemas en las últimas hojas de sus libretillas.

Ella tiene una buena base de fanáticos que siguen su blog, en el que sube escritos, reseñas y opiniones. Hace unas semanas le comenté que con las nuevas plataformas estaría genial que hiciera videos para aumentar su público y generar más ingresos.

Hace una mueca.

—Quieres que haga videos porque no has leído mis entradas en el blog.

Jadeo.

—¿Quién dice que no? Leí sobre tu gran obsesión con los romances de época y donde hablabas de que la literatura erótica debería ser más apreciada. Y compré el último libro que recomendaste.

Le saco la lengua, ella regresa el gesto

—Quizá lo intente, pero siempre he pensado que soy mejor escribiendo que hablando.

Es una romántica empedernida, sus libreros están llenos de romances, sin embargo, es tan cerrada que nadie nunca ha logrado traspasar sus barreras, se resguarda como si le asustara la idea de parecer vulnerable. A veces me pregunto si leer y escribir sobre parejas amándose es una forma de enamorarse.

Adoro a mi hermana, quizá nuestra relación no es tan cercana como me gustaría, por eso siempre intento frecuentarla, es demasiado solitaria, creo que Catriona, Alessia y yo somos las únicas que la sacamos de su cueva.



Viernes 16 de marzo del 2018


El departamento de Caden siempre me ha parecido frío, Alessia hizo un trabajo increíble decorando a distancia siguiendo los requerimientos de su hermano, son hermosos todos los detalles, pero al entrar siempre me da la sensación de rectitud, es tan oscuro, como si intentara esconder algo o esconderse del mundo.

Volvió hace unos cuantos meses, la noticia no me sorprendió, pero sí me alegró porque es mi primo favorito y lo extrañaba.

Eloisa, su ama de llaves, me recibe en la puerta con una sonrisa cálida, me indica el camino, a pesar de que he venido un montón de veces y ya me lo sé de memoria.

Está en el comedor, haciendo algo en su Macbook, se levanta tan pronto me nota. Me saluda con su sonrisa gatuna y me abraza, huele a esa loción exclusiva que compra en Italia por un precio exagerado, siempre he pensado que me dejará sin olfato, pero a él le encanta andar por ahí apestando a hombre rico.

Cuando me suelta se asoma hacia la puerta, buscando a alguien.

—¿No invitaste a Nube?

—Sí, pero dijo que no vendrá a tomar tragos a la casa de su jefe porque es poco profesional. —Sonrío enseñando todos los dientes porque me encanta molestarlo.

Resopla y se da la vuelta para que no pueda ver sus ojos, pues sabe bien que podría descifrarlo con facilidad. De todas formas puedo notar la decepción.

Tiene los hombros tensos, me da la espalda por unos cuantos minutos.

—Siento que cada vez está más lejos de mí...

Creo que alcanzo a escuchar melancolía, tristeza.

Hago un puchero porque todo lo que quiero hacer es encerrarlos en un cuarto sin puertas ni ventanas para que hablen de una vez por todas. Se complican demasiado.

Si él supiera... Nubia se muere por sus huesitos aunque lo niegue, sigue mirándolo de la misma manera. Pero yo no voy a decirle, así como nunca le dije a Nube sobre mis pláticas con Caden. No quiero estar en medio de mi mejor amiga y mi primo, es algo que ellos dos deben hablar.

Pero a él le aterra el rechazo y a ella que la lastimen.

Cuando quieres una hamburguesa vas y la compras, aunque sepas que podría caerte mal y engordar tus caderas. Así de sencillo es ir por la persona a la que quieres, vas, a pesar de los riesgos.

—Solo invítala a salir, dile lo que sientes.

—¿Piensas que no lo he intentado? No quiere estar cerca, ella literalmente me evita, Tarah, y trabajamos juntos todo el día, ni siquiera entiendo cómo lo consigue.

Conocemos a Nubia desde siempre porque es nieta de Sonia, la mejor amiga de la abuela Leah Lamont.

Ha sido una constante en nuestras vidas, jugábamos juntas todas las tardes, hacíamos nuestras tareas, íbamos a casa de mis primos, durante las vacaciones también nos acompañaba a la cabaña.

Con el tiempo crecimos, hicimos un grupo, nos escapábamos con ellos que eran mayores y hacíamos locuras, fueron tiempos muy divertidos. Recuerdo que Alessia y Momoka también querían venir, pero eran menores, así que las dejábamos atrás.

Nube se enamoró de Caden muy joven, creo que durante la adolescencia sus sentimientos se hicieron más evidentes. Era su amor platónico e inalcanzable con el que conversaba sobre la escuela y películas. Yo soñaba con los músculos de algún cantante de rock, ella espiaba a Caden cuando salía a la piscina.

Me parecía muy gracioso porque Alessia estaba en las mismas circunstancias, solo que por Gael. Las dos se paseaban frente a las ventanas y los miraban sin que ellos las notaran.

Pero entonces Nubia intentó besarlo, Caden se asustó porque ella tenía diecisiete y él veintiuno, la rechazó y se fue del país al día siguiente sin darle ninguna explicación.

El corazón de mi mejor amiga se rompió, vi lo mucho que sufrió, tardó años en aceptar una cita. Llegó Ramiro, no me agradaba en absoluto porque tenía esa cara desagradable siempre que lo veía, pero mi amiga estaba feliz.

Mi instinto rara vez se equivoca, acerté porque el tipo era un egoísta de mierda que intentaba opacarla en todo. ¡Ese maldito envidioso! Estaba celoso porque Nubia era mejor que él en la universidad. Ahora de verdad creo que se alegró cuando ella tuvo que dejar sus estudios.

La absorbía, en ese tiempo nos vimos muy poco, algo que me dolió porque pasamos de vernos todos los días a salir una vez al mes.

El asqueroso de Ramiro Álvarez le propuso matrimonio, estuvieron comprometidos durante años, nunca aceptó una fecha en concreto. Puedo recordarla emocionada pensando en su boda, pero él solo le hizo perder el tiempo.

El abuelo de Nube murió, poco tiempo después le dio Alzheimer a su abuela Sonia, ella tuvo que dejar la universidad para trabajar y cuidarla, tenían deudas, gastos en terapias, pagos para mantener la casa.

Le dijo cosas horribles sobre su situación, como si valiera menos por no terminar su carrera. Es un pretencioso de mierda que la dejó cuando empezó a ganar dinero porque creía que ella no era suficiente y ya no encajaba en su estilo de vida con autos caros y yates.

Quiero vomitar al recordarlo, cuando ella me contó todo entre lágrimas por poco suelto espuma por la boca.

Vuelvo a la realidad. Caden suspira, dándose por vencido, sabiendo bien que no hablaré.

Siempre admiraré la devoción que siente, el cariño tan profundo que se refleja en sus ojos al mirarla. Se fue para respetarla porque era muy joven, le dio su espacio cuando pensó que ella era feliz, la esperó, a pesar de que estaba comprometida, volvió a México cuando se enteró de la separación y está aquí, intentando acercarse.

Mis ojos se nublan por un momento, parpadeo con rapidez para espantar mis sentimientos. Al comparar a Mariano mi corazón se llena de más grietas, lo que daría por tener a alguien que haga todo eso por mí, una vez pensé que esa persona era mi esposo, ahora ya no lo sé.

Me concentro en otra cosa, espanto esos pensamientos porque no me llevarán a ningún lado.

El cabello negro de Caden está muy despeinado, algo extraño, pues es demasiado pulcro.

En la mesa también están los planos en los que está trabajando, les doy un vistazo, se trata del proyecto de Acapulco.

Un cliente llegó hace un par de semanas buscando arquitectos y diseñadores para construir un hotel. Las altas comisiones no se pueden rechazar, la mayoría de nosotros quiere esa cuenta. Al final el cliente decidirá qué le gusta más.

Casi no competimos por los proyectos, cuando llegamos a hacerlo sabemos que primero es la familia. Me siento orgullosa y feliz porque no existen egos y todos nos apoyamos.

Ya tengo el mío, pues la junta con el cliente es en unas semanas. Se trata de un hotel de lujo, varios edificios conectados por puentes, es como un castillo.

El diseño de Caden se ve increíble, pero no creo que le guste porque lo arruga con frustración y lo arroja al suelo como si fuera un niño pequeño haciendo una rabieta. Supongo que por eso está despeinado, solo hay dos cosas que le arrebatan la calma: no ser perfecto al construir y Nubia.

—Si fueras mi hijo te obligaría a limpiar toda la casa como castigo por no tirar la basura en su lugar.

Hace una mueca divertida.

—Qué bueno que soy el tío que va a malcriar a tus hijas.

Giro los ojos porque es cierto.

Caden ve que Eloisa se acerca para recoger la bola de papel, así que se apresura a levantarla y llevarla al cesto.

El departamento de Caden tiene un pasillo que te conduce a una sala más privada, es ahí donde vamos una vez al mes, cuando nos reunimos primos y amigos, una vieja costumbre que retomamos cuando el anfitrión volvió a México.

Arrojo el bolso al suelo porque me da igual y me quito los tacones, el frío piso de mármol se siente como un paraíso, voy directo al sillón, a pesar de que podría solo tirarme en la alfombra felpuda, por supuesto que Caden no me dejaría, no permite que nadie se siente en sus alfombras.

Esta sala es mi parte favorita de su departamento, hay ventanales como en todo el lugar, muchas pinturas de artistas mexicanos y artesanías, como máscaras de barro y piel. Es su colección. También hay una mesita de madera oscura para jugar póquer, una larga cantina con sillas, un juego de sillones y un gran librero que siempre he envidiado.

Se enfrasca en la tarea de buscar una bebida.

Tallo mis sienes, necesito un buen trago para relajarme. Llevo días intentando localizar a Mariano, no contesta mis llamadas, mensajes ni correos. Sé que sigue vivo y que está ignorándome porque su asistente amablemente me dijo que él no hablaría conmigo, que si necesitaba algo me comunicara con ella. A eso se reduce nuestra relación ahora.

—¿Whiskey o tinto? —pregunta.

—Tequila.

Alza una ceja en mi dirección.

—¿Estás bien o tendremos que llevarte cargada a casa, pequeña rubia borracha?

No es un secreto que siempre que quiero emborracharme por corazones rotos el tequila es mi primera opción. Cuando era adolescente, Nubia y yo nos emborrachábamos a escondidas. Mis primos y mi hermano, junto con Gael, nos cuidaban y llevaban a casa. Sobre todo Caden, los demás buscaban conquistas, él no se nos despegaba. Es el más responsable y maduro.

Mi resoplido lo hace sonreír.

—Si estuviera Nubia no te quejarías de tener que cargarla, ¿verdad?

Gira los ojos, pero se ve divertido.

—Ahí tienes razón, Nube puede hacer lo que quiera, nada va a molestarme, incluso puede subir los pies a mis sillones, pero tú, pequeña rubia, tienes que bajarlos ahora.

Pff.

Ni siquiera me di cuenta de cuándo los subí, me obligo a enderezar mis piernas y a tocar la alfombra con los pies o él se volverá loco y traerá un trapo lleno de líquido que hace brillante al cuero.

Coloca dos botellas sobre la encimera y una cubeta de hielos, él elige el whiskey porque es un estirado.

Sirve nuestros tragos y se reúne conmigo, con movimientos medidos me da mi vasito de cristal, acto seguido se sienta frente a mí en un sillón individual.

Sentir el ardor en mi garganta hace que me concentre en eso y no en cómo mi matrimonio se va al infierno ni en cómo mi corazón se rompe cada vez más.

—¿Cómo estás? —pregunta.

—Bien —miento.

Y entonces cambio el tema para que la plática no se centre en mí.

»Pero Leonel no la está pasando tan bien, Antuna y su hija lo están haciendo de nuevo, intentan robarle un proyecto.

Suelta un largo suspiro.

—Tengo a Sistemas monitoreando por si hay cualquier tipo de contacto con la competencia, pero no hemos conseguido gran cosa. No han dejado rastro, lo que me hace pensar que es más complicado de lo que parece...

—¿A qué te refieres?

—Creo que son varias personas las infiltradas, un grupo muy organizado que trabaja para los Antuna. Incluso estoy pensando que algunos empleados de Sistemas pueden estar involucrados.

No lo había pensado, pero ahora que lo dice tiene mucho sentido, eso explicaría por qué se enteran de nuestros proyectos, por qué saben los datos de nuestros clientes y por qué hacen construcciones con características similares a las nuestras.

—¿Qué vamos a hacer? —cuestiono porque no tengo idea.

Amo diseñar, construir, pero la parte de los Negocios y las estrategias no son lo mío. Por eso admiro tanto a Nube, es tan inteligente, ella podría llevar a la quiebra o levantar cualquier empresa, he visto los proyectos que hace y hacía para sus clases.

También admiro a Caden, quien tiene algunos estudios en Negocios y Administración, sabe más que cualquiera de nosotros, por eso tomó el mando de LAC cuando volvió, todos estuvimos de acuerdo, aunque somos una familia y las decisiones las tomamos juntos, él siempre lleva el control.

—Voy a contratar una agencia privada de seguridad.

Lo miro con la boca abierta.

—¿Es en serio?

Asiente.

—Es un secreto, Tarah, por supuesto, no le contaré a nadie más que a ti.

—¿Qué? ¿No le dirás a Henrik, ni a Gael, ni a mi hermano?

Niega y toma un trago de licor.

»¿Desconfías de ellos?

Es que no me lo creo, son inseparables, de adolescente pensaba que estaban en un tipo de secta porque no había poder que pudiera separarlos.

—No es eso, claro que confío en ellos. Sin embargo, Henrik habla tanto que terminará contándoselo a alguien, así como la vez que se tatuó a los quince, nuestra abuela le dio un par de tragos porque lo veía misterioso y él le contó a todo el mundo sobre el lobo en su espalda; Gael va a decirle a su madre porque no puede ocultarle nada, ella le dirá a la mía, que le dirá a mi padre, que le dirá al abuelo y toda la familia se enterará, entonces Henrik va a saber y podrá regarlo por ahí.

La carcajada que suelto hace que mis músculos se relajen por primera vez en el día.

Dios, Caden está loco, piensa en todo.

—¿Y Leonel?

—Leonel se lo tomará muy personal y ambos sabemos que pierde los estribos cuando se trata de los Antuna, sucederá algo que hará que Henrik se entere. Adoro a mi hermano, pero no es discreto.

En ese instante el timbre suena, segundos después se escucha el escándalo.

—Invocamos al demonio, primito —susurro.

Él suelta una risa baja.

Henrik nos encuentra, está sonriendo de oreja a oreja, haciendo que sus pecas se vean adorables. Es como un niño grande, siempre feliz, siempre jugando.

Detrás de él viene Leonel, viéndose aburrido y desinteresado, cargando cajas de pizza y sushi porque sabe que a Momoka le encantan.

Atrás viene Gael, quien no me decepciona, trae una bolsa llena de paquetes de frituras, necesito con urgencia papitas grasosas. También está sonriendo, él capta mi mirada y la sonrisa cae un poco, asiente a modo de saludo, como siempre que nos encontramos.

Es imposible no sentir el ambiente incómodo, lo bueno es que solamente nosotros dos sabemos lo que ocurrió hace años y nadie más lo nota.

Gracias al cielo mi hermana llegó con ellos, no viene sola, junto a ella camina Catriona. Alessia también debería estar aquí, pero se marchó a España. Son tan inseparables que no puedes pensar en una sin que las demás se te vengan a la mente.

Catriona Franco es despampanante, piel oscura y curvas que esconde con ropa ancha y poco favorecedora. Si yo fuera ella me pondría una faldita y le enseñaría a todos ese culo. Su corte de cabello recto y con flequillo me hace pensar en Cleopatra, lo cual no es una locura, pues tiene ascendencia Egipcia. Esos ojos gatunos no los tiene cualquiera.

Sus padres viven en España, cerca de Alessia, son dueños de una importante editorial. Cat maneja la sede en México. Yo adoro su casa editora porque hace ediciones increíbles de mis libros clásicos favoritos, tengo una gran colección porque ella se enteró de mi afición y me regaló una caja.

Es que la adoro, así que la abrazo cuando llega. Si me gustaran las mujeres ella sería mi tipo porque es demasiado bonita e inteligente, estoy segura de que podría recitarme todas las obras de Verne.

Cat trae un recipiente lleno de las galletas que prepara. Una vez me dijo que su abuela hacía galletas todos los domingos para después llevárselas a sus seres queridos, era su forma de decir te quiero. Siguió con la tradición luego de su muerte para recordarla.

De inmediato me estiro para tomar cuatro. No solo se ven bien y huelen a azúcar y canela, son deliciosas.

Ellas se sientan junto a mí, en el largo sillón. Por supuesto que Momoka recoge la caja de sushi antes de que otro la tome, la deja sobre sus muslos, custodiándola, cosa que me da risa porque es envidiosa con la comida desde niña, nunca quiere compartir.

—¿Qué tal te va en la editorial? —le pregunto a Cat.

—Tenemos mucho trabajo afortunadamente, nos preparamos para nuevos lanzamientos y tendré que hacer una gira con una de mis autoras, la nueva sensación del romance...

Conversamos un rato, ella me enseña fotografías de los libros para que los busque. No sé si son mi tipo, pero estoy segura de que a Nube le encantarán, quizá se los regale en su cumpleaños.

Aunque el cuarteto fantástico, como Nube y yo le decimos a este grupo de hombres calientes, siempre está unido, hay claras divisiones. Henrik y Leonel conversan de algo, ellos dos son cómplices de muchas aventuras porque son los mayores. Por otro lado están Caden y Gael, mejores amigos desde siempre.

Creo que somos todos y que dentro de un rato jugaremos a alguna de las locas ideas de Henrik, sin embargo, el timbre vuelve a sonar.

No tengo idea de quién podrá ser, no espero que Elián De la Fuente cruce el umbral con una sonrisa que podría iluminar toda la habitación. 


* * *

En unas horas subo el capítulo que sigue \*-*/ y les va a gustar 7u7

Recuerden que esta historia es más corta que PET.

EN POCO MENOS DE UNA HORA, A LAS 4 HORA DE MÉXICO, haré un en vivo en instagram y hablaremos de PET, MEET y la saga. Por si les interesa :D 


A M O R  P A R A  T I 

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