Especial salseo y lemon. Parte 2 XD.
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Después de varias horas, el pelinegro había vuelto a dormir normalmente, o eso pensaban, ya que en realidad estaba arreglando algunos asuntos en el inframundo con su tan adorada forma espiritual.
Zalgo: Bueno, hemos vuelto a capturar a los prisioneros que lograron escapar, eso ya es algo- dijo estrésado- pero hasta ahora no podemos descifrar quién los ayudo.
Jeff: Esto es imposible, si hubiese uno de los nuestros Insane ya nos lo habría dicho- soltó exasperado el pelinegro.
Zalgo: Es cierto- soltó en un susurro y se tiró en su respectiva silla, ya cansado de aquel tema.
Jeff: Zalgo- dijo atrayendo la atención del demonio- no sé que darle a Slender y....-bajo la mirada, algo apenado por tener que pedir ayuda para un regalo, el mayor sonrió tiernamente al ver al menor, bastante frío casi todo el tiempo, preocupado por un simple regalo.
Zalgo: Y quieres mi ayuda ¿no?- dijo con una sonrisa algo burlona para hacer enojar al oji-celeste.
Jeff: Sí, algo así, no he dado regalos hace mucho y no sé que podría darle a Slender que en verdad le guste.
Zalgo: Bien- dijo engreído, como siempre- tengo algo- se levantó y fue hacia su pequeño librero, movió un par de libros y sacó una botella en forma de pera con un líquido brillante dentro- ten- le extendió el líquido y este Lo tomo con algo de duda- son estrellas.
Jeff: ¿Estrellas?- cuestionó confundido.
Zalgo: Es otra manera de llamarle al champan- dijo volviendo a sentarse- pero debes tomarlo sólo con el fideo y únicamente cuando estén solos ¿entendido?
Jeff: Sipi -dijo como un niño pequeño y luego abrazo a su aliado- Gracias Zalgo, no sabía que darle y sólo faltan 5 horas para la fiesta.
Zalgo: En ese caso- dijo alejando al pequeño y haciendo aparecer un traje blanco con negro delante de ambos- debes comenzar a alistarte.
Los ojos celestes no podían creerlo, el demonio más grande de todos lo estaba consintiendo, puede que también mal criando, pero le gustaba, se sentía un niño mimado cuando le daba ese tipo de detalles.
Jeff: Eres el mejor- dijo tomando el traje entre sus manos y luego mirando al sujeto que se lo estaba dando.
Zalgo: Eso es obvio- dijo, como siempre idolatrandose.
Y así pasó el tiempo, entre jugarretas y uno que otro comentario idiota.
Y cuando ya era hora fiesta comenzó y todos, incluido Jeff, tenían su regalo para el festejado, todo fue tranquilo, algunos proxys y creepypastas se emborrachaban y decían una que otra tontería, otros comían como si no hubiese un mañana, Sally jugaba con algunas de las proxys del hombre sin rostro, todo iba bien.
-!Son las ocho en punto¡- anunció una de las proxys de slenderman, claramente para que todos se reunieran.
Slenderman: ¿Qué sucede con que sea esa hora?- preguntó el alto sujeto, calaramente confundido.
Jane: Simple- dijo la joven tomando su regalo y tendiéndoselo- Te daremos pequeños presentes querido amigo- el personaje sin rostro tomó entre sus manos la pequeña caja y la abrió, encontrándose con un collar negro en forma circulo, era aquel que había perdido hace tanto tiempo.
Slenderman: Pero.. cómo?- dijo sin poder creer que aquella joven le estuviera devolviendo aquel objeto tan valioso para él.- ¿Cómo lo encontraste? Han pasado años desde aquello- miro a la joven que estaba sonriendo de oreja a oreja.
Jane: Digamos que... revisé todo el bosque en busca de eso, sé que es muy importante para ti- el sin rostro no podía creérselo, ella había estado saliendo tanto para buscar ese objeto tan pequeño- Pero quiero que te lo pongas, supongo que se te verá tan genial como siempre- mencionó la pelinegra emocionada.
Así pasaron las siguientes horas, entre chistes, sorpresas y agradecimientos de parte del protector de todos ellos, todos le daban cosas que los unía, con un lazo, con un significado especial, algunos de los invitados cuando ya habían entregado su presente se ponían a beber, a cantar o hacer alguna tontería.
El único que no le había dado su regalo aún era el amante de la persona importante en aquel momento.
Slenderman: Chicos- dijo alzando un poco la voz para llamar la atención de los presentes- hagan lo que se les venga en gana, quiero ver el regalo de mi pequeño en mi habitación- sin dejar que alguno de los invitados formule palabra alguna tomó la mano del Jeffrey, llevándolo directo a su habitación y cerrando la puerta con seguro.
Jeff: Slender... ¿por qué quieres ver mi regalo en privado? - preguntó a su acompañante, haciendo caso omiso a la reciente acción de este.
Slenderman: Porque siento que tu regalo es especial, quiero ser el día de hoy, o bueno lo que queda de él ser un poco egoísta y tenerte sólo para mí, pasar este tiempo sólo contigo ¿te molesta que quiera serlo?
Es demasiado lindo y sincero para ser un monstro tan temido y legendario, Slenderman, eres tan único y detallista sólo conmigo, eso me encanta- Pensó el menor, para luego sonreirle dulcemente, esa sonrisa que a muy pocos les había regalado, pero que deseaba darle y recibir esa clase de sonrisas sólo de su acompañante, porque sin duda había atrapado y cautivado hasta el más mínimo rincón de su ser.
Jeff: Para nada-menciono sentándose en la cama del mayor y abriendo la botella de "licor" que le había dado su mentor- ¿tienes vasos aquí?- pregunto sentándose en la cama que por ahora compartían.
Slenderman: Claro que tengo -dijo dirigiéndose y empezando a rebuscar en algunos cartones- aunque parece que mi hermano la abrió y tomó algo de ella antes que nosotros, dijo con dos vasos elegantes de cristal en sus manos.
Jeff: Eh?- no entendió lo dicho por su amante hasta que vio que la botella estaba consumida en por lo menos una cuarta parte- No me extraña de Offe- dijo algo divertido.
-----En alguna parte del bosque--------
-ZALGO- gritaba completamente alcoholizado un joven de cabello blanquecino vestido con un traje gris, que hacía resaltar aún más sus finos y delicados rasgos- VEN PARA ACÁ DEMONIO INÚTIL- dijo fuerte, claro y sin ningún tipo de arrepentimiento por haberlo hecho.
Entonces apareció ante él un hombre peli-rojo, de piel algo morena, de esclerótica negra y pupila de color rojo brillante, vestido de manera elegante con una camisa de rayas rojas y negras, un chaleco de cuero rojo, un pantalón negro y zapatos del mismo color, también tendía uno que otro accesorio que hacían relucir un poco su lado algo rebelde y descontrolado.
Zalgo: Offenderman- dijo viendo a su sirviente sonrojado y tambaleante, con la ropa alborotada al igual que su cabello, sin duda alguna, se veía sexy dentro o fuera de todos sus sentidos, después de todo esa era su naturaleza.- ¿En qué puedo ayudarte en este momento?- preguntó sin mostrar alguna, no mostrando lo fascinado con la imagen que tenía en frente.
Offenderman: Eres un maldito- dijo balanceándose de un lado a otro, no pudiendo mantenerse de pie, de hecho hubiese caído al suelo, de no ser por dos brazos fuertes que tomaron su cuerpo de manera delicada- Sé que esa bebida no era normal, ¿tenía lo que creo? ¿piensas que sólo eso puede hacer feliz a la gente?- preguntó con una sonrisa tonta, empezando a ceder debido al contenido de la botella que ahora pertenecía a su hermano, pero se negaba a mostrarse sin su máscara de seriedad y neutralidad ante sus amo.
Zalgo: Bueno, soy un maldito porque después de todo soy un demonio poderoso y único- dijo riendo levemente- Y sí tiene lo que deduces mi querido sirviente- dijo acercándose lenta y peligrosamente al más bajo- Y si logro adivinar correctamente, tú has tomado eso sólo por tu amor al alcohol y ese tipo de drogas humanas ¿verdad?-dijo estando bastante cerca del oji-plata, poniéndolo alerta de sus movimientos, este al notarlo, casi de inmediato, dibujó en su rostro una sonrisa casi imperceptible- Y debe terminar de hacer efecto en... 3, 2, 1- al terminar de decirlo, Offenderman sintió sus piernas flaquear por lo que se apoyó en el tronco en uno de aquellos tantos árboles, notando casi de inmediato que su cuerpo subía de temperatura velozmente sin razón alguna, por lo que poco a poco su respiración se hizo más rápida, agitada, no podía creer que, aún con tantos años de entrenamiento, una sustancia humana lo pusiera de tal manera- Te odio- dijo perdiendo casi la totalidad de su fuerza por las extrañas y nuevas sensaciones de su cuerpo, por lo que fue deslizando su cuerpo hasta el piso, aún apoyándose en aquel árbol.
Offenderman: Me odio tanto- murmuró, aún suspirando sin razón aparente, su amo se acercó con paso rápido hacia él y se hincó hasta quedar a su altura- ¿Qué es lo que quieres?- dijo molesto y es que sentir tales cosas no lo satisfacían para nada.
Zalgo: Ayudarte- dijo en un hilo de voz tan ronca y lenta que hizo estremecer a aquel joven de cuerpo frágil, pero de actitudes y personalidad sumamente fuerte- ¿Aceptas?- dijo extendiéndole su mano derecha para ayudarlo a levantarse.
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