Jungkook y Taehyung, con sus corazones palpitando al ritmo de una aventura sin precedentes, se adentraron aún más en el corazón del bosque encantado. La serpiente, una criatura de sabiduría ancestral y ojos que destellaban misterios insondables, les había entregado los fragmentos de la Perla de las Almas, incrustado en la realidad como una estrella caída del firmamento.

No habían caminado mucho cuando el aire se cargó de una tensión palpable. La naturaleza parecía susurrar, advirtiéndoles de un peligro inminente. Fue entonces cuando los monstruos se revelaron. Salieron de entre las sombras como una manada de pesadillas hechas carne. Eran criaturas de fauces descomunales, garras afiladas como cuchillas y ojos que ardían con la promesa de la destrucción. Jungkook y Taehyung se detuvieron en seco, sus corazones latiendo con fuerza ante el desafío que se les presentaba.

Taehyung, cuyo espíritu siempre había desafiado los límites de lo posible, esbozó una sonrisa de desafío.

–No vinimos hasta aquí para retroceder ante el primer obstáculo,–dijo, sus palabras cargadas de una confianza que parecía disipar el miedo.

Jungkook asintió, su mirada fija en los monstruos que se acercaban.

–Juntos,– afirmó, sabiendo que su unión era su mayor fortaleza.

La manada atacó, y ellos respondieron. Jungkook, con movimientos que fluían como un río en tormenta, desviaba cada ataque con destreza. Taehyung, por su parte, utilizaba su agilidad para esquivar y contraatacar, Los fragmento de la Perla brillando con un poder que parecía resonar con su alma.

La batalla fue feroz y sin cuartel. Cada monstruo que caía era reemplazado por otro, como olas rompiendo contra un acantilado inquebrantable. Pero la perseverancia de los dos jóvenes era como un faro de luz en la oscuridad, y juntos, eran una tormenta que no podía ser contenida. Con cada monstruo derribado, sentían cómo su entendimiento del fragmento de la Perla se profundizaba, como si cada victoria les revelara una nueva faceta de su poder.

Finalmente, cuando el último de los monstruos cayó, silenciado por la fuerza de su unión, Jungkook y Taehyung se permitieron un momento de respiro. Se miraron el uno al otro, sus ojos reflejando el fuego de la batalla que acababan de superar.

–Sabía que podríamos hacerlo, –dijo Taehyung, su sonrisa tan luminosa como el fragmento que portaba.

Jungkook asintió, sintiendo cómo la adrenalina empezaba a ceder.

–Cada desafío nos acerca más a nuestro objetivo. No importa lo que enfrentemos, juntos somos más fuertes.

El bosque pareció susurrar en el acuerdo, y en ese susurro, una voz casi imperceptible les guió a su próximo destino. Con los fragmento de la Perla de las Almas asegurado y la certeza de que su camino estaba lleno de desafíos aún mayores, Jungkook y Taehyung continuaron su viaje, sabiendo que cada paso los acercaba a la restauración de un alma que el destino había decidido fragmentar.

......

El polvo del camino se asentaba suavemente sobre el paisaje mientras el sol comenzaba a ocultarse tras las colinas. Jungkook y Taehyung, con los fragmentos de la Perla de las Almas asegurados en sus bolsas de viaje, llegaron a las afueras de un nuevo pueblo. Este lugar, conocido entre los viajeros por su tranquilidad y la belleza de sus jardines colgantes, se perfilaba ahora como un oasis de paz tras la feroz batalla con la manada de monstruos.

Jungkook y Taehyung emergen de la densidad del bosque, entrando en las proximidades de un pintoresco pueblo

–Por fin algo de civilización. Podemos descansar y reabastecernos.–Dijo Tae

–Y mantener los fragmentos a salvo. No podemos bajarla,– Habló Jungkook

Caminan hacia el centro del pueblo, observando a los aldeanos que realizan sus tareas diarias.

Sin embargo, la calma que reinaba en el pueblo se vio perturbada cuando se encontraron con un sacerdote en la plaza central. Vestido con ropajes oscuros que contrastaban con el aura de serenidad del lugar, el sacerdote los abordó con una sonrisa que no alcanzaba a tocar sus ojos, fríos y calculadores.

–Hermanos viajeros, he escuchado rumores de que lleváis consigo reliquias de poder inconmensurable,– dijo el sacerdote, extendiendo sus manos en un gesto que pretendía ser de bienvenida pero que apenas disimulaba su verdadera intención. –los insto a que las entreguen para su protección en nuestro templo. Solo así podréis evitar que caigan en manos equivocadas.

Jungkook y Taehyung intercambiaron una mirada de cautela. Sabían que la Perla de las Almas no podía ser entregada a alguien cuyos ojos destilaban avaricia en lugar de fervor sagrado.

–Gracias por su preocupación, pero los fragmentos están seguros con nosotros,–respondió Taehyung con diplomacia, intentando alejarse del sacerdote sin provocar un conflicto.

El sacerdote, sin embargo, no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta. Con un rápido movimiento, invocó una barrera de energía oscura que bloqueó el paso de los jóvenes.

–No entienden la magnitud de lo que llevan. No puedo permitir que sigan con ellos.

–Agradecemos su oferta, pero sabremos cuidar de ellos.– Dijo tae

Jungkook, cuyos instintos siempre estaban al acecho de la amenaza, sintió la bestia en su interior agitarse. Como mitad bestia, poseía poderes que iban más allá de la comprensión humana, y una fuerza que podía ser tan destructiva como protectora. Su espalda, capaz de generar diamantes tan duros como su voluntad, comenzó a brillar con una luz amenazante.

–Taehyung, aléjate,– dijo Jungkook con una voz que era un gruñido bajo. Sin esperar, se lanzó hacia el sacerdote, su forma parcialmente transformada en la de la poderosa criatura que compartía su ser.

La pelea fue un torbellino de energía y poder. Jungkook, con la agilidad y la fuerza de su linaje bestial, esquivaba y atacaba, sus golpes potenciados por la ira de ser desafiado. Los diamantes que emanaban de su espalda eran reflejos de su espíritu indomable, y cada uno que se desprendía y golpeaba la barrera mágica la debilitaba un poco más.

El sacerdote, sorprendido por la feroz resistencia de Jungkook, aumentó su asalto mágico, lanzando hechizos oscuros que buscaban subyugar la voluntad del joven. Pero Taehyung, desde la distancia, entonaba cánticos antiguos que habían aprendido en su viaje y disparaba sus flechas purificadoras, fortaleciendo a Jungkook y protegiéndolo con un escudo de luz.

Finalmente, con un rugido que pareció sacudir las mismas raíces del pueblo, Jungkook logró romper la barrera. El sacerdote, derrotado, cayó al suelo, su poder oscuro disipándose como humo al viento.

Jungkook jadeante

–La Perla de las Almas no puede caer en manos equivocadas.

Taehyung admirativo

–Tu fuerza... es impresionante.
Taehyung ayuda a Jungkook a levantarse y juntos, se alejan del sacerdote caído, más decididos que nunca a proteger los fragmentos.

Su forma bestial retrocediendo hasta revelar nuevamente su apariencia humana.

–No podemos confiar en nadie cuando se trata de la Perla de las Almas,– dijo, recuperando el aliento.

Taehyung asintió, su admiración por la fuerza.

Jungkook y Taehyung desaparecen en el crepúsculo del bosque, su misión lejos de terminar.

.....

Les dejo un nuevo capítulo
Mis hermosas lectoras 💞🥰