Extra IV "Celos"
Murat Arslan
Una semana más de trabajo, una rutina que nunca acaba.
Pero que si cambia, como hoy, no me iré solo, Sharon iría conmigo.
En verdad me siento un poco culpable que yo sigo en el trabajo de siempre y en cierta parte ella no.
Pero ella dijo estar bien trabajando conmigo, además, no es como que se trabaje al 100%, porque ahora ella también es dueña de todas las empresas.
En fin, teníamos que estar en la empresa a las 12 y eran las 11, apenas estábamos desayunando.
-¿Estás segura?
-¿De qué?
-De trabajar conmigo en la empresa.
-Si, claro, porque no lo estaría, solo estaré segura si me dices que me trataras como una trabajadora más y no como la esposa de Murat, dueño de la empresa o de las empresas.
-Sabes que eso no lo podré hacer verdad?
-Solo te pido que lo intentes.
-No prometo nada.
Nadie dijo nada más, terminamos de desayunar, ya estábamos camino a la empresa.
-Se que tu puedes, por mi por favor inténtalo.
-Vale, intento dijiste.
Me miró un poco enojada.
Cuando llegamos se bajó como si nada, ni un beso me dio, pero cuando llegamos al ascensor, lo obtuve.
-Si no me diste mi beso en el coche me lo darás ahora o si no, no intentaré ni una mierda.
-Pues te aguantas, porque a mi no me mandas, así que lo intentaras todo y sin beso.
La agarré del rostro y le robé el beso.
Salió enfurecida del ascensor.
Me dirigi a mi oficina y la rutina de revisión de documentos y firmas de autorizaciones iba normal, hasta que.. Se me ocurrió voltear hacia la oficina, de mi mujer.
Mujer la cual no estaba en su lugar de trabajo, no lo puede evitar y salí a buscarla, algún pretexto se me ocurrirá para estar con ella.
Cuando le pregunté a su asistente, me dijo que se había dirigido a cafetería, pero que no sabía si aún estaba ahí.
No perdía nada con averiguarlo.
Cuando llegue a la puerta, escuche una simples palabras que hicieron que me hirviera la sangre.
-Estas muy hermosa, hoy con esa vestimenta.
-Gracias, pero creo que la forma en que lo dices no es correcto, porque estoy casada y es algo que me incómoda.
-No importa, si estas casada, el no se enterará.
Entre con la cara roja y sintiendo como salía humo de mis oídos.
-Que lastima, porque ya me enteré.
Cuando Eric volteo, se congeló y automáticamente se puso pálido, como si hubiera visto un demonio o un fantasma.
Lo entendía, porque estaba apuntó de convertirme en un verdadero demonio, el sabía las consecuencias, tal vez no sabía que Sharon era la esposa de su patrón, pero lástima, algunos no tienen buena suerte.
Eric era, el administrador de varios hoteles, por lo cual, se le pagaba muy bien y si era, porque probablemente, ya no lo será.
-Je... Jefe, lo... Siento.... No sabia que usted era el esposo.
-Pues ahora lo sabes y habrá consecuencias que no te gustaran.
-Lo siento - se iba a ir, pero lo detuve.
-Para la otra, como consejo te digo que... No intentes despertar algo que no podrás controlar, porque no te gustara verme como el verdadero demonio que soy.
Asintio y se fue.
Mire a Sharon y me dio una mirada de desaprobación absoluta.
Esto de trabajar juntos, no será para nada fácil.
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