🌹Capítulo 5🌹
Junkyu
Haruto había venido a disculparse. Eso me había puesto muy feliz.
Decidí tomarme una semana lejos de él para pensar en qué era lo mejor para mí y mis sentimientos. Llegué a la conclusión de que aunque me había molestado la forma en la que me había tratado aquel día, lo había hecho porque se preocupaba por mí, jamás podría dejar ir a Haruto. Lo extrañaba muchísimo y solo quería que se disculpara de una buena vez para estar a su lado como siempre. Estaba dispuesto a tolerar sus historias de cassanova, si solo con eso pudiera verlo de nuevo.
Me alejé del teléfono y mientras pensaba dejé de comer y dormir. Haruto no salía de mi cabeza. No dejaba de pensar en qué estaba haciendo, en si lo había afectado como a mí este tiempo, en qué carajos sentía por mí ya que me confundía. Haruto era muy impredecible. Nunca lograré comprender su cerebro a menos que lo abra.
Por eso, cuando se disculpó cara a cara me puse tan feliz. Por las cosas tan lindas que había dicho, como que me extrañaba igual que yo a él, y que me permitiría conocer chicos. Y aunque no sabía si eso era lo que realmente quería, ya era hora de dejar mi miedos atrás y salir con otras personas, que me mantuvieran ocupado al menos y no pensando en él cada 24/7 porque él no deja de salir a fiestas por nada en el mundo, ni aunque se esté muriendo, lo conozco.
De igual forma me había molestado que borrara los mensajes y llamadas. Ahora nunca sabría como se sintió en esta semana y eso me frustaba. Quería arrancarle la cara con un rastrillo. Pero lo compensaba el que se había preocupado por mí.
Todo había vuelto a la normalidad. Y quién sabe si las cosas irían a mejor.
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Al otro día, como era domingo decidí ir a casa de Ruto para jugar videojuegos. Había hecho un esfuerzo extra al levantarme temprano hoy, pero por él yo iría hasta el fin del mundo. Me vestí con mi ropa habitual, un mono gris y una sudadera rosa y me dirigí hasta su casa.
No terminaba de subir las escaleras de su habitación cuando Airi me arrastró hasta su cuarto y me encerró, sentándome en la cama y ella en una silla para comenzar con el interrogatorio.
-Sé que quieres ver a mi hermano, pero aún duerme, tenemos tiempo. -sonrió con una sonrisa malévola-
-¡Auch! Serás pequeña y una chica pero eres bastante fuerte Airi, ¿nunca te lo han dicho?
-Jaja, muy gracioso. No te he visto en una semana, cuéntamelo todo. ¿Pasó algo entre ustedes? Me estoy quedando sin ideas para mi fanfic Harukyu.
La miré con temor y luego chasqueé mi lengua y traquear mis dedos para comenzar a hablar.
-Tuvimos una pequeña discusión, pero ya está todo aclarado. ¿Contenta?
-Awwww...tuvieron su primera pelea matrimonial. ¡Muero de ternura!
-Nomás no te pego porque eres niña.
-Atecreas tengo más fuerza que tú.
Callé porque tenía razón. La muy desgraciada me había vencido en un pulso a los 10 años y casi me parte la muñeca. Desde entonces me puse modo Junkyu sumiso con ella porque era capaz de noquearme con un zape o dejarme sin aire con un abrazo. Cuidado hay que tener con Airi siempre.
-¿Y cómo viste a tu hermano en esta semana? -pregunté curioso, algo bueno tenía que sacar de todo esto-.
-Ah, conque estás intrigado por lo que habrá hecho tu marido mientras no estabas. Pues lo de siempre. Encerrado en el cuarto jugando videojuegos de día, de fiesta con Mashi y Sahi de noche. Lo escuchaba cuando llegaba porque sabes que tengo oído supersónico.
-Lo sé.
Lo tenía.
-En fin. Se le veía realmente mal. No sé cual fue la causa de la pelea pero espero que no vuelva a pasar, no me gusta verlo así.
Por primera vez veía a Airi...humana.
-Además el Harukyu es real, no puede morir por una estupidez como esta.
Y ahí está la Airi que todos conocemos.
-Bueno, Airi, un placer charlar contigo como siempre, gracias a tus hermosos y cortos secuestros, espero haberte dado ideas, o no, pero tengo que ir a despertar a tu hermano.
-Anda y ve. Sé que estás loco por eso.
Le agradecí y me retiré de su habitación, y sin tocar, como él hacía conmigo siempre, entré a su pantano.
Dormía bien feliz en su camita sosteniendo su muñeco de Crayon Shin-Chan que amaba puede que hasta más que a Airi. Se le veía dulce e inocente. Algo que para nada era cuando estaba despierto. Maldito cassanova que no puede mantener sus genitales tranquilos por una noche.
Siempre era él quien me despertaba a mí y estaba harto de ser la bella durmiente, por lo que decidí devolverle la broma y me le acerqué al oído.
-Ruto, Ruto, come on baby es hora de despertarse.
Utilicé mis brazos para zarandearlo y me reía porque parecía un rollo de sushi. Al ver que eran inútiles mis esfuerzos decidí alejarme pero tomó uno de mis brazos y me jaló a la cama.
Me envolvió junto a él y me abrazó. Mi corazón comenzó a palpitar muchísimo porque me había sorprendido esto. Estaba inmóvil por sus brazos que me rodeaban y pegado a su pecho.
Miré hacia arriba y me percaté de que ni siquiera había abierto los ojos. Había sido una especie de acto reflejo el sujetarme para que pudiera continuar durmiendo. Estaba algo avergonzado y apreté mis labios para no emitir un grito de felicidad, porque, ¿cómo no voy estar feliz entre los brazos de mi amado?
-Princeso, quedémonos 5 minutos más así, porfis.
¿Como podía no amarlo? Era tan masita conmigo, tan algodón de azúcar...
Tóxico.
Porque a mi lado, en nuestra soledad, actuaba como un bebé que necesitara cuidado y protección, aunque como él siempre me decía, ese era yo, su tamagochi; pero con el mundo Haruto daba la impresión de ser frío y no tener sentimientos, un cassanova más, cuando no era así.
Dormir con él era algo que siempre había soñado. Las pillamadas no eran lo mismo. Y aunque no había sido como lo planeé, esto me bastaba por ahora.
Supongo que 5 minutos más no le hacen mal a nadie.
Los videojuegos pueden esperar.
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