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26

ADVERETENCIA

El próximo contenido es para mayores de 18 años, si así lo deseas, puedes saltar este capítulo. Si lo lees será bajo tu propia responsabilidad.

sin más, espero que disfruten el capítulo y los quiero mucho

Pd: les recomiendo que que escuchen tres canciones que encajan con este capítulo
~Lipstick -Charlie Puth
~All of me -John Legend
~If our love is wrong -Calum Scott


Denise

La noche se vuelve nuestra cómplice, y la lluvia un suave arrullo. Cada día en mi vida se había sentido como si estuviera todo el momento en el aire, que no sabía qué hacer o qué desear. Me sentía perdida, lo peor de todo es que era consciente de cómo vivía mi vida.

No es como si ya hubiera tenido muchos años sobre mis hombros, pero sin saber qué hacer en mi mañana, no me daba ánimos para mi futuro. Es una tontería. Considerando que muchos me hubieran visto como una niña. Pero incluso nosotros, buscamos una razón. Yo no la tenía, nunca la busqué, no creía que pudiera sentirme segura de en dónde quiero estar.

Cómo ahora...

Veo las gotas de agua resbalarse por la ventanilla mientras el camino avanza. A pesar de la calefacción, se siente la ligera caricia del frío, pero yo solo puedo sentir su mano entrelazada a la mía. Miro su perfil concentrado en la carretera, bajo a nuestras manos que encajan tan bien que parecen que nunca deben de soltarse.

La idea calienta mi corazón de una tonta manera, pero empeora cuando él nota mi mirada y con una sonrisa besa mis nudillos. El viaje se hace en silencio, nunca se sintió tan cómodo como ahora. Adoro la sensación de mis mejillas al no poder dejar de sonreír, al no poder dejar de estar feliz.

No tardamos mucho para llegar al apartamento de Kevin, fue mi decisión... no hacía falta escabullirse más para recibir un abrazo de él. Nos reímos como unos niños mientras nos besamos en el ascensor. El apartamento se siente agradable cuando ingresamos y él me mira con una sonrisa.

—Te voy a buscar ropa para que tomes un baño.

Asiento con una sonrisa y lo veo irse a la vez que yo camino hasta las ventanas de cristal, viendo la ciudad siendo bañada por la lluvia. Toco mis labios, aun sintiendo cómo el mundo dejó de importar para nosotros rodeados de tantas personas.

—¿Pasa algo?

Me volteo a verlo con una muda de ropa en mano. Parece que sonreír es lo único que puedo hacer esta noche —solo miraba la ciudad.

—Creo que esto te puede servir —se acerca a mí, revelando un polo de mangas cortas y un chándal gris— aunque esto te quedará como un vestido—murmura para sí mismo, viendo el polo, yo hago una mueca ofendida.

—¿Te estás metiendo con mi altura?

Él alza la mirada ante mi pregunta y sonríe cuando de seguro ve mi mueca. Termina de acortar el espacio entre los dos y yo solo puedo perderme en su mirada.

—Amo cualquier cosa de ti, incluso si eres pequeña.

—Yo no soy pequeña —respondo con convicción, aunque sé que esta conversación no tiene sentido, pero estoy segura de que digo la verdad. —Es que tú eres muy alto.

—Mejor así —me da un rápido beso a la vez que abraza mi cintura y me derrito ante su hermosa sonrisa— porque de esa forma solo eres mi pequeña.

—Si no me dices que eres posesivo, no me doy cuenta.

Él se ríe con fuerza ante mi sarcasmo y yo también, porque no puedo decir que me moleste para nada, ver cómo él me quiere solo para él.

—No me arrepiento, ven, tienes que tomar ese baño, no quiero que enfermes.

—¿Y tú?

—Iré al segundo baño.

Asiento sin pensar mucho en eso porque fue lo que habíamos hecho la otra ocasión en que me quedé aquí.

Ni siquiera en la soledad del baño, me detengo a asimilar todo lo que ha ocurrido en menos de tres horas. Como si todos estos meses atrás, hubieran pasado como un borrón y el verdadero comienzo fuera este. Es divertido, debo admitirlo. Ahora, desde mi punto de vista, todo estuvo siempre muy claro, no hay que pensarlo mucho.

Ni siquiera en el "simple" hecho de que él es mi profesor y yo su alumna.

Cada acción mía, cada palabra, de la forma en que reaccionaba cuando me encontraba cerca de él, o cuando invadía mi mente. Me costó muchos meses admitir que a la fuerza Kevin invadió mi corazón y mente.

Pero si hablo con la Denise de ayer... no lo verá para nada de esa manera.

A cada paso que daba, por muy claro que las cosas se revelaran ante ella, estaba aterrorizada. Ahora desconozco por qué el miedo me rodea, cuando todo en mi vida parece que puede ir bien. Quiero dejarlo atrás, pero de alguna forma siempre va a aparecer. Siempre veré su sombra.

Quiero ignorarlo... por primera vez voy a ignorar esas palabras.

Alzo la cabeza, mirando mi imagen en el espejo, llevando solo el polo de Kevin y muy en mi interior, me gusta la chica que ven mis ojos. Tal vez solo sean tonterías mías, pero capto que mi expresión es mucho más suave desde que conocí a Kevin. He hecho cosas que nunca me imaginé que haría. Me muerdo el labio inferior cuando mi cabeza maquina a millón mientras miro el chándal.

Antes de que me arrepienta, salgo del baño sintiendo los nervios en cada poro de mi piel, caminando con mis pies desnudos por la habitación, hasta la sala en donde lo veo también con un chándal blanco. Me quedo mirando en silencio cómo acomoda el sofá para dormir.

Al parecer siente la mirada de mis ojos, porque se voltea a verme. Sus ojos se pasean por mi cuerpo, de los pies hasta la cabeza, e intento no ponerme nerviosa. Camino hacia él, viendo cómo no deja de mirarme con una sonrisa.

—Tenías razón —le digo cuando estoy frente a él. Ahora sin los tacones mi figura parece más pequeña, pero no puedo mentir al decir que me molesta. —Es un vestido.

Él se ríe, a la vez que asiente con la cabeza. —Un vestido muy bonito, debo decir —me hace una dulce caricia en el cabello que disfruto. —¿Aún no tienes sueño?  

—No.

—¿Quieres ver una película?

—Creo que prefiero conversar un rato.

Su sonrisa aumenta y me pregunto qué es lo que pasa por su cabeza cuando me ve —Así que mi pequeña ya no se va a escurrir para abrazarme.

Siento mis mejillas calientes y sé a la perfección de que estoy colorada. Me doy la vuelta fingiendo estar molesta, a la vez que siento su fuerte carcajada mientras rodea mi cintura con un brazo.

Aunque... eso mismo se me pasa por la cabeza.

—Tranquila, pequeña fiera, guarda tus garras —dice en mi cuello y lucho con la sensación que nace en mi cuerpo, pero aun así le doy la bienvenida con gusto —Solo bromeaba.

—¿Me acabas de llamar fiera?

Volteo mi cabeza para verlo por encima de mi hombro, notando su hermosa sonrisa, junto con la forma en que me mira. Nunca entendí la expresión de que en ocasiones las palabras no hacen falta, pero ahora, viendo sus ojos, de la manera en que se expresan cada vez que siento la caricia de su mirada... está fuera de comparación e imposible de poderlo explicar con palabras.

—Puede ser, pero que quede claro de que eres mi pequeña fiera.

—No puedo creerlo —murmuro mirando hacia la nada con un tono que puede sonar ofendido. —Mi novio me llama fiera.

Antes de que pudiera decir algo más, soy volteada aún en los brazos de Kevin, encontrándome de cara con su rostro. —¿Novio? ¿Eso soy?

Mi sonrisa se hace enorme, porque no puedo evitar ver lo gracioso de la situación. —¿Me estás preguntando si quiero ser tu novia?

Siento cómo sus manos se aferran a mi cintura y me encanta el hecho de que nuestros cuerpos encajan como si hubieran sido hechos el uno para el otro. —Eso lo dijiste tú—me encojo de hombros totalmente inocente y veo su sonrisa peligrosa —Pequeña mentirosa.

En un momento, estoy de pie en sus brazos y en otro, estoy siendo atacada con cosquillas sobre el sofá. —¡Detente, Kevin! —me retuerzo entre sus brazos, pero parece una misión imposible con su fuerte cuerpo sobre el mío, inmovilizándome por completo.

Me río con fuerza, a la vez que golpeo sus hombros, pero parece una pared. Sus manos recorren mi cintura con crueldad, sin darme ningún tipo de piedad. —Mi pequeña juega sucio— se detuvo y mi jadeo es lo único que se siente en toda la habitación.

—Yo no dije nada.

Sus ojos detallan cada detalle de mi rostro. —¿Quieres ser mi novia?

—Te ves tan tierno preguntándome eso —alza una ceja y veo cómo su mano se mueve nuevamente con intenciones de hacerme cosquillas, pero lo detengo antes de que lo haga —¡Está bien, lo siento, lo siento! —grito alarmada, para mi buena suerte se detiene.

Ahí es cuando me doy cuenta de la posición en la que nos encontramos. Su cuerpo cubre el mío por completo, una rodilla en medio de mis piernas y sus manos por encima de mi cabeza sobre sus codos, para que su peso no caiga por completo encima de mí. Busco por alguna parte si me siento incómoda o fuera de lugar, si quiero correr lejos. Pero es una tontería pensar en eso cuando mi cuerpo solo se calma a su lado.

—¿Me estás castigando para que siga preguntando?

Sonrío y envuelvo mis brazos en su cuello. —No sería mala idea, pero no hacen falta muchas preguntas para saber lo que quiero.

—¿Qué quieres?

—¿Qué quieres tú?

Él acaricia mi cabello con una lentitud, que mi cuerpo se estremece, cuando sus dedos bailan sobre mi mejilla, como si quisiera grabarse el calor de mi piel en su tacto. —Yo quiero besar a mi novia.

—¿Y ella te ha dicho que sí?

—Eso voy a averiguar.

Antes de que pudiera decir una palabra, su boca cubre la mía y de mi garganta sale un jadeo que él se roba con agilidad. Mis manos se aferran a su espalda desnuda, cerrando mis ojos, perdida en su sabor, como si esta fuera la primera vez que nos besáramos, como si fuera el último elixir para mantenernos con vida. Aun cuando mi respiración escasea, no me es suficiente de él.

Nos separamos, respiramos en la boca del otro, buscando ese aliento, pero aún reacios a que el contacto se rompa entre nosotros. —¿Tienes tu respuesta? —pregunto con mi pecho chocando con el suyo desnudo.

—Sí, pero quiero volver a confirmar.

Mis dedos se enredan entre su cabello negro, una de sus manos se escabulle a mi pierna. Es demasiado esto que siento, el cosquilleo en mi vientre aumenta. Clavo mis uñas en su espalda y cuero cabelludo, a la vez que un gemido se escapa de mi garganta que al instante rebota en sus labios. Kevin se tensa sobre mí obligándonos a que nos separemos. Cuando veo sus ojos, reconozco la misma mirada que vi esa tarde en el gimnasio.

Sus ojos se vuelven más oscuros que la noche que cubre la ciudad; un indicio de algo desconocido rebota en su mirada y tiene un efecto demasiado fuerte en mi cuerpo. Mi piel se eriza, nunca pensé que podía pasar, pero mis senos se sienten demasiado adoloridos. Otro gemido se escapa de mi garganta cuando la mano que acaricia mi pierna hace presión.

Con demasiada rapidez, Kevin se aleja de mí y se pone de pie, asegurándose de poner la mayor distancia posible entre nosotros. Me siento mirándolo aún perdida, hasta que entro en razón de lo que recién acaba de pasar. Veo a mí, ahora recién novio, revolviendo su cabello negro mientras murmura algo en francés que no entiendo.

—¿Kevin? ¿Ocurre algo?

Ver la tensión en su cuerpo, y casi un pánico me pone nerviosa. No quiero sobre pensar en lo que esa reacción pueda significar.

—Es mejor que vayas a dormir, Denise.

—¿Pasó algo? —Me pongo en pie y me acerco a él, pero en respuesta su cuerpo se tensa demasiado.

—Denise, es mejor dormir.

Sintiendo cómo mi cuerpo actúa por instinto, mi cerebro no enciende ninguna alarma como está acostumbrado a hacerlo. Al parecer, se acostumbró a que no importa que, yo no voy a alejarme de Kevin. Veo su espectacular pecho desnudo delante de mí, a pesar de lo fresca que está la noche, su piel se siente caliente bajo mi tacto.

—¿Es lo mejor?

Mi susurro es lo único que suena en el silencio de la noche. Siento su corazón latir como un salvaje bajo mi propio tacto, y aunque lo intente, no puedo dejar de mirarlo a los ojos, es como un hechizo. Estoy nerviosa, lo sé, pero también sé lo que quiero. No quiero echarme hacia atrás, menos aún quiero pensar en lo que pudo haber sido esta noche si ignoro esto en mi interior.

Ya he perdido mucho tiempo siendo tonta y evitando lo que siento por Kevin. Esta noche es solo para los dos, el mundo se puede ir al infierno mientras yo estuviera entre los brazos de este hombre.

—Por favor, Denise, vamos a dormir.

—Quiero esto.

No hacen falta muchas palabras para saber de lo que estamos hablando. Tonto seríamos si ambos ignoramos el deseo que nuestros cuerpos profesan y cómo reaccionan ante el otro.

—Denise —casi siento un tono de súplica en mi nombre, sé que él también puede sentir lo mismo que yo. —No hace falta que nos apresuremos, no quiero presionarte, solo tenerte a mi lado me hace feliz pequeña.

Sonrío ante la dulzura de sus palabras que alegran a mi corazón. Pero soy consciente de mi firmeza ante lo que quiero, también de que no voy a dar marcha atrás.

—No existen las presiones —mis manos se pasean por su pecho, hasta que tocan sus mejillas para que me mire fijamente, aunque en ningún momento aparta la vista. —Quiero esto, Kevin, te amo, me voy a arrepentir si no escucho lo que tanto anhela mi corazón y mi cuerpo.

—Denise—mi nombre se escucha en un susurro saliendo de su boca, mientras pega su frente a la mía, como si él estuviera buscando agarrar el último hilo de su autocontrol, porque si bajo la mirada, puedo ver claramente la prueba de su deseo por mí y sus ojos no callan mucho—No seré capaz de dar marcha atrás.

Su intento de no querer presionarme hace que mi sonrisa no pueda desaparecer. Le doy un simple beso rozando sus labios. —No te lo pediría —le devuelvo el susurro.

Aun cuando el movimiento es veloz, sus manos se aferran a mi cintura con delicadeza mientras me eleva por los aires. Me sostengo de sus hombros, mientras cruzo mis piernas en su cintura a la vez que él nos lleva hasta su habitación.

—Denise, ¿estás segura de esto?

Me pregunta de nuevo a los pies de la cama y yo no digo nada, solo vuelvo a besarlo para que obtenga su respuesta. Siento las sábanas a mis espaldas, pero lo que más disfruto es sentir su cuerpo sobre el mío. A pesar de la intensidad de sus besos que me demuestran su deseo, su toque es delicado en mi cuerpo.

Jadeo, perdida en el placer, con mis ojos cerrados, me deleito cuando juega con la piel de mi cuello, estremeciendo mi cuerpo y aumentando el cosquilleo en mi pelvis. Su mano traza un mapa, desde mi muslo, subiendo el polo, tocando la piel sensible de mi cintura. Mi espalda se arquea cuando un pellizco en mi pezón envía sacudidas de placer a mi cuerpo, que se acumulan en mi pelvis.

—Kevin —no puedo contener el gemido en mis labios, mientras sus dedos se burlan de mis senos con toques juguetones en cada uno.

—Ta peau est la toile sur laquelle je veux graver mon nom. (Tu piel es el lienzo en el que quiero grabar mi nombre)

Se deshace de mi polo y estoy semidesnuda bajo una hambrienta mirada, que me hace desear que me devore. Sus besos van bajando por mi tez, dejando un rastro de su deseo, mientras que mi mente se pierde entre sus caricias; al mismo tiempo, sus dedos bajan lo único que me cubre ante él.

Me siento húmeda, pero no es hasta que sus dedos juegan entre mis pliegues que recoge la prueba de mi excitación. Su boca se engancha a uno de mis senos, en el mismo instante que siento una ligera instrucción. Me estremezco cuando su boca se engancha chupando con más ahínco en mi pezón.

El ligero ardor se hace sordo mientras siento el placer, pero pierdo el sentido cuando Kevin presiona un punto con su pulgar por encima de sus dedos y lo frota. Mi espalda se arquea, cuando él se mueve a mi otro pezón y su otra mano acaricia el que tenía en la boca. El aire se escapa de mí, al sentir tres dedos en mí, a la vez que sigue frotando ese punto.

Las sábanas se estrujan entre mis dedos, a la vez que mi otra mano la enredo entre su cabello. Mi pecho suena con fuerza y lo miro a los ojos, es lo peor que hago. Soy la primera espectadora de su mirada sobre mí, cuando se mete a la boca casi todo mi seno chupando con fuera a la vez que sus dedos se doblan. Las estrellas se acumulan en mi visión cayendo a un abismo lleno de éxtasis del que no deseo salir, mientras la habitación se llena de mis gemidos. Su boca se cierra sobre la mía, sus dedos siguen alargando ese éxtasis mientras el volcán explota en mi interior y en mi entrepierna.

Respiro con pesadez, asimilando lo que había pasado recién y deseando más de ese trozo de placer que se me otorgó. Veo a Kevin moverse mientras busca protección a la vez que se deshace de su chándal. No puedo evitar avergonzarme, ante la vista de su cuerpo al desnudo por completo, pero siento que el deseo aumenta más en mí al saber que dentro de poco seremos uno.

Mi cuerpo recibe el tacto de su piel con la mía, como un asentimiento de que no hace falta esperar más entre los dos. Miro sus ojos mientras su virilidad se asienta con delicadeza entre mis pliegues, pero de repente se acerca a mi oído.

—Ton corps est la plus belle oeuvre d'art pour la aquelle je veux me prostener á tes pieds (Tu cuerpo es una hermosa obra de arte por la cual quiero postrarme a tus pies)

Sus palabras susurradas en mi oído, envían una bruma de placer por mi cuerpo a la vez que él presiona en mi interior. Abro mi boca en un jadeo silencioso, clavando mis uñas en su espalda, sintiendo como se abre paso dentro de mí y juega con la piel tras mi oreja. En un empujón final mi cuerpo está lleno de él.

Cierro mis ojos, sintiendo cada nervio de mi cuerpo, ser consciente de su presencia, de que se encuentra dentro de mí. Mi corazón se hincha al saber que mi primera vez la estoy compartiendo con él.

—¿Estás bien?

Miro sus ojos y acaricio sus mejillas, agradecida de haber conocido a un hombre como este—No te preocupes, solo arde un poco, va pasando.

—Quiero que me digas en cualquier momento si quieres que pare—su voz suena con una convicción que es tan real, pero a pesar de eso, noto la tensión de su cuerpo, como si estuviera soportando.

—Quiero también que ambos disfrutemos de este momento, no soy delicada.

Kevin se queda mirándome con sorpresa, como si no se creyera lo que acaba de escuchar de mis labios. Hasta que se ríe y besa mis labios con ternura.

—Nunca pensé que los fueras, pero es tu primera vez, no quiero ser brusco de repente, por el momento es mejor ir lento.

Antes de que poder responder, lo siento moverse, mi cuerpo se eriza al captar como mi interior se aferra a él, como si fuera el punto entre el límite y la cordura. A pesar de la protección, siento cada extensión de su virilidad, así como me adapto a él. Se sostiene con un codo, su mano libre se mueve a la curva de mi pierna, moviéndola para que la cruce en sus caderas. Imito la acción con la otra pierna y mis ojos se voltean hacia atrás, cuando gracias a eso llega mucho más profundo, golpeando un punto que me saca un grito.

Dejo marcas rojas en su espalda con mis uñas, a la vez que alzo mis caderas por instinto ansiando más. Me deleito de la manera en que gruñe perdido en este afrodisíaco. Mis gemidos se hacen mayores y Kevin me deleita aumentando la velocidad de sus embestidas.

Es como si todo dejara de importar. Somos solo nosotros, contra el mundo, encerrados entre estas cuatro paredes. Mi piel lo reconoce como su dueño y todo tiene sentido si estoy en sus brazos. Todo de mí está hecho para él; esta es la mayor de las pruebas de que el destino lo escribió así.

Lo único que se puede escuchar es el ligero golpeteo de nuestras pieles, seguido de mis altos gemidos. La lluvia que tanto amo queda en segundo plano mientras recibo las embestidas de Kevin

Miro los ojos de mi novio, esa oscuridad perdida en la lujuria mientras sigue golpeando mi interior. Abro mi boca buscando ese tan anhelado aire, solo para poder decirle como me siento, decirle que lo amo. Pero una serie de incoherencias sin sentidos salen de mis labios. Pero él parece que puede entender todo con mirarme a los ojos, todo lo que no digo ahora y todo aquello que no dije en el pasado.

Él lo sabe todo.

Sin dejar de moverse, toma mi nuca y toma mi boca con desesperación, agravando las sensaciones de mi cuerpo. Cuando el aire es necesario, su frente se pega a la mía, gruñe, sintiendo su excitación.

—¡Kevin! ¡Por Dios!

De un segundo a otro, Kevin nos mueve en la cama para quedar sentados y yo sobre su regazo. Antes de poder preguntar, sus manos se aferran a mis caderas indicándome cómo moverlas y el placer me ciega. Nuestro cuerpo bañado en sudor es el mejor de los roces cuando empiezo a moverme.

Me sostengo de sus hombros e imito el movimiento que me enseñó, tomo el placer con mis manos aferrándome a él con fuerza. Su gemido suena contra mi garganta, repito el movimiento al ritmo de mis caderas, buscando también ese placer.

Nuestra velocidad es constante, pero anhelábamos aumentar. Lo veía en el negro de sus ojos. Me estremezco cuando él me toma de la cintura ayudándome a ir más rápido. Salto con violencia, ciega ante el deseo, envuelta en él con mis brazos y piernas. Nunca me alegré más de que él pueda manejarme a su antojo gracias a mi tamaño, que ahora que su erección me reclama como suya.

—Ma douce petite. (Mi dulce pequeña)

Nuestros gemidos se mezclan mientras más rápido vamos en el silencio de la noche; nuestras pieles forman una sincronía digna de ser admirada. Sus manos pasean por mi espalda, mientras yo echo mi cabeza hacia atrás sin poder callar mi voz. La lava camina por mi piel reconociendo la llegada del orgasmo, siento cómo él se tensa bajo de mí, lo que me avisa que él también está a punto de llegar al éxtasis.

Ambos perdemos los sentidos buscando más de esa espiral de deseo. Mi cuerpo vuelve a convulsionar de placer mientras grito su nombre. Dejo un camino en su piel con mis uñas y él se tensiona, se aferra a mis caderas sin dejarme parar para alargar el éxtasis de nuestro orgasmo, aun cuando mi cuerpo ya se siente lánguido pero satisfecho. Parece que no tenemos suficiente, hasta que él gime mi nombre embriagado de pasión.

Aun con los espasmos acariciando nuestras pieles, nos enredamos en un abrazo tan dulce como posesivo. Nos miramos a los ojos, diciendo mucho y deteniendo el tiempo entre nosotros, dejando al mundo atrás.

Aquí somos solo él y yo.


Hola luego de la corrección, me gusta mucho más como quedó este capítulo. siendo sincera, sentía que le faltaba algo y eso puede ser a que no tengo mucha experiencia escribiendo este tipo de escenas. pero espero en verdad que lo hayan disfrutado. no olviden que los quiero mucho

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