Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

Denise

Me guardo un jadeo cuando el frío toca mi piel y cierro mis ojos, sintiendo cómo un escalofrío me recorre por el cuerpo. Mientras más la tela limpia los golpes de mi cara, me acostumbro al dolor, aunque me obligue a hacer muecas. Luego de eso, en silencio, siento cómo con ternura, unas grandes manos ponen un parche sobre mi pómulo hinchado, que coge parte de mi ojo izquierdo.

Mi mirada se conecta con la suya, y quiero que diga algo, que no se quede callado. Algo que es bastante raro, porque siempre he preferido el silencio cuando él me ha encontrado en estas situaciones. Porque me hacía pensar en lo mucho que odio que me vean así. Quizás era una broma de mal gusto que un profesor me encuentre en ese estado.

Pero mis pensamientos fueron silenciados con el pasar del tiempo y me he olvidado de todas esas advertencias. Ahora, en cambio... quiero escuchar su voz.

—¿No dirás nada?

Sus ojos negros vuelven a conectarse con los míos y vuelvo a sentirme pequeña ante ellos, pero no puedo correr la mirada, no quiero.

—¿Crees que lo mejor es que hable? ¿Quieres que diga todo lo que está pasando por mi mente? —Él está en la mesita frente a mí y yo, en donde él estuvo una vez curándose. De repente se pega más a mí rozando nuestras narices —¿Quieres que diga que estoy a punto de perder la cabeza por ver que alguien te hizo esto? ¿Quieres que pregunte a quién hizo esto para devolvérselo?

Ahogo un jadeo de impresión, sin dejar de apreciar ese pozo tan profundo que tiene por mirada, fríos cuando quiere, cálidos cuando lo siente. Pero ahora... la frialdad que los adorna, me dejan muy claro de que va a cumplir sus palabras.

—No me gusta cuando estás en silencio.

Su vista baila entre la mía y con un suspiro se vuelve a alejar de mí, tomando nuevamente el botiquín en sus manos. —Créeme, Denise, mi silencio es lo mejor.

—¿Por qué nunca preguntaste? —Mi pregunta sale tan de repente que ni siquiera yo me la esperé. Su sorpresa es clara, no puede disimularla, pero luego de eso, frota sus ojos como si estuviera frustrado, no quiere contestar, se nota a simple vista. Pero yo ahora quiero respuestas —¿Por qué nunca preguntaste cuando me viste esa noche? ¿Por qué no preguntaste cuando te llamé?

—¿Qué es lo que quieres saber, Denise?

Su mirada se ve frustrada y yo también me siento de esa manera. Odio este sentimiento, tener las cosas delante pero no poder explicarlas. Quiero saber lo que pasa por la mente de él. La razón de por qué siempre está ahí para mí, de por qué nunca hacía preguntas. Hacer como si no pasara nada, odio...

Odio... que actúe como yo.

No me gusta verlo tan tranquilo, me siento inquieta y no entiendo por qué.

—¿No quieres tener respuestas?

—¿Me ibas a dar las respuestas?

Soy consciente de que nada de lo que estoy diciendo tiene algún tipo de sentido, pero no puedo evitarlo. Quiero gritar, romper algo, sacar algo de mi pecho que no sabía que podía estar ahí.

—Eso no es lo importante.

De un momento a otro, Kevin se levanta con rapidez y camina hasta la cocina alejándose de mí. El nudo se incrementa, pero esta vez en mi garganta y lo desprecio. Detesto sentir esto, odio lo que está pasando, odio que Kevin se aleje de mí.

—Es mejor que descanses, Denise, ha sido una noche muy larga.

—¡No huyas, Kevin Luisse! — Tal vez el grito ayude a que la presión de mi pecho se desvanezca, pero solo sirvió para que él se detuviera. —Todos quieren respuestas, ¿por qué tú nunca las buscaste? —Subo los escalones para acercarme a él, que se volteó a verme.

No sé qué sentir...

Creo que me estoy ahogando... siempre lo he hecho.

Pero por primera vez... quiero dejarlo todo salir.

No entiendo cómo pasó.

Siempre hice como si nada de eso importara, siempre actué como si lo que a mí me pasara fuera algo normal. Por más que me enfadara, reprimía todos esos gritos. Siempre reprimí mis lágrimas, siempre escondí mi dolor. Nunca quise gritar, no sabía cómo me iba a sentir.

Estaba aterrada, lo admito.

Pero no quiero esconderme, no quiero correr. Como nunca... quiero gritar.

—Denise, es mejor hablar mañana —su voz se siente tranquila y yo sigo odiando su actitud. Tengo ganas de golpearlo.

—¡No quiero hablar! Yo quiero las respuestas a mi pregunta —alzo mi rostro para enfrentarlo cuando cerré el espacio, él sigue con los ojos sobre mí sin decir una palabra. —¿Cómo puedes hacer todo tipo de cosas para alguien que no conoces sin hacer preguntas? Quiero saber qué pasaba por tu mente en esos momentos. ¿Por qué corrías a mí?

—Denise, hay cosas que no se preguntan.

—No me vengas con esas estupideces—escupo, sintiendo cómo el dolor aumenta en mi cuerpo por los movimientos bruscos.

—Denise...

Siento su tono de advertencia junto con mi nombre. Debía de haberme detenido, debía de haber callado, yo lo sabía. Ninguna palabra coherente sale de mis labios, pero quiero soltar todo.

—¿Qué vas a hacer? Ya me da igual todo, ya nada es mi maldito problema —me río con fuerza y mi pecho se encoge.

¿Por qué Denise?

¿Por qué atacas a quien te ha ayudado?

¿Por qué atacas a quien te ha protegido?

Me empiezo a reír porque no sé lo que hago. ¿Tanto he reprimido que me he vuelto loca? Tal vez...

Eso espero.

Veo sus ojos analizarme y mi mente nuevamente comienza a cerrarse, a crear tonterías que quiero callar. Pero antes de darme cuenta, sin quererlo... ya estoy hablando.

—¿Es eso?

Él me mira sin comprender qué es lo que quiero decir, yo tampoco lo sé. Empiezo a reír como una desquiciada y de repente veo cómo sus facciones se contraen en una mueca que nunca vi, no sé cuál es.

—Denise...

—¿Es lástima lo que sientes por mí? ¿Lástima porque siempre parece que voy a llorar? —él se intenta acercar a mí, pero yo lo rechazo con fuerza, riendo más alto y sintiendo todo el dolor en mi pecho... algo que nunca había sentido ahora que lo decía en voz alta. Quiero parar, pero algo me lo impide. —¿Lástima por qué soy una niña a la que su madre quiso abortar? ¿Por qué nací de una mujer que me odia? ¿De una mujer que casi me dejó morir de neumonía cuando tenía tres años? Pues de no ser por la vecina, esa niña hubiera muerto —los golpes me arden. ¿Por qué? No sé... pero no puedo dejar de hablar. Sigo ahogándome, me falta el aire, pero mi voz araña mi garganta por salir. —¿Me tienes lástima porque todos estos años recibí sus golpes? ¿Por qué ella me rompió? ¿Me tienes lástima porque siento asco de mí misma?

Intenta acercarse a mí y yo retrocedo, riéndome histérica, pero con el dolor como escudo. De repente casi caigo de espalda por los dos escalones, pero él es más rápido en agarrarme por la cintura.

—Por favor, Denise...

—¡No, no, no, no! —comienzo a golpear su pecho con la poca fuerza que me queda, pero intento que mis puños le hagan daño. —¡Suéltame! ¡No quiero! ¡Aléjate! ¡No quiero lástima! —me sostiene con más fuerza, mientras me retuerzo entre sus brazos y mi voz retumba entre las paredes de este apartamento. —¡Odio esto! ¡Déjame libre!

No solo estoy luchando contra su fortaleza... estoy luchando con esa puerta que nunca existió.

No sé si hice bien en esconder el dolor... ahora viene a castigarme para asfixiarme.

Kevin sostiene mi cuerpo que se va debilitando y siento cómo los dos nos desplomamos en el suelo, y yo sobre su regazo. Casi desvanecida, sigo golpeando su pecho, escondiendo mi cara en su hombro.

—Odio esto —murmuro y mi garganta duele por los gritos.

Siento cómo Kevin fortalece su abrazo y el escozor en mis ojos aumenta —Estoy aquí.

—No quiero esto —levanto la vista y lo miro. No me gusta ver cómo sus facciones se fruncen en algo que no sé definir, hasta que lo recuerdo, lo vi hace poco.

Él está preocupado por mí...

—¿Quieres llorar?

Toco mi rostro, sintiéndolo mojado, y es cuando comprendo por me dolían mis golpes, hicieron contacto con mis lágrimas. Sonrío con dolor, ahora si soy consciente de que no puedo dejar de llorar.

—No quiero hacerlo.

—¿Olvidaste la última vez que lloraste? —La ternura con la que me habla, no me lo merezco, no luego de lo que hice. Pero, aun así, asiento a su pregunta —Hazlo, yo olvidaré contigo si no quieres recordar.   

///////////////////

Kevin

Como mismo hay lágrimas de felicidad...

Hay risas llenas de dolor...

Veo cómo descansa tan tranquila sobre mi cama y aún puedo sentir su cuerpo temblando por la fuerza de su llanto sobre mi regazo. Cayó dormida sobre mí, luego de minutos de llanto, y yo solo pude alzar su delicado cuerpo para que durmiera sobre mi cama.

Estos, para nada, eran los planes de mi noche, incluso planeaba ver un maratón de series... pero cuando mi teléfono sonó, estos se vinieron abajo. Ahora me encuentro en un conflicto. No sé si estar agradecido de que ella me haya llamado o molesto por la razón por la que lo hizo. Por un momento, sentí que mi mundo se venía abajo cuando la vi tan pequeña y asustada bajo ese árbol, pero mi vista se ennegreció cuando vi sus golpes.

Quería explotar, romper lo primero que se me cruzara en mi camino para ver si de alguna forma podía sacar la ira de mi cuerpo... pero otra bomba fue la que explotó.

Al principio no podía comprender. ¿Por qué quería buscar respuestas cuando sabía que no quería? Se notaba a simple vista que ninguno de los dos estaba con ánimos para una discusión, y eso precisamente era lo que ella buscaba. No entendía por qué sus ansias de respuestas. Odiaba discutir con ella, sabiendo lo volátil que era mi furia en esos momentos.

Pero me congelé cuando la vi... cuando vi que era ella quien me gritó por ayuda.

Nunca había sido testigo de tanto dolor y no quería haberlo visto, no en sus bellos ojos azules. Pero observé cómo su ira derrumbaba el escudo que la protegía del mundo y ella... se deshacía en pedazos frente a mí. Cuando noté que todo su "odio" era hacia su persona, mi respiración se quedó atascada en mi garganta luchando por salir.

Denise luchaba frente a mí contra sus propios demonios y yo solo podía sostenerla.

Exhalo un largo suspiro de mis pulmones, frente a la pared de cristal que da a la ciudad, y sus palabras se repiten como un bucle en mi mente.

¿Es lástima lo que sientes por mí?

¿Lástima, porque siempre parece que voy a llorar?

¿Lástima por qué soy una niña a la que su madre quiso abortar?

¿Por qué nací de una mujer que me odia?

¿De una mujer que casi me dejó morir de neumonía cuando tenía tres años? Que de no ser por la vecina, esa niña hubiera muerto

¿Me tienes lástima porque todos estos años recibí sus golpes?

¿Por qué ella me rompió?

¿Me tienes lástima porque siento asco de mí misma?

Odiaba cada una de las palabras que salieron de su boca, pero una parte de mí, sabía que Denise tenía que soltar todo eso por su cuenta y lo había logrado. Aunque no fue de la mejor manera, por fin pude comprender que era eso lo que la atormentaba tanto. ¡Cuál era el verdadero color del iceberg? Es oscuro, la herida de Denise es tan vieja que costaba que sanara.

Mi cabeza está palpitando en el momento en que cierro los ojos en el sofá y estoy demasiado agotado, que me duermo demasiado rápido.

Pero a media noche, entre el sueño, siento como un cuerpo más pequeño que el mío, que se acomoda sobre mí, y sabiendo a quién le pertenece, lo abrazo con fuerza, sin intenciones de dejarlo ir.

/////////////////////////

Denise

Los días si curaron mis heridas por suerte, lo último que quedó fue un simple raspón en el labio que era cubierto por una bandita. Quedé con Kevin, de que ambos le diríamos a Kiara que durante unos días me iba a quedar en casa de una compañera de trabajo, no tengo idea de que es lo correcto... pero no quiero que Kiara me viera en ese estado.

Y pensando en lo que ocurrió en la noche, no sé en qué momento me desperté en brazos de Kevin. Aunque tengo un recuerdo vago, de haberme levantado de la cama y acostarme sobre su cuerpo en el sofá. Cosa que debí de haber ignorado, porque es lo mejor, debí de alejarme de sus brazos que me envolvieron en la calidez, pero no pude hacerlo. No, hasta que la luz del día me dio en la cara y me di cuenta de que lo que había hecho... por suerte, él parecía tener un sueño demasiado fuerte que no notó lo que había hecho.

Debo admitir... que el resto de noches que pasaron no pude dormir en la cama. Al parecer la única forma de poder descansar era en los brazos de mi profesor.

—¿Denise te encuentras bien?

Me sobresalto al escuchar la voz de Anna a mi lado, la miro con evidente sorpresa, lo que me hace recibir una mueca burlona de su parte. Kevin no estaba muy seguro de si debía de volver a trabajar, pero le aseguré que a mis amigos les iba a parecer más raro de que no volviera.

Aunque ya se han curado, aún siento un poco la cara hinchada, cosa que resolví con el maquillaje recién comprado.

Pero debo admitir que también quería salir de la constante mirada de Kevin, que no es que me moleste. Pero me pone de los nervios, y más sabiendo que todas las noches me escabullo sin que él lo sepa para dormir abrazada a él. Porque parece que esa es la única manera en que puedo dormir.

—Denise, te volviste a perder—la chica de pelo azul se burla en mi cara, en cambio, yo le hago una mueca ofendida a la vez que termino de limpiar la mesa frente a mí.

Casi es momento de cerrar y en las últimas horas, los clientes han cesado, pero nos falta limpiar—Solo estaba pensando.

—Vaya, si no me lo dices no me doy cuenta.

Le tiro el paño a su cara burlona mientras me siento en una silla... cosa que no he hecho desde que comenzamos el trabajo—¿Has terminado de limpiar?

Ella saca un puchero pronunciado, demasiado exagerado, mientras toma asiento frente a mi teniendo una expresión ofendida—Me duele que el Amor de mi vida me trate de esa manera tan brusca, haces que deje de amarte—la miro con una ceja alzada sin creerme para nada el teatro que está haciendo—pero no te preocupes, mi amor es más fuerte.

Se levanta con la intención de darme un beso y yo, riendo a carcajadas, pongo ambas manos en su cara para alejarla. —¡No!

—No niegues tu amor por mí.

—Vete a la mierda—le saco la lengua, en respuesta ella me guiña un ojo.

—Yo también te quiero.

Me rio sin poderlo evitar, por instinto saco mi móvil para verificar la hora. Solo es para saber, no por la impaciencia de que cierto profesor me fuera a recoger al salir del trabajo. Casi maldigo de forma inconsciente, al ver que faltan al menos veinte minutos antes de que él viniera a la hora que habíamos acordado.

—¿Esperando a alguien Amor de mi vida?

Alzo de nuevo la vista encontrándome con los ojos burlones de mi amiga. Lo que me dice que está pensando algo que no es... por alguna forma de decirlo. Me pongo nerviosa ante su escrutinio y solo espero que deje de mirarme de esa forma, como si me estuviera analizando.

—Espero a mi amiga, me dijo que venía.

Anna ríe divertida, porque es claro que no me ha creído ninguna de mis palabras; al parecer, no soy tan buena mintiendo como parece. —Está bien, me gusta que me mientan y a mi me gusta fingir que te creo.

Me da un beso en la mejilla y yo le tiro el paño con fuerza logrando que cubra su cabeza. Lo que hace que las dos explotemos en fuertes carcajadas, ella me da la espalda y yo me quedo en la mesa, volviendo a mis anteriores pensamientos. Como siempre, todos relacionados con Kevin Luisse.

Lo que más me impresiona, es el hecho de que no he entrado en una especie de "ataque de pánico" al haberle dicho lo que ni siquiera mi hermano ni mi padre saben. Recuerdo cada momento de esa noche, en especial las palabras y la forma en la que me sentía. Es raro debo admitirlo, sentir... toda esa tristeza. Me sentí más rara al haberlo sacado todo de mi pecho, más liviana y tenía terror a muchas cosas.

A lo que Kevin pudiera hacer luego de saber todo eso. Aunque en estos días, se ha comportado de la misma forma que lo hacía en el principio, no deja de ponerme en aviso a cualquier momento.

Pero creo que otra es mi mayor pesadilla.

El hecho de cómo me puedo sentir luego de haberlo sacado de mi pecho. Luego... de haber roto el único hilo que me mantenía cuerda.

Es como, como si me sintiera vacía, pero a la vez no lo hago y quiero entender por qué. Quiero comprender tantas cosas que se han desmoronado frente a mis pies, que se revelan con claridad, pero sigo rota para verlo.

Un grito vuelve a sacarme de mis pensamientos, me hace mirar por la ventana por instinto, topándome con una escena desagradable. Varios jóvenes forman un círculo burlándose de una chica; por si fuera poco, le tiran pintura sobre la cabeza. Pero eso no es lo que hace que me ponga en pie. Cuando reconozco esa figura, al momento salgo corriendo en su dirección y lo primero que hago es empujar a uno de ellos para que se alejen de ella.

—¿Qué demonios creen que hacen? —cuando alejo a todos los chicos a empujones me coloco frente a ella.

Marcia tiembla con la pintura sobre su cabeza y ropa, con las lágrimas adornando sus ojos, aumentando mi rabia—Solo hacemos nuestro trabajo.

Alzo una ceja sin entender nada de lo que dicen, el primer chico que empujé se decide por hablar—Los de su especie son desagradables, se lo dejamos en claro.

Me rio con toda la ironía que puedo y ellos me miran con confusión—Me quitaste las palabras de la boca—cruzo mis brazos bajo mi pecho—Veo a animales sin cerebro que son justamente eso... desagradables.

—Cuida tus palabras, niña —el más fuerte de ellos, se acerca a mí con la intención de intimidarme, yo, en cambio, alzo el rostro para mirarlo a los ojos y me río en su cara.

—Me da igual lo que hagas, vete ahora de aquí antes de que llame a la policía.

—Ya veo—se comienza a reír, yo me niego a bajar la mirada a pesar de que es mucho más alto—Eres como ella y estás aquí defendiendo a tu noviecita.

—¿Y si es así qué? ¿Cuál es tu problema realmente? ¿Tienes miedo de que yo tenga lo que le hace falta a ti y a tus amigos?

—Maldita zorra.

Lo próximo que siento, es como me empuja con fuerza para luego escuchar el grito de Marcia a mi lado. Mis reflejos actúan mejor de lo que yo me esperaba, me pongo de pie con rapidez tomando lo primero que veo de reojo en mi vista, lanzándolo con fuerza. El golpe de la cubeta suena con fuerza, pero eso no es todo. La pintura morada baña al sujeto, que me mira con furia y sé que, de alguna forma u otra, no me voy a escapar de enfrentarme a ellos.

Siento los pasos apresurados de mis amigos a mis espaldas, pero cuando veo al sujeto alzar su puño, soy consciente de que tengo que esquivar o bloquear. Alzo mis brazos, pero antes de que pase algo más, un cuerpo mucho más rápido que todos, se abalanza sobre él derribándolo al suelo.

Cuando mi vista se centra en mi "salvador", veo a un joven de pelo rojo, tan llamativo que puedo notarlo a metros de distancia. No es mucho más alto que yo y está bastante flaco, pero sin ser demasiado.

—¿Estás bien?

Reacciono ante su voz y veo a mi espalda a mis amigos asustados, pero mi atención se centra en Marcia, que aún sigue asustada. —Matt, por favor, llévala adentro —señalo a mi amiga con la vista. Él al momento carga a la chica en brazos con Anna, siguiéndole los pasos camino a la cafetería.

Josh se acerca mi y me mira de arriba a abajo. —¿Te encuentras bien?

Asiento con la cabeza y miro la mano del chico, recordando de repente a cierto luchador que se hizo daño en la mano, viendo que su mano tiene el mismo daño, pero mínimo.

—Gracias.

—Te la vas a ver conmigo maldita perra.

La escena se vuelve a repetir, pero en esta ocasión, Steve es mucho más rápido, con una veloz técnica lo lanza por encima de su cabeza para luego retorcer su hombro.

—Yo que tú no lo hago —me quedo mirándolo con asombro, sin pensar que alguien tan tranquilo y despreocupado como Steve sea tan ágil y fuerte, bueno... todas las personas son una caja de sorpresa. Cierto profesor me enseñó la lección. —No creo que te guste saber que tenemos cámaras de seguridad fuera de la cafetería.

—¡Ella me golpeó primero con la cubeta!

Siento la mirada de Steve sobre mi como diciendo: ¿En serio una cubeta de pintura? Mi respuesta, en cambio, es una suave sonrisa con un encogimiento de hombros. Juro que veo en su expresión el orgullo y la sonrisa, quiere salir de sus labios, pero sé que debe mantener la seriedad del momento. Aunque todos sabemos lo orgulloso que está de mis acciones.

—Entonces revisemos las cámaras y veamos si tú antes no estabas humillando a una niña sin razón aparente.

—¿Sin razón? Los de su tipo deben desaparecer... son unos malditos asquerosos.

—Te advierto que no te agregues más cargos a la lista—a pesar de la tranquilidad de sus palabras, su agarre no se afloja en ningún momento—Esto puede costar una buena multa que no te va a gustar y espero que tengas claro que recurriré a la policía de nuevo si los veo cerca de algunos de nosotros—mira por encima de su hombro al resto de los chicos, que se ven un poco asustados, por no decir mucho—lo mismo va para ustedes, no les volveré a advertir, la próxima vez nos veremos en un juicio si así lo quieren.

Suelta al sujeto con la misma tranquilidad con la que habló y ellos salen corriendo mientras que yo sigo con la boca abierta de ver a Steve así—¿Fuiste secuestrado por los alienígenas y te intercambiaron el cerebro?

Me gruñe mirándome de reojo, mientras volvemos todos para la cafetería y yo me rio en respuesta—No me hagas arrepentirme de haberte ayudado—me rio con más fuerza y me da la espalda, tomo impulso saltando sobre su espalda enroscándome como un koala—¡Suéltame niña malcriada!

Suelto carcajadas al igual que los que están a nuestra espalda—Gracias—le digo apoyando la barbilla en su hombro y él solo voltea los ojos para mirarme de reojo.

—¿Te hicieron daño?

—Ni un rasguño.

—Te persiguen los problemas, niña.

—Eso parece.

Por instinto me tiro de la espalda de Steve al momento de sentir esa voz a mi espalda. Un escalofrío ya conocido recorre mi columna que me gusta admitir que es agradable. Me pierdo en sus ojos negros, que por alguna razón parecen más oscuros de lo normal.

—Kevin.

—¿De nuevo en problemas?

Me encojo de hombros con una sonrisa divertida, gesto que él imita sin poderlo evitar—No fue mi culpa.

—Nunca lo es.

Suelto unas carcajadas, sintiendo los ojos de mis amigos sobre nosotros dos como si fuera un juego de tenis debido a la distancia que nos separa. Pero en otro momento me tomo el tiempo para explicarlo.

—Ya busco mis cosas y nos vamos.

Entro a los camerinos corriendo, sabiendo también que me voy a encontrar con las chicas ahí dentro. No me equivoqué, veo como Marcia se cambió la ropa manchada por una que al parecer Anna tiene de repuesto.

—Denise—dice Marcia cuando me ve y no me gusta ver sus ojos rojos del llanto—Lo siento tanto—explota en llanto, yo rápidamente la abrazo mientras ella descarga su miedo en mi hombro.

Y me siento tan mal que alguien tan maravillosa como ella tenga que pasar por algo como esto—Perdóname Marcia, siento que hayas tenido que pasar por esto.

—Denise—me llama Anna notando su sonrisa triste, mientras sus ojos no se apartan de mi amiga—Es algo a lo que nos hemos acostumbrado a vivir.

—Es una mierda que tengan que vivir con eso solo porque gente retrógrada no lo aceptan—separo a mi amiga de mi hombro y la miro a los ojos—eres más especial que muchas que de esas personas que te hacen daño y te desean mal—limpio sus lágrimas agradeciendo que poco a poco su sollozo se va apagando—camina siempre con la cabeza en alto porque no tienes nada que temer, ni nada por lo que arrepentirte, tienes muchos amigos detrás de ti que están dispuestos a darle una paliza a quien haga falta.

Mi corazón se alivia cuando una suave sonrisa se escapa de sus labios, la vuelvo a abrazar con fuerza. A los segundos, siento como Anna se une al abrazo y se siente tan cálido ese gesto que la alegría se asienta con más fuerza en mi pecho.

Minutos después, luego de dejar a Marcia más tranquila y al cuidado de Anna, salgo dispuesta a encontrarme con Kevin. Encontrándome con todos los hombres dentro del local, incluso al joven que saltó a salvarme, quien ya tiene una pequeña venda en los nudillos. Sintiendo los ojos de Kevin sobre mí, camino hasta el chico manteniendo unos metros de distancia entre los dos.

—Muchas gracias de nuevo.

Me da una amplia sonrisa y noto su atractivo—Lo volvería a hacer las veces que hicieran falta—Asiento como un saludo y le doy la espalda, pero su voz me vuelve a llamar la atención—Soy William, pero me puedes decir Will.

—Un gusto William, soy Denise—miro a los demás y levanto la mano en despedida junto con una sonrisa—Nos vemos chicos.

Salimos los dos en silencio y no puedo evitar fijarme en la expresión seria que mantiene Kevin a mi lado. La cual me parece raro, porque siempre fuera de la escuela ha sido mucho más relajado.

—¿Pasa algo Kevin? Tenía que defender a Marcia, esos...

—¿Tenías que decirle tu nombre?

—¿Cómo?

Me quedo en blanco sin entender nada de lo que quiere decir. Pero no puedo preguntarle tampoco, porque él con rápidos pasos se adelanta al coche. Espera un momento...

¿Por qué está molesto?


hola soñadores, ¿eso que huelo son celos?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro