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15

El silencio reina en el comedor, ni un solo murmullo se siente y parece como si todos hubieran dejado de respirar.

Todos se detienen a ver la impactante escena sin poderlo creer todavía.

La comida gotea de la bandeja, pero una ligera gota de sangre se escurre perteneciente a la víctima.

Denise Hyucket le ha roto la nariz a un estudiante

¿Por qué? ¿Quién sabe?

Denise

Dos horas antes.

Nunca me he sentido tan ligera al cruzar las puertas de la escuela.

¿Estaré enferma? Posiblemente, pero ya me da igual en verdad. Llego mucho más temprano de lo habitual y lo noto, cuando no veo a mi hermano en la puerta, pero sigo sin perder mi buen humor. Incluso, siento algunos ojos sobre mí cuando murmuro de forma descuidada la melodía de una canción de Calum.

Luego de buscar mis cosas en mi casillero, me volteo dispuesta a ir a mi primera clase... que casualmente es con Kevin, pero un cuerpo más pequeño que yo, choca conmigo cayendo al suelo y tirando todos sus libros. Un pelo castaño veo desde mi altura, reconociendo quién es al momento.

Marcia Robinson... la mejor estudiante de mi año de toda la escuela. Una chica unos centímetros más baja que yo, y un largo cabello castaño oscuro que le llega hasta su cadera. Ojos grandes y cafés, pómulos altos como los de una muñequita, no tan delgada como yo. Extremadamente tímida, casi nunca la veo comiendo en el comedor, tal vez porque siempre está sola.

Ella se estremece con la caída, pero ni siquiera levanta la vista recogiendo sus libros con gesto apurado-D-disculpa-sigue repitiéndolo asustada, se congela cuando me agacho a su altura, pero, cuando luego ve mi rostro, parece sorprenderse más aún.

-No te preocupes, yo también iba distraída.

Me mira por un largo rato en silencio, tanto, que olvido que estamos en el medio del pasillo y me concentro en su mirada, porque yo también quiero saber lo que ella mira con tanta atención, aunque es claro que yo soy su objetivo. Entre las dos levantamos sus libros y sentimos risas tras de nosotros.

Me volteo a ver por encima de mi hombro a Scott McFhorsh, el chico que cree que, porque su padre es el mayor donante de la escuela, puede hacer lo que quiera.

Haría muy buena pareja con Sara...

Pertenece al equipo de fútbol de la escuela, es de musculatura ancha y fuerte. Pelo rojizo, ojos verdes, lo que tiene de atractivo lo tiene de desagradable. Y sé que ahora mismo, Marcia y yo somos sus primeros objetivos del día por las risas en nuestra dirección.

Pero antes de que diga algo, les doy la espalda dándole los libros a Marcia. -Es mejor irnos, Marcia, no queremos arriesgarnos a perder nuestras neuronas por ser infectadas.

Hago un pequeño movimiento con mi cabeza, dando a entender de lo que estoy hablando y ella lo nota al momento, logrando que un asomo de sonrisa nazca en sus labios.

Marcia se va por su dirección y yo por la otra, luego de una pequeña despedida, ignorando por completo a Scott. Yo misma me río de mi respuesta; si fuera hace semanas atrás, ya estuviera golpeándolo.

Pero me gusta esta versión tranquila que yo misma he obtenido, es divertido, no puedo negarlo.

La sonrisa en mi rostro se aumenta al recordar la noche en que salí con... mis amigos.

Me miro con inseguridad en el espejo, sin estar segura de si esto es lo mejor. El vestido celeste se ajusta a mi figura, pero lo que más llama la atención, son las aberturas en ambas piernas. Olvidé cuando fue que adquirí este vestido, pero también olvidé cuando decidí ponérmelo de repente para salir con ellos.

Pero... no me queda tan mal como pensé.

—Denise —me volteo a ver a Kiara que me ve de arriba a abajo con una sonrisa. Estás guapísima.

Me volteo a verme en el espejo de cuerpo completo y me siento de la misma forma que aquella noche en la cena... hermosa. Pero con la diferencia, que aquella vez no me reconocí, aquí... sé que soy yo quien se mira. Mi pelo suelto, adornado con pequeñas ondas y el mínimo maquillaje, resalta el azul de mis ojos.

Aquí soy yo.

Y a pesar de todo, me siento un poco avergonzada. —Gracias, Kiara.

Ella me sonríe en respuesta —Subí a avisarte que hay un chico en moto que te busca.

Asiento ya con los ánimos por los cielos Sí, ese es mi transporte— cojo mi bolsito negro bajando por la escalera.

...

¿Soy sincera?

Pensé que él estaría aquí como aquella noche, esa noche en donde anhelé tanto saber qué era lo que pensaba de mí. Me siento decidida a que, en esta ocasión, sí me quedaría a esperar que era lo que opinaba.

Pero no... esta noche él no está aquí.

Intento que eso para nada me afecte mientras me despido, saliendo de la casa, viendo a mi transporte, Thomas. Cuando coordinamos salir. Todos quedaron en que lo mejor era que Thomas me recogiera en la moto para que yo no me perdiera. Siendo sincera, no tengo ningún problema con Thomas, también tiene novio, pero él mismo dice que le va a ambos lados.

Claro, yo lo miré sin ninguna gracia cuando me lo dijo, hasta que los dos explotamos en risa.

Es un chico atractivo, pero no creo que pueda verlo como algo más, es más como un amigo.

Estás muy sexy.

Le sonrío cuando me da el casco de su moto negra, y lo miro de arriba a abajo. Polo blanco con una chaqueta de cuero, pantalones, jeans de negro y roturas por toda la prenda, completando con unas botas. Se ve muy guapo en verdad...

¿Jake sabe que me estás coqueteando?

Mi sonrisa burlona lo contagia y me guiña el ojo de forma pícara —No te preocupes, solo tengo ojos para él.

Me subo y me abrazo a su espalda, sintiendo cómo ríe: —Y yo no tengo ojos para ti.

Se ríe a carcajadas, contagiándome, para luego emprender camino.

Me es tan fácil sentirme libre con ellos. Me mencionaron que se conocieron en un grupo de personas que sufrieron algún tipo de abuso, o que reprimieron durante mucho tiempo lo que eran. Ahí tuvieron la espectacular idea, principalmente Josh que es el dueño, de crear un lugar en donde nadie tuviera que reprimir lo que siente.

Así nace ese lugar lleno de color.

Me siento tranquila durante el viaje, noto que nos acercábamos al centro de la ciudad. Vuelvo a caer en esa noche, pero sé con certeza de que será completamente diferente.

Por obvias razones, no podíamos ir a una discoteca porque yo aún soy estudiante. Por lo que Anna, dio la maravillosa idea de ir a un karaoke en donde se podía cantar en conjunto. Me parece excelente, claro, con la certeza de que yo no voy a cantar.

Cuando llegamos, Thomas y yo entramos sin mucho trabajo. Encontrar la mesa de nuestros amigos, esa es nuestra más grande odisea. Es parecido a un restaurante con la barra para las bebidas, una tarima en donde las personas cantaban. Había familias aquí con sus pequeños, por lo que también se ofertaba todo tipo de bebidas.

Las luces de múltiples tonalidades de neón, me impiden ver mejor los colores del salón, pero solo noto las mesas cuadradas, esparcidas por todo el salón. Cuando nos sentamos ya ellos habían pedido unos simples "refrescos" para pasar el tiempo.

—¿Saben lo que dijo nuestra bella niña? —dice al momento Thomas cuando se sienta al lado de su novio y yo lo miro esperando junto a Anna, la bomba que va a decir. —Afirmó que no me ve para nada atractivo.

Ellos explotan de risa a mi lado mientras yo niego con la cabeza, sin poder creer que este chico tenga 25 años. —Ya sabía yo que esta chica tenía algo raro.

Alzo la vista para mirar a Steve, novio de Josh, con un pelo cobrizo realmente bello. Ojos azules, pero más claros que los míos. Una piel blanca, casi como de porcelana. Su constitución es sencilla y simple, unos centímetros más alto que yo, pero con un poco de músculo.

Tiene 27 años y puedo decir que es el más callado, así como serio del grupo, pero tampoco ha sido desagradable conmigo. Él es a quien más me acerco para una duda y es muy amable.

Pero él también es dueño de la cafetería, lleva las cuentas del lugar, por lo que, si tiene más voz, aunque se nota que da la vida por su novio.

—¿De qué hablas, Steve?

Alzo mi ceja junto con la pregunta, él toma un sorbo de su bebida dándome una sonrisa malvada que conozco a la perfección... porque es idéntica a la mía. Sí... eso también nos iguala, tenemos personalidades muy parecidas.

—Desde el primer día que te vi, me pareciste una chica asexual.

Le doy mi mejor mirada de confusión, porque no tiene ningún sentido lo que dice hasta que Mathew interviene, con algo que calla a la mesa por completo. —¿Qué tipo de asexual? ¿Biológico o psicológico?

El silencio sigue creciendo entre nosotros, hasta que ni yo misma lo soporto y exploto en fuertes carcajadas, como nunca lo había hecho antes en mi vida. Siento los ojos del resto de los presentes sobre nosotros, y por primera vez, nada de eso me importa. Sentía una sensación de libertad en el pecho que nunca había reconocido.

Amor de mi vida, quiero una foto—me volteo a ver a Anna. Tiene una blusa rosa que solo cubre sus pechos, se cruza para rodear su cuello, sostenido también con un broche en su espalda, una falda negra ajustada a la cintura, por encima de la mitad del muslo y unas botas de tacón, también negras por encima de la rodilla.

Es obvio que se estaba robando todas las miradas presentes. Sonrío en su dirección cuando ella pestañea con intención de "seducirme". Nos hemos hecho amigas y, hasta ahora, ella solo ha bromeado conmigo; de hecho, es divertido.

Está bien —asiento y poso a su lado guiñando un ojo a la vez que sonrío.

¿Tienes una cuenta en Instagram?

Me congelo sin saber que contestarle, no es que desconozca por completo de dicha red social... pero yo abrí una cuenta hace tanto que lo olvidé, casi es una cuenta fantasma. Si tengo una, pero no la utilizo...

Anna abre la boca, casi como si estuviera ofendida, y me obliga prácticamente a sacar mi teléfono. La hora del karaoke comienza, pero la peli azul dejó en claro de que ahora no nos molestaran. Estuve a su lado de forma diligente, aprendiendo todo lo relacionado con la red social y terminando de abrir mi perfil.

Le pregunto por qué hace tanta falta una cuenta de Instagram, y ella... vuelve a mirarme como si estuviera ofendida. Me tira varias fotos más para escoger mi foto de perfil, me sentí en una sección de fotos, pero no pude negarme. Al momento, comencé a seguirlos a ellos, gracias a la misma Anna.

Luego de esos minutos de aprendizaje, las dos nos terminamos de centrar en el ambiente de la noche, que se pone mejor según pasaban los minutos. Vimos al resto de los chicos hacer el ridículo, mientras nosotras nos burlamos en su cara. En algunas ocasiones, solo nos quedamos hablando mientras disfrutamos de la música.

Olvidé el mundo a mi alrededor por completo...

Olvidé a Celine.

Olvidé mi máscara.

Olvidé la escuela.

Olvidé a ese profesor entrometido en mi mente.

Solo soy yo disfrutando del paso de los minutos sin dejar de reír. En un momento Jake se acerca a nosotros. Bella dama, ¿quiere bailar conmigo?

Anna ya un poco más "alegre", explota a mi lado en carcajadas y ya yo veo venir de que no va a poder llegar sola a su casaYa no estamos en el siglo 19—Jake pone los ojos en blanco, mientras yo también me comienzo a reír y voy a responder, pero la peli azul vuelve a hablar¿Por qué no me invitas a mí?

Estando sobria, no sabes bailar— la sonrisa de Jake es burlona, pero me deja saber que ese tipo de burla es la que nace de una amistad. Ahora, con el alcohol en el cerebro, menos podrás coordinar las piernas.

Sin dejar que ella diga otra palabra, me toma de la mano obligándome a ponerme de pie y dejar mis cosas, entre ellas mi teléfono. Lo miro con una sonrisa, pero dejándome llevar por él.

¿Quién dijo que acepto bailar contigo?

Él me devuelve la sonrisa dándome una vuelta y sosteniendo mi cintura, pero con una distancia clara de nuestros, cuerpos. Sé que eres buena persona y no vas a dejar que mis pies sufran con esa loca.

Me río a carcajadas sin poderlo evitar y me encojo de hombros. —Lo hago por tus pies.

Ambos no paramos de reír, dejándonos llevar por la música y nunca me he sentido tan ligera como en estos momentos.

Incluso lo que afirmé que no haría... me atreví a hacerlo. Cuando me subo al escenario junto a Steve, casi a rastras por su novio, y tomamos los micrófonos... hicimos un show digno de tomates.

Pensé que iba a tener un poco más de ritmo al saber bailar, pero... el baile y el canto no tienen nada que ver cuando tu voz no sigue la música. Aunque no me importó, cuando vi que el público me animaba, dejé ir mi mente y canté con fuerzas, con las mismas con las que hubiera querido gritar.

Pero qué raramente ahora esto... se siente mucho más liberador de lo que esperaba.

En un momento de la noche, voy yo misma a la barra a buscarme un refresco y un chico muy atractivo es quien me recibe. No se ve tan mayor, pero la ligera barba negra de la mandíbula le da un aire más serio y maduro; le queda muy bien. Pero por alguna razón, lo único que me llama más la atención de todo, es su negro cabello.

Que ahora está pintado por las luces de neón —Espero que estés disfrutando de la noche.

Lo miro fijamente, notando la forma en la que me mira. Está claro que no había ni una gota de alcohol en mi cerebro, pero la diversión me hacía sentir más ligera. Soy estudiante, por si no lo sabes.

Él ríe también, aunque es guapo, no me llama la atención, en cambio, el cabello azabache actúa como un recuerdo... pero no sé de qué. —No eres la primera adolescente que cruza esa puertame entrega el vaso con un guiño y yo aumento mi sonrisa.

Es bueno saberlo, gracias por el refresco.

Le doy la espalda y camino a mi mesa, en donde Jonh me mira fijamente. —Y eso que eres asexual.

Veo de reojo cómo Mathew va a abrir su boca de nuevo, antes de que lo hiciera. Lo apunto con mi dedo con un cuchillo de mesa: —Abre la boca y te castro.

La mesa vuelve a explotar en carcajadas y yo me sentí tan distinta... que creo que nunca sería la misma de nuevo.

Despierto del recuerdo y es cuando me doy cuenta de que ya estoy en el salón. Me encuentro sola, pero no falta mucho para que este comience a llenarse. De repente, su presencia llama por completo mi atención, no solo por el hecho de que estamos solos.

Buenos días, profesor.

Puedo ver a simple vista cómo le sorprendo con mi repentino saludo... a mí también me sorprende —Buenos días, Denise.

Mi idea es volver a bajar la cabeza hasta que comience la clase, pero claro... siempre vienen a joder muy temprano en la mañana¡Denise! veo a Sara acercarse a mí y algo en mí, no me permite alterarme, tal vez porque este fin de semana fue el mejor, que la felicidad no me va a quitar ni ella ni nadie.

Dulce Sarame gusta cómo mi voz se siente tranquila, todos los presentes en el salón se quedan congelados de la sorpresa, porque son bien conocidos los espectáculos que protagonizamos las dos—Ni tus chillidos ni tu veneno me van a joder el día.

Ella quiso replicar como siempre, pero antes de eso. La voz del profesor Kevin se escucha en el salón —Señorita, vuelva a su asiento, vamos a comenzar con la clase.

No puedo evitar bajar la cabeza escondiendo una sonrisa burlona, porque de alguna forma, siento que Kevin la alejó de mí. La clase comienza como si nada y algo me anima de empezar a escribir.

Veo un momento de reojo, como Kevin nota ese punto importante y da una sonrisa de lado para luego morder su labio inferior.

Contrario a lo que me espero, la otra hora de clases... de español, fue más fácil de sobrellevar que de costumbre.

Cuando salgo del salón, camino al comedor, siento una notificación en mi teléfono y veo un mensaje en el chat grupal de la cafetería.

Matt

Chicos, esto es impresionante

Steve

No me creo que una chica asexual tenga tanto éxito

Anna

Al parecer mi Corazón no ha visto nada todavía

Jonh

Recuerden que ella está en la escuela, no como nosotros que no paramos de chatear

Josh

Lo que no entiendo es porque hablamos por mensajes cuando estamos en el mismo lugar

Thomas

Porque ella no está aquí y tiene que saber esto

Jake

Hasta yo salí en las fotos

Yo

¿Hola, de qué hablan?

Anna

Aaaaaamooooor de mi viiiiiidaaaa!!!!!! Eres un éxito en Instagram

Frunzo el ceño sin entender nada, y a pesar de que mi vista está clavada en el teléfono, serpenteo entre los estudiantes del pasillo camino al comedor.

Yo

¿De qué hablan?

Jake

Eres todo un fenómeno en Instagram, de cuenta fantasma, ahora tienes más de 5000 seguidores, EN MENOS DE DOS DÍAS.

Salgo del chat y me dirijo a Instagram, el cual no he abierto durante todo el fin de semana... por falta de costumbre. Pero yo también me sorprendo al ver de lo que hablaban los chicos.

Mi cuenta tiene 5500 seguidores y solo hay tres publicaciones, todas, de la noche que salimos... y todas publicadas por Anna mientras bailaba. Niego con la cabeza mientras sonrío a la vez que me pongo en la cola para la comida. Hace mucho que no vengo aquí, también lo noto cuando siento algunas miradas extrañas y sorprendidas sobre mí

Siento unas gruesas risas tras de mí, pero las ignoro mientras la fila sigue su camino avanzando —Qué grata sorpresa—cierro los ojos maldiciendo en silencio por la presencia de Scott a mi espalda.

Mi día está siendo perfecto hasta ahora, espero que se mantenga así. Intento ignorarlo de la mejor de las maneras, mientras camino acercándome a la señora que sirve a la comida.

—Está algo sumisa—escucho a otro de su grupo y cierro mis puños contando hasta mil.

—¿Será así entre cuatro paredes?

Todos se burlan de su broma y yo respiro aliviada cuando tengo mi bandeja en la mano alejándome de ellos. Hasta que alguien me toma del brazo con fuerza. Me volteo a ver a Scott.

—Suéltame—intento decirlo lo más tranquila posible.

—Ven conmigo —me suelto de su agarre para dejarle en claro de que me deje en paz, pero al contrario de lo que yo quiero, me vuelve a sostener el brazo con el doble de fuerza, asegurándose de dejarme una marca. —Te dije que vinieras conmigo.

Sostengo la bandeja con una mano, mientras hago más fuerza para que me suelte con la otra. —Y yo te dije que me soltaras.

Le doy la espalda, pensando que todo se acaba ahí, pero no me espero lo siguiente que pasa.

Me congelo con la bandeja en mano y siento como un volcán comienza a nacer en mi pecho haciendo erupción sin un previo aviso. Pero cuando siento la mano de ese asqueroso en mi trasero bajo mi falda, es como si hubiera dejado de pensar.

Los escucho reír, pero yo no siento nada, mi cuerpo actúa por puro instinto. Me volteo y siento el impacto de la bandeja contra el hueso de su nariz sin importarme nada, lo único que pienso es que realmente agradezco no haber dejado de ir al gimnasio.

Tiro la bandeja con un sonido sordo, sintiendo el silencio sepulcral del comedor y caminando hacia él, viendo cómo la sangre brota de su nariz —maldita perra— balbucea entre el dolor.

Yo, con la rabia aún burbujeando en mi sangre, le doy una patada a su teléfono, el cual había caído al piso con el impacto, sin notar dónde había caído.

—Vuelve a acercarte a mi maldito desgraciado y te juro que te vas a arrepentir —me inclino hacia él mirándolo con rabia —una nariz rota va a ser poco para lo que te voy a hacer.

Solo le doy la espalda unos segundos, cuando siento un grito. Me volteo y veo cómo su enorme cuerpo se abalanza sobre mí, pero antes de eso, causándole sorpresa a todos los presentes, incluida a mí, un cabello castaño que conozco a la perfección se abalanza sobre él, golpeando la mandíbula de Scott.

Mi hermano respira con fuerza, dedicándole una mirada de odio a Scott. —¡Te voy a matar, maldito desgraciado!

Quiero detenerlo de su idea de seguir golpeándolo, por más que se lo mereciera, pero eso puedo meterlo en problemas. Pero un fuerte cuerpo lo frena antes de que la situación suba a mayores. Mi hermano lucha contra la fuerza descomunal de Kevin, mientras que este se mantenía impasible.

—Cálmate Hyucket—la tranquilidad en su voz no contrasta con el esfuerzo, lo peor de todo es que no parecía.

—Es un maldito desgraciado.

—Recibirá su castigo, te lo aseguro, además... —Kevin me mira por encima de su hombro y juro que veo un brillo de satisfacción en sus negros ojos —tu hermana le dejó bien en claro de que no se vuelva a acercar a ella.

Mi hermano se calma, en esa oportunidad me acerco a ambos hombres, específicamente a David. Tomo su muñeca y, al parecer, el mirarme baja un poco su ira.

Kevin, cuando nota de que David no va a saltar encima de Scott para matarlo, se acerca a este, quien se encuentra en el suelo, aun sangrando de la nariz, y lo levanta por la camisa de forma brusca.

—Y tú, después de la enfermería, tienes una cita con la dirección.

—Mierda.

Su cara se ve roja por el esfuerzo, o no sé si es por la sangre...

¿Quién sabe?

Solo miro a mi hermano un segundo, hasta que un grito estremecedor llena el comedor, que, por cierto, los alumnos formaron un círculo con sus teléfonos disfrutando y grabando del show. Cuando veo a Scott, se encuentra en el piso, de nuevo, sosteniendo su hombro. Veo cómo Kevin sostiene su muñeca en lo alto con un rostro imperturbable.

—Le advierto que no cometa otra estupidez.

Kevin, como si nada, suelta su brazo y con la mirada les dice a sus amigos que lo lleven a la enfermería para luego mirarnos a nosotros. —Profesor... no sé qué pasó...

David comienza a hablar nervioso, miro cómo Kevin suaviza su expresión colocando una mano en su hombro —No tienes que justificar nada, pero es mejor que vayamos antes a la dirección antes de que McFhorsh cambie lo ocurrido por completo a su favor.

Chasqueo la lengua con molestia y eso llama la atención de sus ojos negros, los cuales se posan sobre mí. —¿Estás bien?

Por alguna razón su pregunta no me descoloca... al contrario, me gusta que lo haya hecho. —Estoy bien, gracias, me desquité.

Un indicio de sonrisa se quiere asomar por sus labios, yo lo vi, pero se mantiene sereno. —Vamos los dos a hablar con el director.

Dejando el "público" del show y cerrando el telón, abandonamos el comedor.

El camino por el pasillo hacia la oficina del director es lento, pero no incómodo. Cuando entramos, el Sr. Pingüino nos recibe: —Escuché del alboroto que causó Denise.

Tengo que contenerme para no hacer una mueca de desagrado con mi boca. Yo no le caigo bien al Sr. Pingüino, él tampoco me agrada, sentimiento mutuo desde que entré a la escuela.

—Entonces debió escuchar que el joven Scott cometió una falta de respeto contra la joven Denise.

De alguna manera que Kevin, quien se encuentra en medio de los dos, habla, me calma. ¿O es el sonido de su voz? ¿O el tono grave y seguro? No sé, pero... me gusta.

—Denise pudo haberlo provocado.

Suficiente...

Voy impulsada a maldecirlo en mil idiomas, pero una mano envolviendo mis dedos me detiene. La silla frente a nosotros impide que se vea la unión de nuestras manos, pero mi mente se desconecta. Porque dejo de pensar en la acusación del director y me concentro en el roce de nuestras manos, que, aunque no es directamente...

Es suficiente para sentir la textura completa de su mano... no quiero que rompa la unión entre ellas.

—Hubo muchos testigos y si queda alguna duda, hay cámaras de seguridad en el comedor—me alivio de que su agarre no se suelta, yo solo bajo la cabeza, porque solo quiero pensar en el sonido de su voz y en la textura de su piel, ambas cosas apagan el volcán que nace en mi pecho—El joven David estaba defendiendo a su hermana.

—La joven Denise ha causado muchos problemas en la escuela, esto rebasó el vaso, por eso vamos a expulsarla.

—¡No puede hacer eso! —mi hermano pierde la calma al momento.

Siento cómo mi sangre se congela. Sabía que iban a buscar cualquier excusa viable para sacarme de aquí, y yo estaba a gusto con eso. Pero ahora... no quiero salir de la escuela y no ser por qué.

—Cálmese, joven David —habla el Sr. Pingüino. —Su hermana tenía una orden de expulsión programada desde hace tiempo, es tiempo de cumplirla.

—La joven Denise está mejorando sus calificaciones y se ha mantenido alejada de los problemas—creo que siento que su voz se endurece por un momento a la vez que su mano aprieta la mía, eso creo—¿Debo pensar que ponen a un chico problemático y violento por encima de una estudiante que intenta mejorar? Me está dejando en claro lo que está ocurriendo.

Abro los ojos por la insinuación clara hacia el director, yo lo entendí, mi hermano lo hizo y es obvio que el más viejo de la habitación, también lo hizo.

—¿Qué está insinuando, profesor Luisse?

—Mis palabras nunca insinuaron nada, si usted lo toma así, puede ser una declaración.

Veo a través de mis pestañas cómo el director hace una mueca molesta con la boca, casi me saca una sonrisa porque se ve demasiado gracioso. —Debe tener un castigo.

—No creo que sea justo con el joven David, es el primer problema que tiene, pero con el joven Scott propongo que se suspenda por dos semanas, mientras que a la joven Denise por una sola.

No lo quiere aceptar, se ve claramente en su rostro que no lo quiere aceptar. Pero no tiene más remedio. A pesar de que toda la escuela es consciente de que los padres de Sara y Scott son los que más chantajean a los docentes, declararlo abiertamente no va a traer nada bueno, ni para la escuela, ni para ellos.

—Está bien, los dos van a ser suspendidos.

Cuando los tres salimos de la habitación, suelto el aire que retuve por instinto y suelto lo primero que se me viene a la mente: —Hubiera sido bueno también tener una bandeja a mano— los dos me miran con miedo y yo me burlo en sus caras. —No se preocupen, ya cumplí con los problemas por el día.

—¿Seguro que estás bien?

Sonrío ante mi hermano, sabiendo aún que Kevin está presente. —No te preocupes, hermano, ve a clases.

—¿Y tú?

—Yo iré a casa, tengo una semana de vacaciones —le guiño el ojo divertida.

—No te preocupes, David, si quieres la puedo llevar.

Me volteo a verlo con rapidez por su propuesta, pero antes de que pueda responder, mi hermano toma la palabra: —Se lo voy a agradecer, profesor Kevin.

Cuando me despido de mi hermano, Kevin me acompaña a recoger mis cosas y cuando estamos a punto de salir de la escuela, me volteo a verlo. —¿Vas a salir en horario laboral? No está bien visto en un profesor—me burlo en su cara, pero él me la devuelve cuando me guiña el ojo divertido.

—No lo es cuando el resto de mi día está libre.

—¡Denise!

Me volteo ante el llamado, frunciendo el ceño lleno de confusión al ver a Marcia correr hacia mí. —¿Marcia? ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clases?

Ella respira de forma agitada, pero recupera el aire suficiente para hablar. —Quería alcanzarte antes de que te fueras— me alcanza un sobre blanco que desconozco de qué se trata. Ella ve mi confusión porque vuelve a hablar. —Es un parche muscular, para tu brazo.

Cuando ella menciona mi brazo es cuando lo miro... me doy cuenta ahí de la marca de la mano de Scott en ella. No la había visto con toda la adrenalina y la confusión, pero una gran marca reluce ahora mismo en rojo y, dentro de unas horas, tomará otra tonalidad.

Tomo el sobre con una sonrisa— Gracias, Marcia, me lo pondré.

Ella sonríe contenta, como si hubiera logrado la mejor de las hazañas, y se aleja corriendo de nuevo a la escuela. Me volteo a ver que Kevin mira la escena con una suave sonrisa. Ambos ingresamos el auto, e ignorándolo, abro el sobre para ponerme el parche, pero una mano más grande que la mía se interpone en mi vista quitándome el sobre.

— Dámelo, lo pondré por ti.

Por alguna razón no peleo, tal vez porque a él se le hace más fácil, ni siquiera me muevo, pongo mi brazo a su completa disposición. Hago una mueca silenciosa con la boca cuando siento el frío en mi brazo.

A pesar de lo firme que están sus manos, su toque se siente delicado.

— ¿Estás lista?

Lo veo de lado y el brillo de sus ojos me dicen más que esa simple pregunta. La curiosidad nace en mí al querer saber qué planean sus ojos — ¿Qué es lo que planea el señor Luisse?

Él ve la diversión en mis palabras, por lo que también ríe mientras enciende el motor: —Nos vamos a escapar.

— ¿Me tengo que preocupar?

Su carcajada se hace mayor y nos ponemos en movimiento. —No lo creo, te llevaré a un lugar en donde vas a volar.












Hola chicos, el capitulo que viene es uno de mis favoritos. espero también los disfruten

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