Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11

Denise

—Denise, atiende la mesa tres—me volteo ante el sonido de mi nombre.

Recojo mi pelo en un rápido moño y salgo con pasos rápidos hacia donde Anna me indica. Llevo una semana trabajando aquí y... es agotador. Mi vida siempre ha sido muy sedentaria, pocas veces me había levantado de la cama por voluntad propia.

Claro... eso fue hasta que comencé a vivir con Kiara. Por mucho que lo quiera evitar, ella me sigue arrastrando al gimnasio, aunque de alguna forma ya no estoy poniendo más excusas. Y por primera vez tengo más cosas en las que pensar, en las que mantenerme ocupada, además de las clases extras.

Eso, por otra parte, no ha cambiado en nada, pero para mi sorpresa, Kevin no ha hecho otra cosa por cambiarlo, al contrario, solo se queda en silencio luego de la explicación y ya no hace énfasis en la necesidad de realizar los ejercicios. Mejor para mí, lo más importante es que mis últimos días han sido más productivos de lo que nunca fue en mis 18 años.

En la mañana voy a la escuela, luego de ella voy directo al gimnasio, en donde me encuentro con Kiara y de ahí voy al trabajo hasta la noche que regreso. Siendo sincera, aunque me encuentro cansada la mayoría del tiempo, me siento ligera.

Aprender el movimiento y la dinámica de la cafetería al principio fue complicado, pero gracias a Anna, la chica que me atendió, me ayudó mucho y fue más fácil. No puedo decir lo contrario del resto de los chicos. Solo les bastó que yo dijera mi nombre y ellos se presentaran para que me trataran inmediatamente como uno de ellos.

Sentirme parte de algo... es algo nuevo. Pero me sincero cuando digo que no me molesta.

—Dos especiales y uno más para llevar.

Le digo a ese chico de pelo rubio que se movía por la cocina que noté desde el primer día, Jonh Jones. Un atractivo hombre de 27 años y ojos azules como el cielo. Demasiado alto, creo que un poco más que cierto profesor, pero lo suficiente para que se note la diferencia. Divertido a más no poder, poseedor de una particular risa, así como de unos chistes muy malos... pero que de igual forma dan gracia, es un misterio.

Si te fijas mucho en él, no te demoras en enamorarte... pero tiene novio. Sí, así como se dice. Por no solo decir que este lugar es un paraíso a la vez que una tortura. La única chica que trabaja aquí antes de mi llegada era Anna, el resto son hombres.

Lo más divertido de todo, es que son gay, todos. Cuando me lo dijeron, me eché a reír con fuertes carcajadas porque era gracioso demasiada coincidencia, pero especifiqué que por mí no había ningún problema.

Jonh en este caso, es novio de un chico que también trabaja en la cocina con él... pero menos hábil. Mathew Brown, un moreno de piel más bronceada de 26 años. Esta vez un poco más alto que yo, lo suficiente para no sentirme una enana.

—Hola de nuevo guapa—me da un guiño y yo solo le sonrío—¿Sabes que he notado que uno de esos chicos no te quita la vista de encima?

Me volteo con disimulo hacia donde Jonh señala, deslumbro las tres mesas que tuvimos que unir para que diez universitarios se sienten en ellas. Entre Anna y yo los atendimos, había uno de ellos de pelo rojo muy llamativo, que tiene sus ojos en donde ahora mismo en donde hablo con Jonh.

Niego con la cabeza, a la vez que me encojo de hombros y vuelvo mis ojos a Jonh—No digas tonterías, ¿Quién me dice que no es a ti a quien está mirando?

Él suelta su particular carcajada por un segundo, haciéndome sonreír. —Sé que soy demasiado precioso, guapa —echa su cabello hacia atrás en un gesto presumido que lo veo divertido —pero soy observador, y ese chico tiene sus ojos puestos en ti, y es atractivo.

—Lo es—me encojo de hombros, restándole importancia, con su mirada marrón sobre mí, buscando algo que ni yo misma sé lo que es.

—A no ser... —toma una pausa algo exagerada tocando la punta de mi nariz de forma juguetona—que a la señorita le guste alguien.

Mis ojos se abren como platos cuando escucho a Jonh. A pesar de mi expresión de shock, juro que cuando dijo eso, otra voz que no era la de él, diciendo mi nombre, suena en mis oídos. El gruñido, junto con mi nombre de sus labios, hace que un escalofrío baile por mi espalda como una burla. Su sonrisa divertida y maléfica, esos ojos negros que tanto odio.

¿Por qué aparece él en mi mente en estos momentos?

—Denise, hay nuevos clientes.

Agradezco internamente que Thomas, el otro chico que trabaja con nosotras en las mesas, interrumpa la conversación de Jonh y mía.

Me volteo aliviada de que el cliente haya llegado en el mejor de los momentos... pero no me esperé verlo ahí.

—Thomas, ¿me puedes cubrir por unos minutos?

Él, en respuesta, me da una sonrisa en forma de asentimiento, mientras que yo me acerco a la mesa con una mirada tranquila.

—¿Cómo descubriste que estaba trabajando aquí? —mi pregunta es suave mientras tomo asiento frente a él.

—¿Debo ignorar que mi hija está trabajando?

Bajo la mirada con suavidad, a la vez que juego con mis dedos, pero no tardo mucho en alzar la vista. Henry Hyucket, hombre de 50 años que aún roba miradas al caminar por las calles. Su pelo dorado, con algunas canas blancas casi inexistentes, le da un aire mucho más interesante. De apariencia robusta pero sencilla, solo unos centímetros más alto que mi hermano. Siempre vistiendo con colores sencillos y claros, lo que le agrega más naturalidad a su apariencia.

Al igual que yo, mi padre posee un azul más oscuro en sus ojos, realmente bellos. Su sonrisa es de las más bonitas que he visto junto con la de mi hermano, tal vez porque los dos tienen el mismo gesto. En comparación con Celine, él es mucho más tranquilo y para nada parecido a ella. Una pareja completamente dispareja.

A pesar de que en el pasado, tal vez hubieran tenido muy pocos momentos con mi padre, él siempre fue alguien amoroso, siempre demostrando lo mucho que me quiere. Y también no puedo culparlo... porque yo me aislé de muchas formas y me alejé de él.

—Apuesto que mi hermano te fue con el cuento.

Él entrelaza sus manos mirándome con una sonrisa tranquila, pero a pesar de su pose relajada, puedo sentir como sus ojos me analizan con profundidad—Me lo tiene que decir Denise—cuando dice mi nombre, siento un ligero tono de advertencia y me encojo de hombros restándole importancia.

—Te lo iba a decir.

Él asiente con la cabeza... pero ambos sabemos que no me cree ni una sola palabra.

—¿También me ibas a decir que saliste de casa y vives con una desconocida?

Cierro los ojos y hago una mueca con mis labios con un claro pensamiento en mi cabeza: voy a matar a David.

—No es una desconocida, papá, es una amiga —me mira con incredulidad y una ceja alzada por la misma razón que mi hermano, porque los dos saben que yo no tengo amigos. Resoplo por lo bajo y de paso levanto un mechón que se había escapado de mi moño. —Voy a empezar a ofenderme.

Mi padre suelta una suave risa y yo le devuelvo el gesto, pero desaparece al momento con la siguiente pregunta: —¿Por qué te fuiste de casa?

Al igual que mi hermano, mi padre desconoce por completo lo que yo he vivido con Celine. Muchas cosas se pusieron en mi contra, Celine escogía el mejor momento, cuando las dos estábamos solas. Yo también me aislé mucho, porque aún era una niña y no sabía cómo reaccionar, ahora... no sé cómo decir todos esos años de abuso, que aún me siguen atormentando.

Y aunque en ocasiones, en muchas ocasiones, he querido decirle a mi padre lo que en verdad estaba ocurriendo, las palabras se convertían en un nudo en mi garganta y no salían por mucho que luchara contra ello. Yo misma me había puesto las cadenas al cuello y ya no sabía cómo deshacerme de ellas.

Intento que mi expresión esté serena al momento en que voy a decir lo que siempre me he acostumbrado a decir por años —Papá, no quiero hablar de eso ahora.

...

Mi pulso se congeló luego de hablar...

¿Dónde está mi línea siempre confiable?

¿Dónde están esas palabras que siempre me protegieron?

¿Dónde están?

¿Cómo me atreví a decir algo diferente de todos estos años?

—Está bien cariño—mi padre me despierta del tornado de pensamientos que habían tomado en mi mente en menos de un minuto, y finjo que para nada me siento asustada de esas palabras de origen desconocido—¿Irás a la cena de la empresa? —hago una mueca de desagrado, de la cual mi padre no se puede evitar reír—Es mañana en la noche.

—¿Es obligado que asista? —Tengo la ligera esperanza de que él diga que no.

—Quiero que estés ahí conmigo, es importante.

Miro la mirada suplicante de mi padre; a esos ojos no puedo decirle que no por muchas ganas que tenga. Resoplo mientras pego mi frente a la mesa —Eso es chantaje.

Escucho la risa de papá y algo en mí se siente cálido —¿Eso es un sí?

Alzo la cabeza con una mueca ofendida, pero divertida —Prácticamente me has obligado.

Mi padre hace un gesto que me paraliza, pero que de igual forma no hago nada para alejarme. Él estira sus brazos por encima de la mesa y tomas las mías. Se sienten un poco frías, pero se lo asumo al clima. La sonrisa cálida en mis labios en ningún momento se esconde, mucho menos en los labios de mi papá al notar que no me alejo.

—No me arrepiento de nada —me da un guiño divertido, aun sin soltar mis manos, y yo río, sintiendo este momento con mi padre, como si lo tuviera por primera vez, y en mi interior algo me pide que se repita.

Charlamos un poco más, lo que dura el café que ambos pedimos. Quedamos en que él me pasaría a recoger en el carro. Va a ser duro, eso lo tengo bastante claro, porque mantenerme serena toda la noche junto a Celine, no es una tarea fácil. Conociendo de antemano que ella no va a dejar pasar la oportunidad.

—¿Pasa algo?

Me pregunta Thomas a mi lado cuando suelto un suspiro, mirando a la puerta por la que hacía solo unos segundos mi padre se había ido. Miro al chico de 25 años con una sonrisa mientras niego con la cabeza.

—No te preocupes, Thomas, gracias.

—El sábado vamos a salir con los chicos, aún eres estudiante, pero podemos decir que soy tu padre y que te estás relajando de los exámenes —me río con fuerza llamando la atención de algunos clientes, pero es imposible no hacerlo con alguien como Thomas. Un chico que tiene mejores chistes que Jonh. Su mirada burlona es más graciosa todavía.

—¿Quién se va a creer que eres, mi padre? —le pregunto alzando una ceja, aprovechando que no hay ningún nuevo pedido por hacer.

Veo de reojo cómo los universitarios nos llaman, pero Anna responde, por lo que no le tomo importancia. Vuelvo a mirar los verdes y burlones ojos de Thomas Wright. Quien hace una mueca muy dramática —Sé que soy muy joven, pero podemos inventar alguna historia trágica y dulce, soy bueno en eso.

Formo una línea con mis labios para no explotar en carcajadas, pero, en cambio, vuelvo a hablar. —No hablo por eso —se me queda mirando con confusión, yo, en cambio, le doy mi mejor cara seria —Se nota a la legua que yo soy más madura que tú, no sirve la mentira.

—Eres una imbécil —me dice riendo, a lo que yo también me uno a sus risas.

Mientras regreso a casa me pongo a pensar mucho en lo que tendría que luchar conmigo misma durante esa noche para estar junto a Celine, todo por mi padre. Pero principalmente para que mi hermano y él no descubran lo ocurrido con ella.

—Hola Denise.

Alzo la cabeza y veo a mi profesor saliendo de la casa de su hermana con una suave sonrisa en sus labios. Lo miro, sin poderlo evitar, de arriba abajo, pero luchando para que no se note demasiado. Hoy está completamente informal a como normalmente siempre lo veo, exceptuando por aquella vez en el gimnasio. Pero ahora luce un polo simple de mangas cortas, un saco largo de mezclilla y unos pantalones de tela más ceñidos a sus piernas, todo de color negro.

Quiero decir que ese estilo no le va para nada bien...

Pero ¿A quién voy a mentir?

Lo que sea que este hombre se ponga le queda bien. E inmediatamente ese pensamiento se liga a las palabras peligrosas que me dijo Jonh hace pocas horas:

"A no ser... que a la señorita le guste alguien."

Antes de que mis propios pensamientos me traicionasen y fuesen por un camino que no debe ser, me centro en su saludo... y no en lo guapo que está.

—Buenas noches profesor.

—Me alegra que no regreses demasiado tarde de tu trabajo.

—Es un camino seguro—le digo con rapidez, pero ni yo misma sé porque se lo afirmo de esa forma, cuando a él no le tiene porque importar.

—Lo sé—él me sonríe a cambio y odio que su sonrisa sea tan bonita—pero no puedo evitar preocuparme... lo hago, aunque no quiera, siempre me preocupo en tu regreso a casa.

La intensidad de su mirada casi me hace tambalear, pero me felicito a mí misma cuando me mantengo firme—Solo soy su alumna.

El silencio se cierne sobre nosotros, pero no lo noto cuando me debilito ante su mirada. Nunca he notado esa profundidad en sus orbes oscuros, de alguna rara forma, ahora la siento. Pero percibo que hay más de lo que él quiere dejar ver, pero una fortaleza me separa de esa verdad.

Y ni yo misma entiendo porque quiero indagar en el lienzo azabache que tiene por ojos. No lo sé, solo soy consciente de que quiero saberlo.

—Es cierto—responde a mi afirmación, pero su voz se vuelve más baja, como si le costara decirlo—Solo eres mi alumna... a veces lo olvido—abro la boca sin saber qué decir, pero él simplemente pasa por mi lado despidiéndose, dejándome a mí con un reguero de emociones que quiero encadenar como siempre he acostumbrado, pero no sé cómo hacerlo ahora. 

//////////////////////

Decirle a Kiara que voy a asistir a una simple cena de trabajo de mi padre, conllevó dos cosas que quería evitar por completo.

La primera es que me obligó a ir de compras con ellas, no es que me moleste... el verdadero problema es que me llevó a una tienda... fuera de mi presupuesto de trabajo. Y, por si fuera poco, me compró demasiada ropa. Hubo un debate entre las dos, o llevaba ropa de mi estilo o algo que ella escogía. Al final perdí y Kiara llevó las dos cosas.

La segunda, no puede ser menos importante. Cinco horas antes de que mi padre me fuera a recoger, ella se encargó de prepararme. Significa sentarme y obedecer todo lo que ella decía. Sí, es difícil llevarle la contraria, lo intenté y fallé. Pero a pesar de todo... fue divertido. Es la primera vez que hacía esto con alguien.

Al final, hizo un excelente trabajo, porque la chica que ahora mismo veo frente al espejo, no se parece en nada a mí.

En el espejo hay una chica con la mitad de su pelo recogido con una hebilla blanca y el resto suelto. Un hermoso vestido en corte A con la falda blanca por encima de la rodilla. La parte superior es transparente, pero cubierta con flores de encaje de color azul eléctrico. Del mismo color es el cierre por todo el camino de mi espalda hasta mi cuello.

Las flores de encaje caminan hasta las mangas, que son un poco más abajo del codo. Es un vestido demasiado elegante, sumado al maquillaje sencillo que hizo Kiara y a los tacones altos de punta fina del mismo color del encaje, el complemento está completo.

Intento convencerla de que los tacones altos no son necesarios, unas sandalias bajas son suficientes, le dije. Pero ella lo negó rotundamente. Afirmó más de una vez que tenía que vestir los tacones sí o sí. Pensé en un principio que sería difícil caminar con ellos, pero no, me supe manejar bien con el calzado.

Me miro al espejo con la boca abierta y veo el reflejo de Kiara tras de mí con una enorme sonrisa en sus labios—¿Qué te parece?

—Esta no soy yo —niego sin aún poder creer que esa chica que está en el espejo soy yo—es hermosa.

—Si eres tú Denise—toma mis hombros sin borrar su sonrisa—eres hermosa.

Antes de que pueda decir una palabra, más mi teléfono suena en señal de que mi padre ya me está esperando. Horas antes, le mandé la dirección de la casa. Mi padre aceptó en silencio-aunque sabía que quería negarse-el hecho de que no le permití entrar a la casa a conocer a Kiara.

Lo conozco y sé que va a poner muchas condiciones, como el hecho de que ella es mucho mayor que yo. Pero, sobre todo, que es hermana de mi profesor, porque casualmente, como casi todos los días, Kevin está aquí.

Sin querer demorarme más, tomo el pequeño bolso blanco y bajo con Kiara, siguiendo mis pasos tras de mí. La sala se queda en silencio cuando me adentro en la habitación. Todos los ojos están sobre mí, pero extrañamente, solo puedo sentir el peso, un par de orbes. Y mi interior me dice quién es, pero mi parte más racional me advierte que no indague, que es peligroso.

—Joven Denise, está hermosa—las palabras de Esther las siento sinceras, por lo que no puedo evitar sonrojarme, lo siento en mis mejillas repentinamente calientes.

—Es cierto Denise—afirma Oliver mientras juega con su hija—estás muy guapa.

—Te lo dije—la sonrisa de Kiara es triunfal, veo de reojo como hace un movimiento para hablar con Kevin.

Quien está ignorando por completo a su sobrino, porque sus ojos no los despega de mí. Sabía que ella le iba a preguntar lo mismo, pero, aunque me pida a gritos saber lo que piensa, lo más prudente es ignorarlo. Así que me adelanto a las palabras del peli negro.

—Kiara, debo irme, mi padre me está esperando—ella asiente y yo le doy una suave sonrisa—gracias por ayudarme.

—Solo reafirmé tu belleza.

Sonrío avergonzada y camino hacia el recibidor para irme. Aunque lo evito, de reojo conecto, miradas con sus negros ojos, él no deja que el contacto se rompa... no, hasta que yo misma me digo que es suficiente.

Me prometo a mí misma ignorarlo, incluso después de saber que iba a vivir bajo el mismo techo que su hermana mayor, me reafirmé que eso no iba a cambiar nada. Pero es complicado, y no entiendo el porqué.

...

3 horas después

—¿Denise? ¿Qué ocurrió? ¿Pasó algo?

Entre sus rápidas preguntas siento un ligero tono de preocupación. A pesar de la pesadez que se aferra a mi corazón, un brillo lleno de calidez se siembra. En esa tierra seca y maltratada, en ese lugar inhóspito que es mi alma en estos momentos, ahí... un pequeño brote nace. Y tengo miedo, no sé cómo reaccionar ante la belleza que me daba una pequeña mota de luz.

Pero en mi desesperación, apago las señales de mi cerebro, y digo algo que en mis cinco sentidos nunca diría.

—Por favor Kevin, ven a buscarme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro