-¿Qué voy a hacer?-me pregunté mientras salía del instituto.

Luego de un rato llegué a mi casa, tiré mi mochila a uno de los sofás, me fui a mi cuarto y llamé a Yoseob, esperé un tiempo pero nadie contestó así que decidí no molestarlo, guardé mi celular, me acosté en mi cama y cerré los ojos.

-Al fin es sábado- pensé mientras miraba por la ventana desde mi cama, el día estaba soleado, sin ninguna nube en el cielo,  me levanté, fui a bañarme y bajé a desayunar. Luego de desayunar me dirigí a la casa de mi amigo. Luego de un tiempo llegué a la casa de Seobie. Él se encontraba arreglando su jardín, al parecer no me vio, si me hubiera visto seguramente entraría a su casa enfadado o quizás me hubiera dicho que me valla por donde vine.

-Seobie…-dije en un tono bajo mientras me acercaba al portón que nos dividía, él me miró con el ceño fruncido.

-¿Qué vienes a hacer?-me dijo fríamente-¿acaso no te dije que no quería hablar con vos?- dicho esto me dio la espalda.

-Lo siento, quería disculparme por lo de ayer-al escuchar esto Seobie volteó hacia mí y me miró, aún tenía el ceño fruncido.

-¡No te disculpo!-dijo dándome la espalda nuevamente.

-Seobie…-susurré mientras habría el portón, me acerqué a él y lo abracé por la espalda-lo siento Seobie-susurré a su oído, luego me aparté de él y salí por el portón-espero que puedas perdonarme algún día-dije para luego irme en dirección a mi casa.