XVII Propuestas Y Respuestas
💡POV'S Alexander
9 octubre - - - -
Desde el día que me enteré por parte de Katya que Valentina se había reconciliado con el Maestro ando caminando entre las nubes. Dando un flashback al pasado puedo ver cuando creí que sería imposible, ahora me río en la cara de lo imposible. Dios obró a su tiempo y en su divina voluntad.
El día de hoy está frente a todos dando el Sermón dominical, mientras todos los que estamos en los bancos le observamos atentamente, definitivamente su voz es la de siempre pero sus palabras han cambiado demasiado. Exhorta de manera madura y su testimonio nos llega a todos al corazón.
Tras despedirnos del servicio papá revisa en su teléfono unas cuantas llamadas de parte de Michael, al parecer Grachy será ingresada. Le devuelve la llamada y volvemos a casa para prepararnos y salir. El lugar donde residen mi hermano y su esposa no está tan lejos del nuestro, sin embargo, nos tomamos varias horas para llegar.
En el camino doy aviso por el grupo virtual del templo la noticia, para que nos unamos en oración y todo salga bien. Mi teléfono vibra una y otra vez, al observar las notificaciones una en especial me causa alegría/sorpresa :
«Dios te bendice Alexander, te escribe Valentina.
Espero todo esté bien, cuando tengas tiempo ponme al tanto de todo lo que sucede por favor.»
Sé quien me escribe porque su número lo tenía agregado. Nunca fui capaz de escribirle porque soy mejor hablando de frente. La había agregado como «La hermana Méndez» con ganas de que sea algo más, pero eso lo estoy hablando aún con Dios. Porque, claro no es secreto ya que estoy enamorado de ella. Pospongo responderle hasta que lleguemos al hospital debido a que soy quien conduce. Deposito el teléfono en mi bolsillo y sigo la marcha.
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«Doctor Gaviria, favor presentarse en la sala de fisioterapias, repito: Doctor Gaviria, favor presentarse en la sala de Fisioterapias»
Resuena en los altavoces de la sala de espera en la que estamos ubicados esperando noticias de Grachy. Según nos informaron la ingresaron hace rato, pero aún no entra en labor de parto.
Reviso mi teléfono y respondo los mensajes que me han enviado, al instante recibo otro de Valentina.
«—Comprendo, estaré esperando.» lo leo desde el panel de notificaciones más no accedo al mensaje porque un Doctor anuncia que Michael Parra se desmayó en la sala de parto cuando vio a su esposa traer a este mundo a su hija. ¡Ja! Pobre Michael, nuevas anécdotas para navidad.
Mamá se dirige hasta donde se encuentra Michael volviendo en razón, mientras papá y yo nos quedamos en la sala de espera.
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Danna Elizabeth, es el dulce nombre que recibe mi primera sobrina. Cuando el tiempo pasa y se nos permite entrar pasamos a ver a Grachy. Sostengo por pocos segundos a Danna y le pido a papá que me haga algunas fotos para enviárselas a Valentina, me aseguro de salir en todas para que siempre que las mire me vea a mí.
«Lo prometido es deuda.
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen.»
Por la hora que es, los chicos decidimos volver a casa y mamá se queda con Grachy hasta que le den el alta mañana. Al llegar a casa de Michael dejo a un lado el teléfono en la mesita de noche de la habitación de huéspedes que ocupo, doblo mis rodillas frente a la cama y comienzo a orar.
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La semana pasada fue la reunión que convoqué con mis padres y los de Valentina. Allí, expuse mis puntos y expliqué mis planes y propósitos dentro de esta relación, a ella le hice ver que me gusta y sé que es mutuo el sentimiento.
Al principio me sentía algo vergonzoso por el hecho de hablar de un tema adyacente a la iglesia con Carlos Méndez el Co-Pastor, pero logré encontrar las palabras y culminar la idea.
No somos novios aún, pero he entrado en un proceso de oración para ver si a Dios le place nuestra futura unión, espero en él que así sea pero acepto la voluntad de Dios que siempre es perfecta.
A lo largo de mi vida he aprendido que los sí de Dios nos alegran la vida, porque es lo que queremos y como lo queremos, sin embargo, es mucho más difícil aceptar los no eso sin saber que los no de Dios nos salvan la vida siempre.
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Semanas después
Estamos en casa de Michael haciéndole una pequeña visita después de salir del templo. Mamá está en la cocina junto a Grachy, preparando una lasaña y parte del postre. Papá y Michael debaten un estudio Bíblico en el salón y yo estoy con Danna sentado en una silla del comedor.
Parezco payaso provocando la risa de una bebé de apenas 3 semanas de nacida, pero es que la conexión entre esta pequeña y yo rompe los límites de la lógica.
—¡Alexander! ¡Deja que Danna tome su siesta!—me reprocha mamá desde la cocina.—Se va a sofocar de tanto reírse.
—¡Solo un minuto más, mamá!— Le digo de vuelta. —¿Verdad princesa?
—Alex no es prudente mantenerla cargada en brazos, luego no dejará a Graciela descansar.—añade Papá, entrando a la cocina en busca de un vaso con agua.
—Está bien.—Accedo yendo hasta su habitación, dejándola sobre su cuna y viendo como me observa atentamente antes de hacer un puchero intentando llorar.
—¡Vamos princesa! ¡A dormir! luego reímos sin parar si quieres. —Danna hace sonidos divertidos y se entretiene con los peluches que cuelgan sobre su cuna, lentamente me separo y tomo asiento en un sillón hasta ver como segundos después cierra sus ojos, siendo vencida por el sueño.
«Ser como niños»
Antes no entendía porque Jesús en su palabra nos pidió ser como niños. Con el tiempo entendí que ser niño es depender totalmente de tus padres, no puedes hacer nada sin ellos. Necesitas defensa, amor, comprensión y múltiples cosas que no consigues por ti solo y sobre todo, los niños no guardan rencor. El hecho de que muchos niños sean independientes antes de tener los diez, no les hace más inteligentes que el resto sino más infelices.
Llega esa estapa de su vida en la que se dan cuenta que el dinero compra múltiples caprichos pero no lo que quieren de verdad: Una familia.
Dios no quiere que seamos infelices sino que podamos tener la confianza de ir a él para pedirle que solucione nuestros problemas... Pero casi siempre que conseguimos dinero nos equivocamos, pensando que no necesitamos de nada más, de nadie más.
El dinero compra lo básico lo barato, lo que tiene precio, pero las cosas que de verdad necesitamos carecen de eso y son imposible de conseguir si no eres como un niño: Ingenuo, humilde, dependiente y perdonador. Esas cosas son las invaluables, las que no se compran, las que se obtienen a base de esfuerzos pero valen la pena de verdad.
Dios les bendiga mucho, Criaturitas del señor.
Espero que todo marche en orden, seguimos conociendo la divertida familia Parra, de parte de nuestro informante Alexander. Estamos casi llegando a nuestro destino, disfruta el trayecto.
Nina Ramírez
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