XIV Dios Oye
🌱 POV'S Laura Fallen
[Días posteriores a la Desgracia]
Diecisiete semanas de gestación. Mi panza ya es totalmente visible y se hace imposible ocultarla más.
Es eso que dicen de las amistades te das cuenta cuales son verdaderas cuando pasas por algún momento difícil. Al principio escuché miles de consejos algunos buenos, otros no tanto.
«Deshaste de eso»
«¿Madre soltera? No, paso.»
«Hay salidas para tu problemilla»
El punto es que nunca vi a esta criatura como un “problema”. Seré sincera, me preocupé un buen cuando supe que estaba en estado de gestación y el padre de mi criatura no iba a estar junto a nosotros... Deseé que él aún estuviese vivo y que todo esto fuese una lucha para que acepte la obvia paternidad de nuestro bebé. Pero no, la realidad me golpeó más fuerte el padre de mi hijo está varios metros bajo tierra.
Los padres de Hugo me invitaron a vivir a su casa luego de que los míos me echaran a la calle. ¿Quién lo diría? Los culpables de que haya sido liberal ahora no aceptaban mi supuesto deliz rotundo. ¡Sí, Joder! tomé mis propias malas decisiones, pero una chica de doce años no debería tener permiso para ir a fiestas clandestinas. El caso es que no voy a culpar, me retracto de la opinión anterior.
~~~
Mis suegros toman ruta al templo, sí ahora todos visitamos con el fin de alivianar el dolor y porque fue la última voluntad de Hugo, la cual dejó escrita en cada carta que se nos entregó.
«Busquen de Dios... No esperen tocar fondo para conocerle. Yo no pude dar marcha atrás, para rectificar todo lo que estropeé.»
Al llegar al templo siento temores. Fuera las personas te señalan las fallas que sabes que tienes, por lo menos aquí me mantengo cabizbaja y aunque todos me observen sé que desde el cielo, Dios es el único que me puede juzgar.
El más justo al hacerlo.
Con mi pequeño en brazos tomo asiento en la parte central, pues no hay muchos asientos libres detrás. Observo su rostro sereno disfrutando su siesta, amo ver sus facciones alegres y tiernas al estar despierto. Es como si Hugo estuviese aquí sus ojos, sus rizos sobre el rostro, su tono de piel.
Todo me recuerda a él.
Gracias al cielo no aborté.
~~~
—¿P-puedo sostenerlo?
Levanto mi vista hacia Valentina nunca creí que recibiría el perdón de su parte, sin embargo, estamos aquí.
—C-claro, toma. —extiendo mi pequeñuelo hacia sus brazos y veo como es recibido con todo el amor del mundo, él también la observa con ternura.
—Es taaaan pequeño y tierno y... ¿Como se llama? —está nerviosa.
— Ismael.
—Significa «Dios oye» — es hermoso.
Eso pasó la primera vez, después de dar a luz que fui a templo, todos me llenaron de halagos y amor. Definitivamente llegué al mejor lugar del mundo y aquí estoy, creciendo como las plantitas: hacia la luz, y que luz.
Ahora puedo decir sinceramente: Estoy enamorada del Maestro, de la vida, de mi Existencia, de mi hijo y de la nueva Yo.
Gracias por existir, Hugo.
Sé que la muerte de Hugo fue algo fuerte, pero a veces se hace necesaria cierta ruptura, para que podamos crecer, si no me creen pregúntenselo a las semillas que sembramos.
Besos y abrazos ❤️✨
Nina Ramírez
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