Narra Regina:
Los días en prisión no tienen principio ni fin. Si me preguntaran cuántos días llevo aquí, diría que no tengo ni la más p1174 idea. Aquí no hay relajación alguna tienes que estar cuidando de no mirar a nadie porque luego se harma la bronca. Ni hablar de la comida, no sabría describirla más que un estofado de basura. Pobre de mi pequeña Amanda.
No todo es malo (por muy poco probable que eso suceda), mi compañera de celda es robusta y musculosa, pero debajo de esos duros brazos, hay una persona amable. Claro que a un inicio estaba a la defensiva y no cruzábamos palabra.
Todo cambió cuando estaba en mi "cama"hecha de concreto leyendo una novela reprimiendo las ganas de llorar, y no por la novela, sino por el hecho de que estoy en prisión. Y si eso no cambia pronto, Amanda nacerá en prisión y será llevada a los servicios sociales. Dicen que es deprimente y no quiero que ella pase por eso.
En fin, estaba leyendo cuando mi compañera de celda preguntó:
—¿Está bueno?.
—¿Perdón?.
—El libro. ¿Está bueno?.
—Es lo suficientemente bueno como para que mi encierro no sea tan malo.
Ella sonrió y agregó:
—Es una mierda, ¿verdad?.
—Eso no es un secreto, ehhh...¿cómo dices que te llamas?.
—Margot Chaves.
—Regina Smith.
Así fue como empezamos una singular amistad. Con esa fachada de chica mala, me serviría para que no se metan conmigo, si algo he aprendido de ver películas es que si te unes a un grupo respetable o que cause temor, no se meterán contigo.
Resulta que Margot fue encerrada por acoso, y no, no del sexual, por agresión y por alterar el orden público. Margot era fisicoculturista, una de las pocas mujeres que se dedicaban a eso. Margot se sentía fuertemente atraída por una de sus compañeras, Mercedes. Margot la seguía y le tomaba fotografías sin que Mercedes se diera cuenta, hasta que en una ocasión, sí se dio cuenta. La denunció y Margot se enfureció e hizo un escandalo en una competencia. Básicamente, durante la presentación de Mercedes, Margot la atacó físicamente mientras la insultaba.
Obviamente, ni el mejor abogado podría sacarla de esa. No recibió trato de libertad condicional y ni con buen comportamiento saldrá de la cárcel hasta cumplir su sentencia de sesenta y seis años.
Me pregunto si a mí podrían darme algún trato, como reducir mi condena o algo así. Pienso en eso mientras jugueteo con mi comida que luce más espantosa que de costumbre.
—¿Qué te pasa, Gina? —pregunta Margot—. Sueles hacer un esfuerzo para comer, pero hoy no le has dado ni un bocado.
—Es que esto es muy duro, Margot, mi vida ahora no está en su mejor punto y eso me desanima.
—Entiendo eso, Gina, pero has un esfuerzo, hazlo por tu bebé —me sorprendió el hecho de que lo sepa, no se lo he dicho a nadie y no hay manera de que lo sepa... a menos que tenga poderes psíquicos también.
—¿Cómo lo sabes?.
—Soy... fui culturista, sé diferenciar una pansa de embarazo con una de gordura.
Una oficial se nos acerca lo que provoca que se me revuelva el estomago, la presencia de cualquiera de ellas me intimida porque siento que me harán algo malo, como obligarme a desnudarme de nuevo.
—Tienes visita.
La oficial me escolta hasta la sala donde hay muchos teléfonos y cristales que dividen a los visitantes de los criminales. De inmediato localizo a mi tío Matt. A partir de aquí, ya sé qué hacer. Me siento frente al cristal donde está mi tío y tomo el teléfono.
—Hola, tío Matt, dime que traes buenas noticias.
—Lo siento, Regina, pero las pruebas apuntan en su contra. Y no quiero creer que en verdad hayan hecho eso que dicen que hicieron, pero lo que sea que hayan hecho va más allá de la estupidez.
—Fue en autodefensa, él quería matarme primero estrangulándome, eso debe salvarme en el juicio, ¿no?.
—Podría, excepto por la parte en que tu hermano y tú intentaron cubrir sus huellas en lugar de hacer lo más sensato que era llamar al novecientos once. Lo que dije, más allá de la estupidez.
Viéndolo así, ningún jurado o juez nos considerarían inocentes.
—¿Hay alguna manera de que me ofrezcan algún trato o algo así?, dime que sí.
—No, la parte atacante no tiene intenciones de ofrecerte un trato y tu abogada nos comentó que quieren darles a Jerry y a ti la pena de muerte —eso no me tranquiliza en lo absoluto.
—¿Pero que hay de mi bebé?.
—Esperarán a que nazca y será llevado a servicios servicios en espera de evaluar nuestra situación familiar, y si no les convence lo que ven, la llevarán a un orfanato. —lo que dije. Odio tener razón.
—Así no es cómo imaginé que sería mi vida —digo desanimada—. En fin, ¿cómo está Nana?.
—Profundamente triste, casi no sale de su habitación. Pero te envía saludos.
—¿Cuándo es el juicio?
—La próxima semana.
Le regalo al tío Matt una sonrisa triste antes de colgar el teléfono. La oficial que me trajo me escolta de regreso al lugar donde mi vida probablemente terminará.
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