Amor ciego
Narra Regina:
Debo admitir que Dominic me agarró desprevenida, estaba tomada y por eso no podía ver la verdad. Para empezar, soy la maldita Regina Smith, prácticamente me salen billetes de quinientos dolares por las mangas.
Yo pensé que Dominic era alguien diferente, alguien de dinero... no estoy diciendo que eso es importante, pero eso fue lo que me hizo creer por años con esas ropas elegantes y ese perfume embriagador que me gustaba tanto.
Debí ver las señales, pero nunca las vi. Primero, nunca me dejó pasar por su casa, siempre nos veíamos en lugares públicos, lo más privado que teníamos era mi mansión. Segundo, cada vez que preguntaba por su familia siempre ponía alguna excusa.
Recuerdo una de nuestras primeras citas en un restaurante. Yo estaba muy bella, como siempre, y él lucía tan bello con sus ojos verdes y su cabello castaño. Recuerdo que él cortaba su filete cuando le lancé la primera pregunta sobre su familia.
—Cuéntame, Dominic, ¿cómo están tus padres?
Esos segundos que le tomaron masticar y tragar ese trozo de filete fueron suficientes para formular una respuesta que sonara convincente. Por eso bien seguro de sí, el muy desgraciado me dijo:
—Ellos están de viaje en Europa, ya sabes, de vacaciones.
Ahora que lo pienso, ni siquiera sé si tenía padres. Pero la verdad ya no me importa, él tenía todo conmigo, no entiendo... de acuerdo, sí entiendo porqué hizo todo lo que hizo. Y yo jamás lo vi porque yo misma me engañé con mis propios cuentos.
El muy cínico me convenció de que su familia sí era millonaria y todo, pero no eran importantes, simplemente eran millonarios. En ese momento tenía todo el sentido del mundo, su apellido no me sonaba, Brown...¡soy tan estúpida!, hasta me mintió con su nombre. Si me hubieran dado un dólar por cada mentira que me dijo Dominic, sería multimillonaria, más de lo que ya soy, claro.
Nana siempre ha dicho que las cosas pasan por algo, y estoy de acuerdo con ella. Si Dios, El Diablo, Buda o Marilyn Monroe no me hubieran enviado la maravillosa idea de traer a Dominic a vivir a la mansión. En vista de que "su mansión estaba bajo renovaciones", una noche que me cepillaba el cabello mirando mi bello reflejo, se me vino aquella idea.
De no haber pensado en eso, probablemente ahora estuviera enterrada seis pies bajo tierra, o peor, en la calle sin un centavo ni para comprarme un Starbucks, sería... pobre. Menos mal que me di cuenta de la treta que tenía planeada.
Bueno, darme cuenta, darme cuenta, pues no. Yo seguía babeando por ese hombre y estaba tan ciega que no vi esas llamadas discretas. Nunca dejaré de agradecer a mi abuela por ser como es, ella es la heroína de la fortuna Smith. Ella escuchó una de esas conversaciones secretas y directamente se fue a hablar con moi.
Como la ciega que era, no le creí. Vivía en negación porque era una completa ilusa. Y como mi hermano tiene el puesto al hermano entrometido del milenio, intervino y espió a Dominic y les tomó foto.
Como quisiera borrar de mi mente esas imágenes de mi novio besándose con una mujer, por sus rasgos, asumo que es de México o de por ahí. Y aunque me duela mucho, su cabello lucía fantástico.
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