Capítulo 2
•|3 de julio de 2020, Spielberg, Austria|•
Llego junto con mi hermano al hotel donde pasaré estos días de carrera y la realidad es que quedo impresionada. Yo seré cantante y todo eso, pero esto es otra élite. Aunque no es la primera vez que voy a una carrera de Fórmula 1 sigue impresionando.
- ¿Y cómo está Daniella? - Inquiere con su característica sonrisa, que a pesar de la mascarilla es perceptible.
Mi hermano adora a su sobrina tanto que a veces se me olvida lo tonto que llega a ser. Él fue el primero de mi familia que la aceptó y, además, la trata como si fuese su hija. No soporta a Jonathan, pero algo es algo.
- Está perfectamente, Jon dice que ahora está durmiendo - murmuro revisando el último mensaje de mi novio. - Por mucho que desconfíes de él, es buen padre...
- Ya, claro - susurra cuando llegamos a recepción.
Intercambia unas cuantas palabras con la recepcionista y ambos nos dirigimos a las habitaciones que nos han asignado, seguidos por un tipo con cara de pocos amigos que carga nuestro equipaje.
- Hola Carlos - saluda Daniel a la última persona que quería que se nos cruzara.
- Hola, Dan - responde el castaño de ojos color chocolate al ver a mi hermano. - Cuánto tiempo - señala ajustándose la mascarilla.
Hacen un choque de codos de esos que están de moda ahora y yo rezo para que él no se percate de mi presencia. Sería un desastre teniendo en cuenta que no nos hemos visto ni hemos hablado desde...
- Felicidades por tu niña - dice Carlos mirándome con un rostro indescifrable.
Me ha visto, y ahora me veo en la obligación de responder. La vida no es justa. Yo sonrío y me encojo de hombros.
- Gracias - murmuro con timidez.
- Por si no lo sabías, la ha llamado como a su tío preferido, solo que en femenino - comenta Daniel con orgullo.
Carlos se ríe un poco y agacha la cabeza. La vuelve a levantar seguido y me deja un poco extrañada su gesto.
- Va a ser bonito tenerte por aquí - decide antes de seguir con su camino y dejarnos a mi hermano y a mí solos con el tipo que carga las maletas.
- Eso último ha sonado raro - opina mi hermano comenzando a caminar de nuevo.
- No lo veo así... - replico tratando de quitarle importancia.
- Le gustas mucho, ¿sabes? - Espeta de pronto.
- No tiene gracia - bufo rodando los ojos.
Que sí, que nos acostamos, que me invitó a salir y todo eso, pero no quiere decir nada. Él nunca ha dado señales de sentir algo realmente por mí, así que no veo demasiado claro lo que dice mi hermano. Además, eso pasó hace muchísimo tiempo.
- Créeme, lo digo en serio. Está muy enamorado de ti - insiste.
- ¿Te lo ha dicho a ti personalmente?
- No, pero su hermana...
- Pues te callas. No voy a creerme tus locas teorías o las de la hermana de Carlos - digo con rotundidad, interrumpiéndole.
- ¿Por qué te pones tan a la defensiva? - Inquiere frunciendo el ceño.
- No estoy a la defensiva - replico.
- Lo que tú digas - susurra poco convencido.
Luego de eso, cada uno va por su lado, solo que en mi mente ronda la cuestión de si lo que dice mi hermano es cierto o no. Quiero y espero que no, pero la vida suele dar muchas vueltas.
•|4 de julio de 2020, Spielberg, Austria|•
Acabo de averiguar que la hermana de Carlos es una persona muy peculiar, y según mis espías infiltrados (Alex y Esteban) él la aprecia muchísimo. También me han pasado todo el chisme, y la verdad es que sí que es interesante.
Pero eso es lo de menos. Se supone que estoy trabajando, no de cotilleo. Me concentro de nuevo en la coreografía que estoy preparando y pongo la misma canción de nuevo. Los bailes me cuestan más de lo que la gente se cree. No tengo un talento nato, me tengo que esforzar muchísimo. Sin embargo, mi voz es algo mucho más natural. Claro que me tengo que esforzar, pero me sale mejor que bailar. Por eso le dedico 2 horas de ensayo al baile y solo media hora de ensayo a la canción.
Mi mejor amiga y coreógrafa, Liv, me regaña por enésima vez en esta sesión.
- Vamos, Alli... Mañana es la carrera y aún no te sale el baile - regaña cansada.
- Hoy no estoy demasiado concentrada - reconozco tomando mi botellín de agua y dándole un trago.
- Lo podemos dejar para mañana si lo prefieres - murmura subiendo la cinturilla de su pantalón de licra.
- Sería mejor - reconozco con una sonrisita.
- Pues venga, vete a dar una ducha y luego llama a Jonathan, quiero ver cómo está mi ahijada...
Me río por su insistencia respecto al tema de que Dani es su ahijada. Es como un perro que va marcando territorio: tiene que dejar claro que mi hija es SU ahijada.
- Sí, boba - bufo yendo al baño de mi cabina para darme una ducha calentita.
Por algún motivo, y sin venir a cuento, la imagen de Carlos acude a mi mente. Ese chico español tan lindo del que antes de enamorarme de Jonathan me gustaba. Es gracioso pensar que tuve un crush en él cuando entró a la F1 en 2015. Él tenía... ¿20 años, 21...? Algo así. Y yo tenía creo que 19. La diferencia no era tanta, pero aún así él era un amor totalmente platónico y, sobretodo, prohibido. Con mi hermano como perro guardián era difícil acercarme a él.
Pero esa etapa ya pasó. Fue un enamoramiento de adolescente. No creo que nada que empiece antes de los veinte años dure de verdad. Solo hay que mirar el caso de la hermana de Carlos y de ese compañero de equipo suyo... Son solo niños, y por eso no ha funcionado. Yo agradezco haberme ahorrado el drama con Carlos. Me olvidé de él y ahora tengo una bonita familia.
Jonathan es mi lugar seguro y Daniella la única que me puede dar la energía necesaria para seguir adelante. No necesito nada más, y nadie puede interponerse en eso.
Salvo Carlos...
Ése es un detalle complicado. Jon no sabe lo que pasó entre nosotros, y si se entera de que voy a estar con él durante fin de semana sí y fin de semana no, dudo que le parezca bien. Aunque puede confiar en mí, prefiero no correr el riesgo. Aún no hemos empezado a tener problemas por mi nuevo trabajo, pero tarde o temprano llegarán, y todo ese asunto lo empeoraría.
- ¡Allison! ¡Llevas media hora ahí, sal ya o te vas a quedar arrugada como una vieja! - Me llama mi amiga sobresaltándome y dando golpes en la puerta del baño.
- ¡Ya voy! - Respondo cerrando el grifo.
Me seco y me pongo algo de ropa para luego salir del baño y encontrarme a mi amiga tumbada en mi cama con el teléfono.
- Más te vale no haber estado haciendo cosas raras - señala seria pero con un tono de burla.
- ¿A qué te refieres? - Inquiero desconcertada. En serio no sé a qué se refiere.
- No me puedo creer que seas tan inocente. Cualquiera podría pensar que eres virgen, pero has tenido una hija, así que esa teoría no funciona demasiado bien - dice negando con la cabeza incrédula.
- No es mi culpa no tener la mente tan sucia.
- Cierto, la culpa es de Jon. ¿Acaso no hacéis nada o qué? ¿Te embarazó por telepatía?
- ¡Liv! Lo hicimos y me quedé embarazada, y créeme si te digo que sé perfectamente cómo se hace, simplemente no lo malpienso todo - me defiendo sonrojada.
- Ajá - asiente ignorándome casi por completo. - Apuesto lo que se a que sólo te has acostado con él.
- Liv - digo en tono de regaño.
- Créeme cielo, no todas son tan pequeñas - se burla riendo.
- ¡Livian! - La regaño ya enojada, y ella se ríe más.
- ¿Qué? ¿Tengo razón o no?
- Por Dios, cállate - ruego tapándome la cara con las manos.
- Está bien... Bueno, llama al seco y pitocorto de tu novio para que yo pueda ver a mi niña.
- Es mi hija, ¿lo sabes? - Bufo tratando de ignorar los comentarios despectivos en contra de Jonathan.
- Pero es mi ahijada - replica con orgullo.
- Si no lo decías no te quedabas tranquila, ¿eh? - Pregunto riendo mientras marco el número de Jon en mi teléfono.
- Sabes perfectamente que no - responde con total sinceridad.
Mi novio responde a la llamada, y lo primero que escuchamos cuando pongo el teléfono en manos libres es el llanto de mi hija.
- ¿Qué le has hecho ya a mi niña? - Le gruñe Liv a Jonathan.
- Se ha despertado por el sonido del móvil, así que a mí no me eches la culpa - replica él. - Un momento - murmura dejando el teléfono sobre alguna superficie (a juzgar por el sonido que se ha escuchado eso es lo que ha hecho).
Los llantos se van silenciando hasta desaparecer por completo, y entonces Jon vuelve a hablar.
- Ya está - sentencia susurrando. Se escucha el ruido de una puerta cerrándose, seguramente la de la habitación de nuestra hija. - Menos mal que duerme tan profundo como su madre - se burla.
- Ey - digo indignada.
- Razón no le falta - asiente Liv sonriendo. - Entonces, ¿ella está bien?
- Perfectamente. Pero extraña a su madre. Y yo también - añade en un tono demasiado tierno como para que yo oculte una boba sonrisa.
Liv rueda los ojos al oír eso último y finge que le da una arcada para burlarse.
- Yo también os echo de menos - murmuro con las lágrimas amenazando con salir. - El lunes vuelvo a casa, ¿sí?
- Sí, lo sé...
- Si os vais a poner a hablar de vuestras cursiladas mejor me voy - bufa Liv con intención de irse de verdad.
- Pues vete - le espeto.
- Me ofendes, amiga mía - dice al tiempo que finge secarse una lágrima.
Sale de la cabina y yo río un poco ante su actitud infantil, para luego devolver la atención al teléfono y a mi adorado novio.
- ¿Cómo estás, amor? - Inquiero entonces.
- Bien, bastante tranquilo. Aún no se ha echado a arder la casa ni nada por el estilo - bromea riendo.
- Algo es algo... - suspiro y me río igualmente. - Por aquí todo es bastante entretenido. Hay muchos chismes jugosos y frescos - digo casi en un susurro, intentando darle secretismo.
- Me los vas a tener que contar todos - exige riendo. - Si seguimos juntos es por nuestro amor al chisme - bromea de nuevo.
- Definitivamente sí - le sigo la broma yo. - Te quiero mucho, amor...
- Y yo a ti, mi vida... El tiempo parece pasar más despacio ahora que no estás.
- Eres un dramático - me burlo.
- Oye - bufa falsamente molesto.
- Es broma, amor. A mí me pasa igual. Aunque aquí todos son muy majos y simpáticos, de modo que no está tan mal - admito sonriendo.
- ¿Debería estar celoso? Ya sabes, tantos hombres guapos...
- Ninguno lo es más que tú - replico rápidamente.
- No me alimentes el ego, amor - pide entre risas.
- Hablando de alimentar... Voy a cenar, mañana hablamos.
- Adiós amor - se despide antes de colgar.
Suspiro y apago el teléfono, sin saber muy bien qué hacer a continuación. Mi vida es perfecta tal y como es, pero siento que en el fondo no estaba lista para dejar a Dani en casa mientras yo viajo. En el fondo, no estoy segura de haber tomado la decisión correcta. Pero estoy aquí y ahora toca seguir adelante, sea como sea.
♤
Nota de la autora:
¡Buenas a todas mis personitas! Sé que he tardado mucho en volver a publicar, pero quería terminar mi historia de Lando antes de seguir con esta, y como la acabé ayer, ya voy a ponerme en serio.
Postdata: espero que os esté gustando, porque la verdad es que los comienzos se me dan muy mal.
Atentamente,
A💛.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro