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Las cortinas fueron abiertas sin ninguna delicadeza, eso fue incentivo, además de el sol, de obtener quejidos por parte de Jungkook, que se removía inquieto entre las sábanas desordenadas. Su cabeza era el mismísimo infierno, su garganta también.
Restregó ambas manos en su rostro, buscando el responsable de quitarle su agradable sueño. Frunció el ceño al ver a Yoonji parada de brazos cruzados, seguido de su hermano, a la par de este Jimin y por último Taehyung. Asentía al ver a cada persona, de no ser que no recordaba nada después de estar vagando en su auto por las calles y llegar a un bar, ignorando llamadas de su amiga y casi golpear a medio mundo.
Bueno, si lo encontraron de todos modos, la pregunta especial del día era: ¿qué hacía el castañito ahí?.
–Ni siquiera se te ocurra – verla con ese semblante, significaba un nuevo sermón – ¿Qué hubiera pasado si no te encontraba él?
–Fácil, me subo a mí auto, conduzco hasta acá y fin del maldito cuento.
–Es tan normal para ti decir eso. Prometiste que no harías nada malo.
–Solamente tomé, nada del otro mundo.
Bufó indignada. No podía golpearlo porque lo menos que quería era que el grupito se distanciara, y claramente la idea les parecía muy mala.
–Jeon...te estabas drogando.
Rápidamente se tensó, dándose cuenta que su secreto por fin no lo era. Sabía que sus amigos no les haría nada bien enterarse, le podrían proponer ir a rehabilitación otra vez.
–Prometiste dejarlo. Si vas a pedir perdón, que sea de rodillas y mírame a la puta cara.
Lo haría, no por salir del compromiso, sino que en realidad se sintió tan idiota, así como la noche anterior.
Se bajó tan lento de la cama, arrastrándose con sus rodillas, aún con la cabeza gacha, no se echaba para atrás a la orden, simplemente le jodía tener que ponerse a llorar. Tragó duro, empezando a subir poco a poco su mirada, hasta que dio con una mandíbula apretándose.
–Lo lamento – sorbió la nariz – Lo lamento mucho.
Ella respiró profundamente, muy en el fondo veía venir que Jungkook volvía a entrar a ese asqueroso mundo, solamente se hizo ciega a la idea.
Se acuclilló, limpiando con la yema de sus dedos, las lágrimas del chico, dandole una sonrisa rota, teniendo los mismos pensamientos que los restantes a excepción de Tae. Hablando de él, sintió un toque en la espalda, por parte de Yoongi, dándole una señal de que les tendrían que dar un poco tiempo a solas, más en convencerlo de no encerrarse.
El día en el que recordaban todo, ya pasó, ahora debían llegar a ese restaurante y no darle la victoria al señor Kang.
–¿Te molestaría esperar? – Yoonji colocó sus manos dentro del abrigo.
–Dije que los llevaría.
–Cierto – se movía sobre sus talones, de adelante hacia atrás – Si no es por ti, viviría en la ignorancia sobre que no solo consumía alcohol.
Sus ojos no sabían a dónde dirigirse.
–Es como si... – los cerró temiendo por lo que escucharía – Olvidalo, de seguro te pondría incomodó.
La observó, pensando en que sería una buena madre y con ello, que los cuatro eran como una familia, una familia completa.
Pero la verdad, no lo estaba.
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