5
Eran alrededor de las ocho de la noche, hacía unos veinte minutos que los mellizos y Park terminaron de colgar muchas luces, con una molestia incrementando en cada uno. Aún si Taehyung se había apuntado a ayudarles, no lo dejaron, porque de seguro su querido jefe haría lo único con lo que puede manejarlos a su antojo.
Cada quién se colocaba su abrigo en su respectivo cubículo, a lo que Yoonji salió un poco del suyo para observar al castaño buscando por todo su escritorio el reciente regalo. Sonrió, pues a partir de ahora, le serviría como un trapeador.
Antes de salir completamente, quitó todo rastro de victoria. Se acercó para sentarse en el mueble.
–¿Nos vamos ya?
–Si – dejó de revisar las gavetas – ¿Viste mi suéter por casualidad?
–No me digas que ya se perdió – hizo una mueca – Bueno, mi hermano puede prestarte uno, ¿te parece?
–Está bien.
Se sentía muy satisfecha.
Ya estando en el pequeño estacionamiento, la mirada de Tae se intercalaba en la motocicleta y el auto a su par. Se podría ver que no viajarían con mucha comodidad, por lo que se adelantó a tomar la mano de Yoongi antes que metiera la llave en la cerradura.
–Si iremos juntos, que sea en mi auto.
–Pero se quedará toda la noche aquí, ¿cómo vendremos entonces?
–Puedo pasar por ustedes.
Se miraron dubitativos, para segundos después asentir, lo menos que querían era aprovecharse, así que tendrían que devolverle el favor.
Emprendieron camino, uno lleno de quejas por parte de Yoonji por los sonidos que hacían al besarse aquella pareja en los asientos de atrás. Mientras el dueño del vehículo se reía por las graciosas peleas por la cosita más pequeña. Lo que más se preguntaba era, ¿así se siente tener amigos?, él siempre había sido alguien muy tímido, por lo tanto, en su escuela lo apodaban como el raro por ser muy alejado.
Al cabo de unos minutos, aparcaba en frente de un bar, por orden de la chica, con música demasiado alta, hasta se sentían las vibraciones desde dónde se encontraban, no estaba tan lleno. Saliendo, admiró su entorno, mentiría si dijera que no era su primera vez en uno, tomaba, si, pero cada que su padre quería tener un tiempo a solas con su hijo.
Se sentaron en una mesa afuera, siendo que adentro no había cupo. Taehyung observaba cada transporte pasar,no teniendo en mente una buena conversación.
–Y dime, ¿eres soltero?
Se atragantó con su saliva por lo directa que fue la pregunta.
–¿En serio otra vez con eso? – le reprendió Yoongi – Pareces urgida, Ji.
–No lo estaría si dejaras de restregar en cara que tienes a un lindo novio.
–Si siguen así espantarán a Kim.
Jimin rodó los ojos. Esos dos no tenían ningún remedio.
–Solamente preguntaba, así hacemos un club, tendrás una membresía y podrás hacer lo que quieras.
–Suficiente contigo y Jeon.
–Hablando de ese jovencito, ¿no les ha dicho dónde mierdas está?
Al tener una respuesta negativa, decidió hacer una llamada rápida a su amigo, presentía que se encontraba en mal estado. Sabía que desde lo sucedido, no era para nada igual, no llegaría a trabajar el catorce de febrero para quedarse en su departamento y probablemente haberse metido en una pelea.
Marcó una vez, dos, tres, nunca contestaba. Ni siquiera pasaba por su mente darse por vencida, porque tampoco se perdonaría que le sucediera algo, era como la mamá de los chicos, aconsejándoles que hacer y que no, consolandolos y regañarlos.
–¿Donde hay un mesero? – Yoongi ya se estaba desesperando – Iré por uno.
–No te preocupes – habló Tae al ver que Jimin hacia un puchero por esa decisión – Yo voy.
Les regaló una sonrisa para adentrarse, por lo visto no habían personas con delantales tomando pedidos, por lo que se encaminó a la barra, daba lo mismo; nadie estaba atendiendo.
Tocó repetidas veces la madera, viendo a ambos lados. Una vibración diferente a la de la canción que recién se reproducía, era el teléfono de un chico, aparentemente boracho. No hubiera querido saber de quién se trataba si en la pantalla aparecía el nombre de Yoonji, por lo que movió un poco el cuerpo, así encontrarse con Jungkook, medio desorientado.
–Ey.
Lo movió de forma suave, al rato ya lo tenía con los ojos sin poderlos tener abiertos correctamente.
–Yo te conozco, si – tomó el vaso con la bebida para darle un largo sorbo – Eres...eres el castañito con jodidas cremas para la cara.
–Ya deja eso – decidió no hacer caso a lo dicho – Yoonji está muy preocupada por ti.
–¿Solo ella?
Tambaleando se despegó de su asiento, acercándose hacía Tae, dejando unos cuantos centímetros de distancia.
–¿O también tu?
Vaya, ni estando borracho dejaba su actitud pésima.
Volvió al banquillo, ahora sí, un bar tender aparecía acatando la orden del pelinegro en que vertiera más de lo que sea que consumía.
–Solo vete, ¿quieres?. Recuerda que no necesito de tu ayuda.
–Por tu estado, adivino que no simplemente has estado bebiendo.
Gruñó – No es tu asunto.
Suspiró a lo que decidió contestar a la reciente llamada, obteniendo palabras de confusión como: ¿cómo es que estás con Jeon?.
–¡¿Qué putas te pasa?!
Fregó su rostro en la barra, no estaba de humor para recibir las quejas de su amiga. En realidad, ¿cuándo lo estaba?.
–Ya,ya,ya. Me encontraba feliz antes que este castañito viniera.
–Juro que después que estés normal, te daré una paliza.
–Hazlo, me importa una mierda.
Ella juraba que escucharlo de esa forma tan brusca, lloraría. Con un movimiento de cabeza le dió una seña a Taehyung para que le ayudara a llevarlo fuera y, de una vez, a su pequeño hogar.
Sin duda, todos habían tenido un día con muchos pensamientos tristes.
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