Sentía un gran nudo en su garganta, que le impedía seguir con la acción de darle una calada a su cigarrillo.

Era de madrugada, Jungkook no tenía ni la más mínima intención de volver a su departamento, por lo que desvío su camino a un lugar abierto, el cuál había jurado y encontraría un tumulto de personas, bebiendo y gozando de la música y que bien que así hubiera sido. Pero no lo fue. De todos modos, quería un momento de reflexión, con el viento colándose hasta sus huesos, provocando que su aliento se viera reflejado en el aire al tratar de respirar normalmente.

¿Cómo terminó todo en casa de los Jeon?. El señor sacándole más preguntas a Dak-Ho sobre su amistad, más o igual de muerta que su alegría. Dak-Ho siguiendo el juego de ser los mejores amigos en todo el mundo. Pura mierda.

Dirigió su mirada al cielo, adornado de miles de estrellas, de las cuales cada que se ponía admirarlo, una de ellas se iluminaba fuertemente, como si fuera solamente para él. Podría sonar absurdo para muchos, Jungkook aún con su actitud estúpida, tenía a un chiquillo en su interior, que le decía que ahí arriba estaba, tal vez sonriéndole, regañandolo, dándole la fuerza que necesita para seguir adelante y no cometer una locura.

–Sabía que estarías aquí.

–¿Ahora qué putas quieres?

–Hablar seriamente de mi hermana.

Rodó los ojos.

–No me vengas con esas porquerías de, soy celoso, no quiero que te pases con ella, no la hagas sufrir. Alégrate, no quiero ser su jodido novio y prometido.

–¿Crees que a mí me gusta eso?

–Entonces dile a mis supuestos padres que se olviden de todo esto, ¿puedes hacerlo?, ¿o volverás a quedarte callado como un cobarde?

Tragó, sintiendo como si lo que había ingerido hace un par de horas atrás, le cayó de la patada. No, eso no, sentía un sentimiento de culpa invadir cada parte de su cuerpo.

–Solo escucha. No quiero ver que te aproveches de ella solo por la situación de nosotros o por ellos.

–Oh si, quiero olvidar mis problemas con llegar a su casa para follarla y luego decirle que no la amo.

–Lo digo porque sé que idearás lo que sea para quitartela de encima. Y tus planes no son tan excelentes, Jeon.

–Entonces haz que rompan la maldita propuesta.

–No puedo.

Jungkook soltó una risa sin gracia y lo encaró, ahora volviendo sus expresiones a unas contraídas, estaba muy enojado.

–No era necesario que me siguieras para hablar de eso, ya tenía planeado no hacerle caso con eso de tener citas.

–Jeon...

–No la haré llorar si eso piensas – relamió sus labios – ¿Venías solo a eso?

–Solamente...no la dañes.

En realidad, tenía otro tema de conversación, que volvió a guardarlo para no sacarlo todavía, tal como lo viene haciendo desde lo que ocurrió.