No debía de volver a ponerse incómodo, ¿no?. Pudo pasar los primeros cuatro días de la semana sin sacar el tema zanjado, porque al minuto de haberlo hablado con el castaño, se sentía tan libre.

Todo bien, perfecto, excelente, con el único problemita, es que sus amigos los habían plantado en el último momento. Vamos, típico de cuando dos personas se besan por accidente, se proponen a dejarlo en el olvido, tienes los planes más normales como lo es el salir en grupo con sus conocidos, sucede algo que provoca que vuelvan a ese acontecimiento, tensión, tratan de quitarla, no pueden, más tensión.

Muy de película,¿no?. Es verdad cuando dicen eso de cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.

–Entonces, ¿cuál quieres ver?

Colocó las manos en los bolsillos traseros de su pantalón, mordiendo sus mejillas internas al darse cuenta de las opciones que tenían, no sabía cuál era la más horrible. Ya había escuchado sobre aquellas dos películas, las cuales eran las únicas para adolescentes y adultos, las demás, eran infantiles y por más que quisiera encontrar una salvación, no estaría rodeado de pequeños insolentes por dos horas.

¿Por qué no dijo otro lugar?,mejor aún, ¿por qué no se van de ahí?. Puesto que era una grandiosa idea, algo se lo impedía, y era haberle hecho caso a sus estupendos pensamientos de comprar las palomitas antes de siquiera elegir lo que verán, solo para calmar sus nervios. ¿Quién en su sano juicio lo hace?, ah sí, ya se mencionó, un Jeon estúpido Jungkook.

Podrían decir, vive tu vida, solo empiezas a caminar directo a la salida, obteniendo miradas que mandaban un mensaje: entró solo para comprar palomitas, pero te tiene que valer una mierda, porque te divertiste haciéndolo. Solo que no quería hacerle perder el tiempo a Taehyung, pudiendo encontrar algo, mil veces importante que sentarse frente a una gran pantalla. Eso en parte y lo otro, miedo de que le avisara a Dak-Ho que estaba libre.

–¿Tu?

Y estaba Taehyung, quién con un solo paso en aquella sala, quería desertar, estaba a punto de decírselo al pelinegro, de no ser que lo observó comprando ya lo que sería su aperitivo y se quedó callado para no hacerle sentir que gastó de por gusto.

Sumándole que quería distraerse un poco sobre lo que últimamente ocurría; sentía el aparente interés de aquel lavaplatos hacia su persona.

–Creo que... – ahora pensaba que no era tan mala – Buenas tardes, dos para Call me by your name.

–¿Dónde te gustarían los asientos?

La chica detrás del mostrador, le enseñó la pantalla, donde se mostraban los que ya tenían un dueño temporal, vaya que si eran muchos. Terminó por señalar la parte hasta el final de la sala, tendrían una buena visión aunque creería más que cavaría su propia tumba.

No entendió el gesto que le dió al darle los boletos.

Empezando a caminar por el oscuro pasillo, escuchaba el anuncio que aparecía, las luces seguían encendidas y así le daba una vista que hizo que tragara; la presencia de chicos era la que predominaba, muy pocas chicas habían.

Sin saber como, fue subiendo cada uno de los escalones sin que se le cayera la bandeja con las palomitas, incluso las sodas, debido a que el inicio de cada fila, era ocupado por una pareja. No tendría que sorprenderse ni exagerar, ¿cierto?, con solo saber la sinopsis se tiene en claro que jóvenes con mente abierta y seguidores del movimiento, se anotarían para su estreno.

Pasaron unos minutos, cuando se escuchó por los parlantes que estaba por comenzar y las reglas básicas para disfrutar, cosa que ellos dos no lo creían así.