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Bajó rápido del auto para dar la vuelta al restaurante principal, pasando un estrecho camino que llevaba a una puerta directo a la cocina, de ahí podía ya ir directo a su lugar de trabajo.
Tercer día, llegando unos cinco minutos tarde, era tan buena suerte que su jefe siquiera se diera cuenta de lo que pasaba, es más, en ese poco tiempo, supo que pasaba casi todo el día en su oficina, lo demás es para corroborar que mantuvieran el orden en cada una de las mesas y por si algún cliente deseaba hablar con él y hacerle saber sus comentarios, claro que igual lo supo por los mellizos y Jimin. Aún así, prometía no bajar la guardia.
Colocó su bolsón en su escritorio, dándose cuenta otra vez que debía alcanzar a sus compañeros y aquí había otro retraso; no se acostumbraba a los grandes jardines que disponía, eso le resultaba más fácil verlo desde el internet y, ¡vamos!, si él estuviera como chef.
–Ey amigo, en serio nos preocupas.
Yoonji le tendió las tijeras podadoras, mientras le indicaba con la cabeza que se encargarían de un pequeño arbusto por el momento.
–¿Tienes problemas en casa?
Negó – Quedé tan cansado, así que...
En verdad, ir a ese taller para aprender técnicas con plantas, hizo que fuera una rutina, del colegio a casa y de casa a un grandísimo invernadero, por lo tanto no lo encontraba pesado. Lo que sí, fue el haberle ayudado a su hermana en una maqueta, ya que su mamá no podía.
–Lo que digas, Kim. Haremos una maceta con tres flores.
–No lo creo.
La chica frunció el ceño, pensando que sería broma llevarle la contraria sobre lo que debían de hacer con él. Alzó una ceja al verlo tan entretenido en analizarlo y moviendo sus manos, encontrándole algún sentido.
–Si quieres dejarle solo las ramas, adelante.
–Pues fue estrictamente ordenado hacerle tres .
Aplanó sus labios, sabiendo que si el señor Kang se daba cuenta que no tenía lo que pidió, se vería en la necesidad de cometer, algo que a los cuatro jóvenes a excepción de Taehyung, sabían a la perfección.
–La maceta será de unos veinte centímetros, no te preocupes.
–¿Tan poco?, digo, se verá tan rara.
–Contesta esto, ¿recuerdas las diez reglas?
Unas que solo eran válidas entre ellos, ya que las de el hombre se iban en no entrar a su hermosa cocina con esas fachas, seguir el horario establecido y nada de teléfono al instante que comiencen con el trabajo.
–Si, pero...
–¿Cuál es la uno?
–Obedecer al señor Kang.
–Exacto. Escucha, podrá darte oportunidad para que le expliques el porqué cambiaste las medidas, lo haces y aún así amigo mío – apretó levemente su hombro – Te arrepentirás de hacerlo.
Asintió. Ambos giraron al escuchar alguien aclarar su garganta, al saber de quién se trataba, dieron una reverencia, teniendo un poco de nerviosismo en pensar que los escuchó.
–¿Han visto a Jeon?
Yoonji hacía un gran esfuerzo para no insultarlo.
–Haciendo sus necesidades.
–Es impresionante escuchar eso.
Sin más, se despidió, dejando a Taehyung muy confundido por lo absurdo que eso fue, Yoonji deshizo su sonrisa de mala gana, maldiciendo por cubrirlo y preocuparse de su amigo.
A unos cuántos minutos de regresar a la labor, que sintió unas manos posarse en sus ojos, le seguiría el juego, pero tenía que reprenderlo, teniendo una razón ya de su retraso, junto con ello se volvía a presenciar ese rostro inexpresivo.
–Al menos déjame curarte.
–Pensé que la señora Jeon era la única irritante.
–Meteré estas tijeras por tu culo si sigues así.
Rodó los ojos, al mismo instante apartándose rápido del toque de la chica en su labio.
–Min, ya.
–Le darás una buena excusa si te ve eso.
–O, decirle, llegué tarde por una tremenda paliza, ¿quiere saber quién ganó?, su servidor, hijo de puta.
–Jimin necesita ayuda, no reniegues solo por unas estúpidas tazas.
Jungkook le dio una corta mirada a Taehyung, que estaba de perfil, con la mirada viajando a cualquier lugar.
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