19
Solo habían pasado unas malditas veinticuatro horas, era lo que se decía Jungkook, debido a que no tuvo una estupenda noche, al recordar lo que sucedió, por más que se propusiera a olvidarlo, el acontecimiento se volvía más nítido de lo que fue. Tanto así, que juraba haber vuelto a sentir aquella delgadez.
Se observó otra vez en el espejo del baño, dándose ánimos de buscar al castañito para tener una seria conversación sobre el...bueno, Jungkook lo ha nombrado: el momento en el que mis labios dejaron de ser vírgenes. Hay que entenderlo, se sentía muy lejos de la realidad y como si toda su mente había quedado estropeada, tal cual dispositivo con virus. Por eso mismo es que decidió hacer su propio recorrido, dejando en segundo plano la solidaridad de Taehyung en pasarlos a traer y dejando, según para sentirse mejor, vaya, que equivocado estaba.
–Creo que vamos empatados, Jeon – rodó los ojos – Debo admitir, que me sorprendió, digo, eres hetero.
–Solo limpia tus asquerosas manos y te largas.
–¿Crees que a Tae le gusten los chicos? – pregunta, yendo a la secadora para manos, justo al lado del pelinegro – Si fuera así, ¿cómo tu o cómo yo?
–Ni siquiera te tomaría como opción.
No podía creer lo que estaba haciendo, ¿peleando como dos dramáticas adolescentes por su enamorado?. Fue tan espontáneo, que le dió mucho miedo.
Antes de que aquel saliera, le dió una sonrisa para nada amigable, seguido de pasar golpeando su hombro. Ya estando fuera, comenzó a observar por todos lados, para así encontrarlo, porque se estuvo tanto tiempo en el baño, que ni siquiera Yoonji sabía de su paradero.
–Solo mira y aprende.
Quedó confundido por tales palabras, sin embargo, las facciones de su rostro volvían a tener preocupación al verlo dirigirse a un lugar en específico; el heno por el árbol. Maldijo para sus adentros, lo volvió hacer al verlo sentarse a su lado, pasando su brazo por la cintura del castaño.
Debía hacer algo, y rápido. ¿Sacarlo de ahí con la excusa que necesitaba su ayuda para hacer una estúpida taza en un estúpido arbusto?, no, no se sentía con las agallas de llegar así como así. O bueno, tal vez simplemente estas estaban escondidas para salir en el momento necesario, ya que, en un dos por tres, sus pasos eran tan firmes y su cuerpo parecía no querer ceder a la orden de regresar a su patético escondite.
–Entonces, ¿te gustaría ir conmigo este viernes a...?
–Lo siento muchísimo – pasó una pierna y luego la otra para sentarse de su lado izquierdo – Pero ya teníamos planes con los demás de ir al cine, y qué pena, es el mismo día.
–Es al mediodía.
–Qué pena a esa hora es la función.
Los dos pelinegros intercambiaron una mirada llena de molestia, a lo que Taehyung se sentía muy raro, tanto por lo planes de los que se acaba de dar cuenta como el estar en medio de los dos chicos con los que se besó, aunque uno fue peor que el otro, lo fueron al fin y al cabo.
Y, sinceramente, no se sentiría nada cómodo con aquel lavaplatos, aún si no lograba lo mismo que Jungkook. Vamos, le daba vergüenza desde ya tener que verlo.
–Tal vez a la próxima...
–Genial – por supuesto que así no pensaba – Nos vemos.
Estando en esa posición, Jungkook inhaló profundamente para decir:
–Y-yo... – ¡¿tenía que tartamudear?! – Yo, ehm... – carraspeó – Agh, ya, directo al puto grano – sentía que iba a volverse loco – Dejemos en el olvido lo que pasó en el auto, ¿si?, fue un accidente, uno que es muy probable que pase en todo el mundo.
Se quedó ofendido al escuchar su carcajada. ¡Eso no era ningún chiste!.
–No sabía que por veces tu cara seria podía ser divertida.
Por raro que sonase, si, Kim Taehyung le dió vuelta a esa página por lo gracioso que se veía, hablando en lo que parecía su dialecto, sin ser formal y algo rápido.
–Está bien, está bien. Por más que nos pregunten, no lo volveremos a hablar.
–Me encanta escucharlo, porque juraría que volvería a tirar tus llaves al lago.
–En ese caso, tendrías que ser mi chófer.
–En tus sueños, Kim.
Sin más que comentar, se levantó, quitando de la curvatura de su oreja un cigarro, para encenderlo e ir a joder un poco a Yoonji.
Parpadeó, sabiendo ahora que lo que tanto le costó, lo terminó por declarar el contrario. Se encogió de hombros, le quitó ese peso de encima.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro