Una hora después.

-¡Te tengo una sorpresa! -gritó Sam separándose de Tyler.

-Casi me matas del susto y te quedarías sin novio. Y tendrías que buscar otro nov . . . ¡No vuelvas a asustarme de esa manera Samantha!

-Ya, no seas exagerado.

Sam se levanto del césped y le tendió la mano a su novio con una sonrisa.

Tyler la miro dudoso, pero no podía resistirse a su chica chicle, así que se puso de pie y tomo la mano de Sam.

-Cierra los ojos -ordeno Sam

-Como usted ordene mi capitana.

Samantha guió a Tyler por un largo camino y escucho mas de una vez las quejas de su novio.

"Estoy cansado" "Tengo hambre" "Me estás llevando a un lugar apartado para matarme ¿cierto?"

Tyler volvía a ser el chico infantil e inmaduro de siempre, y Sam no podía evitar sonreír ante él.

-Aun no abras los ojos.

-¡¿Que?! Vamos Sam, ya estoy aburrido. -se quejo Tyler con un puchero.

-Escucha. Si lo que veas cuando abras los ojos te parece muy cursi o cliché solo tenemos que hacer como si nunca hubiera pasado, aunque en realidad sería horrendo ya que me gaste gran parte de mis ahorros en todos estos . . .

-¿Estos que? -pregunto Tyler casi al borde de un colapso nervioso.

Sam suspiro y tomo valor.

-Feliz cumpleaños Tyler.

El chico abrió los ojos y al ver su sorpresa corrió en dirección a su motocicleta, la cual estaba cubierta, ¡Repito! Cubierta de chicles.

-Son los crocantes -comentaba Tyler -Oh, estos son los nuevos, y aquí hay de esos que siempre compras.

Sam sonrió de oreja a oreja la ver la gran emoción y sonrisa de su novio.

Tyler emocionado giro hacía su chica.

-Creo que deberías pedir disculpas mas a menudo -dijo él con una sonrisa.

Sam negó divertida, camino hasta estar frente él y rodeó su cuello.

-Yo creo que con estos chicles estoy perdonada de por vida.

Tyler le sonrió a su chica.

-¡Pequeña Sam!

-¿Que?

-¿Me das un chicle?

Sam sonrió y tomo un chicle de la motocicleta de su novio y se lo dio.

Tyler negó serio.

-Quiero de tus chicles.

-Nunca dejarás de pedírmelos ¿cierto?

-Jamás.