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7. Fotografias

"Cuando fotografías las personas en color, fotografías su ropa. Cuando las fotografías en blanco y negro, fotografías su alma".

Hace unos días que no veo a Dennis, sólo hemos intercambiado uno que otro mensaje, pues ambos nos encontramos bastante ocupados; él con su trabajo y yo con mis estudios y asuntos de las empresas de mi padre.

La relación con mi madre está cada vez peor, siento que cada vez se pone más insoportable y me reprocha más de lo usual.

Mientras me arreglo para comenzar mi día, mi señora madre se hace presente en este, como si fuera la dueña del lugar; dicha acción hace que mi humor no sea uno de los mejores. Me giro en mi silla, observando cómo entra a mi vestidor, lo cual me toma por sorpresa, así que voy tras ella rápidamente.

—Tienes muchas cosas, Kimberly; cosas que no has usado, lo sé porque aún tienen etiquetas. No puedes seguir acumulando ropa, zapatos o bolsos. Hay personas que no tienen nada que usar, mueren de frío por no tener un abrigo y tú sólo andas ocupando lugar en tu clóset. Con tu hermana, participaré en una donación para varios refugios de mujeres y niños que están atravesando varias situaciones. Llevaré lo que considere que puede servir de tu ropa.

Realmente no puedo estar creyendo lo que dice. Esto tiene que ser una broma, o peor aún: una pesadilla demasiado realista, para mi gusto.

—Tienes que estar bromeando. No puedes venir aquí y tomar mis cosas para donarlas sin mi permiso, sólo porque a ti se te dio la gana. Hazme el favor y por favor sal de mi cuarto en este momento, y deja mis cosas en su lugar.

—Claro que no lo es. Como le dije a tu padre, considero que aún tenemos tiempo de cambiarte y volverte una persona de bien y enterrar al monstruo en el que te has convertido —mi madre sólo saca ropa en grandes cantidades.

Por más que intento mantener la calma, claramente no es algo que pudiera controlar, realmente odio cuando se cree la madre Teresa de Calcuta. Le quito mi ropa de las manos, haciendo que algunas cosas caigan al suelo; ya luego me encargaré de acomodar todo.

—Mira, ya hablé con Alina y me comentó sobre su momento caritativo, y se lo dije a ella y te lo digo a ti: no pienso participar en algo si así no lo deseo. Y ya te dije, si me consideras un monstro como dices, allí tienes la puerta. Yo soy muy feliz como soy, y te guste o no, soy así —dejo mis cosas todas desacomodadas sobre una de las repisas, para después comenzar a sacar a mi madre del clóset, posteriormente de mi cuarto; cierro la puerta con seguro.

Voy por mi móvil, para escribir un mensaje de texto para mi padre.

Kimberly

Emily se acaba de volver completamente loca. Entró a mi cuarto sin permiso y comenzó a tomar mucha de mi ropa para regalarla, la tuve que echar a la fuerza. Habla con ella, está insoportable. Juro que, si toca alguna de mis cosas, la voy a echar de la casa.

Guardo el móvil en el bolsillo de mis jeans y vuelvo al clóset para comenzar a acomodar todas de las prendas que mi progenitora desacomodó por completo. Realmente se pone bastante odiosa cuando lo desea. No puedo creer a los niveles ha llegado el día de hoy; a veces siento que sólo lo hace para fastidiar.

Siento mi móvil sonar y, por obvias razones, pienso que es mi padre, pero son varios mensajes de Dennis.

Dennis

Mira lo que encontré en mi cámara; no sé en qué momento las has sacado, pero están hermosas. Agradece que eres hermosa. Me encantan tus fotos, princesa.

Kimberly

¡Perdón! Estabas distraído y tu cámara me hacía ojitos. Puedes borrarlas, no hay drama.

Realmente me olvidé de esas fotos, las saqué cuando vino a mi casa y cenamos pizza. Me siento en unos de los bancos que hay en el clóset, para seguir respondiendo sus mensajes. Realmente me está alegrando mucho.

Dennis

No las borraré. Luego las edito y te las paso, princesa.

Kimberly

No hace falta.

Dennis

Me gusta.

Kimberly

Me gustaría que algún día me saques las fotos; digo, eres un experto en ello.

Dennis

Pues vístete, nos vamos a una sesión.

Kimberly

¿En serio? ¡Suena grandioso!

Dennis

Claro. Tengo un trabajo y vendrás conmigo; cuando termine, te hago una sesión a vos.

Kimberly

Está bien, me gustaría verte en acción. Llevaré algo de ropa para poder cambiarme.

Dennis

Sí, lleva mucha ropa, nos quedaremos hasta tarde. Pasaré por ti en unos minutos.

Kimberly

Está bien, dame unos minutos.

Comienzo a buscar un bolso de un tamaño considerable, pero son demasiados grandes, por lo que termino optando por una mochila color vino tinto.

No sé qué ropa usar, ya que en el resto de mis sesiones me dan cada uno de mis atuendos. Debí preguntar dónde será la sesión.

Comienzo a guardar varios conjuntos que tengo armados, con cuidado de que nada se vaya a estropear.

Mientras termino de acomodar las cosas, siento la voz de uno de los empleados, informando que un joven se encuentra en la puerta; sé que se trata de Dennis, pero aún no estoy completamente lista.

Al bajar, veo al ojiazul parado, mirando algunas fotos que hay en una de las paredes; claramente no hay ninguna foto con mi madre, y la única foto mía que está allí es de cuando tenía cinco años y salía con mis hermanos.

—Hola. Ya casi estoy, sólo me faltan algunas cosas, dame unos minutos. Si quieres puedes venir a mi cuarto mientras me termino de alistar —susurro con una sonrisa, mientras lo miro con tranquilidad.

—Hola, princesa —toma mi mano, dejando un beso en esta—. Prefiero esperarte aquí; y no sé si pueda tomar algo de tu alacena, para llevar algo de comida, si no, podemos comprar pizza en el camino —toma su mochila, acomodando esta en su hombro—. Apúrate, que vamos algo tarde, princesa.

—Está bien. Me siento muy feliz, gracias. Prometo la próxima atenderte yo —beso sus dos mejillas antes de subir por las escaleras rumbo a mi habitación.

Tomo la mochila y la dejo en la cama, para poder arreglarme rápidamente. Al acabar, me pongo algo de perfume y tomo mis cosas, bajando a la sala nuevamente.

Al bajar, veo a Dennis con un tóper que huele a pizza. Comer pizza no me está agradando a estas alturas, pero vamos tarde y no me apetece ponerme en ese plan con él.

—Listo, no me olvido de nada, creo. Ya podemos irnos —susurro con una sonrisa.

—Muy bien, vámonos —toma mi mano para salir de mi casa, caminamos hasta la entrada.

Algo de lo que me he dado cuenta en este momento, es que ha entrado sin problema, o bueno, según mis datos, no ha habido problema alguno.

Cuando llegamos a la puerta, veo una moto estacionada; no sé si es momento de decirle que jamás me he subido a una. Muerdo mi labio algo nerviosa, tomo el casco que el mayor me ofrece y me lo coloco, esperando no acabar despeinada.

—Nunca he subido a una.

Dennis se sube a la moto, sonriendo, mientras extiende su mano para ayudarme a subir. Ha sido mala idea traer tacones. Me subo a la moto con cuidado, suspirando.

—Puedes sujetarte de mí o del asiento de la moto; tú eliges, con lo que te sientas más cómoda.

Realmente me siento muy nerviosa, no sé que hacer. Me quedo pensando un momento sobre qué elección es la más sabia para mantenerme con vida.

Comienzo a mordisquear mi labio con algo de fuerza, para posteriormente acomodar mi mochila y pasar mis brazos alrededor de su cintura.

—Si te hago daño, tú sólo dime —digo, sintiendo algo de calor en mis mejillas, seguramente se están tiñendo de rojo. Debo agradecer que el casco evita que pueda ver esta imagen tan ridícula de mí—. Te daré una estrella si eres buen conductor, cuando tengas diez, podrás canjearlas por lo que desees.

Dennis toma mis manos, aferrando más mis brazos a su cintura.

—Agárrate fuerte o te caerás —suelta una risa burlesca. Arranca la moto, haciendo que mis ojos se cierren y me aferre más fuerte a él.

En el camino va manejando con bastante prudencia, no puedo decir lo contrario, pero aún así sigo bastante asustada.

—¿Sabes? Prefiero otro premio, como un beso. Son muchas estrellas, es muy injusto.

Acelera con un poco de fuerza, haciendo mi agarre aún más fuerte, cierro mis ojos con fuerza

—La próxima vez vamos en coche, Dennis. Y esto no parece merecer méritos por estrellas —digo prácticamente gritando, para que me escuche, ya que el sonido de la moto no nos proporciona una buena calidad de conversación.

—No se vale, yo quiero mi beso; eres muy cruel —puedo sentir la carcajada de Dennis con claridad, antes de que acelere con mayor fuerza—. Me gusta más mi moto, es mejor.

Su nombre sale de mis labios a modo de grito, realmente siento que voy a morir en cualquier momento.

Puedo sentir el aire chocar con mi cuerpo, mis ojos se mantienen cerrados con bastante fuerza. Realmente estoy odiando por completo este viaje en moto; por cosas así es que jamás me había montado a una, no necesitaba sentir que estoy a punto de morir.

De un momento a otro, la moto se detiene.

—¿Disfrutó el viaje, señorita? —creo que me voy a desmayar aquí mismo.

Gracias a su ayuda, comienzo a bajar de la moto. Siento mis piernas temblar sutilmente; claro que no voy a expresarle mis ganas de asesinarlo y comentarle sobre el terror que me ha causado.

—Algo, es la primera vez que subo en una —también la última de eso, estoy bastante segura.

Quito el casco, intentando no arruinar mi hermoso cabello, se lo paso una vez que está fuera de mi cabeza.

—No has muerto ni nada —murmura, antes de tomar mi casco, lo engancha a la moto—. Ya vámonos.

Sonrío mientras lo miro. Muerdo mi labio inferior suavemente, antes que se dé vuelta y comience a caminar, tomo su brazo, para que se quede quieto.

—Para la buena suerte en tus fotos —susurro, antes de unir nuestros labios en un cálido beso—. Y de paso, para que no creas que soy tan arisca o algo. ¿Ahora sí, vamos? —pregunto cuando me separo de él unos centímetros.

Realmente se ha quedado en shock, o bueno, eso es lo que parece que ha sucedido. Pero unos momentos después, me sujeta de la cintura, correspondiendo mi beso, mi primer beso.

—Creo que necesito más suerte —puedo notar el tono coqueto con el cual está cargada su voz.

—¿Más suerte? —pregunto, arqueando una ceja—. Tal vez te dé otro, si te portas bien —murmuro, riendo.

—Eres una arisca igual —toma mi mano, entrelazado mis dedos para guiarme por el camino—. Si te aburres, en mi teléfono hay algunos juegos que te pueden interesar.

—¿Ah, sí? ¿Por qué soy arisca, según tu? —pregunto divertida, tomando su mano.

—Ahora debo ser un niño bueno para merecer un beso, qué injusto —deja un beso suave en mi mejilla, antes de comenzar a acomodar la cámara en su trípode.

—Está bien. La próxima, tú me das el beso, así no se vale.

—Trato hecho —su atención rápidamente va hacia la pareja que está llegando, por lo que noto, es una sesión de fotos de una boda.

—Depende. Si te pones coqueto, no te doy más besos —digo sonriendo, mirándolo a los ojos.

Me hago a un lado, para que pueda acomodar sus cosas. Sonrío al ver a la pareja.

—Vaya, qué hermoso vestido —me acerco a Dennis y le robo un beso.

—Suerte. Estaré al final, para no molestar.

—Muy injusto, realmente muy injusto, qué cruel que eres —me guiña un ojo antes de acercarse a la pareja, con la que comienza a platicar.

A esta altura, yo ya no escucho nada, sólo estoy apoyada en una de las paredes; quién sabe qué es lo que hay dentro del edificio.

Esa pareja se ve bastante enamorada, o tal vez saben fingir bastante bien, es algo que jamás sabré, realmente.

Como Dennis dejó su móvil desbloqueado, comienzo a mover la pantalla hasta que encuentro una carpeta que tiene unos seis juegos alrededor; algunos son de destreza, también veo que tiene Mario Cars, y realmente es el único que conozco y parece interesante.

Si bien me encuentro concentrada en intentar ganar, es verdad que observo de reojo la sesión de fotos, y uno que otro guiño que el mayor me da.

—Hola, volví —la voz del ojiazul me hace sobresaltar.

Alejo mi vista de la pantalla del móvil. Otra cosa que me deja en completo shock es la acción de Dennis, creo que ya ha entrado en confianza, ya que se ha atrevido a robar un beso directamente de mis labios.

—¿Empezamos? Si deseas puedes cambiarte en el baño de allí, es una cafetería, pero puedes usarla, diles que vas de mi parte, son amigos míos.

Asiento con mi cabeza.

—Está bien, dame un momento para poder cambiarme —le dedico una sonrisa, antes de irme en dirección a la cafetería que me indicó.

Al entrar, digo exactamente lo que él me dijo, por lo que una señora mayor aquí no tiene problema en dejarme ingresar al mismo. No es de los mejores baños, pero he ido a peores por culpa de mis hermanos.

Al volver, Dennis me indica dónde debo posicionarme y de qué forma debo colocarme.

Sacamos varias fotos; cada tantas fotos voy a cambiarme de ropa.

Cuando acabamos, tengo mi ropa de antes. No sé cuánto tiempo hemos estado en la sesión de fotos; la luna está saliendo y, por ende, el sol se está ocultando.

Dennis me lleva a la misma cafetería en la cual me estuve cambiando varias veces, aparentemente también funciona como un pequeño restaurante familiar, o algo así es lo que he entendido.

Mientras cenamos pasta, Dennis comienza a bromear sobre recrear la escena de la dama y el vagabundo; claro que lo hacemos y saco foto de aquello, a excepción de la parte del beso, ya que pienso subir las fotos a mis redes, y por el momento no deseo que nadie se entere de esto, en especial mi padre y hermanos, o comenzarán a fastidiar, ya tengo suficiente con mi madre.

A pesar de haber insistido en que volvería en un taxi, no me lo permite. Ahora el viaje es mucho más tranquilo y ya no me siento completamente sola, me siento a gusto y en paz.

Cuando llegamos a mi hogar, bajamos. No le permito entrar, ya que sé que mi madre se encuentra aquí y tampoco deseo que ella lo conozca, no aún.

—Creo que aquí nos despedimos... estaremos hablando. Deseo pronto ver las fotos.

—Claro que sí, princesa. Ten en cuenta que, ahora que estás menos arisca, no me voy a alejar. Creo que me has vuelto adicto a tus besos —susurra antes de colocar su mano en mi cintura, atrayéndome hacia él, besa mis labios nuevamente—. Prometo llamarte mañana. Descansa, princesa —deja un último casto beso en mis labios y sube a su moto, para irse.

Por mi parte, lo único que hago es ingresar a mi casa y pedir que me lleven la cena a mi cuarto.

Mi madre está a los gritos y no tengo ganas de escucharla ni de verla.

Cuando entro a mi cuarto, lo primero que hago es asegurarme de que mi ropa esté en su lugar, lo cual es así, me deja mucho más tranquila.

Subo las fotos a mi Instagram y sólo es cuestión de unos pocos minutos para comenzar a sentir que mi móvil suena como loco, y los responsables son mis hermanos.

The Ivanok

Viktor

¿Quién es Dennis? No lo conozco.

Alina

¿Tú desde cuando haces amigos? Ya era hora de que tuvieras novio.

Viktor

No es su novio, no puede, no le doy permiso. Apuesto mi virginidad a que es un idiota. ¿Saben a quién me recuerda?

Alina

¿Virginidad? Claro, está tan intacta como la mía. ¿A quién te recuerda?

Viktor:

Cállate, estúpida. Tú tampoco tienes permiso de perder nada.

Alina:

JAJAJAJAJAJA. ES IGUALITO. ¡KIM SALE CON UN VAMPIRO!

Kimberly

Primero que nada: Hay datos que no deseaba saber de ustedes, Segundo: ¡ES SÓLO UN AMIGO! Tercero: No se parece al de la película, no sean bobos. Me largo.

Pienso en salirme del grupo, ya que sé que van a seguir fastidiando, pero en cambio de eso, me coloco mi pijama mientras pongo Gossip Girl en Netflix, realmente soy fan de esta serie.

La cena llega a mi cuarto y empiezo a comer mientras veo la pantalla del televisor.

En algún momento, caigo en los brazos de Morfeo por completo. Ha sido un gran día, eso no lo puedo negar.


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