4. ¿Seremos cuatro?
"Una mujer original no es aquella que no imita a nadie, sino es aquella que nadie puede llegar a imitar."
—Kimberly, cariño ¿te encuentras bien? —Hice caso a las palabras de mi padre, ya que fue lo primero que escuché, como sucedió también con su rostro. Esperaba que todo fuera una simple pesadilla.
—Sí, estoy bien, padre. —Al abrir los ojos por completo, noté que estaba sentada en una silla. Esperaba que nadie más se diera cuenta o realmente sería un gran drama por el que estarían hablando.
—Ahora sí, Marisa, ¿de qué estabas hablando? Tú no puedes estar embarazada —manifestó mi padre con firmeza y sin ningún placer por la noticia que su novia había lanzado como si nos encontráramos en un lugar privado.
—Cariño, solo bromeaba. Vi a Kim muy tensa y quería alivianar el ambiente, no era para tanto, ¿pero qué tan malo sería si pasara? —Claro que sería malo, ya tenía mucho con dos Ivanok, no me hacía falta un bastardo en mi vida.
—No me parece muy gracioso, mucho menos el lugar. Quiero pedirles una disculpa a los Levis por el número que Marisa acaba de hacer. Solo a ella se le ocurre algo así. —La rubia parecía descolocada, seguramente se esperaba otro tipo de reacción por parte de mi padre, una completamente diferente.
El tema fue rápidamente olvidado y enterrado, por lo que pasamos a nuestras mesas, las cuales estaban asignadas tomando asiento. Claramente la familia de William estaba con nosotros. Todos estábamos centrados en las palabras que la familia de Samantha daba acompañado por la música de fondo de una orquesta en vivo.
Luego de las conmovedoras palabras y lo emocionados que se hallaban por recibir a su primer nieto los mozos comenzaron a servir cada uno de los platillos, como entrada nos ofrecieron a todos Caviar Almas junto con dos botellas de Dom Perignon Rose Gold.
—El champagne está caliente, que servicio tan inútil —el comentario de Ángela rompió con el silencio fúnebre que se encontraba en la mesa.
—A decir verdad, yo creo que está bastante bien. —Marisa lo bebió casi de un solo trago, haciendo que mi padre le llamara la atención por sus malos modales.
El resto del almuerzo pasó de las mejores formas, había momentos en los que solo se hablaba del compromiso, otros de negocios, aunque claro, cada charla se mantenía a Marisa fuera de esta, ya que los Levis decían que alguien como ella no podría comprender nada, todo esto se debía a que la primera vez que la conocieron esta estaba espantada y asombrada por beber un Cabernet Sauvignon S. Eagle nunca nadie entendió por qué actuaba de esa forma era solo un simple vino.
—Kimberly, sé que no es el momento más adecuado, pero con el permiso de tu padre, William tiene un obsequio para ti. —Las miradas pasaron de estar posadas en mí, a estar posadas en mi padre, quien asintió con la cabeza simplemente.
—Hemos estado algo separados, pero quiero que cuando estemos lejos pienses en mí cada que veas esto —dijo el pelinegro sacando una pequeña caja del bolsillo de su traje. La tomé y la abrí despacio dejando a la vista un anillo con un diamante rosa—. Es un diamante The Pink Star, sé que tienes muchos similares, pero lo vi y no pude evitar no pensar en ti.
Asentí con la cabeza dedicándole una sonrisa a modo de agradecimiento.
—Gracias, es muy bonito. —Saqué el anillo de la caja y antes de poder colocármelo, William lo arrebató de mis manos para hacerlo él, ponérselo al lado del anillo de compromiso.
—Es un anillo completamente hermoso Kimberly, estoy seguro de que el de matrimonio será mucho mejor que ese —el padre de William habló y asentí ante él con tranquilidad.
Había llegado un momento en que los mayores se marcharon, dejándome completamente sola con quien sería mi esposo en cuestión de tiempo. Aunque esa soledad no duró mucho, pues parte de sus amigos se unieron a la mesa generando más ruido de lo que prefería.
—Felicidades por su compromiso Kimberly, William, no deja de hablar de ti —comentó Marcus con tono divertido como si tuviera algo al fondo de todo lo que decía, pero realmente no tenía ganas de ponerme a prestarle atención a sus tonterías.
—Gracias —cortó y sin muchas vueltas, solo quería estar con otro grupo de personas, pero iba a ser muy descortés de mi parte levantarme e irme de ahí.
—Kim no lo demuestra, pero está sumamente emocionada y yo también por muchas cosas nuevas que van a llegar con nuestro casamiento. —La mirada entre el grupo de jóvenes era más que evidente en ningún momento trataron de disimular y yo sabía perfectamente que le emocionaba tanto a William: el sexo.
Samantha se inclinó hacia William susurrándole algo en el oído haciendo que esta riera, no podía escuchar bien qué es lo que cuchichiaban, pero tampoco es que hiciera un gran esfuerzo, no me importaba mucho. Una de las camareras comenzó a repartir champagne en cada una de las mesas; sin embargo, por su incompetencia acabó tropezando y varias copas terminaron sobre Samantha haciendo que todos rieran incluída yo.
—Kim, ¿me acompañas a caminar? Me gustaría presumir a todos la bella prometida que tengo yo. —El azabache extendió mi mano hacia mí. Yo la tomé y me puse de pie. Despacio comenzamos a caminar por los alrededores
No era la primera vez que asistíamos a uno de los eventos de los McMillan, por lo que el terreno lo teníamos bien conocido. Llegó un momento que nos encontramos algo lejos del resto justo enfrente del hermoso invernadero que la señora McMillan tenía.
—¿Qué te parece si entramos? Siempre te ha gustado ese lugar por alguna boba razón —pese a su forma tan idiota de invitarme al invernadero, accedí. Lo primero que sentí al ingresar era el aroma de las rosas, realmente había todo tipo de flor aquí dentro y por alguna razón me generaba paz.
Mientras admiraba las rosas, William aprovecho para tener mayor cercanía, sus brazos pasaron por mi cintura mientras que su cabeza se posó en mi hombro.
—Últimamente has estado muy callada, así desde año nuevo. Luego de que nos casemos lo único que harás será gritar y gemir mi nombre —dijo con diversión—. Aunque tal vez lo hagas antes, podríamos intentarlo ahora por ejemplo. —Su agarre fue aún más fuerte, de un solo movimiento me dio vuelta y antes que pudiera quejarme sus manos viajaron peligrosamente a mi trasero para apretarlo.
Una fuerte bofetada fue la que hizo que él se alejara, su mejilla derecha estaba completamente roja, mi mano podía verse marcada en su rostro.
—En tu vida vuelvas a hacer eso, no porque nos vayamos a casar significa que vamos hacer lo que tú digas. Mucho menos creas que porque nos casemos vas a estar entre mis piernas así que esa idea vete sacándola de la cabeza.
»Tú vas a ser mi esposa Kimberly, te estoy teniendo mucha paciencia, pero no se te olvide que cuando nos casemos vas hacer lo que yo te diga porque serás mi esposa. —Su mano se fue directo a mi brazo apretando este con algo de fuerza aunque rápidamente se dio cuenta de su error y me soltó alejándose un poco frotando su rostro con sus manos—. Lo siento, la abstinencia sexual me tiene mal, debes entenderlo Kimberly mis amigos se burlan de mí, vivimos en una edad donde no importa si te follas a tu prometida se me hace estúpido que quieras esperar tanto especialmente cuando has puesto fecha para dentro de mucho tiempo.
—Lo que tú y tus amigos piensen realmente me importa muy poco, es tu problema William no el mío y te recuerdo que nadie me viene a dar órdenes a mí y al que no le agrada allí tiene la puerta. Otra cosa: no hay perdón porque mi nombre es Kimberly y yo no perdono —dicho eso me marché del invernadero dejándolo solo, mientras caminaba rumbo a donde estaban todos pude ver a Samantha con otro atuendo dirigiéndose hacia el invernadero realmente lo que hiciera me importaba menos que lo que hiciera William.
—Kimberly, ¿donde te habías metido? No es propio de una dama perderse a solas con su prometido. Y hablando de eso ¿Dónde está William? Espero no hicieras nada que me dejara mal.
—No, padre, fuimos al invernadero y William está con Samantha. Todo está bien. Papá, ¿en serio crees que podamos regresar a casa? Tengo algunos asuntos que debo resolver — mencione con suma tranquilidad mirándolo a los ojos mientras esperaba que su respuesta fuera un sí.
—¿Qué tipo de asuntos debes resolver? Y al final, ¿por qué tus hermanos no han venido? Siempre me hacen quedar mal esos dos. —Su mano fue al puente de su nariz apretando esta. El sonido de varias carcajadas fue lo que llamó nuestra atención haciendo que nos giremos. Para mi suerte y la desgracia de Marisa un grupo de personas se reía de ella aunque no sabíamos bien porqué.
Mi padre me hizo una seña para que nos acercáramos y pudiéramos aminorar el daño social que ella había echo al apellido Ivanok.
—Oh, Adam, cariño, realmente me sorprende que alguien como tú salga con una simple secretaria, nos ha hecho pasar un buen momento. Estábamos hablando de propiedades y Marisa nos comentaba que una vez le cortaron el suministro de agua por falta de pago —susurró la madre de William con diversión haciendo reír nuevamente a todas las personas que se encontraban.
Mi padre alejó a Marisa con rapidez hablando en privado. Seguramente le informaba que cuidara sus anécdotas. Por mi parte me mantuve alejada tanto del grupo como de mi padre, aunque no quería ver a William y estando sola era más fácil de ser ubicada por suerte mi padre dijo las mejores palabras.
—Nos vamos, despídete —sin más por decir, se despidió de sus futuros suegros y se alejó a un paso muy furioso con Marisa caminando detrás suyo como perro regañado, totalmente ridículo. Me acerqué a despedirme y claro que les pedí que me despidieran con William excusándome en la prisa de Adam Ivanok.
El camino fue en un silencio total, ni siquiera el zumbido de una mosca podía escucharse tenía grandes ganas de hablar con mi padre sobre mi compromiso, pero sabía que con el humor que se cargaba no era lo mas apropiado. Cuando el auto se detuvo me bajé sin decir nada, pero mi padre rompió el silencio fúnebre en el que veníamos.
—Kim, mi sol y mi luna. Cuídate mucho y no olvides que te amo y estoy listo para luchar contra el mundo entero por ti. —Luego de sus lindas palabras dejó un beso en mi frente. Sabía que era el momento
—Lamento molestarte con esto, pero quiero romper mi compromiso con William. Realmente no me gusta su trato hacia mí y siempre has dicho que lo único trato que merezco es que me traten como una princesa, él me ha dañado. —En ese momento con fuerza lo abracé y podía notar como su cuerpo se tenso ante cada una de mis palabras. El abrazo solo duró unos cuantos segundos, antes de que él se alejara y besara mi frente nuevamente. Pude ver sus ojos y en ellos no veía otra cosa que no fuera fuego del mismo infierno y en ese momento supe que mi compromiso con William se había acabado por completo.
Observé cómo el auto se marchaba por lo que yo entré a mi casa para mi sorpresa mi madre seguía en casa y no tenía un rostro muy amable o dulce que digamos era evidente que seguiría con la cantaleta que habíamos tenido antes.
—Kimberly, espero que el aire fresco te hiciera recapacitar y estés lista para pedirme disculpas a mi y a María, aunque has pasado tiempo con tu padre y dudo que eso te contagie bondad. Y espero que no fueras hablar con tu padre y decir mentiras.
Una risa salió de mis labios mientras me cruzaba de brazos.
—No tengo porqué pedir disculpas. Como dije en la mañana: allí está la puerta y tranquila tengo piedad contigo por lo mínimo compartimos la misma sangre. —La expresión de mi madre cambió por completo, pero no para bien realmente.
Se acercó quedando solo a unos cuantos centímetros de mí, mirándome con seriedad claramente le sostenía la mirada.
—Todos siempre me dijeron que tu padre era una mala influencia, que debía llevarte por el buen camino, que te parecías a Adam, pero ahora eres mas que igual a él, te convertiste en él.
Claramente sus palabras tenían toda la intención de provocar arrepentimiento o tal vez desagrado pero generaba todo lo contrario en mí.
—Me honra que me digas eso madre. —Las comisuras de mis labios se curvaron antes de pasar por su lado con dirección a mi cuarto de colección, todos tenían una fascinación por algo y lo mío eran coronas, desde algunas que habían pertenecido a grandes monarcas hasta las mas simples a lo largo de todos mis dieciocho años había logrado obtener más de setecientas cincuenta, algunas habían sido regalos, presentes y otras obtenidas por mí.
Mientras hacía una reorganización de algunas como por ejemplo cual estaría en el pedestal esta semana siento mi móvil sonar, al sacar este veo un mensaje de Dennis el cual me saco una sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro