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3. Enfrentamientos

"Ella no es peligrosa por saber lo que quiere, ella es poderosa porque sabe lo que vale"

En los últimos días solo había podido tener contacto con Dennis a través de mensajes y una que otra llamada debido a que nuestros horarios no congeniaban ni lo más mínimo. Aún así, los días habían sido hermosos, bueno dejando de lado las discusiones con mis hermanos y mi madre todo era normal y maravilloso.

La paz que se alojaba en mi pecho había llegado a su fin y la responsable tenía nombre y apellido. William estaba más que molesto por haber estado ignorándolo desde año nuevo, claramente no podía culparme de ello. Había tomado cartas en el asunto y hablado con mi padre como si fuéramos dos niños pequeños en medio de una riña y a pesar de ser su adoración Adam Ivanok no había dudado en llamar mi atención y obligarme a pasar tiempo con el pelinegro.

—Escúchame, Kimberly, sabes que te amo, pero no es correcto lo que estás haciendo con el pobre de William. Me ha dicho que ha intentado salir contigo y tú lo ignoras. ¿qué clase de modales son esos? Yo no te he criado de esa forma, el pobre se encuentra muy triste — mentiroso — Debes comportarte como una dama Kim, estás siendo muy descortés. Los MacMillan tendrán un almuerzo en Los Hamptons para celebrar que su hijo les dará un nieto, pensaba ir solo con Marisa, pero dadas las circunstancias tú y William vendrán conmigo, claro que su familia está más que invitada. — su voz era seria, también escondía algo de decepción, no había escapatoria debería ver a mi futuro esposo. —Te agradeceré mucho si convences a tus hermanos de asistir — dicho eso, salió de la sala dejándome completamente sola.

Sabía que mis hermanos no iban asistir ya me sabia sus excusas de memoria, claramente habían salido como mi madre no entendía cómo podían preferir lugares tan vulgares y de mala muerte antes de pasar rodeados de gente de bien y con todas comodidades. Aun podía recordar una de las navidades, mi padre había estado fuera del país cerrando negocios en Abudabí y los tres porque mi madre se encontraba en todo eso me habían obligado a donar todos mis regalos navideños y como si no fuera poco, habíamos pasado toda la noche en una pocilga con niños sin familia. Hasta el día de hoy ha sido uno de los días más traumatizantes de mi vida, claro que luego de eso con el regreso de mi padre, quien por suerte pensaba como yo había castigado a mis hermanos y poco tiempo después se había divorciado de mi madre.

— Señorita, su desayuno está servido ¿desea que se lo traiga o lo tomará en el comedor? —María había trabajado en mi hogar desde antes que yo naciera, mi madre la adoraba pese a su incapacidad de hacer las cosas bien. — Lo tomaré en el comedor, voy en un momento. — Esta se marchó para la suerte de mis pupilas quien no soportaba su sola presencia. Caminé hasta el comedor donde mi madre se encontraba leyendo unos papeles.

— Buenos días, hija ¿Tu padre ya se fue? — La palabra "padre" había sonado con cierto tono de odio, no podía creer que fuera capaz de hablar así de alguien que le había dado todo.

— Sí, se fue hace un momento. Iremos a Los Hamptons a la hora del almuerzo— dije con tranquilidad mirándola a los ojos fijamente. Sabía que odiaba que hiciera eso por alguna razón ella decía que la enfrentaba.

— Hoy habíamos quedado en cenar los cuatro, como la familia que somos. Dile a tu padre que no puedes, iras otro día a pasar tiempo con él, no te he visto en días — su voz era suave, pero a la vez estaba cargada de orden, como si ella pudiera darme órdenes a mí

— Quiere que pase tiempo con William y su familia. Aparte tú quedaste en eso, no yo. — Me encogí de hombros—. Aparte no es como que tú puedas obligarme, te recuerdo que tu rompiste esta familia no vengas hacerte la víctima ahora madre— Un fuerte golpe sobre la mesa se hizo presente haciendo que la atención tanto de la servidumbre como la mía estuviera solamente en ella.

— Escúchame bien, Kimberly, si hay un culpable aquí es tu padre, aquel que tanto idolatras. Pasaremos tiempo como familia y se acabó, no te estoy preguntando si deseas o no, aun eres menor de edad y vives bajo mi techo por lo que harás lo que yo diga— Esta vez, ella me sostuvo la mirada, no titubeo ni un minuto. Odiaba cuando se ponía en ese plan, como si mi padre tuviera la culpa de su falta de cerebro.

— No me hables de ese modo, no eres quien para hacerlo y te recuerdo que gracias a mí es que tienes un techo bajo tu cabeza, la casa está a mi nombre, Alina y Viktor son mayores de edad, por lo que si no viviera contigo créeme que estuvieras bajo un puente así que ese discurso no va conmigo. Otra cosa puedes obligarme a pasar todo el tiempo de "calidad" que desees, pero hace tiempo dejé de considerarte como mi madre — mi voz era firme, no iba a dejar que nadie viniera a darme orden alguna ¿quién se creía que era? Tomé un sorbo del té verde escupiendo este — ¡María! — La señora que ya poseía una que otra cana en su cabello se hizo presente—. Esto es un asco, eres una incompetente. Agradece estar protegida por el resto porque si fuera por mí ya estarías en la calle hace tiempo. Desde ahora jamás volverás hacer mis cosas no sabes hacer absolutamente nada, eres una idiota —La mujer en todo momento mantuvo la mirada baja, ni siquiera se animó hablar o mirarme.

— ¡Kimberly! No puedes tratar a la gente así ¿Quién eres? No eres más que nadie por tener dinero, solo eres una niña mimada, me decepcionas deberías aprender de tus hermanos— mismo sermón, el pan de cada día. Ella siempre estaba tan equivocada.

— No me grites, y te equivocas, madre, soy dueña de todo este mundo, gracias a mí come y alimenta a sus millones de hijos. ¿Enserio crees que si le contara a mi padre ella estaría aquí? Y si soy mejor que ella, que tú y que cualquier persona soy Kimberly Ivanok dueña del universo. Tampoco es mi culpa que no sepa hacer bien su trabajo para eso se le paga, para que lo haga bien y si no le gusta allí tiene la puerta nadie la obliga a quedarse, solo asegúrate que no se robe nada— dicho eso me levanté de la mesa rumbo a mi cuarto, a lo lejos podía escuchar a mi madre pidiendo millones de disculpas.

Al llegar, lo primero que hice fue mirar mi celular, el cual tenía un mensaje de William confirmando que nos veríamos en Los Hamptons, claro que él llegaría con su familia y yo con mi padre, menos tiempo soportándolo. Hasta ese momento no había notado que había sido yo quien había dejado en visto a Dennis por lo un simple « Lo siento, he estado ocupada. Espero estés bien» enviado el mensaje me dedique armar mi outfit para el encuentro de hoy.

Cuando tenía unas cuatro opciones dejé todo acomodado sobre mi cama, perfectamente prolijo y entré al baño para darme una ducha de agua caliente, la cual necesitaba para relajarme después del estrés que mi madre minutos atrás me había causado. Mi tina estaba repleta de burbujas blancas y rosadas que me traían armonía por alguna extraña razón.

Mientras me duchaba comencé a pensar en mi futuro: ¿Cómo sería casada con William? Una que otra vez habíamos hablado del tema, claro que cada uno iba acabar sus estudios y respetaríamos el negocio del otro. A ninguno de los dos les gustaba seguir órdenes, por lo que teníamos claro muchas cosas, el tema de tener un bebe sabíamos que sería dentro de bastante tiempo mi padre siempre decía que había que casarse para tener relaciones y tener un hijo sino nuestra honra quedaba completamente manchada.

Tras dejar mis pensamientos en lo más recóndito de mi mente me levanté saliendo con cuidado de la tina para colocarme mi bata color rosa palo y una toalla en el cabello que hacía juego. Al ver sobre mi cama los conjuntos sabía que la mejor de las opciones era el vestido blanco con tiras delgadas, no era sumamente corto, pero tampoco largo llegaba justo a mis rodillas, unos bellos tacones color nude serían los que le harían juego. Mi cabello rubio se quedó completamente suelto, solo le había hecho unas simples ondas.

Tomé mi móvil para ver si alguno de mis hermanos había dado señales de vida, claramente lo hicieron, pero sus respuestas tal y como lo esperaban habían sido un «No, gracias, paso» creo que solo mi padre se podría engañar con que iban asistir. Guardé el móvil en un simple clutch color hueso junto a mis documentos y tarjetas de crédito. Mientras me daba los últimos retoques con un maquillaje simple y sutil, el sonido de la puerta llamó mi atención.

— Adelante— murmure mientras colocaba máscara de pestaña— Señorita Kimberly, su padre la está esperando afuera— Asentí ante las palabras de la señora quien se marchó rápidamente.

Al acabar cogí mis cosas y bajé hasta la sala donde por suerte mi madre ya no se encontraba. Siempre me había preguntado el por qué mi padre se había casado con ella. Al salir de la casa vi la limusina estacionada, sabía el motivo por el cual mi padre no había ido a buscarme personalmente, Marisa. La última vez que mi madre y hermanos la vieron en casa se habían comportado como animales realmente una vergüenza total. Subí a esta poniendo cierta distancia con los dos mayores, realmente no sé que era peor estar en un almuerzo con mi madre y hermanos o estar en uno con Marisa y William.

— Buenos días, Kimberly te ves hermosa— dijo la rubia con la peor de sus sonrisas falsas. Miré a mi padre quien me dio una mirada en la cual decía que debía saludarla educadamente.

— Buenos días, Marisa, muchas gracias. Tú también te ves acorde a la situación. — dije sin más, era en vano mentir que me agradaba o que nos llevábamos bien, era evidente que no lo hacía. No era por celos de hija a padre o alguna de esas cosas cursis, realmente no me importaba con quien saliera él, lo realmente molesto era que ella tan solo pensara que mi padre le daría todo y se olvidaría de mí.

La primera vez que la vi tenía unos quince, tal vez unos dieciséis años, habíamos tenido una charla bastante motivadora. A decir verdad lo primero que dijo fue que haría que mi padre se casara con ella y nos desheredaría tanto a mis hermanos como a mí, cosa que claro jamás pudo hacer. Por suerte mi padre no tenía intención de casarse con ella, algo que puedo admitir que influencie bastante. La última vez que nos vimos fue para navidad donde le dejé claro que no porque sea su novia tenía derecho sobre mí o sobre cualquier cosa que involucre el apellido Ivanok.

El camino hacia nuestro destino fue en completo silencio, ni una mosca se atrevió a zumbar, mi padre siempre había sido una persona imponente, una sola mirada y todos sabíamos que hacer y que no hacer especialmente cuando no se encontraba de los mejores humores como aparentemente era el caso de hoy ¿habría discutido con Marisa? ¿Asuntos de trabajo? No lo sabía, pero sea lo que sea ambas rubias sabían que lo mejor era mantenerse en compostura y silencio.

Al llegar mi padre fue el primero en bajar ayudando primero a mí y luego a Marisa de salir de la limusina. Rápidamente tomé el brazo de mi padre caminando hacia la entrada, acción que no fue del agrado de ella.

— Familia Ivanok— Dijo con seriedad al portero quien traía una planilla con todos los nombres y apellidos de los invitados.

— Tengo anotado a cinco miembros dentro de la familia, Ivanok señor. — murmuró tratando de no titubear mientras apretaba con fuerza su bolígrafo.

— Adam, Kimberly y Marisa. — Al escuchar eso la contraria no pudo evitar inflar su pecho como si de un pájaro se tratase, colocándose del otro lado de mi padre con una enorme sonrisa.

— Disculpe, como Ivanok no tengo el nombre de la dama, seguramente es un error yo iré...

— No, está bien, no hay ningún error, somos Adam y Kimberly Ivanok ¿cómo es tu apellido Marisa? ¿Sábato? — pregunte mirándola a los ojos con cierto tono de burla

— Disculpe no tengo ningún nombre u apellido así...

— No, descuida no te sientas mal lo que pasa que ella no está en la lista, no pertenece a los Ivanok ni a ninguna familia que se pueda reconocer, es el mas uno de mi padre— al terminar de decir aquello el joven nervioso anotó y tacho los nombres en la lista dejándonos ingresar. Mi padre no se dijo absolutamente nada tampoco había dicho nada malo ni mucho menos mentido era su realidad, solo era una arribista que intentaba salir de la pocilga donde había crecido, lo único que la salvaba era tener una cara bonita pero no es que le durara mucho conocía a mi padre y no iba a sacarle nada de lo que ella deseaba.

— Adam, Kimberly. Es un gusto verlos, cariño te ves mas que hermosa— la voz de la señora Levis se hizo presente, mi padre beso su mano y de mi parte recibió un beso en cada una de sus mejillas, acto seguido su marido y su hijo se unieron a nosotros.

— Es un gusto verla, señora Levis, usted también se ve mas que hermosa. — Una sonrisa apareció en mi rostro en cada una de mis palabras. Realmente era una mujer hermosa, no aparentaba sus casi cincuenta años. Su cabello negro, sus ojos verdes y su porte eran exquisitos.

— Por favor, dime Ángela, te vas a casar con mi hijo tenemos esas confianzas. — Asentí con mi cabeza dedicándole una sonrisa.

— Mi esposa tiene razón, eres una joven adorable e inteligente no podría esperar mejor esposa para mi William. — El señor Harry, así como su esposa eran personas sumamente agradables, los conocía desde que tenía uso y razón de vida a veces me preguntaba si realmente William era hijo de ellos, aun que dicen que en cada familia hay una oveja negra en la mía teníamos dos.

— Concuerdo con mis padres, Kimberly eres una verdadera joya con todo respeto señor Ivanok, pero su hija es la mujer más hermosa del universo, hasta la joya más costosa envidia su belleza. — Las palabras de William salieron de sus labios de la nada, mientras se acercaba a pasar su brazo por mi cintura pegándome a él—. ¿No creen que nos vemos hermosos? Somos un gran dúo— dijo con tranquilidad recibiendo la aprobación de todos —. Aunque te verías mucho mas hermosa desnuda gimiendo mi nombre— susurró en mi oído lo suficientemente bajo para que nadie más lo escuchara bajando peligrosamente su mano con dirección a mi trasero.

— Sí bueno, también serías más guapo con la boca cerrada y las manos quietas, pero no siempre tenemos lo que deseamos — murmure con una sonrisa alejándome de el sutilmente para no llamar la atención de los demás quienes estaban absurdos en su conversación.

Mientras asentía con una sonrisa falsa en mi rostro ante las preguntas de mi futura vida como esposa de Levis Samantha se acerco a nosotros y aquí es donde las peleas iban a comenzar, no podía evitarlo no había ser humano más despreciable que ella y eso decía mucho.

— Muy buenos días a todos, señores Levis, señor Ivanok un placer verlos aquí mis padres están muy felices de que aceptaran la invitación y estén con nosotros en este día tan especial— sus palabras no podían sonar más falsas. — William, Kimberly me he enterado de su compromiso, felicidades ¿cuándo se van a casar?

— Muchas gracias, Samantha si todo sale bien creo que en septiembre estaría mas que bien. Claro sí es que Kim esta de acuerdo no lo hemos hablado ¿Tú que dices amor? — manifestó con un tono irritante especialmente porque él no era así de amoroso, pero con todos aquí no me quedaban muchas opciones de respuestas

— Gracias y sobre la fecha aún no lo sé, una boda para alguien como nosotros no es algo que se prepare de un día para el otro, merezco algo digno de mi altura. Tal vez a fin de año o a comienzos del otro. — Le dediqué una sonrisa a la castaña y al pelinegro quien no se veía nada contento.

— Tal vez podemos hacer la festividad más adelante y algo más sencillo y hermoso a mitad de año hay cosas que no pueden esperar. — Sexo, era eso lo que para él, no podía esperar— y sabes que...

— Mi hija tiene razón William, es mi princesa y se merece lo mejor de lo mejor, no hay nada que sea tan importante como para apresurar las cosas. Se merece la celebración del año sin escatimar en absolutamente nada. ¿Recuerdas lo que dijimos cuando se comprometieron verdad? Su felicidad es lo mas importante para mi y dijiste que tú te seguirías encargando de ello— la intervención de mi padre había caído como anillo al dedo ahora William no tenias más razones ni peros que pudieran adelantar la boda y sus padres aparentemente están de acuerdo con nosotros.

— Si es el próximo año sería genial, de esa forma tu nuevo hermanito o hermanita podría asistir y hasta podría ser quien llevara los anillos — esas palabras llamaron la atención de todos los presentes que se encontraban allí, mis ojos bajaron hacia sus manos las cuales acariciaban su estomago

— Disculpa ¿de qué estás hablando, Marisa? — digo con la voz a un segundo de querer quebrarse y yo estaba a punto de vomitar, por favor, Dios no me hagas esto

— ¡Sorpresa! Estoy embaraza tendrás un nuevo hermanito con quien compartir todo — dijo con una enorme sonrisa y recalcando el todo y fue allí cuando todo se puso completamente negro.

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