2. ¿Me estas cortejando?
"Cuando las almas gemelas se tienen que encontrar, el destino acerca los mundos, borra las distancias, une los caminos y desafía lo imposible"
Hoy era el segundo día del año, y para mi suerte, me encontraba completamente sola en casa. Mi madre estaba con sus amigas, mi hermano y mi hermana estaban quién sabía dónde.
En lo que llevaba del día no había podido olvidar a Dennis, mi mente solo daba vueltas en torno a aquel chico ojiazul. Realmente no sabía si lo volvería a ver, no le había hablado por el simple hecho de que nunca lo hacía yo primero.
Terminé de vestirme con la ropa de ejercicio y bajé al gimnasio. Amaba mi casa, no debía salir para muchas cosas si así lo deseaba. Sinceramente el día de hoy me había despertado bastante tarde, eran las 09:00 hrs y yo apenas estaba haciendo ejercicio, ni siquiera había desayunado ni realizado el resto de mis actividades.
Al llegar las 13:00 hrs ya me encontraba lista para comer alguna de las delicias que Sonia estaba preparando. No sabía de dónde la había encontrado mi madre, pero esa señora tenía un enorme talento para la cocina a pesar de ser bastante torpe la mayoría de las veces.
Estaba saliendo de la ducha para poder almorzar cuando mi móvil sonó. Al ver la pantalla de éste casi me caigo al suelo. Era un mensaje suyo. Okay, estaba sonriendo demasiado a la pantalla del teléfono ¿Por qué?.
"Dennis"
— Hola preciosa ¿Quieres venir a tomar un helado? —
"Kimberly"
— Claro, me gustaría mucho. —
Al mandar el mensaje corrí rápidamente a mi vestidor buscando algo que ponerme, debía ser algo deslumbrante, asombroso digno de ver. No comprendía porque me importaba tanto lo que alguien pensara de mí. — Los sentimientos son una debilidad, debes aprender a controlarlos — las palabras de mi padre se repetían en mi cabeza una y otra vez, hasta que el móvil me regresó a la realidad.
"Dennis"
— ¿Quieres que te pase a buscar? —
"Kimberly"
— Sí, eso sería genial. Espero no te pierdas, le informaré al portero de la residencia que te deje pasar. —
Una vez adjuntada la dirección de casa mande el mensaje. Informé de su llegada y continúe arreglándome. Una vez lista, tomé una foto para mis redes sociales, y para mi sorpresa, Dennis fue uno de los primeros en responder esta foto. Sólo eran emojis babeando, pero hizo que me sintiera feliz.
"Dennis"
— En 5 minutos estoy ahí. —
"Dennis"
— Voy bajando. —
Al ver que estaba en las puertas del barrio tomé mi bolso y salí, por suerte mi casa era una de las de adelante, o el pobre me hubiese esperado más tiempo. Vi un joven apoyado en su auto y nuevamente una sonrisa boba apareció en mis labios. — Hola — susurré simplemente sin quitar mi vista de la suya.
— Que belleza Señorita Kimberly — sus labios tocaron mi mejilla nuevamente, en dos días él había besado mi mejilla más de lo que había dejado que William lo hiciera.
— Muchas gracias, Dennis. — no lo pensé mucho y devolví el beso en su mejilla derecha — ¿Tuviste problemas con la entrada? —
Su mano se extendió hacia mí y tomé ésta recordando lo que había sentido el día de la fiesta. Su mano y la mía estaban en perfecta sintonía, eran como dos piezas de rompecabezas juntas.
— Es un placer. Pues como no me dejaron entrar, te llamé — me guió con total delicadeza a su auto.
— Siento mucho eso, les avisé que alguien ingresaría, pero a veces vivir en un barrio privado es complicado — mis mejillas se inflaron, hablaría muy seriamente con los de la entrada la próxima vez.
— No es problema, descuida — al abrirme la puerta del auto no pude evitar sonreír ante sus palabras — Su carruaje, princesa. —
Nunca nadie me había tratado de esa forma, era algo diferente a todos los halagos que había recibido en mi vida.
— Me alegro de que no te molestara— antes de subir al coche hice una pequeña reverencia — Muchas gracias, caballero. —
Su sonrisa era realmente hermosa, algo diferente había en ella como en sus ojos, pero sabía algo que tenía claro, mis sentimientos debían ser totalmente controlados "Enamorarse es para débiles" la voz de mi padre resonó en mi cabeza, de cierta forma sabía que tenía razón, dejarse llevar por una emoción como el estar enamorado nos hacía débiles ante la otra persona, y no era algo que iba a permitirme, no sería débil ante nadie. Soy Kimberly Ivanok y yo no me postro ante nadie, nací para ser grande y ver el mundo a mis pies.
Dennis subió del lado del chofer colocándose el cinturón de seguridad claro que mis pensamientos me tenían alejada de todas sus acciones.
— ¿Cómo es que vives en una zona así? — Y una simple pregunta me trajo nuevamente a la realidad como si un balde de agua fría me hubiese caído completamente encima, lo mejor era disfrutar luego tendrá tiempo de pasar tiempo conmigo misma y mis demonios internos
Mientras colocaba correctamente el cinturón de seguridad río por su pregunta, era la primera vez que me hacían una pregunta así, aunque también era la primera vez que me subía al carro de alguien que no tuviera ni la menor idea lo que el apellido Ivanok podía significar.
— Mi familia tiene dinero, cuando mi padre se fue de casa para ir detrás de su nueva novia. Supongo que se sentía culpable por ser mal padre y esposo, así que nos dejó bien económicamente, es dueño de varias empresas y varias quedaron a nombre de mis hermanos y mío — Había soltado cada una de las palabras como si vomitara ¿Por qué lo había hecho? Sólo debía haber respondido un simple "tengo dinero", no era necesario contarle la historia de mi vida, aunque tampoco fuera un tema que considerara delicado, muchas personas luego de que sus padres se separaran, hacían alguna especie de duelo, en mi caso no. Mi padre siempre fue ausente según mi madre y hermanos, claro que yo no lo veía de esa forma, ventajas de ser su preferida, a veces lo extrañaba, pero lo veía bastante seguido por lo que todo estaba bien.
El mayor simplemente dió un leve asentimiento de cabeza sin apartar la vista del camino, su semblante era tranquilo, relajado y a pesar de ser mayor a mí no se notaba la diferencia en edades, claro que en estatura era demasiado evidente ¿Cuánto es que mediría exactamente? — Así que... ¿estoy tratando de cortejar a una niña millonaria? — Murmuró con cierto tono de diversión en su voz ¿lo diría en serio? — Y supongo que eres empresaria. —
—Así que ¿me estás intentando cortejar? — pregunté con el mismo tono de diversión en mi voz mientras una de mis cejas se levantaba, si la respuesta era un sí, sería algo divertido de observar. — Algo así, estoy estudiando dirección de empresas en la universidad, también estoy de modelo en un estudio a escondidas de mis hermanos, y hace un mes aproximadamente entré a trabajar en la empresa de mi familia en la sección de marketing—
Realmente parecían demasiadas cosas para una persona de 19 años, pero así era la vida de cada uno de nosotros, lo único frustrante era el modelaje a escondidas, era algo que disfrutaba bastante, pero mis hermanos se negaban a dejarme participar en alguna empresa que no fuera la familiar ¿Cuál era la razón? No lo sabía exactamente, pero me encontraba atada hasta que cumpliera los 21 años, ellos podían cancelar mis fondos bancarios cuando se les diera la gana. Es extraño, mayormente de este tipo de cosas se encarga un padre, pero mi madre se quedó con la custodia de los tres, y mi relación con ella no era de las mejores por lo que la mayoría del tiempo mis hermanos se encargaban de mí. — Pero cuéntame más de tí, creo que ya he hablado mucho de mí — Palabras que si alguien que conociera me escuchara, no podrían creer que salieran de mí.
— Algo así, ¿tan mal lo hago? — Sus palabras nuevamente estaban cargadas con esas vibras de diversión no era una voz seria sino todo lo opuesto, había notado que en todo momento él había escuchado mis palabras con atención asintiendo con su cabeza cuando lo creía pertinente— Pues, a mí me encanta escuchar de tí — Dennis guiñó su ojo con esa típica sonrisa de chico coqueto sacada de película — Soy hijo uno, mis padres son del extranjero, y me estoy abriendo camino como fotógrafo profesional, nada del otro mundo— Luego de contar brevemente su historia estacionó el coche en el estacionamiento.
— No me había dado cuenta de que intentabas cortejarme, no es normal que intenten eso conmigo — Realmente no era una mentira, si bien mi padre había planeado un compromiso para mí, los chicos hacía tiempo se habían dado por vencidos, no era tan fácil de convencer, y mi carácter solía espantarlos, lo cual agradecía, nada era peor que una mosca molestando. — Vaya ¿De dónde son tus padres? ¿Qué tipo de fotos te gusta tomar? — Nuevamente cada palabra salió de mis labios sin pensarlo, esto de que alguien genere mi curiosidad no me estaba agradando. Definitivamente tendría una charla seria conmigo misma más tarde.
—¿Por qué no es normal? Eres bonita e inteligente, una mezcla que no se da muchas veces — Se encogió de hombros apagando el motor de su auto —Mis padres son de Noruega. Tengo descendencia de allí — Sonrió de lado — Me gustan los paisajes, aunque el trabajo sale más cuando le sacó fotos a las personas.
— Gracias, eso es nuevo — sonrió suavemente — Digamos que soy algo difícil, y muchos solo me ven como una niña mimada y ya — me encojo de hombros restándole importancia, realmente lo que hablaran de mi me daba igual. Algo que mi padre siempre me había enseñado era el valor que tenía, y que no había ser en el planeta que fuera a contradecirme, era grande y poderosa como mi destino —Vaya, Noruega es realmente hermoso — Murmuro mirándolo a los ojos — Tal vez puedas sacarme algunas fotos a mí, si quieres, claro esta. —
—Claro que sí, sería un completo honor para mí fotografiar a semejante belleza — Tenía esa forma tan peculiar de llamar mi atención, esa forma tan rara de coquetear. Usaba palabras y no objetos, y me estaba agradando por alguna razón aquello.
La "cita", como él la había denominado, había salido bastante bien realmente. El helado había estado bueno, aunque no era de una de mis heladerías preferidas. Las risas no faltaron cuando se lo proponía, podía ser un chico muy gracioso y carismático. A pesar de que había querido volver por mi cuenta, ya que tenía que ir corriendo a su trabajo, no me lo había permitido, y pese a que sabía que podían regañarlo, me había dejado en la puerta de mi casa. Realmente todo un caballero.
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