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Capítulo #8

Allecra

Han pasado volando ya los 3 días que faltaban para la dichosa boda, también desde que aquella horrible que Rafaelo abusó de mí, esto es algo que cuando esté lista le diré a Bellarosa o puede ser que nunca le diga a nadie, si no pienso más en ello algún día pueda llegar a convencerme de que nunca sucedió.

¡Qué todo fue un mal sueño!

Estoy ahora en mi dormitorio, mirándome en el espejo mientras el maquillista hace su trabajo, en unas horas me casaré civilmente con Dante Morello.

Pero físicamente estoy aquí, mentalmente estoy en cualquier otro lado, lejos muy lejos de toda esta locura que está por suceder, me da igual lo que va a pasar más tarde, pero por otro lado quiero terminar de una vez con está farsa.

Isabella parece que sospecha que algo va mal conmigo, porque he estado más silenciosa y retraída de lo normal, pero ahora mismo no puedo hacer nada para tranquilizarla, ni siquiera puedo hacer algo por mí misma.

Bellarosa me llevo a un spa ayer, ella hizo que me hagan depilación láser junto con unos tratamientos para estar más radiante, eso me importo un carajo sin embargo, debo fingir que todo está bien, lo que sea con tal de no estar en aquella habitación, dormir ahí estos días ha sido una tortura.

Además mientras yo sufría en silencio, mi futuro esposo salía de juerga y se acostaba con cuánta puttana podía o tenía a su alcance, como son las ironías de la vida.

En su caso parece ser que se estaba despidiendo de todos los coños de Londres, que cosa más difícil para él. No obstante él dejó muy en claro cómo iba a ser esto, así que no es que me haya afectado en algo su comportamiento.

Ya estoy con el vestido puesto, recién habían terminado con maquillaje y el peinado aún está perfecto, una vez que mis ojos se posan en el espejo, lo que veo ahí me provoca ganas de gritar y destrozar todo a mí alrededor, veo a alguien que no soy yo.

Alguien que aparenta estar muy feliz y emocionada porque es el día más importante de su vida, eso es lo que ven las personas que están a mi alrededor luciendo muy conmovidas y felices, en lugar de decirles lo que siento en realidad, pongo una sonrisa falsa en mi rostro y darles las gracias por haber hecho un buen trabajo,  ahora voy  abajo para encontrarme con padre, para irnos a la mansión Morello.

Mi padre está de pie junto a Luciano, mi hermano tiene su mirada fija en mí y cuando le devuelvo la mirada levanta una ceja en mi dirección, mi paranoia me hace creer que también sospecha que algo me ha sucedido, pero quizás puede ser que le sorprende ver que unos ojos sin rastro de vida en ellos lo miren de regreso, como él mira a los demás.

Madre está vestida como si fuera a una boda con la realeza, pobre no sabe que no hay fiesta ni banquete alguno, porque no se hay nada que celebrar, solo es un acuerdo que se va a cerrar y ya.

Le doy una mirada a Isabella que está muy radiante, dejo que se acerque a mí y me dé un pequeño abrazo, pero madre la aleja rápidamente diciendo que  va a ensuciar mi vestido.

La miro con un odio total, sin importarme las consecuencias de lo que voy a hacer—¡No es como si estuviera con las manos llenas de Lodo, Giulia!, déjala en paz es solo un maldito abrazo—me lanza una mirada total de asombro, no la culpa hasta yo estoy sorprendida de mi arrebato, pero en este momento no me importa más tener que fingir ser sumisa frente a ellos.

Padre solo me mira con su rostro muy serio, pero no dice nada, todos nos quedamos sumidos en un silencio muy tenso.

Cómo caídos del cielo entran los hombres de seguridad para decirnos que ya podemos subir a la limusina que nos llevará a la casa de Morello,  no hay iglesia como dije antes, solamente un juez, Dante no confía en mi Padre.

Hombre listo, ni yo lo hago que soy su hija.

Media hora después, estoy siendo ayudada a bajar del auto por el personal de Dante, es algo ridículo porque mi vestido no tiene una gran cola, pero guardo silencio y dejo que hagan su trabajo.

Observo cómo me están arreglando el bajo de mi vestido y una vez que termina me enderezo, lista para entrar a la casa y terminar con esta mierda.

En la puerta está el guapo de Leo, pero está vez se encuentra junto a otro hombre que no vi la vez anterior que estuve aquí, quizás es otro de sus hombres de confianza, pero luce muy joven en comparación a  Dante y Leo.

Ahora lo que si no me esperaba es a la belleza rubia que está de pie junto a Leo, por sus rasgos parece ser que son familia, lo que no entiendo es porqué diablos me está lanzando dagas con sus ojos.

Quizás es alguna de las zorras de Dante que se quedó a dormir ayer, y ahora está enojada porque se entera que él estaba por casarse.

Si ella tan solo supiera que no son necesarias esas malas miradas que me da, tranquilamente puede hacer esa tarea tan desagradable que tengo que hacer yo todas las noches a partir de hoy.

Subo las escaleras y me quedo de pie detrás de padre.

—¡Bueno, pero que mierda hacen ahí déjenme pasar!, no ven que la señora de la casa acaba de llegar, no sé como es que Dante tiene un personal muy incompetente—mi padre y sus tontas exigencias, les está haciendo un gesto con la mano que se hagan a un lado, como si estuviera espantando a una mosca o algo así.

Leo lanza una sonrisa irónica a mi padre —¡Por supuesto, pasen no era nuestra intención ofenderlos!, ni a la señora de la casa— se quita del camino dejándonos pasar, primero avanza padre, más atrás va madre mirando con asco a Leo y sus acompañantes cuando pasa cerca de ellos al entrar.

Luciano me lleva del brazo y yo no hago contacto visual con nadie, solo me concentro en caminar y entrar, para no ceder a las ganas que tengo de irme corriendo de aquí.

¡Vamos Allecra tú puedes esto y más!

Apenas entro a la sala veo a Dante, mi prometido y futuro esposo, de pie ahí esperando a que yo llegue hasta donde está él, tiene una cara de aburrido.

Y por si fuera poco el muy cabrón esta en compañía de  una chica muy guapa, con cabello el cabello de un color similar al mío, su piel es de color blanca, tiene los ojos de color  verdes o café claro, no puedo ver bien a esta distancia, sus son labios finos pero no le restan belleza alguna a su perfecto rostro, su nariz es algo pequeña, lleva mucho maquillaje lo raro es que se le ve bien en ella,su ropa demuestra que es una mujer elegante, su postura y su forma de mirar a los demás es algo divertida.

Sus pechos y trasero  son muy generosos apuesto a que son de silicona y no naturales, en su rostro y sus ojos puedo ver que es más inteligente de lo que aparenta, volviendo a su cuerpo y sus implantes, si le gusta eso a Dante bien por él, ojalá que ella también ayude en mi beneficio para que él desista de tocarme en el tiempo que estaremos casados.

La chica pone una mano en el pecho de él, tocándolo de una forma muy íntima y familiar.

Es otra ridícula más que debo de sumar a la lista, si tan solo supiera que su pobre intento de hacerme saber que él le pertenece es en vano.

Miro a Dante y lo encuentro evaluándome  esperando a que muestre alguna mala reacción, pero es una lastima tener que decepcionarlo, porque ninguna de las dos ha hecho que sienta algo al verlas aquí hoy en el día de nuestra boda.

Enarco una ceja en su dirección y esbozo una pequeña sonrisa.

Madre hace todo un drama luciendo ofendida, pero nadie le presta atención ni siquiera padre, Luciano me lleva a su lado y me deja ahí como si fuera un paquete que ha entregado finalmente a su dueño, no es mi padre quien lo hacer como debería ser, pero bueno, nada en está boda es normal ni tradicional.

Me quedo de pie ahí observando a los dos sin emoción alguna en mi rostro, esperando que se deshaga de la fulana para poder empezar con la ceremonia, muero por quitarme este tonto vestido y el maquillaje.

La fulana cuando recibe el suave toque de él en su cintura, da un paso atrás, ruedo los ojos y nos giramos para estar cara a cara con el juez, el cual luce claramente muy incómodo, no tiene muy claro que es lo que está pasando aquí.

Se aclara la garganta un par de veces y luego da inicio a la ceremonia, mientras sucede eso en ningún momento hago contacto visual con alguien en está sala, simplemente estoy perdida en mis pensamientos tanto así que siento que alguien me toca suavemente el brazo y levanto la vista saliendo de mi trance, para ver a mi derecha que es Dante el que me ha tocado para que preste atención, tiene su cara llena de enojo— ¡Te hicieron una pregunta, Cara mía!— susurra con desprecio, me queda muy claro que no me va a decir cuál era la pregunta, así que giro hacia el juez.

—¿Disculpe me la puede repetir por favor?, nervios de novia usted me entiende—le digo dulcemente al juez.

—Claro no se preocupe señorita, le pregunte, ¿Qué si usted acepta al Señor Dante Santino Morello, como su esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo hasta qué la muerte los separe? —repite amablemente el juez, dándome al final una sonrisa tranquilizadora.

—¡Sí, acepto!— mientras más rápido terminemos con esto mejor, siento que el vestido me está ahogando.

—¿Usted Señor Morello acepta por esposa a la señorita  Allecra Carina Cavour, como su esposa para amarla, cuidarla y respetarla hasta que la muerte los separe?—le preguntan ahora a él.

—¡Sí, acepto!—responde él inmediatamente.

—Por el poder que me confiere la ley los declaro marido y mujer, puede besar a la novia señor Morello—alega finalmente para darle fin a  está ceremonia que se me hizo eterna.

Me giro ahora para estar cara a cara con Dante, lo veo acercarse muy lentamente y algo reacio al igual que yo en besarnos, nunca pensé en esa estúpida tradición.

Sin pensarlo más él cierra la distancia y me besa, al principio pensaba que iba a ser desagradable, pero sus labios son suaves y muy agradables, pero antes de que lo vaya a profundizar un poco más me separó de golpe de él, no quiero fingir más, no me siento cómoda con alguien tocándome o tomando algo que no he querido dar de buena gana.

Parece no haberle gustado mi reacción, pero no me importa, firmamos el acta de matrimonio que para mí es un simple papel, ¡Por qué nada ni nadie me atará a este animal!, eso lo tengo bien claro.

Posamos para las respectivas fotos y luego busco a Isabella entre las pocas personas que hay en la sala en este momento, cuando ya la veo de pie junto a madre apretando sus manos con nerviosismo, le hago seña que se acerque a mí.

Ella me ve y asiente, me giro a mi esposo y le digo— Bueno fue un placer esposo, me retiro estoy muy cansada. ¿Me puedes indicar dónde dormiré con mi hermana?—Trato de ser lo más amigable posible.

Me mira imperturbable, luego responde —Ven sígueme, te enseñaré cuál será nuestra habitación y donde está la de tu hermana, porque el trato era que duermas conmigo todos los días que te quedan de vida, esposa —Evito discutir con él en este momento, le hago un gesto de que me indique donde es.

Yo pensaba que cuando el me dijo eso, solo  se refería al sexo y que íbamos a dormir en habitaciones separadas.

Pues parece que todo este tiempo he estado muy errada con respecto a  eso, mis noches en está casa serán muy largas por lo visto.

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