Capítulo#25
Allecra
Tomo asiento junto a Dante y finjo estar muy relajada y que nada me preocupara, cuando es todo lo contrario, quiero correr lo más lejos que pueda de él.
Después de que pasan unos minutos que parecen una eternidad, me llama la enfermera, me pongo de pie y para mi desgracia Dante también para ir conmigo a la consulta.
—¿Espera qué haces? ¿A dónde vas?, yo puedo ir sola. ¿Por qué te levantas?, acaso no te fías de mi palabra, ya te dije que apenas tenga los resultados te los voy a mostrar, toma asiento y quédate aquí a esperarme por favor— trato de no perder los nervios, nunca pensé que iba a entrar conmigo, es más no entiendo porque haría algo como eso, dijo que no quería tener nada que ver con este tema si llegará a pasar en algún momento
—No quiero, te dije que me iba asegurar de que si esa cosa existe o no, ahora camina nos están mirando todos aquí y me está empezando a molestar— me agarra del brazo de manera brusca y me lleva hasta donde está la enfermera de pie esperando cerca de l apuerta.
Ella ajena a lo que pasa entre nosotros, sonríe amablemente indicando que ingresemos al consultorio, nos hace saber que la doctora Peyton en unos minutos nos podrá atender, me toma el peso, mis signos vitales, luego me mide y me pide la muestra de orina.
También me dan una bata desechable para que me la ponga, me indica que me puedo cambiar en el baño y que me quite la ropa interior, esto es muy incómodo de hacer.
Pero hago lo que me dice, eso sí nunca dejando mi bolso solo no vaya a ser que Dante lo quiera revisar, cierro el baño con seguro mientras me cambio.
Envío un mensaje de texto diciéndole a Gabriel que voy a necesitar de su ayuda creando alguna gran distracción afuera, para que Dante pueda dejarme un momento a solas, lo pongo al tanto de el porqué de mi petición.
Me responde con un ok y que me cuide mucho, que está contando los minutos para poder volver a abrazarme.
Guardo mi celular y salgo con el bolso en una mano, mi ropa quedó bien doblada dentro del baño en una pequeña repisa que había ahí.
La enfermera me indica que tome asiento que la doctora ya está por entrar y en breve me atenderá, le doy una sonrisa tensa y me siento a esperar.
Trato de ser paciente y observo como ella abre una especie de frasquito negro y vierte un poco de la muestra de orina que me pidieron y luego mete una tirilla de papel con unos cuadritos a lo largo de el, lo tapa, agita un poco y lo deja sobre la mesa.
Estoy concentrada viendo dicho frasquito y escucho que suena la puerta por dónde ingresamos, para ver como ingresa una mujer de unos 50 años más o menos, es muy guapa de estatura baja, con lentes, su cabello de color negro está bien peinado en un moño alto, maquillaje casi nulo.
Por sus rasgos delicados, en su juventud tuvo que haber robado algunos corazones, pero no es momento para pensar en eso.
—Buenos días señores. ¿Cómo están?—ambos decimos bien y ella continua—Soy la Dra. Sarah Peyton, un gusto tenerlos hoy aquí. ¿En que puedo ayudarlos?— toma asiento frente a mí y empieza a teclear en su computadora.
Lee mi nombre en la carpeta que está cerca de la computadora, y sigue tecleando en ella, eso me estresa.
—Vengo a una visita de rutina doctora—Dante se aclara la garganta junto a mí.
—Bueno. ¿Qué edad tiene la Srta. Cavour? — tomo una bocanada de aire antes de responder.
—19 años en unos meses 20—distraída juego con mis manos esperando a que me pregunte algo más.
—El caballero que te acompaña hoy, ¿Quién es?—sigue tecleando en la computadora, me siento a punto de gritar, estoy muy tensa con toda está situación, parece absurdo pero es así.
Me pone más de los nervios como sigue escribiendo sin decir nada más, será que en algún momento deja de escribir en esa cosa y me revisara para poder irme rápido de aquí, ahora recuerdo que ella me hizo una pregunta que había olvidado.
—Es mi esposo doctora pero si hay algún problema en que él esté aquí, puede salir él no se opone sabe entender. ¿Verdad amor?— lanzó una sonrisa burlona en su dirección.
—Esposa mía, no creo que a la doctora le importe para eso pagamos. ¿Verdad?— porque mierda no cierra la boca y se va a ver a quien joderle la vida, no que en su lugar está aquí esperando que confirmen lo inevitable.
—Tranquilos no me incómoda para nada su presencia, bueno. ¿Motivo de su consulta?— ahora sí está centrada en mí, ha dejado de escribir en su computadora, siento el peso de sus miradas en mí esperando a que de mi respuesta.
¡Diablos!
—Me empecé a sentir mal hace unos días y tuve un pequeño desmayo, luego el doctor que me reviso en ese momento, me hizo la sugerencia de que me haga una prueba casera de embarazo y salió negativa, solo quiero confirmar ese resultado para poder estar tranquila y continuar con mi rutina diaria— miento descaradamente, soy una terrible mentirosa, solo espero tener algo de suerte está vez con está situación.
He escuchado que a veces a algunas mujeres les sale positivo la prueba casera y las de sangre y las de orina le salen negativas, que todo termina siendo una falsa alarma, solo espero que este sea mi caso.
Me hace más preguntas y otra vez empieza a teclear en su computadora, tengo ganas de gritar y lanzar la maldita cosa al suelo, espero que Dante este arrepentido de haber ingresado. conmigo y se ponga de pie para irse de la consulta.
Giro con disimulo y lo veo bien tranquilo con su mirada clavada solo en mí, aparenta tranquilidad pero la vena que palpita en su sien lo delata y el odio con el que me mira también.
— Bien vamos a ver el resultado de la muestra de orina y según eso te acuestas en la camilla por favor, necesito examinarte y haremos un eco si es necesario—le indica a la enfermera que destape la muestra y que le diga el resultado para poder tomar nota imagino en su computador.
—Positivo para el embarazo, doctora— dice sonriéndome a mí y a Dante.
Mierda por eso no quería a Dante aquí, esto no va a terminar bien para mí hoy.
—Muy bien, entonces si mis cálculos son correctos, estás de casi dos meses y medio, felicidades para ambos, ahora ven acuéstate en la camilla por favor para poder examinarte y hacerte un eco— ignoro la mirada que quema en mi espalda, si antes me miraba con odio de seguro ahora espera que desaparezca con el poder de su mirada.
Me acuesto y espero a que me examine, al principio es vergonzoso con él aquí y la enfermera, pero tengo cosas más importantes de que preocuparme así que dejó la vergüenza atrás.
Una vez que me examina me pasa una toalla y me tape la parte inferior de mi cuerpo, para luego levantar la bata dejando al descubierto solo mi abdomen.
Pone un gel frío en mi abdomen y lo esparce todo, con ayuda de un aparato muy raro, en mi vida he hecho esto, tengo tantas emociones dentro de mí y la que más predomina es el miedo.
Cierro mis ojos y respiro profundamente, le ruego a Dios que me dé una manito con todo esto, cómo lo hará no lo sé, pero cualquier ayuda es bienvenida.
—Bueno esto es realmente raro, pero déjame asegurarme por favor, dame un momento —dice algo sería la Doctora y muy concentrada en la pantalla de ese raro artefacto.
Dante se pone de pie y se para cerca de la doctora, puedo verlo apretando los puños esperando a que le digan que es lo raro.
—¿Hay algo mal con el bebé?, o quizás no hay ningún bebé y todo es un gran mal entendido— pregunto preocupada con el corazón a mil esperando su respuesta y a la vez con algo de optimismo con la segunda opción.
—Bueno más que mal, yo diría que es algo bueno depende de como ustedes lo vean también claro está, no estoy segura de que esperaban, pero su bebé no es solo uno, son dos son mellizos señorita Cavour, aquí están ambos bebés, tienes dos meses y medio como mencione antes, voy a tomar unas medidas para luego sacar algunas tomas y les voy a hacer entrega de las suyas—hace lo que indico y asustada mi mirada va a Dante, él está lívido pero no sé si de la rabia o del susto porque son dos bebés.
Mira las imágenes que le entrega la doctora con asco y luego clava su mirada en mí como si lo hubiera traicionado de la peor manera, luego veo como deja las imágenes en el escritorio y sale del consultorio sin decir una palabra.
Me indican que ya puedo ir a cambiarme de ropa pero antes de eso me dan unas servilletas para poder limpiar el gel de mi vientre, luego me siento y me pongo de pie para irme al baño y poder cambiarme de ropa, para poder irme de aquí y huir con mis bebés.
Vuelvo a escribirle a Gabriel y me dice lo que menos quería leer en este momento, Isabella nunca subió al auto que él envió para ella a su colegio.
Recién encuentran a su chófer muerto y el auto incendiado en las afueras de la ciudad.
¡Mierda él sabe!, sabe que me iba a escapar, lo debe de saber no hay otra explicación.
Me dice que había enviado a uno de sus hombres a la Clínica pero que tuvo que volver, Dante tiene la entrada principal y la puerta trasera cubierta con sus hombres.
Esto es una maldita pesadilla de la cual quiero despertar cuanto antes, no quiero ni saber qué es lo que me espera al llegar a casa.
Dante
¡Dos meses y medio!
Ella está encerrada en casa desde hace tres meses después de que mandé a liquidar a toda su familia de mierda.
Esos niños son míos, no hay duda. ¡Maldita tonta!, le dije bien claro que no quería niños, va y lo hace a propósito y no solo de uno sino de dos.
Esto no cambia nada en absoluto, aún debo de hacerla pagar por la traición que cometió con esas dos basuras., eso no se lo puedo dejar pasar.
Solo debo esperar 6 meses y medio, quitarle a los niños y matarla, asunto arreglado.
¡Por qué Allecra debe morir!, lenta y dolorosamente por haber violado el pacto que teníamos.
Respondo la llamada de Leo—Se breve estoy en algo muy serio ahora — mantengo mi mirada en la entrada principal de la Clínica para ver si Allecra ya está saliendo y ver su cara de decepción también.
—Mi padre quiere hablar contigo, hombre te juro que no tengo nada que ver en este tonto plan de mi hermana, no sé muy bien que es lo que planea pero de seguro no es nada bueno — ¿Ahora que hizo o dijo Vanna está vez?
Es otra de la que debo encargarme.
—Dile que vaya está noche a mi casa y hablamos, ahora mismo estoy muy ocupado — cierro la llamada no quiero más estrés del que puedo soportar ahora.
Allecra se está demorando mucho, de seguro la tonta piensa que puede escapar, debe estar lamentándose porque está rodeada.
Sonrió y guardó mi celular, para luego caminar adentro ella está tardando en salir, también quiero ver la cara cuando entienda que su plan se truncó, que no puede escapar de mí jamás.
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