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Capítulo #16

Allecra

Me duele mucho el cuerpo, producto de haber tenido una noche larga de sexo, este hombre es insaciable con razón tiene tantas fulanas disponibles para saciarse.

No sé por qué tiene la necesidad de arrancarme la ropa, cuando tranquilamente puedo quitármela, es un cavernícola en todo el sentido de la palabra.

Me ducho y me visto rápidamente, quiero ver a Isabella antes de que tenga que irse a la escuela.

Una vez que estoy vestida corro a su habitación, golpeó la puerta y esperó a que me abra la puerta, escucho ruido del otro lado de la  y unos pasos que están acercándose, una vez que abre la puerta puedo ver al fin a mi dulce hermana.

 Buon giornoAlle—me regala una sonrisa genuina,ella es mi persona favorita en este mundo.

—Hermana te extrañe mucho. ¿Por qué no has ido a verme a mi habitación?— le reprochó.

Agacha la mirada y todo su rostro enrojece, eso es raro en ella nunca lo hace.

—Es que ayer me desperté bien tarde y camine a tu habitación hermana, pero está vez ya no te escuchaba solo a ti con ese tono suplicante, escuché a tu esposo también, no sé qué pasaba, así que corrí de regreso a mi habitación, tenía tanto miedo— con lágrimas en sus ojos me confiesa.

Quiero morir de vergüenza, mi rostro debe estar del color de la remolacha.

— Cla...claro que no hermana, no me lastimo, por lo no de la manera que estás pensando — entro con ella a su habitación y cierro la puerta.

Nos sentamos en su cama, mientras yo secaba sus lágrimas, siento unas ganas locas de querer reírme pero sé muy bien que si lo hago se ofenderá, tomó una bocanada de aire y me armo de valor, para lo que voy esto ya a punto de decirle.

—Cuando tú seas adulta Isabella, quizás te sientas algo curiosa por experimentar cosas con los chicos, pueden ser besos, caricias e incluso, puedes sentir la necesidad de querer tener relaciones sexuales— me detengo y me preparo para dejarle bien claro lo siguiente.

—Isabella escuchame bien lo que te voy a decir, nadie, pero nunca nadie puede obligarte a hacer algo que tú no quieras, ¡Si tú dices no, es no!— le dejó bien en claro esa parte, porque nadie debe obligarla como lo hicieron conmigo.

—Si él no lo entiende debes golpearlo fuerte en sus partes de hombre y correr lejos, ¡Entendido!, luego debes decirme quién es que yo me encargo de él, soy tú hermana siempre te protegeré, no lo dudes jamás. ¡Yo moriría y mataría a quién sea por ti!, no tengas duda de eso— le hago saber mirándola fijamente a los ojos, así no le queda duda alguna de lo tan serio que estoy hablando.

—Ahora, sabes que soy una mujer casada. ¿Verdad?—Ella me dice un pequeño sí, entonces yo me armo de valor para lo siguiente que tengo que decir—Pu...pues los esposos se acarician y se aman en ciertas ocasiones no es nada malo y cuando hacen eso suelen hacer esos sonidos que tú escuchaste ayer en la noche, discúlpame por asustarte, hablaré con Dante respecto a eso, no debes tener nada que temer Isabella estás a salvo— la apaciguó.

— Está bien hermana, confío en ti— me abraza fuertemente, yo aprovecho para peinar su cabello con mis manos.

—Isabella ahora debo pedirte un favor, mírame—agarro su cabeza en mis manos para que entienda que lo que le voy a decir es muy serio.

—Si ves a Rafaelo en cualquier lado en el que te encuentres, no te acerques a él por nada del mundo. ¡Entendido!, él ahora es como padre, es malo y nos quiere lastimar, prométeme que si lo ves pedirás ayuda a quién sea o correrás lejos de él—le exijo

— ¿En serio? , no lo creo hermana, él ayer me fue a ver al colegio y se portó muy bien como siempre lo ha hecho, me invitó a comer y me llevo a pasear luego vino a dejarme a casa en su auto— siento que la sangre abandona mi rostro, ese enfermo estuvo a solas con mi pequeña hermana, pudo haberle hecho cualquier cosa o haber acabo con su vida.

Maldito me está mandando un mensaje, de que no dudará en atacar a Isabella si siente que es necesario.

Traté de ocultar mi rabia pero no lo logro.

—¿Qué es lo que acaba de decir?— sacudo a mi hermana con fuerza.

Aún no puedo creer ese violador estuvo tan cerca de ella, el terror que siento es inmenso. 

Pudo haberla lastimado y yo ni me enteraba por estas distraída con Dante.

—¡Allecra, suéltame me estás lastimando!, me duele— se lamenta, no me percaté de que había clavado mis uñas en sus hombros con fuerza.

Quito mi agarre de ella y me pongo de pie.

Camino de ida y vuelta por su cuarto, tratando de poder quitarme este miedo de encima, pero no puedo hacerlo.

— Isabella, de ahora en adelante te llevarán y traerán del colegio de eso me encargo yo—Me arrodilló frente a ella—¡No vuelvas a estar a solas con él nunca más!, quedó claro, él es malo nos quiere lastimar, no lo hagas per favore, sorella—  no me importa si tengo que rogarle pero debe de entender.

— Sí, Alle lo que digas yo lo haré, no lo sabía pensaba que estaba todo bien como antes, descuida te doy mi palabra que no lo haré— la abrazo y me pongo de pie, tengo que hablar con el imbécil de mi esposo.

— Te espero abajo sí, ponte linda para el colegio y no olvides lo que acabamos de hablar—la beso en su frente y salgo de su habitación.

Decidida voy a su despacho, ¡Por favor señor!, que no esté con ninguna fulana.

Veo un hombre en la puerta del despacho haciendo guardia, mierda debe estar clavado hasta las pelotas dentro de alguna puttana.

Camino con una seguridad que no tengo y me acerco.

—Permiso tengo que tratar un asunto de vida o muerte, puedes hacerte un lado por favor—le hago un gesto de que se aparte.

—¡Nadie entra, así se esté incendiando la casa, órdenes del jefe!— me hace saber sin mirarme como si fuera un robot programado para decir eso, mientras cuida la puerta como un gran perro guardián.

Puedo escuchar los gemidos falsos de la fulana de turno, lo que me llena más de rabia.

Golpeó con todas mis fuerzas las pelotas de este hombre haciéndome a un lado para que no me derribe al suelo con su peso mientras cae y se hace un ovillo.

Lo siento amigo pero la vida de mi hermana está en juego, así que no es nada personal.

Entro al despacho sin molestarme en disimular mi enojo y otra vez Dante se sube rápidamente los pantalones sin molestarse en quitarse el condón, como lo hico el otro día.

¿Qué mierda quieres?, ¡Allecra por algo puse un maldito guardia en la puerta!, para que no puedas entrar, no entiendo por qué tienes que  arruinar mis folladas siempre—me espeta con ira.

—Me importa un carajo si te follas a todas las mujeres de Londres o de Italia o de ambos, necesito tratar algo urgente, así que saca a la fulana— le hago saber sin  vacilación.

— ¡Largo!, fuera no te quiero ver, piérdete ahora Amelia—le grita a la mujer que hace poco la tenía gritando de placer sobre el escritorio.

La zorra agarra sus cosas y sale corriendo de aquí, esto se está volviendo algo muy repetitivo y de mal gusto.

¡Habla!, y que sea como dices o te tendré a ti de rodillas recibiendo lo que era para Amelia—espeta con rabia apenas contenida.

—Necesito un chófer y un guardaespaldas para Isabella, unos hombres a los padre ha hecho enojar, han estado por su colegio rondando, eso me da mala espina, parte de tu trato era la seguridad de ella, no sé si lo recuerdas. ¿Qué clase de líder eres si no puedes proteger a tu cuñada?—le escupo sin importarme las consecuencias de lo que estoy haciendo, como dije prioridad es mi hermana.

Se pone de pie y avanza muy rápido hasta donde estoy, me agarra con fuerza el rostro con una sola mano, me está lastimando pero no voy a dar marcha atrás, nunca más bajaré mi cabeza, exigiré lo que él me prometió.

—¡Repite lo que acabas de decir!, si tienes la agallas claro esta zorra mentirosa—sisea entre dientes pegado a mi rostro.

—¿Qué clase de líder eres, si no puedes proteger a tu cuñada?, Solo sirves para ser cabrón y revolcarte con mujerzuelas— eso es verdad solo vive para revolcarse con fulanas, hasta ahora este hombre es una  completa decepción.

Me agarra fuerte del cabello y me acuesta boca abajo sobre el escritorio, me rebelo con todas mis fuerzas, no es momento para sus estupideces de follar, es momento de hablar sobre la seguridad de mi hermana.

Con una mano y parte de su cuerpo me mantiene aprisionada sobre el escritorio.

Con la otra saca su celular del bolsillo y llama a el idiota de Leonardo—Leo, prepara un auto y dos hombres para que estén a cargo de Isabella desde hoy, le sucede algo a ella, no solo pagarán con sus vidas sus familias también, déjales bien claro eso—cierra la llamada y avienta el teléfono cerca de unos papeles en su escritorio.

—¿Qué decías arpía?— me sisea en el oído.

Lucho con más fuerza y con más ganas, sus palabras me dan rabia, ¡Arpía yo!

Está excitado, la muestra de ello está clavándose en uno de mis muslos, no puede ser posible sí hace unos momentos estaba con está chica aquí, debe de haberse saciado.

—¡Déjame ir!, tengo que estar en casa de padre, si llego tarde se va a enojar mucho conmigo—le grito, porque lo que digo en parte es verdad, de seguro se va a enojar y gritar apenas entre a su despacho.

—¡Me importa una mierda tu padre!, yo cumplí ahora te toca a ti, en ese quedamos verdad esposa—lo dice como si sintiera asco de estar excitado por mí.

Doy un grito de frustración y sigo luchando con él, quedamos en follar solo de noche o eso me dijo él cuando cerramos el trato, no cada vez que le apetece y en donde se le antoje.

Más que escuchar siento como desgarra mi blusa y levanta mi falda jean, haciendo a un lado mis bragas para poder tener acceso a mi interior.

Estúpida, Allecra quién te manda a usar falda y meterte en su despacho, sabiendo que podía pasar algo así.

Arranca el condón que tenía puesto, ¡Maldito, después de haber estado dentro de esa puta, va a meterse dentro de mí!, está enfermo, mi estómago se retuerce con asco.

—¿Qué haces? ¿Qué es lo que estás haciendo?, me vas a pasar una ETS, déjame qué asco, no me toques— trato de pisar su pie con uno de mis zapatos de tacón, para ver si tengo éxito en que me suelte.

Pero el muy maldito agarra con fuerza mi cabello en su puño, creo que pensaré en cortarlo, no le puedo dar ese poder para que pueda someterme con facilidad.

—¿Acaso estás celosa esposa?, no la follaba aún, solo estaba preparándose con un vibrador, tú sabes  juegos previos, no te hagas la que no sabes de qué hablo eres experta en esa área, entraste cuando iba a meterme en ella— dice risueño.

— Jamás sentiría celos por ti, es más creo que en un futuro también me conseguiré uno o dos amantes, quien sabe me está gustando la idea—digo con malicia y es obvio que no soy esa clase de mujer.

— Atrévete y a él lo matare frente a tus ojos, pero a ti, te encerraré y te torturaré hasta que me ruegues que te maté y así lo haré con mis propias manos, no me pongas a prueba Allecra sabes que soy capaz de hacer tal cosa—aprieta con más fuerza, su agarre en mi cabello.

Luego se mete dentro de mí con fuerza, me apoyo en las puntas de mis pies y con mis antebrazos en el escritorio para tratar de escapar del dolor, pero eso es inútil.

Me da unos segundos para que me acostumbré, después de eso se empieza a mover, al principio despacio y después con fuerza.

Mi cuerpo reacciona  y se enciende, esto me avergüenza.

¿Acaso hay algo malo en mí?, esto no es normal, la gente normal no reacciona así a este tipo de cosas.

 ¿Cómo puede ser posible qué esto me excite y me pueda gustar algo así?

Debo alejarme, me está volviendo como él, una total enferma.

Levanta una de las piernas sobre el escritorio y se mueve desde un ángulo diferente, las sensaciones son abrumadoras, el placer es indescriptible, debo agarrarme como puedo del escritorio.

Pega mi espalda a su pecho haciendo que me levanté totalmente, me apoyo un poco con las puntas de mis dedos sobre el escritorio por si me deja caer o me lanza con fuerza no sé cuál de las dos le dé por hacer.

Su agarre en mis caderas  me está empezando a lastimar, muerde mi hombro con fuerza mientras se mueve como un poseso dentro de mí.

¡No sé qué tienes Allecra!, pero me estás volviendo un adicto a tu cuerpo y eso no me gusta nada— escupe con una voz cargada de lujuria.

Escucharlo decir eso solo provoca que gima de placer con más fuerza, lo usaré como él me usa a mí, bien puedo obtener placer también y no solo ser una cosa que usan y botan después del sexo.

Dirijo una de mis manos en medio de mis piernas y muevo mis bragas a un lado, así puedo dejar al descubierto mi manojo de nervios, empiezo a frotarlo al ritmo de sus movimientos, para después empezar a moverme también junto con él, el placer que recorre mi cuerpo es indescriptible.

—Sabía que te gustaba de esta forma, aunque finjas ser una santurrona, muy dentro de ti te gusta que te traten de está manera— suelta mis caderas y termina de arrancar los restos de mi blusa y quita mi sujetador del camino, para amasar mis pechos con fuerza, parece tener una debilidad por ellos.

Siento cómo se está construyendo mi orgasmo, las olas de placer que van creciendo por todo mi cuerpo, me froto más rápido y con más intensidad.

Dante chupa la piel que está entre mi cuello y parte de mi hombro, añadiendo más placer a lo que viene, agarra mi culo abriéndolo con ambas manos, así sus estocadas se sienten más profundas.

Con un grito intenso me derrumbó hacia adelante mientras me retuerzo experimentando el orgasmo más grande e intenso de mi vida.

Él aprovecha para seguir moviéndose sin piedad y más fuerte, hasta que se derrama dentro de mí, segundos después se derrumba en mi espalda.

Ya calmándome un poco y bajando del placer más grande que ha recorrido mi cuerpo, bajo mi pierna del escritorio y hago que se levanté de mi espalda.

De mala gana lo hace, eso es absurdo si él me odia.

Bajo mi falda y pongo en su lugar mis bragas lo mejor que puedo, veo en el suelo los pedazos de mi blusa y el sujetador, es inútil no tiene arreglo.

Me tapo como puedo con ellos y pongo una cara valiente, mirándolo ahora que está sentado casualmente en una silla cerca al escritorio, con la polla afuera y sin vergüenza

—Siéntete pagado por los servicios de seguridad de mi hermana, ahora me voy, no sé a qué hora ni cuando regrese, adiós— salgo del despacho sin querer escuchar lo que tenga que decirme.

El guardia que estaba minutos antes aquí en el suelo, no lo veo por ningún lado, mejor no quiero tener que lidiar con él en este momento y menos con este aspecto, levantó más la cabeza y camino digna como una reina hacia mi habitación,

Ya es hora de que siga endureciendo mi corazón, ahora me toca ir a enfrentar a padre y que me deje en paz de una vez por todas, como dijo él yo ya no soy más su problema.

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