03 - Rainbow se divierte
Pájaros cantando y la bonita sensación de la mañana que la hace única. Eran las 8:00 AM, y Rainbow Dash despertó, bostezando al momento de abrir los ojos. La noche había sido muy pronto, y como toda una chica que se distingue por divertirse al extremo en adrenalina, dormirse hasta tarde y dormir demasiadas horas, ella se dejó llevar y durmió un poco más.
Todos en la casa se habían ido ya; los hermanos mayores de Paúl fueron a trabajar, lo mismo para el papá. En cuanto la madre, ella se fue a hacer las compras, y era una lista bastante larga. Para las 9:20 AM la casa ya quedó vacía temporalmente, y justamente 10 minutos después, Rainbow despierta nuevamente. Bostezó después de ponerse de pie, y después comenzó a hacer estiramientos. Aún tenía un poco de sueño, pero el día ya se estaba haciendo tarde. Rainbow se preguntó por la ausencia de Paúl en la habitación y lo esperó sentada en la cama. Tenía el seguro puesto en la puerta, esperando a que él tocara en el ritmo que habían acordado para identificarse, pero después de 8 minutos, no ha aparecido.
Cansada de esperar, descalza con solo sus shorts negros y su playera blanca con el logo de su cutie mark, revisó las cosas de Paúl por mera curiosidad. Trashojó cajones y hasta debajo de la cama. En eso, nota que encima del mueble que está pegado a la cama de Paúl donde durmió Rainbow, había una nota:
Hola Rainbow, te dejé esta nota en la mañana. Me tuve que ir muy temprano al colegio para revisar unas tareas finales, voy a reprobar y repetir año otra vez si no las entrego con tiempo. Van a hacer una fila enorme, y creo que no volveré dentro de un largo rato, me imagino que estaré atrapado en la fila por horas. Por favor no husmees mis cosas, toca mi bajo que tengo por ahí si gustas. Ah y, ¿estás atenta a la hora? Hoy la casa va a estar completamente sola por varias horas. Mis hermanos y mi papá salieron a trabajar, y no vuelven hasta las 5 de la tarde. También, mi mamá va a comprar muchas cosas y se va a tardar, solo ten cuidado y escóndete en mi habitación cuando veas un carro venir a la casa. Aprovecha y báñate o algo, si quieres. ¡No te salgas de la casa!
Era una hoja escrita por Paúl para Rainbow. Ella se rió un poco de la nota, pues Paúl tenía caligrafía de señora. Dejando cosas de lado, dejó la carta donde estaba y revisó la casa con total tranquilidad. Ella tenía los pies desnudos, por lo que usó unas sandalias que encontró en la habitación; es innecesario mencionar que son de Paúl. Al salir de la habitación y checar la casa, de casualidad, ella encontró el patio trasero, y afuera estaba un perro y un gato. Era una enorme pared de cristal donde se podía ver todo. El perro se hallaba durmiendo, pero el felino estaba despierto y alarmado por observar a Rainbow a través de la puerta de cristal. El gato no tenía ninguna manera de alertar a un intruso, en comparación del perro, por lo que ella no se preocupó por ahora. Era una perrita Cavalier King y un gato Ragdoll; totalmente inofensivos, pero más vale prevenir que lamentar. Es mejor que la perrita no se entere y comience a ladrar, cualquier cosa puede pasar. Se alejó de ahí y se dirigió al baño, con las ganas de tomarse una ducha.
Reflexionó que tendría que vestirse con la misma ropa una vez que se bañara, y eso le dio un poco de cosa. Pensó por unos segundos, y regresó a la habitación de Paúl. A ella no le importó en lo más mínimo ponerse ropa de él, y localizó el cajón de su ropa para ver qué podía usar. Entonces, encontró una playera negra con el logo de una banda en él. Decía "Death" en la parte superior izquierda, y en la parte derecha mencionaba "Scream Bloody Gore" como nombre del álbum que pertenecía; la playera lucía un poco desteñida. Eran unos esqueletos en túnicas rojas, riéndose con una copa en sus manos; a Rainbow le pareció muy cool y se la llevó. En el camino, se llevó también unos pantalones negros que llevaban unas cadenas amarradas de la cintura. Con la ropa "nueva" lista, que aún huelen a jabón de lavadora, retornó a la tina del baño. Con el seguro puesto en la puerta del baño, Rainbow se desnudó por completo y tiró su ropa por ahí.
Los brazaletes de arcoiris que siempre portaba en cada mano las dejó encima del inodoro, pero su ropa cayó en el suelo. En cuanto a la ropa de Paúl, la colocó encima de un estante con las otras toallas limpias. Rainbow abrió la llave de la tina para dejar fluir el agua y hacer salir agua tibia. Era una tina como las americanas, en forma de tazón, convenientemente familiar para Rainbow. Entonces, se metió a la tina y cerró la cortina. Los minutos pasaban, con Rainbow relajándose y cantando. Parecía que ella estaría muy ocupada en el baño, pero no por tanto tiempo, pues ella no quiere una piel reseca por el agua.
Mientras en otro lado, vientos de mala sensación soplaban cerca de la casa. En la entrada principal de la casa, una persona sospechosamente de malas intenciones se acercó a la puerta. No parecía un ladrón ni tenía un aspecto que lo viera de malas vibras, pero te daba la sensación de malevolencia al verlo en la puerta. Llevaba una capucha, pero dentro de ella se podía apreciar que era una chica de la misma edad de Paúl. Perfectamente podía verse de 20 años, pero era un poco más joven. De su chaqueta que lleva la capucha, sacó una llave y trató de abrir la puerta. A cualquiera le haría temblar por completo cuando ella consigue abrir la puerta.
¿Dónde consiguió esa llave? ¿Quién es ella? Sin lugar a dudas, era alguien cercana a Paúl. No portaba un cuchillo ni ningún tipo de arma, aparte de que no era peligrosa, pero no quitaba que venía mal intencionada. Una vez dentro de casa, con la puerta bien cerrada como si nada hubiera pasado, se quitó la capucha para revelar y confirmar que una chica, con el cabello apenas llegandole a los hombros. Era un hermoso cabello lacio color marrón. Se desconocía su razón de irrumpir en la casa de Paúl, pero lo que sí se conocía, era que el misterio aumentaba. Ella sabía muy bien que a esta hora nadie iba a estar en casa, y lo hacía notar revisando la casa con total tranquilidad, sin necesidad de moverse sigilosamente. Sea quien sea esta persona, conocía muy bien a Paúl. Era como si ella ya estuviera en esta casa antes, pues sin muestra de novatada, supo cuál era la habitación de Paúl. Rainbow aún estaba en el baño, pero como se ha descrito anteriormente, la casa era extensa y difícil alarmar a alguien en otra habitación si hacías ruido; Rainbow, distraída y confiada de que nadie entraría a la casa, no ha escuchado en lo absoluto el rechinar de la puerta del cuarto de Paúl.
La misteriosa mujer ha dejado claro que no vino a robarse cosas de valor, pero aún sorprende y provocaba curiosidad verla adentrarse a una habitación en concreto. Con la puerta entre abierta, ella miró cada rincón del cuarto, como si estuviera buscando algo que a ella le perteneciese. No husmeaba cajones ni nada... solo estaba ahí. Entre suspiros despreocupantes, ella se percató de una nota que estaba encima de un mueble. "Nadie estaría" para detenerla de leer la carta, por lo que la recogió sin pensarlo. Caminó fuera de la habitación y sin rumbo, leyendo de la carta. Entonces se dio cuenta de que hay una chica llamada "Rainbow" que aún sigue en la casa. Se mostró muy nerviosa al casi terminar de leer la carta, a la vez también que se mostraba agresiva. Lo que acababa de leer la ha afectado, en especial el detalle de que hay una chica que vive secretamente con Paúl.
-¡AH! - Gritó la mujer del susto. Sin darse cuenta, ella estaba en el cristal frente al patio trasero. La perrita estaba despierta y estaba ladrando fuerte. El ladrido de la perra fue lo que la asustó, al punto de gritar.
La perra siguió ladriendo, creando un alboroto por ver a una intrusa. La sangre se le heló del miedo, como si de repente ya hubiera perdido todo el valor y las agallas de haber entrado a la casa. Supo por medio de la carta que no está sola, y eso no estaba planeado por ella. Corriendo y sin hacer ruido, se metió nuevamente a la habitación y dejó la carta tal cual como estaba.
Rainbow Dash se miraba al espejo del lavamanos del baño, luciendo la playera de Paúl tomada sin permiso. Los pantalones negros le apretaban bastante, así era el estilo. Mientras ella se contemplaba, escuchó a la perrita ladrar de la nada, como si hubiera visto a alguien. No puedo haber sido ella misma, pues la perra estaba dormida cuando la vio, y es imposible que la haya visto dentro del baño. También descartó que el gato fuera tan inteligente como para hacer entender a la perrita que hay un intruso. Le provocó curiosidad, por lo que terminó de acomodarse la ropa sin apuro alguno y salió del baño. Revisó la cocina, la sala, la habitación de Paúl, el lugar donde se puede observar a las mascotas... no había nada.
La mujer había escapado a tiempo por donde vino. No dejó ningún rastro, y se fue sigilosamente. Rainbow jamás se dio cuenta, y jamás pensó alguna vez que alguien desconocido se metió a la casa. No le cabía en la cabeza pensar en eso, era algo muy improbable para ella, además de que todo estaba en su lugar. Determinó que la perra vio una ardilla o algo así, y se tranquilizó. Seguía ladrando, pero esta vez porque estaba observando a Rainbow, quien por supuesto no conoce y ladra por ser una intrusa. Rainbow estiró un poco los brazos y volvió al baño.
Ella estaba bien vestido, como toda una rockera, pero... ella no se puso de nuevo sus bragas. A Rainbow no le gustaba ponerse la misma ropa después de limpiarse todo el cuerpo, mucho menos si la ha sudado. Tenía las bragas en ambas manos, mirándola fijamente. Sin aviso alguno, las olió profundamente. No le daba ningún tipo de placer, solo le gustaba. Tener esa prenda íntima en sus manos significaba que no tenía nada debajo. Se reusaba usarla de nuevo hasta que fuera lavada, y no piensa usar algún boxer de Paúl. Rainbow será sinvergûenza a veces, pero tampoco usaría ropa íntima de alguien más, aunque se vea muy necesitada de una ahora mismo. Buscó por toda la casa una lavadora o alguna tabla de lavar, pero se decepcionó al ver que el lugar de lavado estaba en el patio trasero, junto con el gato y la perrita, quien no ha parado de hacer escándalo. Pensó en alternativas, y se le encendió el foco al ver el lavatrastes de la cocina.
Llevó sus bragas al mismo lugar donde la familia de Paúl limpia los platos y cubiertos, y comenzó a mojar la prenda. No estaba perfumado ni nada... pero estaban un poco sudados. Agarró una esponja que estaba por ahí, enjabonado, y comenzó a tallar las bragas. Rainbow estuvo así durante 20 minutos, enjabonando y lavando. Después de apretarlo como si fuera un trapo sucio para sacar todo el agua, se fue al cuarto de Paúl. Colocó la braga extendida encima del mismo mueble donde estaba la nota y buscó una secadora. Al encontrar una de casualidad en el dormitorio de los padres de Paúl, se la trajo a la habitación para enchufarla y secar por completo la prenda. 10 minutos se fueron volando, y finalmente la dejó en paz.
Dejó la secadora desconectada por ahí, y dejó ahí mismo las bragas. Estaban calientitas, pero aún un poco húmedas; falta ahora que el tiempo las seque. Rainbow recordó el bajo que Paúl tiene, y la conectó en el amplificador. Ella es una guitarrista, pero eso no le impedía disfrutar tocar de unas cuerdas. Lamentablemente, ella es un poco caprichosa con los bajos, diciendo cosas como "no se escuchan al tocar". En el escritorio de la computadora, estaba una púa, una muy dura. Paúl toca el bajo con una púa, y por tener una, la animó lo suficiente para tocarlo. Se sentó encima de la cama y comenzó a tocar una melodía. Quiso tocar un solo, pero el grosor de las cuerdas se lo impidió. El bajo no es una guitarra de 4 cuerdas, es algo diferente, e igual de genial. Las notas que emitía sonaban hermosas, a pesar de ser distorsión.
Rainbow solo utilizaba la primera y segunda cuerda, solo así podía distinguir qué notas estaba tocando. El pedal que Paúl tenía conectado al bajo le daba una sensación de suciedad, cosa que a Rainbow le molestaba, además de que no quería tocar nada. Nuevamente, el tiempo voló, y sorpresivamente, Paúl entró a la habitación.
-¡Hola Rainbow! ¡Estás tocando el bajo! ¡Que bien! - Dijo Paúl, con la cara sudada y recuperando el aliento.
Rainbow se asustó, y rápidamente agarró sus bragas que aún estaban encima del mueble secándose y las escondió debajo de la almohada. Se puso nerviosa, y Paúl la notó muy sospechosa. Ingeniosamente, Rainbow desvió las sospechas diciendo:
-Sí, el bajo. ¿Sabes? A veces cuestiono el trabajo profesional de un bajista. ¡No se les escucha de todas formas! - Dijo Rainbow.
-¿Ah si? ¡Los bajistas podemos ser geniales también a nuestro modo! ¡Trae para acá! - Respondió Paúl, tirando su mochila al suelo para agarrar el bajo. Una vez con el tahalí puesto, Paúl tocó un solo de bajo muy harmonioso y muy acorde a su personalidad. La manera en que atacaba esas cuerdas con la púa atraía un sonido único que a Rainbow cautivó.
Terminó de tocar rematando con un "Mi" en la cuarta cuerda. Rainbow se notó impresionada, hasta parecía que ya no discriminará a un bajista.
-Hey hey espera, ¿¡llevas puesto una playera mía!? ¡Esos pantalones también son míos! - Dijo Paúl, apenas dándose cuenta.
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