02 - Convivencia con mi compañera de cuarto
Tomaba un respiro en la cocina, calentando el lonche que mi mamá me compró. Eran tacos de carne asada, pero quería dárselos a Rainbow Dash para que comiera algo y que sintiera el poder mexicano gastronómicamente. En cuanto a mi, no tenía hambre. Me preparé un jugo verde, y eso sería todo en mi cena. Era medianoche, y a propósito nos desvelamos hasta esa hora para que todos mis hermanos y padres ya estuvieran dormidos; con soledad casi absoluta, ya podría convivir con Rainbow Dash. Mi casa era bastante ancha: la cocina y el baño estaban cerca de mi habitación. La habitación de mis padres y la de mis hermanos estaban lejos de la mía, por lo que podíamos platicar Rainbow y yo sin que ellos se despierten o se den cuenta. Mi choza no era de 2 pisos, pero tiene habitaciones casi hasta de sobra, dejando rienda casi totalmente libre de hacer ruido en mi habitación, aunque no en la cocina; no tiene puerta tal cual. El microondas paró de dar vueltas y saqué de ahí los tacos. Tomé mi vaso con jugo verde y regresé a mi cuarto, con tacos y bebida en manos.
No tenía necesidad de caminar calladamente con las puntas de mis pies. Si de verdad quisiera despertar a alguien, tendría que hacer un escándalo. Mis sandalias hacían eco con cada paso que daba, pero eso solo despertó al gato y nada más. Llegué a la puerta de mi habitación, y toqué con ritmo. Rainbow y yo acordamos que si tocaba la puerta con el ritmo del nivel 1 de Super Mario Bros, significaba que soy yo quien tocaba para entrar. Sin mucha complicación, ella me abre la puerta, y la sorpresa se le notó en el rostro cuando observó el plato caliente con tacos. Entré y me senté en mi cama, para después entregarle el plato a Rainbow. La carne salía del borde de las tortillas, y eso le hacía temblar del apetito. Rainbow abría los tacos con confusión, y no la culpaba. ¿Qué tiene exactamente un taco genérico? ¿Barbacoa, o una carne genérica retacado de salsa? ¿Qué piensa la gente estadounidense acerca de verdaderos tacos, y no una gringada llamado "Taco Bell"? Como sea, Rainbow me miraba mientras yo le daba sorbos a mi jugo verde, esperando alguna explicación o algunas palabras para ambientar la comida.
-¿Te gusta? ¡Es una delicia adictiva! ¡Es la especialidad de la parte norte de México! ¡Déjate llevar por el apetito! - Dije, sonriendo. Rainbow estaba sonrojada y callada por el gesto, y solo respiraba el delicioso aroma que liberaba.
-¿Qué carne es? Parece un bistec hecho picadillo - Preguntó Rainbow, revisando la carne con su dedo, como si ella fuera de otro planeta.
-Es carne de res asada en parrilla. Se podría decir que es como un bistec picado, pero la carne es un poco más blanda. Tradicionalmente debe ser asada, pero hay lugares donde solo la planchan. Es muy tardado y más caro preparar el carbón y todo - Dije, un poco desesperado por verla comer de una bendita vez.
Rainbow finalmente confío en mi, y enrolló el taco. Le dio una mordida, un poco nerviosa, y su gesto del rostro cambió cuando empezó a masticar. Al tragar, velozmente cambió de parecer y apresuradamente se comió el primer taco. Al terminarlo, reflexionó acerca de lo que estaba comiendo. Le había parecido muy delicioso, y nunca lo había probado. Claro, como solo hay tacos hiperprocesados allá...
-¡E-Esto está delicioso! ¡Me encanta! - Dijo Rainbow, de piernas cruzadas y ojitos honestos. Se veía muy tierna y linda comiendo de un taco, y no podía apartar mi vista por ello.
Estaba muy feliz y a la vez decepcionado, pues mi deseo de poder tener a alguien de My Little Pony se hizo realidad, hasta haríamos pijamada por varios días. Lo decepcionante era quese iría por siempre, no quería vivir conmigo. Dicen que "Si amas algo, déjalo ir", y para mi era algo cruel, pero cierta hasta tal punto. En Rainbow Dash no quería tampoco aplicar mi versión del consejo: "Si amas algo, enciérralo en tu habitación y jamás lo saques mientras vivas". No ayuda mucho saber que aún lo mantengo firme desde preescolar.
En lo que Dashie embutía sus tacos, bebí por completo mi jugo verde y saqué un pequeño colchón de aire hecho bola debajo de mi cama. Necesitaba aire y debía ir por la maquina que lo infla. Esa pinche máquina hace mucho ruido, pero aquí dentro no despierto a nadie, cabe recalcar. Alguien iba a dormir en la cama más cómoda, y ese sería Rainbow.
-¿Delicioso? Jajaja. Voy por una máquina, ¿necesitas algo? - Pregunté, ofreciéndole algún refresco para pasar la carne. No quería dar más vueltas, así que quiero hacer todo de un viaje.
-¿Me podrías hacer otra limonada? - Respondió Rainbow, con sus labios cubiertos de grasa.
-Tengo cerveza en la nevera... ¿quieres una? También tengo un four loko... - Dije, guiñándole. Tenía una pequeña sensación de que Rainbow le entraba a la cerveza. Digo... a ella le encanta la sidra de Applejack, ¿cómo no le va a encantar la cerveza? Creo también tengo guardado una botella de Ron por ahí en mi estante...
-¿¡F-Four loko!? ¡Eso es otra onda! - Respondió Rainbow, afirmando de manera confusa el reclamo de la bebida.
Respondiendo con una sonrisa, me marché fuera del cuarto nuevamente, esta vez dejando la puerta abierta. Me llevé el vaso vacío de jugo verde para dejarlo en el fregadero y buscar las cervezas. Tomé dos latas de 500 ml y el four loko que Dayana no pudo tomarse. Era de sabor sandía, y no podía esperar a ver la reacción de Rainbow cuando acabe con la lata. Con tres cosas en ambas manos, rápidamente fui a dejarlas en mi habitación. Noté que Rainbow terminó de comer y dejó el plato encima de mi escritorio. Con las cervezas frías esperando encima de mi cama, fui a buscar la máquina en el closet del pasillo.
Exitosamente pude traer la máquina a la habitación, y acto seguido, la conecté para inflar la cama. Mi cuarto era lo suficientemente grande para caber ambos, e incluso tres personas. Rainbow se apartó mientras el colchón se inflaba, con un gesto en el rostro un poco incómoda por el ruido que provocaba la máquina. Juro que parecía que tenía un inflable del tamaño de un tanque aquí dentro, sonaba más feo que carro descompuesto. Pasaron los minutos y el colchón ya estaba listo. Desconecté la maquina y lo dejé por ahí; mañana la guardaré. Le dí el four loko a Rainbow Dash, y en cuanto a mí, una simple cerveza.
-¡Al fin! ¡Esa cosa es muy ruidosa! - Añadió Rainbow, quitándose esas... ¿botas tenis? Quería acostarse, estaba bostezando.
-Yo dormiré en el colchón de aire. Mi cama es muy cómoda, ¡ten la confianza! ¡No tiene nada de raro, siéntete libre! - Dije, sentándome en la cama de aire con cerveza en mano.
-¿S-Seguro? Ok... ¡Gracias! Solo no intentes nada raro... - Respondió Rainbow, sentándose en mi cama.
-Lo más extraño que te haría es ponerte a ver un video del Dross. No te preocupes, estaré lejos de ti. ¿Ya la probaste? - Pregunté, insinuando la lata que Rainbow no quería beber.
Se acostó en mi cama en calcetas y shorts, se había quitado la falda y la chaqueta para más comodidad. Hizo caso a mi pregunta y bebió de la lata: sin siquiera haberlo probado, tragó fondo. Al terminar, arrugó la cara como nunca, y su rostro se veía tiesa y jodida. Pobechita...
-¡Puaj! ¡Agh! ¡Qué asco! ¿¡Cómo puedes beber esto!? - Preguntó Rainbow, haciendo drama mientras crujía la lata con su mano derecha.
-¿Te conté que me chingué tres de esas sin haberlo sabido antes? Mi cabeza me dolió como nunca, y estaba moribundo en el suelo de mi habitación - Dije, dándole confianza a Rainbow.
-Siento extraño mi cara, ¿ya me está afectando? Wow... - Dijo Rainbow, sentándose.
-¡Toma una cerveza! ¡Ahí está la lata aún fría! - Dije, dándole en la mano la otra lata de cerveza sin abrir.
Rainbow abrió la cerveza y le dio un ruidoso sorbo. Después, suspiró y miró por toda la habitación. Reconocía el gesto, y esperaba a que le contara algo.
-¿Qué tal la cheve? Me encanta beber, no sé tú - Pregunté.
-Meh, está muy bien. También bebo, aunque no sé cómo supiste eso - Respondió Rainbow.
-Tomas sidra, ¿no? Supuse que también estabas en esto - Deduje.
-Muy cierto, una pequeña niña jamás me daría cerveza. ¡Me alegra haberte conocido! - Dijo Rainbow, sonriendo.
-Oye... una pregunta, espero no molestarte.
-¡Para nada! ¿Qué es? - Preguntó Rainbow, dándole tragos a la cerveza.
-Ahora que me acordaste, ¿cuándo empezaste a sentir vida cuando eras una EG mini? Aún me provoca curiosidad - Pregunté.
-¡A mi también! No sé cómo ocurrió esto, es raro. Sentía que estaba dormida al principio. Al despertar, estaba en la caja del empaque siendo transportada por una cinta, conversando con las otras Rainbow Dashes. Aunque supe que yo era un juguete todo este tiempo, siento que todo de la película de Equestria Girls estuve ahí. ¡Vaya maravilla! Mis otras amigas EG minis me contaban acerca de ser compradas por padres y jugar con pequeñas niñas con otras juguetes, ¡era todo lo que soñaba en ese entonces! - Dijo Rainbow Dash.
-¿En serio? ¿Por qué era eso lo que querías? - Le dí un trago a mi cerveza, preguntando. Se me hacía muy extraño que ese era el sueño de Rainbow Dash.
-¿Eh? N-No lo sé, esteee... - Responde Rainbow, notando un fallo de la información.
Me extrañaba que Rainbow Dash tuviera esos deseos. Trabajar para Hasbro, aceptar roboticamente el destino típico de un juguete. Era como si Rainbow fuera programada para hacer esas tareas, de alguna manera. Fue solo una muñeca, ¿cómo puede ser eso posible? ¿Falta de una verdadera identidad? ¿Sumisa por Hasbro al destino que le toque?
-Okay okay, eso me lo cuentas después. ¿Qué pasó cuando viste a tus compañeras? - Pregunté, atento a la historia de Rainbow Dash. Giraba la lata, revolviendo el contenido.
-Mis amigas me contaban acerca de los bronys, unos adultos gordos, peludos, apestosos y desagradables que les gustaba My Little Pony también. Ellas decían que si yo fuese comprada por uno de ellos, significaba ser torturada por el resto de mi vida. Significaba el infierno; que me despidiera de todo lo que siempre hubiese querido.
-Vaya vaya, el estereotipo general de los bronys. Sigue contando - Dije, bebiendo más de mi cerveza.
-Yo rezaba por evitar que me pasara eso... Lloré por el destino que tuvieron las Rainbow Dashes que fueron compradas por bronys. No podía contener las lagrimas, era su condena hasta que muriesen quebradas. Al final, me quedé sola con Applejack. Conversábamos de la mala situación que teníamos, hasta que llegaste tú. Pensábamos que iríamos a la muerte juntas, ¡pero solo sentimos alivio cuando nos pusiste a tu repisa con cuidado al lado de nuestras amigas!
-Wow... de verdad lo siento. De veras lo siento... perdón...
-Pero... me ayudarás, ¿cierto? Si no puedo llegar a casa con Hasbro, siempre puedo vivir con una pequeña niña y jugar con ella. ¡Es lo que más anhelo! - Dijo Rainbow, emocionada.
-Haré lo que pueda, ¡vamos a tener aventuras juntos! - Alzé mi cerveza, esperando respuesta de Rainbow.
Chocamos cervezas y bebimos. Tuvimos el acuerdo de viajar a través de Estados Unidos. Era ridículo, irreal y absurdo... pero yo hablaba en serio...
-Por cierto, nunca te he preguntado tu nombre. Estoy por dormir en tu cama, y ni siquiera sé tu nombre. ¿Cómo te llamas? - Preguntó Rainbow Dash.
-¡Cuánta razón! Que gracioso jajaja. Me llamo Paúl Rios - Respondí.
-¡Yo me llamo Rainbow E...
-¡Ya sé cómo te llamas! Mira, ya estoy por salir de vacaciones. ¿Puedes esperar un tiempo más antes de partir? Con dos días me basta - Dije, interrumpiendo a Rainbow.
-¿D-Dos días? - Preguntó Rainbow.
-Lo único que te pido es que te escondas, que no vea nadie que estás aquí. Si ven que existe un personaje ficticio, el gobierno querrá secuestrarte y hacer pruebas contigo, además de interrogarte. Te van a meter metales fríos por el culo y ya no va a haber más Hasbro o niñas pequeñas. ¿Puedes hacerlo? - Pregunté.
-¡Esta bien! ¡Confía en mi! - Respondió Rainbow, determinada.
El sueño se hizo más presente con el pasar del rato mientras seguíamos hablando con cervezas en mano. Nos acabamos las latas y nos acostamos. Mañana debía salir a la escuela otra vez, y muy temprano. Solo espero que Rainbow sepa esconderse...
No todo está perdido, ¿saben? Aún puedo ver el fanfic que me borraron por alguna razón. Aún así, este será una reedición muy diferente. ¡Gracias por leer!
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