Capitulo 31 -Por doble
Me separé un poco de Diego, limpiándome las lágrimas con la manga y empecé a reír.
Diego: Creo que te afecta más el embarazó, pareces loca -bromeó y yo le di un leve empujón
Ocho: Es que no es solo para mí y un bebé—murmuré con una pequeña sonrisa— Son dos bebés, Diego. No uno... dos.
Su expresión cambió de inmediato.
Diego: ¿Dos? —parpadeó sorprendido, luego soltó una carcajada—. ¡Vaya! Cinco sí que tuvo buena puntería.
Ocho: ¡Diego! —le di un golpe en el brazo, roja de la vergüenza y él siguió riendo, esquivando otro golpe mío.
Diego: ¡Vamos, no me mires así! No es mi culpa que el enano sea eficiente - bufé, cruzándome de brazos.
Ocho: No es gracioso... -Diego sonrió de lado y me revolvió el cabello como si siguiera siendo una niña.
Diego: Está bien, está bien pero en serio, Ocho... dos bebés, ¿eh? —su mirada se suavizó—. Supongo que eso significa que voy a ser el mejor tío del mundo porque tienen mi número de la suerte el dos y aparte significa comprar todo por doble.
Sonreí, sintiendo una calidez en el pecho.
Ocho: Sí, Diego vas a ser el mejor tío del mundo y tienes razón tengo que comprar todo por doble.
Diego: Así que tienes que comprar otra cuna -asentí y el negó- Yo lo voy a hacer ahorita mismo vuelvo en dos horas a instalarla, mientras que tu recoges tus cosas de esa pensión y vienes a vivir aquí -me ordenó lo último.
Ocho: ¿Tú vivirás conmigo? -el negó.
Diego: No gracias, tengo que volver a la academia luego de que instalé la cuna...ya sabes.
Ocho: De acuerdo, te juro que esta vez si mandaré cartas.
Diego: Por favor, Allison casi se muere de un infarto por no saber nada de ti -me apuntó con el dedo- Por ahora yo solo sabré tu ubicación pero no vendré seguido, talvez venga cuando nazcan.
Asentí y ambos salimos uno para comprar la otra cuna para luego ensamblarla y yo que iba a recoger mis cosas pero un detalle ahora que le diría a Elena, claramente no le puedo decir que mi hermano me regaló un super departamento que era en una zona más o menos cara que claramente no podría pagar en sueños, tenía que inventar una escusa creíble y todo el camino pensé hasta que llegue.
Ocho: Elena, tengo algo importante que contarte y he estado pensando mucho en mi futuro, en el de los bebés... y creo que es hora de dar un paso adelante. Encontré una oportunidad para mudarme a un lugar más adecuado, un lugar con más espacio para ellos, más tranquilo. Es un departamento en una zona más tranquila - que mentira era tranquila pero muy cara para mi y cualquiera que mirara la zona- Con un contrato a largo plazo, y creo que será lo mejor para todos -el de largo plazo fue gracias a que ya estaba comprado.
Elena me miró con curiosidad, sin sospechar nada felizmente
Ocho: No es fácil, pero creo que es lo mejor para concentrarme en la universidad, en mis estudios. Así que he decidido mudarme ahí para poder estar más cerca de los recursos que necesito, claro que tu puedes venir a visitarme de vez en cuando.
Elena asintió lentamente, comprendiendo mi decisión.
Elena: Entiendo, querida siempre querré lo mejor para ti, y si sientes que eso es lo que necesitas, te apoyo, solo te pido déjame la dirección ante cualquier emergencia que tengas -dijo y yo se la di, escribiendo en su libreta .
Sonreí agradecida, sintiéndome más ligera con la decisión tomada y ya había dejado en claro que no podría quedarme por mucho tiempo, pero ahora tenía una excusa creíble para no dejar dudas, fui rápidamente a recoger mis cosas de la habitación, asegurando que no quedará nada.
Cuando terminé, respiré hondo y le di un último vistazo a la habitación había pasado poco tiempo allí, pero Elena y Harold me habían tratado con amabilidad, y de algún modo, me sentía un poco nostálgica al irme. Tomé mis dos mochilas con las que llegue y bajé a la recepción, donde Elena me esperaba con una taza de té en las manos.
Elena: Espero que todo te vaya bien, querida —me dijo con una sonrisa cálida—. Recuerda que siempre tendrás un lugar aquí si lo necesitas.
Ocho: Gracias, Elena —respondí con sinceridad—. No sabes cuánto significa eso para mí.
Nos dimos un breve abrazo antes de que saliera por la puerta con mis cosas pero el camino hacia mi nuevo hogar se sintió extraño, como si estuviera cruzando un umbral hacia una nueva etapa de mi vida. Cuando llegué al edificio, Diego ya estaba ahí, con la cuna aún en su caja y una expresión de satisfacción en el rostro.
Diego: Justo a tiempo —dijo con una sonrisa—. Vamos, entremos.
Y en un par de horas, insultos y berrinches de él por fin Diego terminó de ensamblar la cuna con la destreza de alguien que ya lo había hecho antes aunque era solo una mentira. Se sacudió las manos y se estiró con satisfacción.
Diego: Listo, trabajo terminado —dijo, observando la cuna con orgullo— Esto no fue tan difícil.
Ocho: Claro no es difícil -me burlé luego de todo el tiempo que lo vi sufrir y no querer aceptar mi ayuda.
Diego: Búrlate Ocho, búrlate -negué sonriendo
Yo sonreí, sintiendo un nudo en la garganta ya todo se veía más real con las dos cunas cada una en su lugar, eran felizmente color perla ya que aún no sabía que sexo de cada uno.
Ocho: Gracias, Diego —murmuré con una pequeña risa.
Él me miró y se acercó, colocando una mano en mi hombro.
Diego: Ocho, vas a estar bien y eres fuerte —me dijo con una seriedad poco común en él—. Y cuando necesites algo, solo dime, ¿sí?
Asentí rápidamente, sintiendo que si hablaba demasiado, las lágrimas me traicionarían, él suspiró y tomó su chaqueta que cubría la parte de arriba del uniforme.
Diego: Tengo que volver a la academia —dijo con tono resignado—. Pero recuerda lo que prometiste: cartas -me fulminó con la mirada.
Ocho: Cartas —repetí con una pequeña sonrisa.
Él sonrió también, me revolvió el cabello con cariño y salió por la puerta cuando sentí la puerta principal me acerqué a la cunas y pasé la mano por la madera con suavidad. Tenía que comprar por mientras dos moisés para cuando nazcan y ponerlos en mi habitación
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BASTA MUY LINDO TODO, PERO COMO TODO ESTA YENDO DEMASIADO BIEN NO?
VEREMOS QUE PASA
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