Capitulo 23 - "Ahora Que.."
Tres días después…
Desde la desaparición de Cinco, Ocho se había sumido en una rutina monótona. Pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación, evitando conversaciones innecesarias y no tenía ánimos para nada, y los constantes mareos y náuseas no ayudaban en lo absoluto.
Esa mañana, se despertó sintiendo un vacío en el estómago, pero el simple pensamiento de comer le revolvía el estómago. Se levantó con pesadez y fue al baño, donde, como ya era costumbre, terminó inclinada sobre el retrete, expulsando lo poco que tenía en el estómago.
Allison, quien se había percatado de la situación desde el primer día, se encontraba afuera de la puerta, preocupada.
Allison: Esto no es normal, Ocho. No puedes seguir así - la miró de arriba y abajo con una cara de preocupación.
Ocho apenas tuvo fuerzas para levantar la mirada.
Ocho: Estoy bien, solo es estrés - aclaró también preocupada.
Allison cruzó los brazos, claramente sin creerle.
Allison: Tres días vomitando y mareándote no es solo estrés. No quiero asustarte, pero esto es un síntoma claro de algo más.
Ocho suspiró, dejando caer la cabeza contra la pared.
Ocho: ¿Algo más como qué?
Allison se mordió el labio antes de responder.
Allison: Como un embarazo.
El corazón de Ocho dio un vuelco en su pecho. La idea era absurda… ¿o no? Un torbellino de pensamientos la golpeó de golpe, recordando los momentos que había compartido con Cinco antes de la ruptura. No podía ser.
Ocho: No… no, eso no es posible - negó nerviosa.
Allison: Bueno, la única forma de saberlo es con una prueba - le dijo seriamente.
Ocho negó rápidamente.
Ocho: No quiero hacerme una prueba, porque no hay necesidad porque no lo estoy - ella negó.
Pero su voz carecía de convicción. Allison lo notó y suspiró.
Allison: Está bien, no quieres ir tú… entonces Diego lo hará.
Antes de que Ocho pudiera protestar, Allison salió de la habitación en busca de su hermano.
Más tarde…
Diego entró en la habitación de Ocho con una bolsa en la mano y una expresión seria en el rostro.
Diego: Aquí está, la farmacéutica me miró raro - negó y le dio la bolsa.
Ocho sintió un nudo en la garganta al ver la caja con la prueba de embarazo.
Diego: Mira solo hazlo, Ocho. Si no lo estás, nos quedaremos tranquilos - trato de sonreír- Pero si lo estás…bueno no se que haremos
No terminó la frase, pero Ocho sabía lo que quería decir. Tragó saliva y tomó la caja con manos temblorosas.
Ocho: Está bien
Respiró hondo y entró al baño, cerrando la puerta tras de sí.
Minutos después, salió con el test en la mano, su rostro pálido y sus ojos llenos de confusión. Diego y Allison la miraron con ansiedad.
Allison: ¿Y…? - preguntó ansiosa.
Ocho miró el pequeño dispositivo y, con voz temblorosa, murmuró:
Ocho: Positivo - miró a sus hermanos.
Diego y Allison intercambiaron una mirada llena de preocupación. La vida de Ocho acababa de cambiar para siempre… y Cinco ni siquiera estaba allí para saberlo.
Allison: Mira corazón no se que realmente decir - intentó aliviar el ambiente.
Diego: Que a caso no sabes como cuidarte - me reclamó Diego muy molesto- Al menos quiero que pienses que vas a hacer, estas embarazada, el idiota de Cinco no está.
Ocho: No es hora de que me juzques Diego, necesito que me ayuden - mis nervios aumentaron- Si papá se entera los va a utilizar como un experimento.
Allison: Tienes razón - dijo en un tono firme-
Diego: ¿Y cuál es el plan? Porque debes tener algo en mente - me miró y yo negué.
No tenía nada en mente todavía no, tenía que pensarlo y mire ambos.
Ocho: Déjenme pensarlo y le digo pero ni una palabra, ahora tampoco puede entrenar o al menos eso creo - bufe molesta- ¿Qué hago tengo 16 años? Ahora que... Voy a hacer.
Allison: Mira con papá nada de síntomas frente a el o los demás, si trata de controlarte.
Diego: Y sobre los entrenamientos inventaremos una lesión, nada grave talvez una torcedura o algo así.
Ocho:¿ Cómo haremos eso? - pregunte dudosa.
Diego: No te preocupes de eso, me encargaré yo junto con Allison mientras tu piensas en un plan, porque aquí no vas a tener un bebé, en este lugar no - aseguro y Allison asintió.
Ocho: Bien.
Días después....
Habían pasado varios días y ya tenían un plan en mente.
Allison: ¿Y bien? ¿Qué tienes en mente? - preguntó.
Ocho: Me voy a ir, tengo que escapar de este lugar Allí, tengo miedo - hable al borde de las lágrimas.
Allison: Pero ¿Dónde irás?
Ocho: No sé pero me tengo que ir.
Allison: ¿Qué necesitas, bien?
Ocho: Dame 3 pulseras para cancelar los poderes - le dije y ella negó.
Allison: Papá el las tiene, pero las puedo conseguir - respiro- Alista tus cosas bueno lo que tengas, te traeré después las pulseras y algunas cosas más.
Narrador
Allison salió de la habitación con el corazón latiéndole con fuerza. Su hermana estaba embarazada y decidida a huir, y aunque todo en su interior le gritaba que esto era una locura, sabía que no había otra opción.
El problema era conseguir las pulseras.
Reginald Hargreeves las guardaba en su despacho, bajo llave, porque las consideraba demasiado valiosas para dejarlas al alcance de cualquiera. Si la atrapaban robándolas, estaría en serios problemas.
Respiró hondo y se dirigió hacia el estudio de su padre con pasos cuidadosos.
Cuando llegó, entrecerró los ojos. La puerta estaba cerrada, pero no con llave. Eso significaba que papá no estaba adentro.
Allison: Perfecto.
Entró sin hacer ruido y caminó directamente hacia el escritorio. Sabía dónde las guardaba. En el segundo cajón, donde también tenía documentos sobre las misiones y entrenamientos. Lo abrió con cuidado, intentando que no rechinara.
Ahí estaban.
Tres pulseras negras, con detalles en plata, diseñadas para bloquear temporalmente los poderes de cualquiera que las usara. Justo lo que Ocho necesitaba para poder pasar desapercibida.
Pero justo cuando iba a tomarlas, escuchó pasos en el pasillo.
Su respiración se aceleró.
Cerró el cajón con rapidez y se escondió detrás de una estantería justo antes de que Luther entrara en la habitación.
Luther: Papá… —murmuró él, mirando alrededor con el ceño fruncido—. ¿No estaba aquí hace un momento?
Allison contuvo la respiración mientras lo veía acercarse al escritorio. Si abría el cajón, notaría que alguien había estado allí.
Tenía que salir antes de que fuera demasiado tarde.
Cuando Luther se giró hacia la ventana, Allison se movió rápido. Salió de su escondite y, con un sigiloso movimiento, cruzó la puerta antes de que él pudiera verla.
Ya en el pasillo, se apoyó contra la pared y cerró los ojos por un momento, tratando de calmarse.
Allison: Lo logré - murmuró contenta.
Con las pulseras en mano, ahora solo quedaba volver con Ocho y prepararse para lo que venía.
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