OO8 (Historia)
;)
Dos años atrás.
Ni Mina, ni Nayeon tienen redes sociales como Twitter ya que a Mina nunca le interesó socializar ni por internet ni en persona, y Nayeon porque le quitaron todo, por lo tanto, no tenía celular.
Nayeon tenía sus veintiún años mientras vagaba por ahí después de que la echaron sin nada en las manos. No traía ni una moneda para un dulce, solo pudo agarrar un cambio de ropa que ya tiene puesto, el anterior que tenía puesto tuvo que tirarlo ya que se había echado a perder.
La habían echado sin nada con que sobrevivir y no había comido hace más de tres días que su estómago estaba encogido y gruñendo por algo con que alimentarse.
Extrañaba su vida cómoda y ahora entendía porque vagabundos pedían con tanta desesperación alguna moneda. Ella casi se arrodillada y pedía a suplicas algo que comer. Casi se regresaba a su ciudad natal para pedir a sus padres que la perdonarán y que aceptaba irse a un convento o algo parecido.
Pues el que la hayan encontrado medio desnuda con una chica en casa fue la peor cosa que pudo haber hecho, en el punto de vista de sus padres.
Es que Nayeon no iba a tener un futuro como monja en alguna iglesia. No, claro que no. Ese era el futuro que sus padres le dieron pero ella estaba disgustada con que quieran decidir eso por ella, no quería ser monja o algo perteneciente a la iglesia.
De hecho, le disgustaba la iglesia. Nayeon creía en Dios, sí, pero no en la iglesia. Simplemente le incomodaba lo que provenga de ella, prefiere mejor ponerse a estudiar que ir a misa.
Y eso que odia estudiar.
Por algo no pasó para ir a una buena universidad.
Pero en serio hubiera preferido ocultar todo hasta que pudiera sacar cosas de su casa, por lo menos un dinero suficiente para algo.
Ha recorrido tanto que llegó a la ciudad vecina y agradecía, porque odiaba aquella ciudad donde amigos le dieron la espalda y sus padres la echaron sin compasión alguna.
Pues pecadora no tenía porque recibir compasión.
Ella siempre vagaba, pidiendo en tiendas algún pan y agua, el agua la conseguía fácil ya que muchos le invitaban un vaso por amabilidad y ella agradecía que no le faltara el agua.
Ojalá su estomago pudiera llenarse de agua.
Han tratado de abusar de su vulnerabilidad. Muchas veces. Ya perdió la cuenta cuántas veces han tratado de tocarla o le han ofrecido dinero por una noche pero ella no haría eso. Mucho menos con hombres muy mayores enfermos.
Ha tratado de conseguir trabajo y solo consiguió uno que terminó perdiendo por el lugar cerró. Había sido una heladería, limpiando, pero las ventas se fueron y el lugar tuvo que cerrar, consiguiendo que Nayeon perdiera lo único con que se alimentaba.
Ahora estaba corriendo de un hombre que quería abusarla de cualquier manera. Su corazón latía desenfrenado y los gritos del hombre se estaban perdiendo. Lo bueno es que lo estaba perdiendo.
Pero cuando cruzó un muro gigante, supuso que el hombre ya no la podría alcanzar. Cayó sobre le fino pasto, jadeando, y miró la cima del muro. Ese muro tenía ladrillo muy caro y fino.
¿En dónde se metió?
Miró a todos lados solo para ver una piscina a varios metros lejos, con un pequeño cerco rodeandola y varios árboles por alrededor del grande patio. ¿Se había metido en la casa de un millonario?
No, ¿tendrá consecuencias? Buscó con la mirada a algún animal como perros o algo que la atacara en algún momento pero no había nada.
Bueno, no un animal.
Una mujer estaba con un tenedor yendo para su boca, estático, mientras la miraba con el ceño fruncido y incrédula.
Mina, a sus veintidós años, nunca había visto que alguien perturbara su paz tan fácilmente. Solo estaba sentada debajo de la sombra de un árbol, con unos lentes de sol porque la luz brillante del fuerte sol le lastimaba los ojos. La silla plegable era muy cómoda y la mesita al lado con fruta picada, con sal y un poco de picante era lo esencial. Lo esencial para un día tranquilo y pleno como siempre, y como le gusta.
Más no esperó que una chica con fachas casi desnudas (camiseta rasgada y manga corta, y pantalones cortos y rasgados de los muslos) estuviera cayendo por el muro que la protege de el lado social del mundo.
Le dió un poco de diversión como cayó y parecía aliviada pero también le dió miedo y nervios ya que casi nunca socializa. No sabía como tratar el que se metieran a su casa, su lugar seguro.
¿Debería llamar a la policía?
— Ammh, lo siento. Yo-... — algo interrumpió a la chica desconocida y Mina solo pudo tensarse al oír otra voz.
— ¡Maldita perra, regresa y se buena puta! — un hombre.
Si Mina no sabe socializar, mucho menos con hombres. Solo tuvo una amiga en la infancia, Dahyun, quien sigue en el hospital por su coma, y era niña. También solo tiene una amiga mujer, Jeongyeon, y conocidas de la empresa. Se le dificulta más socializar con géneros masculinos.
Felix es el único hombre con el que habla y ni tanto, solo cuando le pide que cocine algo en específico o que limpie algo.
Aunque mirando la situación, parece que la chica huía de aquel hombre y por como la llamó supone dos cosas; o la chica es un prostituta y tiene problemas, o la trataron de abusar.
Aunque por las fachas, Mina cree más en la segunda.
Todo quedó en silencio cuando ambas escucharon pasos duros corriendo en otra dirección. Mina miraba muy cuidadosamente a Nayeon y ésta parecía ver más alrededor, como buscando como escapar.
No creía poder saltar el muro de nuevo, estaba demasiado cansada.
Mina se levantó, sobresaltando a Nayeon.
¿Esa era la parte donde la llevan a cárcel por allanamiento de morada o algo así?
Pero se sorprendió al ver las señas que le hacía la mujer.
— Come algo — Mina dijo mientras le hacía señas la plato con frutas y se iba hacia dentro de su gran casa. Sus manos temblaban y su voz era muy baja. Tenía nervios que mejor se puso a llamar a Jeongyeon y pedir un consejo con lo que acaba de pasar.
Recibió uno; que cuide de la chica y que la vigile bien.
Mal, la perdió un momento pero cuando regresó la miró muy feliz comiendo de las frutas.
De ese día fueron otros, a la semana la chica desconocida regresó de nuevo y no tuvo que pedir algo, pues Mina se lo dió y huyó hacia adentro de su casa de nuevo.
Luego regresaba cada tres días y Mina ya le tenía un plato listo con algo que Felix preparaba. Hasta que al mes de el primer encuentro, eran diarias las veces que Nayeon llegaba.
Todo ese mes no cruzaron palabras pero Nayeon se animó y empezaron a platicar cada día. Mina le seguía dando de comer y Nayeon agradecía siempre aquello para luego irse, dormir en las calles y regresar al día siguiente.
A los dos meses, Nayeon empezó a dormir en el patio de la grandísima casa. Prefería dormir ahí porque sabía que nada le pasaría, eso creía y tuvo razón.
Pasaron días donde Mina la dejaba y le hablaba más como una amiga.
A los tres meses fue que Nayeon, con toda la confianza del mundo, se adentró en la casa, sobresaltando un poco a Mina pero nada grave y pudo quedarse.
Prácticamente era su casa y se llevaba muy bien con el personal, quien se define solo a Felix ya que es el único allí. No se extrañó tanto porque Mina ya se lo había comentado en una charla.
Ya sabía más sobre la japonesa, como el obvio hecho de que era de Japón. También sabía de su única amiga, y su amiga de la infancia que estaba en coma. Sabía que Mina no socializa y es muy amable cuando pierde un poco el miedo de hablar con otras personas.
Se prometió ayudarla con eso.
Sabía el por qué vivía sola, el cómo murieron sus padres y cómo no tenía familia.
Fue fácil entenderlo; la adoptaron más para tener herederos que por amor pero la amaron al fin y al cabo. Sus padres murieron a sus dieciséis y quedó en la custodia de sus tíos quienes la cuidaron hasta ser mayor y la dejaron a su suerte porque no les importaba ni un poco. No le había dolido porque tampoco le importaban.
Era intersexual y sus padres casi siempre la consideraron un hombre por su órgano sexual aunque no se identificaba como uno.
Había siempre pagado costos en el hospital donde estaba su amiga de infancia. Jeongyeon era amiga de sus padres y por eso le tuvo confianza de la empresa. Estudió y se graduó para saber manejar la empresa. Sabía tres idiomas fluidamente.
Mina era una persona muy perfecta. Perfecta para ser su amiga así que Nayeon siempre la tuvo cerca y le quiso devolver con ayudarla en lo que no sabía, como socializar.
Sabía cosas de la japonesa pero hay algo que no sabía.
— ¿Por qué me dejaste vivir aquí? — un día le preguntó, mientras estaba acostada en el cómodo sillón. Miraba con atención la gran sala y era tan lujosa que se le había imposible.
Nunca había imaginado tener una vida con tanto lujo que ni consiguió con esfuerzo. Le había llegado de repente, o más bien, se había atrevido a entrar muy de repente.
Mina se la pensó. ¿Por qué?
— Me diste confianza con el pasar de los días. Aunque el principio me diste miedo — confesó recibiendo una estruendosa carcajada.
A Mina le gustaba le silencio, pero una que otra vez esas carcajadas ruidosas le sacaban una sonrisa. Miraba a Nayeon como una hermana y mejor amiga.
Y lo siguió haciendo cuando esta empezó a coquetearle. Sabía que era más de broma aunque a veces dudaba de ello.
Tenía una vida tranquila pero a veces necesitaba una carcajada ruidosa y alegre para ser feliz.
...
Y las obtuvo, esas carcajadas ruidosas que esperó tener en su vida para alegrarse las obtuvo cuando la llamaron del hospital y Dahyun había despertado de su coma.
A los diez años Mina fue adoptada pero nunca olvidaría a la niña de cinco años que la tomaba como una hermana mayor y le alegraba el día. El orfanato era un lugar lleno de niños pero Mina no era social ni habladora, algo que le costó mantener con Dahyun ya que era una pequeña que robó su atención y la hizo querer protegerla de todo.
Cuando Mina tomó el apellido Myoui, pidió visitar el orfanato cada semana a ver a su amiga y se le fue concedido mientras se comportara y ganara, o sea, que sea inteligente, sobresaliente y respetuosa. Todo lo logró.
Cada semana la niña, a la cual le encantaban los gatitos, recibía visitas de Mina.
Cuando Mina cumplió quince años el mundo se le fue abajo cuando le comentaron que Dahyun escapó para verla y un auto la dejó muy gravemente herida.
Pidió a sus padres hacer de todo y les rogó que le dieran lo mejor para que pudiera sobrevivir a eso, cosa que fue otorgada y Dahyun estaba con los mejores doctores.
Más no pudieron hacer nada más que lograr que su corazón volviera a latir, milagrosamente, pero quedó en un coma inevitable.
Para Mina fue horrible y, aunque bajó calificaciones, tuvo que subirlas para que sus padres siguieran orgullosos de ella en el tema de heredera.
Dahyun tenía solo diez años cuando fue puesta en una habitación muy costosa en el hospital y con los mejores cuidados estuvo convida.
A los dieciséis, Mina perdió a sus padres por una enfermedad de la que ya estaba enterada y aceptaba que se irían. Pero eso no quitó el dolor de ver a su familia irse.
Se quedó con sus tíos quienes se encargaron de Mina hasta su mayoría de edad. También se encargaron de la empresa hasta que Mina salió de la universidad. Desde eso, Mina no los ha visto y tampoco le importan, pues no son su familia.
En ese lapso de tiempo, conoció a Jeongyeon a quien le fascinaban los temas de la empresa, y Mina pudo tener una amistad con ella como también un trato. La empresa está más a cargo de Jeongyeon.
A sus ventidós años conoció a Nayeon y en el lapso de tres meses ya vivía con ella. Se sentía más completa y podía estar más entretenida por cosas que la coreana le enseñaba.
Como las redes sociales. A sus casi veintitrés pudo hacer cuentas en cada red social popular y no era muy activa pero le entretenía.
Veintitrés años, y fue cuando una noticia hizo que se le acelerara el órgano latente a mil.
Dahyun había despertado.
De inmediato la fue a ver. Fue un poco extraño hablarle de nuevo.
Dahyun se sorprendía ver como su mejor amiga, casi hermana, era tan grande. Tan grande como un adulto y en tiempo se dió cuenta que ella también lo era, un adulto joven, tenía dieciocho años y medio.
No fue alegría todo pues fue duro ver a Dahyun alarmarse por el pasar del tiempo tan abrupto para ella. Todo era nuevo para ella y pasó por muchas cosas, se enteró de las muertes de los Myoui's.
Pero también conoció a la que le dice 'Jeongyeonnie', a 'Nayeonnie', o a 'Lixie'. A Mina le dejó de decir así y le dijo 'Minari'. Era una niña apenas, ella recordaba tener sus inicios de diez años y, de pronto, tenía dieciocho y medio.
Afortunadamente en el pasar de un año, las cosas habían funcionado muy bien y su movilidad era mejor con la ayuda de nada más y nada menos que el dinero de Mina, pues le pagaba todo lo que sea necesario para que pudiera estar mejor.
Le compraba juguetes. Las terapias y el psicólogo ahí estaban aunque a Dahyun casi no le gustaban por las razones que no los conocía y estos no se dejaban conocer a fondo como le gustaría.
Mina cumplía sus veinticuatro y no pensó que su casa sería tan ruidosa algún día.
En el patio, cerca de la piscina -la cual Dahyun mayormente usa para mejorar su movilidad y aprender a nadar-, estaban cuatro chicas y un chico.
Era el cumpleaños de Mina y, aunque no le gustaba festejarlo, todas quisieron hacer algo para hacer un día monótono a un día más alegre y movido.
Había una pequeña música que Nayeon puso. Dahyun cantaba de vez en cuando pero estaba más cerca de Mina dándole besitos y abrazos para alegrar su cumpleaños.
Jeongyeon intentaba que Nayeon cayera al agua y esta le huía amenazándola con un tenedor de plástico. Nayeon no quería arruinar su cabello recién peinado, pues se había arreglado para el cumpleaños.
Felix estaba de lo más feliz contando los dinosaurios de Dahyun y tomando refresco en la sombra de un árbol, cerca de Mina. Dahyun había dicho que cree que se le perdieron y Felix le gustaba entretenerse con los juguetes, le recordaban a su infancia.
Mina solo dejaba que Dahyun la llenara de besos y devolvía algunos para luego comer de unas papas fritas que Feliz le había preparado.
Años antes su casa era tranquila y habían días plenos sin nada que perturbar aquella paz más que Jeongyeon algunos días llegando para tomar algo con ella o comer juntas. Pero llegó Nayeon, Felix se animó a incluirse después de años trabajando allí, y ya luego llegó su hermanita menor.
La cual parecía que no quería despegarse de la cumpleañera.
— ¡Yoo Jeongyeon! ¡Baja ese flotador. Es de Dahyun! — la mencionada volteó de inmediato solo para ver a Jeongyeonnie amenazando con empujar, con un flotador de pato, a Nayeonnie hacia la piscina.
En igual de molestarse por su flotador, rió porque por fin Nayeonnie terminó en el agua, pero luego preocupó por algo en especial.
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Allí la pelicorto se dio cuenta que, efectivamente, Nayeon no sabía nadar... y la empujó a la zona más baja.
Se echó al agua, con su traje fino, escuchando los reclamos de Dahyun por no poner atención en lo que hacía. Jeongyeon supo que Dahyun estaba muy preocupada, ya que Dahyun normalmente hubiera puesto signos de exclamación, o el punto final, en aquel comentario y ahora no se tomó el tiempo para aquello.
Le sorprende la habilidad de buena ortografía a tan pequeña edad, y se refiere e más o menos once o doce años. Dahyun apenas saldría de las clases de un niño de primaria y pasaría a las de secundaria, las cuales obviamente eran en casa.
Y ella ni sabe dónde ven los puntos o comas.
Cuando sacó a Nayeon de la piscina se sorprendió al verla riendo y empujándola.
— Estupida. Perra. Idiota. Hija de la verga — la insultaba y empujaba del hombro pero no parecía enojada, sino divertida mientras intentaba sacudirse toda el agua.
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— ¡Gatito, Minari! — colocó el celular en la cara de Mina solo para que ésta lo aleje un poco para acostumbrarse al brillo del celular, y sonría por la foto que Nayeon puso en Twitter — ¡El gatito es muy lindo! — Nayeon había hecho eso más a propósito, Mina lo sabía. Todos sabían la fascinación de Dahyun por los gatos.
Jeongyeon la llevaba a ver algunos muchas veces o llegaba con algunos con la esperanza que Mina deje que los adopte, más Mina nunca la dejó.
— Son muy lindos los gatitos, Hyun — comentó Mina solo recibiendo una mirada fulminante de Jeongyeon. Pues la pelicorto sabía que Mina no le gustaban los animales y esos comentarios ilusionan a Dahyun con que estaba consiguiendo que Mina al deje adoptar un gatito.
Y sí, a Dahyun se le iluminaron los ojos por ese comentario y chilló. No era muy discreta pero no le importaba.
A Mina no le importaba, le gustaba verla feliz pero dudaba si era responsablemente estable para tener una mascota. A Mina le gustaba la responsabilidad y un gato no solo jugar o acariciar siempre.
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— Tal vez pronto podrás tener uno, Hyun. Todavía no, pero pronto — dejó un beso en la cabeza de la menor haciendo que ésta cerrara sus ojos para disfrutar de aquello.
— ¿Es por ser inmadura? — preguntó sorprendiendo a Mina porque nunca la había hecho pensar aquello — Sere mejor. Sé que mi comportamiento no es acorde a mi edad. Soy inmadura pero sé cuidar un gato, Minari — Mina siempre la había mirado. Dahyun pidiéndole aquello, un gatito, pero no con ese tema en flote.
Suspiró y frunció el veño mirando a Felix a su lado, éste se encogió de hombros también sorprendido por lo que dijo Dahyun.
— Eres una niña como de doce años Dahyun. Tu cuerpo creció, más no tu mentalidad. Te comportas como una niña de doce porque aquí — tocó su frente — Lo eres, y no hay nada de malo en eso. El gato es algo que ya te explique y vuelvo a decir que es mucha responsabilidad incluso para mí, que soy adulta, por eso pronto lo tendrás cuando vea que esté bien — pellizcó la punta de la nariz de la menor solo para conseguir que ría y asienta.
— ¿Quién te dijo que eres inmadura, Dahyun? — preguntó Nayeon secándose el cabello. Tenía el ceño fruncido y los labios apretados.
— El señor Lee — y Mina se levantó solo para llamar a la abogada más confiable que conocía. Eso no tenía que decirlo un psicólogo y o no de una manera mala.
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— ¿Minari está bien? — preguntó Dahyun cuando fue dejada por la mayor en la silla con delicadeza y la miró irse a paso muy raro, y con raro se refiere a uno lento y parecía cuidadoso.
— Sí. Probablemente tendrás otro psicólogo, Hyun — Nayeon dijo y eso alegró a Dahyun. Nunca le agradó el señor Lee.
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Dahyun preguntaría más pero Mina llegó otra vez al patio con una sonrisa imborrable.
— Hyun, ¿pedimos una pizza de doble queso? — pero a Dahyun se le fueron las preguntas de nuevo con eso. Le encantaba la pizza con doble queso y más si es con chorizo.
— ¡Pizza! — se levantó alegre.
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