Nuevo día, en conclusión, otro día de soportar a clientes quejándose porque sus hamburguesas no traían salsa de tomate o el pan estaba frío. Si tanto molesta, que vayan y hagan sus propias hamburguesas los par de holgazanes.

-Hey Yugyeom, ayer te vi entusiasmado hablando con el chico McDonald's- habló Chaerin, una chica encargada del aseo.

-Nada fuera de lo normal- trate de sonar desinteresado mientras revisaba el dinero de la caja. Había poca frecuencia de clientes, en especial cuando era Lunes.

-A mí no me engañas- me apuntó con el dedo- ¿Porqué no le hablas?, El parece interesado en ti- me sonrió y yo reí, cerrando la caja.

-Si se da la oportunidad, claro- me encogí de hombros y ambos nos callamos cuando la puerta se abrió mostrando un nuevo cliente.

Eran pasadas las ocho de la noche, el chico McDonald's no había aparecido y me sentía un poco decepcionado. Tenía la esperanza de volver a hablar con el y quizás tener una conversación más que la de ayer.

Me encontraba solo en el local, haciendo mi turno de noche, mientras me encargaba de limpiar las mesas, encendí mi celular con música de Stray Kids esparciendose por todo el local.

Concentrando en mi música y el ritmo, ni cuenta me di cuando choque con alguien, logrando que un libro cayera al suelo. Al ver la portada, no era necesario subir mi rostro para saber que era el dueño de esa sonrisa adorable que iluminaba las tardes en McDonald's. Lo recogí antes que él se agachara y apague la música.

Él sonreía divertido.

-Lo siento mucho, no te había visto- le devolví el libro un poco avergonzado.

-No pasa nada- hizo un gesto con la mano- ¿Aún estás atendiendo?

-Si, estoy en el turno de la noche.

-Pero tu siempre estás de tarde- frunció el ceño.

¿Así que él notaba mi existencia?

Me aguante la sonrisa que quería salir de mí.

-Hora extra- fui a la caja registradora-entonces... Bienvenido a McDonald's, ¿Cuál es tu pedido?- el río apoyando ambas manos en la mesa.

-Esta vez, deseo un McFlurry.

-¿Con oreos o M&M's?

-¿Qué me recomiendas tu?

-Definitivamente oreos- guiñe mi ojo derecho.

-Entonces te haré caso- iba a sacar el dinero de su mochila y lo detuve antes.

-Ayer se me olvidó darte el cambio, tu helado ya está pagado con lo que sobró.

-Oh, no me había en eso, soy algo... distraído.

-No pasa nada- solté una risita, volteandome a la máquina de helado- ¿Porqué vienes a esta hora? Digo, mayormente vienes por la tarde- dije tratando de evitar que se escuchara como si lo hubiese esperado toda la noche.

Que fue así.

-Digamos que estoy de niñero y me tuvieron toda la tarde ocupado- suspiró frustrado.

-¿Hermanos pequeños?

-Sobrinos.

-Esos son los peores- admití entregándole su McFlurry y el asintió riendo, dándome la razón- ¿Porqué no te sirves uno y conversamos un rato?- preguntó llevando una cucharada de helado a su boca.

-Umm...- miré hacia afuera por si venía un cliente- De acuerdo- lo observé y como si fuera algún tipo de contacto, ambos sonreímos al mismo tiempo.