01.
Trabajar en McDonald's puede ser algo complicado, llega a ser sorprendente el abuso que tienen con sus trabajadores. Pero necesitaba el dinero, como también necesitaba hablarle a esa castaña que entraba casi todos los días a comer allí. Deseaba decirle algo más que no fuera "Bienvenida a McDonald's, ¿cuál es tu pedido?"
Y allí estaba otra vez, ella sin saberlo hacía mi trabajo más interesante. Entró con un nuevo libro en mano, todas las semanas era uno distinto y lucía tan concentrada. Podría jurar que una vez la vi soltando un par de lágrimas mientras leía "Walking Disaster".
Se quitó los auriculares y guardando sus cosas en el bolso, miró las promociones. Quité mi vista, lamentablemente, de ella por que un elfo de más o menos diez año comenzaba a molestarme con el pedido.
— Ella se dará cuenta que la estás mirando. — Me habló. Lo mire con la ceja alzada, mientras abría la caja para darle el vuelto.
— No la estoy mirando.
— Claaaaro — Le entregué el vuelto junto con la boleta. — El cliente siempre tiene la razón. — Se burló y fue a esperar su pedido. Pequeño idiota.
Unas cuatro personas más pasaron por la caja y cada vez me transpiraban más las manos.
Finalmente llegue a ella, mire sus ojos avellana para parar en sus labios, cuales esperaban con una pequeña sonrisa.
— Bienvenida a McDonald's, ¿cuál es tu pedido?
— Hola otra vez. — Saludó con su mano — ¿Ninguna variedad en las promociones?
— No... Desafortunadamente para ti, chica MCDonald's. — Ella rió y fue el sonido más lindo que podría haber escuchado. Debía sentirme ahora mismo como un ganador, le estaba hablando... estábamos hablando, mucho más comparado a todas las veces.
— Sólo dame lo de siempre. — Sacó su dinero mientras yo marcaba en la caja una bebida, un cuarto de libra con queso y papas fritas. Recibí el dinero y le di su boleta.
— Gracias por venir una vez más a McDonald's, ten un buen día.
— También tú. — Me sonrió por última vez y fue a esperar su pedido. Suspiré.
Dios, era malditamente linda.
Estaba a punto de atender a la otra chica que esperaba, cuando me di cuenta que no le había dado el vuelto.
¿Cómo fui tan descuidado?
La busqué con la mirada y la gente la cubría completamente. Mañana se lo devolvería, por que ella volvería a aparecer, de esos estaba seguro.
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