7. Dudas
—Madre mía ¿cómo podéis trabajar con este calor? Es casi insoportable.
Me senté en el suelo y pasé una de mis manos por mi cuello, sintiendo al instante como esta arrastraba una gran parte del sudor que se había acumulado en esa zona. Daba gracias por tener algo con lo que mantener mi pelo recogido, o no habría soportado el calor que hacía allí.
—Bells, los huertos son un trabajo fundamental para nuestra supervivencia. Nos proporcionan alimentos que más tarde Fritanga utilizará para cocinar.
Bufé frustrada y Newt soltó una risilla ante mi ceño fruncido por sus palabras. El rubio siempre parecía saber qué decir en cada momento, y aunque a veces suponía una ventaja también era una especie de molestia para aquellos que no querían oír la cruda realidad; al menos ese era mi caso en ese momento.
—Newtie, hazme un favor, cállate —le solté risueña y el rubio me sonrió en respuesta. De todos los clarianos, Newt era el único que casi nunca me llamaba por mi nombre, solía llamaré «Bells» como una especie de apodo cariñoso. No se lo admitiría, pero amaba cada vez que lo usaba, me recordaba la increíble amistad que compartíamos. Cada día tenía más claro que Newt era sin duda mi mejor amigo, casi como mi hermano en ese lugar. Ambos nos entendíamos y sabía que con él podía hablar de cualquier cosa que se me pasara por la cabeza; él jamás me juzgaría.
—¿Sabes? Fue muy bonito lo que hiciste por Jungkook —Newt se sentó a mi lado y me miró con una sonrisa.
—¿A qué te refieres? —Mi rostro se torció en una mueca confusa a la vez que le pasaba una botella de agua para que se hidratara.
—¿Enserio? Déjame que te recuerde todo lo que hiciste por ese verducho —empujó levemente mi hombro con el suyo y le miré con una sonrisa—. Fingiste estar enferma, mentiste a Alby y luego te escapaste solo para estar con él en su día libre. Si hacer todo eso por alguien no es bonito entonces no sé qué podría serlo.
Inconscientemente mi mirada se dirigió a las grandes puertas abiertas del laberinto. Era extraño pero cuando él estaba lejos sentía que me faltaba algo, algo demasiado importante como para vivir en su ausencia. Quería pasar todo mi tiempo a su lado; hablar con él, conocerlo... Sin embargo, casi nunca estaba en el Claro; eran las desventajas de ser un corredor, prácticamente siempre estaba ausente.
—Es frustrante, ¿sabes? Anhelar tanto ver a alguien que nunca está presente —suspiré.
—Es su trabajo, Bells, tenemos que encontrar una salida —Newt me obligó a mirarlo y su expresión decayó al ver mi mirada entristecida.
—Lo sé, pero... no puedo evitar que me duela.
El rubio abrió la boca para decir algo cuando un chico musculoso se acercó corriendo en nuestra dirección. Newt pareció sorprenderse de ver al chico acercarse hasta nosotros. —Ben, ¿qué ocurre?
—Alby me manda a por la chica, quiere hablar con ella.
Los ojos del nuevo rubio presente me taladraron y me dio una sonrisa que me hizo sentirme algo cohibida al momento. A Newt no pareció gustarle su respuesta ni la forma en la que me miraba, podía notarlo por cómo fruncía el ceño al mirar al rubio. Aunque a mi amigo probablemente le habría gustado mandar lejos a Ben, sabía que no podía hacerlo, eran órdenes de Alby y debían respetarlas.
Agarré la mano de Newt y le di un suave apretón antes de levantarme para seguir al que recordaba que era un corredor. Había podido verlo alguna vez con Minho o saliendo del laberinto un poco antes que Jungkook.
—Eres Bella, ¿verdad? —El rubio me miró sin dejar de caminar y asentí algo distraída—. Minho habla mucho de ti.
La pegunta pasó fugazmente por mi mente provocándome un millón de dudas. Si él era corredor debía de conocer mejor que nadie a los dos guardianes, y algo me impulsaba a querer preguntarle por uno de ellos en concreto.
—¿Y Jungkook?
El rubio se tensó y su sonrisa desapareció al instante. No pude evitar extrañarme por su reacción ante la mención del azabache. —No, no recuerdo que haya hablado de ti.
Aquellas palabras me dolieron, pero asentí tratando de ocultarlo. Me preocupaba sentir demasiado cariño por una persona que realmente no lo sentía por mí, todo el mundo hablaba de Jungkook como un lobo solitario y aún así yo había hecho lo posible por cambiar eso. No quería desilusionarme, pero comenzaba a pensar que yo nunca sería para el azabache lo mismo que él para mí. Tal vez ni siquiera me apreciara.
—Lo siento. —Miré a Ben desconcertada por su disculpa y este me dio una sonrisa compasiva—. Debe de ser duro preocuparte tanto por una persona que no hace lo mismo por ti. Si yo fuera tú estaría muy frustrado.
—Jungkook se preocupa, es muy atento conmigo —rebatí, a la defensiva. Para ser un corredor, no parecía tenerle mucho aprecio al guardián.
—¿De verdad? Jungkook es siempre el primero en entrar al laberinto y casi siempre el último en salir, con el poco tiempo de la cena y el desayuno yo no sería capaz de hablar profundamente con alguien. —Sus palabras comenzaron a hacer mella en mí y apreté mis labios sin saber qué responder para defender al azabache—. Además, si yo tuviera una amiga como tú trataría de volver el primero del laberinto solo para poder pasar el máximo tiempo contigo.
Sus últimas palabras fueron la gota que derramó el vaso. Lo último que quería era dudar de Jungkook, pero las palabras de Ben tenían algo de razón. Casi nunca hablábamos y realmente pasábamos la mayor parte del tiempo en grupo por lo que no nos contábamos nada directamente. Le hablaba de él a los clarianos como si fuéramos inseparables y la verdad era que no sabía absolutamente nada de él, y al parecer él ni siquiera me mencionaba; como si solo fuera una más en su grupo de amigos. Había sido una ingenua, y la verdad dolía.
—No te desanimes, Jungkook es así con todos. Le llamamos «lobo solitario» por algo. —Se detuvo a pocos metros de donde Alby se encontraba hablando con unos chicos cerca de las puertas del laberinto—. Por cierto, ¿te gustaría cenar conmigo hoy? Ha sido mi día libre y me encantaría poder conocerte mejor.
En cualquier otro momento habría dicho que no, pues adoraba estar con mis amigos en la cena, pero si quería evitarme más daño tenía que poner por un tiempo espacio entre Jungkook y yo. De todas formas él ni lo notaría, y tal vez Ben podría ser un buen amigo después de todo.
—Claro, me encantaría.
El rubio me dio una ultima sonrisa y se alejó para dejarme acercarme a Alby. Inspiré aire con fuerza y me acerqué al moreno, llamando su atención al instante.
—Verducha, me alegro de verte. ¿Qué tal tu día en el huerto?
La sonrisa del moreno se me contagió y no pude evitar sentir un gran aprecio por Alby en ese momento, era de las pocas personas que realmente estaban pendientes de mí y me cuidaban.
—Muy caluroso, pero bien. Siempre es agradable pasar tiempo con Newt.
La sonrisa de Alby aumentó ante la mención de su segundo al mando y asintió, completamente de acuerdo. —No voy a negártelo, Newt es un gran chico. Aunque quiero agradecértelo, antes de que llegaras Newt casi ni sonreía y ahora es casi como si siempre estuviera de buen humor. No sabes cuánto me alegra verlo feliz a tu lado.
—No tienes que agradecérmelo, todo esto es soportable gracias a él. No sé qué habría hecho sin Newt aquí.
El moreno asintió y mis ojos se desviaron a la entrada del laberinto donde dos siluetas comenzaron a aparecer por ella. Sabía perfectamente que se trataba de los guardianes, por lo que traté de apartar el nudo que se formó en mi garganta al ver a Jungkook corriendo con cansancio hacia la salida. No podía verlo, no quería hablar con él después de mi conversación con Ben.
—Discúlpame, Alby, iré a ayudar a Fritanga con la cena.
Alby parecía realmente confuso al notar que había visto llegar a los guardianes y aún así quería irme antes de que llegaran. No obstante, asintió y salí corriendo hacia la cocina tan rápido como pude. Sería el primer día que no recibiría a Jungkook en las puertas, y me sentía terriblemente mal por ello.
—Hola, Fritanga, ¿te ayudo?
El cocinero saltó por el susto de oír mi voz de repente y miró hacia las puertas. No hacía falta que formulara su pregunta, sabía que estaba extrañado de que no corriera a recibir a los corredores. Aún así, mi mirada suplicante le advirtió de que no preguntara sobre ello, no quería tener que explicárselo a nadie.
—De acuerdo.
[...]
La espalda me ardía, sabía perfectamente que tenía sus ojos clavados en mí. Los clarianos ya se encontraban todos sentados en sus mesas disfrutando de la cena. Hacía unos minutos que había terminado de ayudar a Fritanga, pero no reunía el valor suficiente para girarme y ver los oscuros ojos del corredor. Preferí fingir que miraba atenta mi comida mientras me obligaba a mentalizarme de que tendría que moverme de allí o acabaría llamando la atención de todos al ver que no me sentaba. Inspiré profundamente y me giré con el plato en mis manos, observando todas las mesas menos la mía. Un brazo se alzó en una mesa de al fondo y pude distinguir a Ben en ella, invitándome a acercarme para comer con él. Su invitación me alivió y comencé a caminar hacia su mesa, teniendo que pasar al lado de la de mis amigos.
—Eh, Bells, ¿no te sientas con nosotros?
Newt me miró entre confundido y triste provocando que mi interior se removiera. Le miré apenada tratando de explicarme, pero alguien me interrumpió.
—Le pedí a Bella que se sentara hoy con nosotros. Espero que no te importe, Newt.
Mi amigo me miró totalmente confundido. Sabía que algo iba mal, me conocía lo suficiente para saber que yo adoraba cenar con ellos y que disfrutaba de esos momentos más que ningún otro clariano.
—¿Estás segura? —Newt susurró para que solo yo lo oyera y mis ojos miraron por un segundo a Jungkook, notando que este fulminaba a Ben con la mirada como si hubiera algo en él que no le hacía ninguna gracia.
Asentí rápidamente hacia Newt al darme cuenta de que él había notado como miraba al azabache y me alejé de allí tan rápido como pude para sentarme junto a Ben.
La noche transcurrió más lenta de lo normal y no pude evitar levantarme nada más terminar de comer con la excusa de que estaba muy cansada. Ben pareció triste al verme querer marcharme tan pronto, pero no objetó nada. Algunos clarianos me habían visto irme sorprendidos, ya que solía ser la última en irse a dormir por querer estar con mis amigos. Ben era muy bueno y se notaba que trataba de convertirse en alguien cercano para mí, pero no podía evitar compararle con uno de los guardianes de los corredores.
Llegué a mi habitación como una bala y me pasé las manos por el rostro con frustración. La noche había ido peor de lo que había imaginado.
—¿A qué ha venido lo de hoy?
Salté en mi sitio ante la voz a mis espaldas y me sorprendí al encontrar a Jungkook apoyado de brazos cruzados en el marco de la puerta. Su mirada era tan neutra como la primera vez que lo vi al llegar al Claro. Bufé por su pregunta y me senté en la cama, sin mirarle a la cara.
—¿Qué quieres decir? Ben me pidió que me sentara con él.
El azabache chasqueó la lengua y su mandíbula se tensó, atrayendo mi mirada hacia la suya. —Sabes que no me refiero a eso.
—Pues no sé a qué te refieres, Jungkook, no soy adivina.
Mi tono algo elevado pareció cabrearlo y dio un paso al frente. Definitivamente me había equivocado al hablarle tan mal.
—¿Ves? Me refiero a esto. Primero sales corriendo al vernos llegar al Claro, luego no te sientas con nosotros y te vas con el idiota de Ben, y ahora te comportas así conmigo. Así que dime, Bella, ¿qué narices te he hecho? Porque claramente soy el único al que pareces dispuesta a mandar a la mierda.
—¿Tanto te molesta que no te haya esperado?
—Teníamos un trato.
—¡Sí! Acordamos que yo te esperaría al cerrarse las puertas y tú que llegarías antes del laberinto —me alteré y él me observó confundido, no se esperaba que realmente estuviera tan molesta con él—. No me hables de tratos o promesas, Jungkook, porque para ti no significan nada.
—Sabes que correr por el laberinto es mi trabajo, que debo encontrar una salida. Joder ¡soy un corredor! Mi prioridad siempre será escapar de aquí.
Retrocedí dolida y asentí. —¿Y luego? ¿Siquiera te quedarás con nosotros si salimos del laberinto?
El azabache no respondió y una lágrima resbaló por mi mejilla. Ben tenía razón, en el fondo Jungkook siempre tenía sus propias prioridades y esas no involucraban a los demás.
—¿Sabes qué, Jungkook? Yo también tengo mis prioridades. No me quedaré esperando a alguien que en el fondo no desearía volver. Te deseo suerte en el laberinto, realmente espero que encuentres una salida.
Me giré, finalizando la conversación, y tras unos segundos no se movió hasta que le oí dar media vuelta y salir cerrando la puerta tras él.
¡Parece que haya pasado una eternidad desde la ultima vez que actualicé!
Echaba de menos esta historia y realmente me encantaría terminarla. Estoy algo frustrada ya que me gustaría terminar tanto esta como la de Skawng y la de Dark Side, pero es complicado actualizar las tres a la vez. No obstante estoy tratando de avanzar con las tres todo lo que puedo.
Por favor comentar y votar, darme vuestra opinión. Es muy probable que actualice más seguido la historia que más apoyo tenga ya que me siento mal dejando a aquellos que realmente están muy interesados en mis historias con la duda de que no actualizo.
Espero que os haya gustado y que le deis apoyo, es sin duda de mis historias favoritas y la historia ya la tengo planeada entera por lo que sería genial acabarla.
¡Os leo!
P.D. Si se pasa por aquí alguien que haya leído cualquiera de mis otras historias puede dejarme en un comentario la petición de que actualice alguna de ellas aquí o en mi tablero. Igual también los que quieran que actualice esta (de momento estoy escribiendo los próximos de esta historia)
Atte. Venus.
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