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6. Día libre

—Bella... tienes que escucharme... no puedes olvidar...

Me desperté sobresaltada y traté de buscar aire mediante grandes bocanadas. Sentía el sudor recorrer mi rostro y no necesitaba observarme para saber que debía de estar roja; físicamente me sentía agotada, y ni siquiera había comenzado el día.

Abracé las sábanas improvisadas que me cubrían y dejé que el olor de Jungkook en ellas me tranquilizara. Había algo en su presencia que me permitía sentirme protegida; con él cerca no tenía miedo, sabía que él estaría ahí para protegerme de cualquiera. Había hecho muchos amigos en el Claro, pero ninguno podía asemejarse a mi relación con el azabache. Nuestra relación había sido muy espontánea y bastante repentina debido a cómo fue mi llegada al Claro, sin embargo eso había marcado algo especial en nuestra amistad. Llevaba más de una semana en su habitación y, aunque era agradable, me sentía culpable por el hecho de que él hubiera perdido su lugar privado. Los constructores estaban trabajando en una nueva para mí, pero aún faltaba tiempo para que estuviera lista, y mientras tanto Jungkook había tenido que dormir junto a los demás clarianos, renunciando a sus derechos como guardián por un tiempo.

Tras pasarme las manos por el pelo con pereza una idea llegó a mi mente, obviando el sueño o cualquier emoción negativa para sustituirlas por emoción. Ese era un día importante, un día que había ansiado desde hacía mucho tiempo.

Aparté las mantas de mi cuerpo y me incorporé para cambiarme, lista para improvisar mi plan.


[. . .]



—¿Te duele mucho? —Alby señaló mi cabeza y me miró con una mezcla de preocupación y confusión.

—Sí... he pasado unos días muy estresada, he tenido varías pesadillas y problemas con algunos clarianos. Es por eso que te pido un día libre, para recuperarme.

Alby no parecía estar muy de acuerdo con la petición, su cara delataba que no estaba contento con lo mucho que se estaba retrasando mi elección de trabajo, y además parecía tener varias sospechas de mi supuesto «malestar».

—Por favor, Bella, dime que esto no tiene nada que ver con que hoy sea el día libre de Jungkook —el moreno se masajeó la sien, mirándome con reproche.

Pues claro que tiene que ver con eso.

Es la única razón.

—No, en absoluto —negué con la cabeza, sintiéndome ligeramente culpable por tener que mentir al líder del Claro, alguien a quien empezaba a considerar un hermano mayor—. ¿Crees que me escaquearía de mis responsabilidades solo por estar con un corredor presumido?

Viéndolo así, la verdad es que me daba cuenta de que había caído con mucha fuerza por el corredor; no entendía la razón, solo había algo que me empujaba a estar con él. Jungkook siempre estaba ahí para ayudarme, solo quería pasar un día con él en el que no tuviéramos que pensar en nuestras responsabilidades, un día en el que pudiera conocerlo de verdad.

—Entonces asumo que te quedarás en tu habitación descansando, ¿no es así? —Alby levantó una ceja y asentí rápidamente, buscando verme convincente.

Tras un asentimiento de cabeza, el moreno se dio la vuelta y salió de la habitación.

Una vez se fue suspiré y miré por la ventana viendo a lo lejos a los constructores construyendo la que sería mi cabaña. Tenía sentimientos entremezclados con mi futuro lugar para dormir, y es que esta estaría totalmente alejada de cualquier cosa que involucrara a Jungkook. Sería difícil acostumbrarse a no tener esa cercanía con él.

Pude ver a Alby alejarse a lo lejos y me levanté llena de energía, aún sin despegar la mirada de la ventana.

—Buenos días, bella durmiente.

Giré la cabeza sorprendida, encontrándome a Jungkook apoyado sobre el marco de la puerta, observándome. Una sonrisa se extendió por mi rostro ante su presencia; tenía muchísimas ganas de poder pasar el día con él, después de todo él era un corredor y eso significaba que solo podía verle por una mínima fracción de tiempo.

—¿Puedo saber por qué Alby me ha prohibido la entrada a mi propia habitación? —No parecía estar enfadado o molesto con ello, más bien se mostraba risueño y divertido con la petición del mayor. Como siempre que Alby les ordenaba algo a él y a Minho, ellos simplemente ignoraban sus órdenes segundos después; como en ese momento.

—¿Te ha prohibido entrar y aún así has venido? —Alcé una ceja en su dirección, divertida.

—Me gusta saber las razones por las que no puedo hacer cosas. Además técnicamente estoy fuera —el azabache se señaló a sí mismo, ya que efectivamente se encontraba en el marco pero no dentro.

—Alby me ha dado el día libre porque no me encuentro bien.

En cualquier otra circunstancia Jungkook se habría preocupado por eso, pero mi sonrisa y el brillo de energía en mis ojos le dejaba claro la razón por la que necesitaba un día libre.

Una sonrisa se extendió por su rostro y sus ojos brillaron ligeramente.

—Una vez leí en un libro que no es sano quedarse en la habitación cuando te encuentras mal, lo mejor es salir y despejarse —Jungkook se separó del marco y dio un paso hacia el interior de la habitación.

—No creo que Alby esté de acuerdo con tu libro.

—Alby quiere que todos los clarianos aporten en sus trabajos, y la mejor forma de que te recuperes más rápido es salir —dio otro paso en mi dirección.

Levanté la mirada a sus ojos cuando dio un último paso, quedando solo a centímetros el uno del otro. Podía sentir calor emanando de su cuerpo debido a la temperatura alta que debía hacer fuera y la piel de su rostro brillaba ligeramente por el débil rastro de sudor.

Tragué con fuerza y miré sus ojos con atención.

—No voy a romper sus reglas, solo voy a ayudarte a recuperarte —su mano deslizó suavemente un mechón detrás de mi oreja lo que hizo que mi respiración se cortase por un segundo.

—¿Seguro? —Tragué con fuerza, tratando de no verme vulnerable—. Yo diría que estás incumpliendo dos ahora.

Me miró risueño y le devolví una leve sonrisa.

—Cierto. He roto dos, por la misma persona —su mano agarró la mía suavemente, entrelazándolas, y mi mirada se desvió a nuestras manos antes de devolverla a sus ojos—. Prohibido entrar a la habitación de la chica y prohibido tocar a la chica.

—Suena a que tendrás problemas con Alby.

—No me importa. Siempre y cuando tú no me prohíbas cualquiera de esas dos cosas, aceptaré las consecuencias —sus pies dieron un último paso y pude sentir nuestras respiraciones entremezclarse y nuestros cuerpos rozarse. Le miré con intensidad a los ojos y sonreí levemente—. ¿Y tú, novata? ¿Cuántas reglas estarías dispuesta a romper por mí?

Su mirada era intensa mientras esperaba mi respuesta. Iba a responder cuando oímos a alguien acercarse por el crujir de la madera.

Me separé inconscientemente y Jungkook me miró de forma neutra pero pude ver algo de dolor en su mirada.

Newt apareció por el umbral y nos miró inquisitivo.

—Alby me ha dicho que te encontrabas mal, he pensado que querrías compañía.

La mirada de Newt se paseaba entre ambos, tratando de descifrar la situación en la que nos encontrábamos. Por supuesto, Alby lo había enviado para asegurarse de que no me acercara al corredor, pero Newt nunca me lo diría.

—Bien, yo me voy entonces. Creo que estarás mejor con Newt aquí.

Jungkook mantenía su mirada neutral y yo le devolví una frustrada. No había mentido a Alby para estar con Newt, aunque adorara al rubio, quería pasar tiempo con el azabache.

Bufé frustrada cuando Jungkook salió de la habitación y sus pasos se perdieron por el pasillo. Newt me observaba risueño y con una pizca de entendimiento en su mirada.

—Espero que no se te esté pasando por la cabeza el no ir tras él —el rubio se cruzó de brazos y le observé sorprendida—. No soy Alby, Bella. Ve tras él, sé que te mueres por hacerlo y la verdad creo que os vendría bien pasar tiempo a solas. A lo mejor descubrís algo nuevo juntos.

Newt me guiñó un ojo y le abracé antes de salir corriendo en busca del corredor.

Lo busqué por el Claro hasta que por fin lo encontré en una zona del bosque; el cementerio. Reduje el paso a medida que me acercaba y me detuve detrás de él observando una lápida frente a nosotros.

—Hacía mucho que no venía a visitar su tumba... —Su voz sonaba distante y nostálgica, como si estar en ese lugar supusiera un gran peso para él. Me agaché hasta sentarme de rodillas a su lado, escuchando atentamente—. Había olvidado lo que se sentía al estar aquí.

Le miré con tristeza y luego dirigí mi vista hacia la lápida, allí había un nombre escrito: George.

—¿Le conocías? —Mis palabras salieron en un murmullo bajo; temía meterme en un tema demasiado delicado para él.

Jungkook asintió y una leve sonrisa apareció por un segundo, antes de volver a desaparecer.

—Fuimos de los primeros en llegar al claro, junto con Alby, Newt y Minho. Era uno de mis mejores amigos...

—¿Qué le pasó?

El rostro de Jungkook se ensombreció y giró la cabeza en mi dirección; sus ojos parecían más oscuros que de costumbre.

—Los creadores cortaron su cuerpo por la mitad cuando intentaba encontrar una salida a través de la caja.

Ahogué un grito, horrorizada por lo que acababa de oír y volví a mirar a la lápida.

Ese chico debió de ser muy valiente. Nadie merece ese destino tan cruel e injusto.

—Lo siento.

Jungkook negó con la cabeza, restándole importancia.

Tragué con dificultad y me incorporé para acercarme a un árbol cercano; en sus raíces se podían apreciar pequeñas flores, pero serían suficientes como para notarse. Arranqué un puñado y volví a acercarme a la lápida bajo la mirada confusa del azabache.

Con delicadeza, apoyé el ramo de flores junto a la lápida y las dejé debajo del nombre de George.

—Gracias, Bella —Jungkook me miró y le devolví la mirada con una leve sonrisa. Los ojos del azabache me expresaban lo mucho que significaba para él el gesto que había tenido con su amigo; me miraba con agradecimiento.

El corredor dirigió sus dedos hacia la lápida y la acarició por un segundo con una sonrisa nostálgica, como despidiéndose de su amigo y a la vez haciéndole saber que él estaría bien.

Suspiró y me miró de una forma más relajada y tranquila; ya no había tanta nostalgia o tristeza en su mirada.

—Bueno, solo tengo un día libre, ¿no? Deberíamos aprovecharlo.

Una sonrisa se extendió por mi rostro ante la idea y él acabó sonriéndome de vuelta. Sentía como mi corazón empezaba a acelerar sus latidos.

—Anda vamos.

Jungkook me extendió su mano y la agarré a la vez que sentí un cosquilleo en mi piel que transportó mi mente hacia otro lugar...

Un recuerdo.

. . .

Las luces blancas opacaban mi visión y hacían que mi cabeza diera vueltas mientras trataba de mantenerme firme sobre la camilla en la que me encontraba.

Odiaba las pruebas que nos hacían, cada día eran más insoportables y dolorosas; pero eso a ellos no les importaba. Solo importaba la cura. A pesar de las numerosas explicaciones que nos daban para entender el motivo de nuestro sufrimiento, nunca compartí sus objetivos; no después de ver como me separaban de mi familia para ello.

Me resultaba muy difícil dejar la mente en blanco durante las pruebas, era una especie de misión que mantenía siempre en mi cabeza pero que nunca cumplía con éxito.

Una persona apareció de forma borrosa en mi campo de visión y fruncí el ceño; normalmente las personas importantes de Cruel mantenían una distancia prudente de los niños que mantenían cautivos.

—Hola, Bella.

—Hola, Ava —pronuncié las palabras con esfuerzo y la miré entre curiosa y desconfiada.

—He visto tus progresos y son bastante exitosos, enhorabuena. Además de que me han dicho que no suelen tener problemas para traerte a estas pruebas, es algo que te agradecemos enormemente.

—Solo no veo porqué oponer resistencia contra algo que es inevitable, ¿me equivoco, doctora?

La rubia frente a mí sonrió y asintió como respuesta antes de sentarse en el borde de la camilla en la que me encontraba.

—Quiero que conozcas a alguien, Bella. Creo que tal vez tú podrías... ayudarnos a que él comprenda que no hay otra salida a estas pruebas que os hacemos. Solo queremos hacer este proceso lo más rápido y menos doloroso posible para vosotros.

Moví mis manos nerviosa ante su petición y bajé la mirada sin saber que responder.

—No creo que yo sea la más apta para ayudar a alguien...

—Al contrario, Bella, eres perfecta para ayudar a los demás. Confía en mí, sé que podrás ayudarle y hacer que sea más llevadero para él —apretó una de mis manos con suavidad y asentí, algo incómoda con su muestra de afecto—. Ven aquí, Jungkook.

Ava se giró hacia la puerta y miré en esa dirección encontrando a un pequeño azabache de ojos oscuros. Aparentaba ser algo más mayor que yo, tal vez de la edad de mi hermano, pero no pude evitar pensar en lo bien que se veía. En todo el tiempo que llevaba en las instalaciones, nunca había visto a un niño que se viera tan poco afectado, que aparentara ser tan fuerte. Su mirada era neutra mientras entraba a la sala, hasta que de un momento a otro sus ojos se conectaron con los míos y vi como su mirada comenzó a suavizarse al pasear la mirada por mis brazos, donde se encontraban inyectados algunos tubos.

—Jungkook, te presento a Bella. Ella es tres años menor que tú, pero creo que podría ayudarte con tu pánico a las pruebas.

El niño bufó en respuesta y volvió a mirarme. Estaba hipnotizada observando como sus ojos cambiaban cada vez que nos miraba a mí o a Ava. Al mirarla a ella era una mirada fría y cargada de rencor, mientras que al mirarme a mí su mirada se suavizaba tratando de hacerme sentir cómoda; podía ver una ligera tristeza en sus ojos al ver los tubos conectados a mis brazos. Era de las más pequeñas del lugar y aún así era una de las que más pruebas médicas tenía que hacerse.

El azabache se acercó a mí, ignorando a Ava, y fingió darme la mano a modo de saludo mientras discretamente me acercaba levemente a él para susurrarme:

—No te preocupes, pequeña, pronto no volverán a hacerte más pruebas; me aseguraré de ello.

Su mirada era decidida y mis ojos brillaron sobre los suyos. Por primera vez sentí admiración y un profundo agradecimiento. Algo en sus palabras me hizo sentirme como la persona más especial en el mundo; algo en la forma en la que mi corazón de aceleró me advirtió que mi vida cambiaría en ese lugar con la nueva presencia del azabache.

. . .

Tomé una gran bocanada de aire al despertar, sintiendo como había estado por demasiado tiempo sin que llegara aire a mi pulmones. Jungkook estaba frente a mí y fue ahí cuando me di cuenta de que estaba en sus brazos.

—Dios mío, Bella... —En un acto reflejo, el corredor acercó su rostro al mío y juntó nuestras frentes, suspirando aliviado—. Por un momento habías dejado de respirar, y te habrías caído si no te hubiera sujetado a tiempo. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? ¿Quieres que te lleve a la enfermería?

Me incorporé levemente quedando frente a él, demasiado cerca, y respiré más tranquila pensando en todo lo que había visto en ese momento de oscuridad.

¿Acaso era un recuerdo?

Devolví mi mirada a la de Jungkook y vi que me miraba impaciente y nervioso mientras esperaba mi respuesta.

—Estoy bien, tranquilo —volví a apartar la mirada al recordar al que debía de ser Jungkook de pequeño. No podía creer que había recordado algo de mi pasado. ¡Jungkook y yo nos conocíamos en nuestra antigua vida!—. ¿Cuánto tiempo he estado desmayada?

—Casi un minuto —me miró un poco más calmado y me di cuenta de cómo paseaba su mirada por mi rostro buscando algún indicio de que no me encontrara bien.

A mí me ha parecido mucho más que un minuto.

—Siento haberte asustado, puede que haya sido por no haber comido en todo el día —me excusé.

El azabache asintió y me ayudó a reincorporarme.

—Vamos a desayunar entonces. Fritanga habrá cocinado algo delicioso, como siempre.

La verdad es que no tenía mucha hambre, más bien sentía que la cabeza aún me daba vueltas, pero no sabía como decírselo.

Asentí e intenté dar un paso hacia delante para empezar a caminar a por el desayuno pero mi pierna tembló e hice el amago de caer al suelo. Jungkook me agarró los brazos para estabilizarme y me miró sorprendido. —¿Seguro que estás bien? ¿Quieres que te deje descansando?

Negué rápidamente ante su idea y me miró con una mueca.

—Estoy bien, no hay de qué preocuparse.

—¿Enserio? Porque me ha parecido ver que estabas a punto de caerte con solo dar un paso.

Me miró con los ojos entrecerrados y suspiré, sabiendo que no podría engañarle sobre eso.

—Solo... no quiero pasarme tu único día libre durmiendo en mi cuarto —levanté la vista hacia él y su mirada se suavizó al oír mis palabras, a la vez que trataba de ocultar una pequeña sonrisa en sus labios.

—De acuerdo, enana, tú ganas. Pasaremos el día juntos, pero por el momento descansaremos un poco hasta que vea que puedes mantenerte en pie sola, ¿de acuerdo?

Asentí convencida y Jungkook agarró mi mano con delicadeza para guiarme hacia un árbol. Una vez frente a uno se sentó, apoyando la espalda sobre este, y me sentó entre sus piernas para hacer que apoyara mi peso sobre su cuerpo. Descansé mi cabeza en su pecho y sentí como acariciaba mi cabello con delicadeza.

—Duerme un poco, anda.

—Pero...

—Tranquila, seguiré aquí cuando despiertes. Solo descansa.

Asentí con la cabeza y cerré los ojos suspirando, adormilada por su aroma y cercanía.

—Todas.

Mi voz salió como un murmullo y no estaba segura de si siquiera lo había oído. Sentí como se removía levemente bajo mi peso y supuse que no entendía a qué me refería.

—Esta mañana me has preguntado cuántas reglas rompería por ti —pude sentir su latido acelerarse y su respiración más pausada por lo que continué—. Las rompería todas.


¡Espero que os haya gustado!

Trataré de actualizar seguido ^^

Atte. Venus

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