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[24: Freedom & Angel]

El único sonido en la sala era proveniente de las brazas en la chimenea, los movimientos que ellos dos hacían al comer y uno que otro fuego artificial a lo lejos, mas no era un inconveniente ni un ruido que les tiene incómodos, pues no disturbaba la paz del sitio, y eso precisamente era lo que necesitaban por los momentos. Minutos atrás enviaron un mensaje breve y conciso -desde el celular casi sin bateríam del rubio- para que todos estuviesen tranquilos ante los sucesos, sólo que no revisaron la respuesta, pues silenciaron el aparato para desconectarse del resto del mundo.

Comparten sonrisas tímidas o miradas de misma manera, ahora que ya no se encontraban en un apasionado intercambio ni estaban cortos de tiempo, reflexionaban sobre sus confesiones y sentimientos, incluso con todo lo que han hecho y se han dicho, asimilarlo tranquilamente les tiene un tanto cohibidos, sobre todo el inexperto menor. Hasta que terminaron su comida fue que cruzaron palabras, ya era la una de la madrugada, a pesar de ello, extrañamente -con todo y el poco descanso que han tenido los días previos, en particular aquel- no estaban somnolientos ni fatalmente agotados.

 –Gracias, no probaba algo tan delicioso desde que se marcharon... O, bueno, no probaba mucho desde que se fueron – corrigió a lo último ante el semblante de su mayor.

–Y es algo que estuvo muy mal de tu parte, mocoso.

–Pensé que habíamos pasado la parte del irrespeto – ríe entre dientes, no molesto en lo absoluto, incluso contagiando al opuesto, por más que éste trató de seguir severo –. Sinceramente no tuve ánimos de probar nada, pero he retomado el apetito con sólo verte – confiesa al ambos volver a enseriarse, reposa una mano sobre una de las contrarias con delicadeza, acariciando el dorso con su pulgar, como si temiese a romperlo o a que se desvaneciese su presencia –. Aún no me acostumbro a que regresaras conmigo, no me creo que ya no cargue conmigo un maleficio.

–Pues es real, ya eres libre, Soobinnie – le convence con docilidad, disfrutando de sus atenciones mientras le observa con detenimiento, francamente a él también se le hace una ilusión el ya estar sin un contrarreloj. El chico le sonríe ligeramente en respuesta –. Tampoco tuve apetito desde que nos fuimos, y estaba sufriendo de insomnio por las noches.

Bin levanta la vista y da ahora una expresión triste.

–Lo siento, fui terrible contigo. No merecías nada de lo que dije e hice, no maneje adecuadamente la situación, nunca me lo voy a perdonar.

Jun niega con suavidad y le sonríe ladino, recostado del respaldo del sofá con su hombro, dando cara a Soo.

–Ya quedó en el pasado, descuida. Además, no juzgo tu forma de actuar, creíste que era lo mejor para todos. 

–Hay muchas cosas de las cuales hablar, demasiadas preguntas y respuestas – replica en su posición sin soltar el agarre, jugando con los dedos ligeramente más delgados y cortos. Todas las proporciones de Yeon eran fascinantemente masculinas y bonitas a su percepción.

–Estoy de acuerdo, pero antes de ello quisiera aclarar un punto importante – Yeonjun se incorpora un poquito, sin apartar su vista del de cabellos oscuros, murmurando con desgano: –. Nos escuchaste a Kai y a mi el día que vino de visita.

–Me avergüenzo de haberme entrometido – reconoce, agachando el rostro –. Me enteré por el mismo Huening que acordaron haberse superado.

–Cosa que no oíste porque saliste huyendo sin preguntármelo primero – enfatiza con un toque de dulzura entre su queja, sin desplazar su seriedad –. Soo, ya no hay nada entre él y yo, lo superé hace mucho, sólo no me percaté porque no habíamos charlado ni alivianado las tensiones acumuladas. Solamente tengo sentimientos de ese tipo por ti y por nadie más, ¿Bien?

–Al igual que yo por ti – sonríe amenamente, atesorando con adoración las palabras de su hyung mientras entrelazan sus dedos. Al recordar un punto, hace una mueca confusa –. ¿Cómo es que leíste las cartas? Dijiste que fueron las chicas, pero hasta donde tenía entendido, ellas  estaban aquí.

–Viajaron para llevármelas personalmente y contarme sobre tu plan. Me dijeron lo que estabas viviendo y ocultándome – expulsa una boconada profunda y cierra sus ojos por un instante, se le revuelve todo siquiera al rememorar los recientes días –. Dios, no sé qué habría hecho si no hubiese llegado a tiempo o de no haber leído esas cartas... 

–No pienses en eso, es pasado... Nunca te dejaré de agradecer por todo, por haber venido a mi como un príncipe de cuentos – contesta con plena sinceridad, capturando una sonrisa enternecida del contrario, la besa castamente. Al separarse, de pronto recuerda algo de suma importancia que le hace ladear la cabeza –. Hey, ¿Cómo es que viniste hasta aquí?

El más bajo resopla, eso definitivamente dañaría la atmósfera.

–Fue una catástrofe. Pasé la noche en el aeropuerto para a la final recibir una respuesta negativa acerca de los vuelos, casi me dieron una patada para sacarme de ahí. Todas las estaciones de trenes, tranvías y buses estaban cerradas o con todos los tickets vendidos, para colmo ningún taxi quería arriesgarse a viajar en plena tempestad... – quiso ahorrarse el resto, pero claro que el contrario le miraba insistente, se dio por vencido entonces – Y tuve que pedirle a un grupo de chicos que me trajeran.

El pelinegro se inclina un poco para captar mejor su el susurro en la sentencia final. No sabe si oyó adecuadamente, por lo que inquiere con una ceja enarcada:

–¿Un grupo de chicos? ¿Los conocías? 

–Pues...Los conocí ese día.

–Aguarda un minuto, ¿Viajaste por horas con unos totales desconocidos sólo para llegar hasta mí? – se sienta en un parpadeo atónito y descolocado. El chico que muerde sus labios con nerviosismo en lo que él tiene un semblante desaprobatorio – Es una locura y una terrible irresponsabilidad, Yeonjun.

–Yah, no tuve alternativa, y todo fue tu culpa – se queja con un mohín, sin embargo, con su otra mano se encarga de masajear con el dedo índice el ceño fruncido que se pronunció sobre el consternado dongsaeng, logrando que éste relajara levemente su expresión –. Eran buenas personas, realmente me ayudaron y se portaron excelente conmigo, Soobin.

–Pudieron ser delincuentes o algo peor.

–No iba a irme con unos matones, no tenían mal aspecto... Aunque con mi desesperación me habría arriesgado hasta a caminar hasta aquí en plena tormenta – se le cuela una sonrisita cariñosa y burlesca –. Un príncipe hace locuras por las personas que quiere.

La alusión genera un tenue rubor en el Choi menor, logrando que luchase contra una sonrisa genuina que casi muestra sus hoyuelos.

–Eres muy tonto, hyung...

Yeonjun disfruta de la imagen tan encantadora, sin embargo, la melancolía hace que vuelva a reflejase un lamento en sus orbes.

–¿Por qué esperaste a que pasara todo esto para llamarme de una manera tan linda?

–No lo sé... Era complicado decirte todo lo que sentía en voz alta.

–¿Cuándo te diste cuenta de lo que sentías por mi?

–Lo escribí en la primera carta, fue cuando te fuiste a la ciudad... ¿Qué hay de ti?

–Me decidí a no pensar cuando acepté que me gustabas, estaba en automático y no me percaté de lo profundo que estaba sintiendo, hasta que me llamaste – su habla es sereno y sin vacilación – Supe que debías saberlo apenas leí tus escritos, saber que lo que siento por ti es muy real y grande, a pesar de habernos conocido hace un mes.

–No soy experto en esto, no sé si el tiempo tenga relevancia al querer, sólo soy participe de que nunca quise a alguien como te quiero a ti, hyung – afirma convencido, tragando el nudo de emociones, ya no negativas, sino de plenitud ante tanto afecto que le brindaba el muchacho con pupilas mielaceas que brillan aún más al verlo –. Nunca había dejado ir algo que amaba.

Jun delicadamente levanta el agarre de sus manos y deposita un suave beso sobre la contraria, colocando después esta en su mejilla derecha para frotarla cariñosamente contra su piel, una suplica abandonando sus labios:

–No vuelvas a hacerlo, por favor.

Bin es acogido por los bonitos sentimientos que causan las actitudes tan amorosos del rubio, aprovechando de inclinarse para depositar un beso sobre su frente, susurrando contra esta:

–Jamás.

Permanecen un rato más charlando acerca de cosas que nunca aclararon, datos pequeños pero con gran significado para ambos, hasta que se hacen las dos de la madrugada y el sueño comienza a presentarse en sus sistemas. 

–¿Puedo dormir contigo? 

Parpadean y ríen con diversión al decirlo al unísono, el ser correspondido por el opuesto era bastante gratificante para ellos. Soobin es quien completa tras el acto, dejando a un Yeonjun risueño.

–Es mi único anhelo.

–¿Sabes? Eres todo un romántico, por más que lo niegues. 

–No me importa si sólo es contigo.

–Y a mi sólo me importa que lo seas conmigo, muy exclusivamente, Choi. 

Entre bromas y bostezos producto del cansancio, se encaminan a la habitación del pelinegro, entrando para cepillar sus dientes y cambiarse a una pijama tras pasar buscando el bolso que dejó descuidadamente el mayor cuando arribó a la mansión. En la cama, ya una vez instalados, se abrazan sin retención, escondidos bajo las sabanas y edredones, cara a cara para respirar el aliento contrario, era una comprobación de que ninguno iría a ningún lado.

 Antes de quedarse profundamente dormido, es Soo quien vuelve a llamar al otro con un delicado susurro:

–Hyung...

–¿Hmm?

–Feliz año nuevo.

Yeon jura que se derrite por el beso en su mentón y aquel comentario, ofreciéndole una sonrisa adormecida a su menor.

–Feliz año nuevo, Binnie.

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El grupo es sorprendido dos días después de años nuevo, pues Soobin y Yeonjun toman un vuelo hasta Seúl para unírseles y brindarles una merecida explicación que estaba al pendiente; porque todos estaban de acuerdo unánimemente en que el par eran unos irresponsables que no atendieron llamadas en las cuarenta y ocho horas transcurridas, sólo les respondieron con vagos mensajes y prometieron conversar las cosas con prontitud. A pesar de ello, todos están contentos de poder finalmente resolver sus miles de dudas y angustias, precisamente les reciben con reproches ante su desconsideración a la par que les otorgan abrazos de puro alivio.

No es para menos, saber que Soobin estaba vivo y a salvo con ellos, y que Yeonjun no se congeló o fue secuestrado por el grupo de desconocidos, fue más que un milagro.

–¿Cómo está mamá?

–Durmiendo por los medicamentos – Beom le tranquiliza de inmediato, su amigo a pesar de haberse perdido esos días, en todo momento le preguntó a él sobre el avance de su madre –, pero está mucho más recuperada que cuando te fuiste, hyung.

–Tanto así, que les apuesto a que querrá conocer a Soobin.

El mencionado carraspea algo nervioso por la bromita no muy falsa de Taehyun, causando una risa colectiva que, a la final e inevitablemente, le provoca una sonrisita tímida.

–Estoy preparado para enfrentarlo.

–Con que lo estás, ¿Eh? Eso es bueno, jovencito.

Todos se sobresaltan desprevenidos ante la aparición de una seria Sooyoung, que detrás de su semblante esconde una mirada divertida. El rubio es el primero en ir hasta ella con un abrazo que esta acepta complacida.

–Mamá, creí que estabas descansando – dice con dulzura, la echó tanto de menos en toda la agonía que vivió en aquellas peores 24 horas de su vida, dos días atrás. Verla más recuperada y arreglada le hacen tener la última pizca de alivio que su alma requería; además, le remuerde haberle dejado por más tiempo del prometido, se sumergió tanto con Soobin que le fue complicado salir. Tampoco habían tantos vuelos al iniciar el año, claro –. Dios, me siento un hijo terrible.

–No seas ridículo, eres un excelente hijo, querido. Beom ya me dijo que lo tenías harto con tus preguntas cobre mí – ríe en el pecho de su hijo, otorgando caricias a su espalda –. Apenas oí el alboroto y tu voz y vine corriendo para saludarlos – justo da una revisada a las espaldas de su hijo, por primera vez topándose con el muy apuesto azabache que la deja sin aire por unos segundos -pudo hacerse pasar por modelo o un actor famosa y le creería-, pero mantiene su postura recta en lo que se acerca a éste, Yeonjun siguiéndola con anticipación –. Entonces, Choi Soobin, ¿No?

–Señora Choi, es un honor y un placer conocerla finalmente – Soo da una reverencia tras tragar duro, posando caballerosamente como era costumbre. Mueve su mandíbula en descontento por las risitas y burlas de los chicos a sus espaldas; mal educados, ya les reprocharía –. Lamento no haber avisado con antelación acerca de mi presencia en su casa, pero decidí que lo más prudente sería acompañar a su hijo y no permitir que volviese a viajar solo, menos después de los acontecimientos de los que he sido el único culpable.

–Oh... Que joven tan encantador y educado – parpadea bastante impresionada, no conteniendo una sonrisa amena para el nervioso pelinegro. No recuerda la última vez que un joven se dirigió de una manera tan cortés, siendo ella testigo –. Agradezco tus lindas palabras y acciones, tanto conmigo como con mi hijo. Eres más que bienvenido aquí, no te preocupes por eso. Siempre que sepas y tengas en cuenta que Yeonjun merece lo mejor y alguien que sepa valorarlo, todo está bien para mí.

–Mamá...

Soo levanta una mano para calmar al apenado Jun, sonriéndole a la mujer en acuerdo.

–Lo tengo muy claro y presente, créame. Me he prometido que nunca más lastimaré a su hijo, al menos no a conciencia, intentaré ser lo que merece y ser digno de él. Lastimarlo me duele más a mi que a nadie, puede confiar en mis palabras, señora Choi.

Ya no hay chistes de por medio, sino que el resto aprecia la pacífica escena, se alegran por lo seguro que suena el alto y por el brillo de goce en los orbes miel del ligeramente sonrojado Yeonjun. Sooyoung le analiza unos segundos más antes de asentir convencida por la transparencia en el alto, feliz de que consiguiera a un chico tan responsable como aquel que enmienda sus errores al dar la cara, uno que mira a su hijo con devoción.

–De ser así, confío en que sabrás cuidar como se debe a mi Healing.

–Gracias, señora Choi – sus hoyuelos se marcan más en lo que sus comisuras se elevan apmpliamnte por el adorable y certero apodo que sonroja más a su hyung.

Debido al poco espacio del que la casa dispone entre tantas personas, deciden que las chicas regresarían a Daegu, Tae y Beom irían con los padres del pelirrojo para instalarse mejor y sacar provecho de esos días para visitarlos, mientras que el par de recién llegados se quedarían en el sitio para cuidar a la todavía convaleciente castaña. Concuerdan en que hay mucho que hablar y todavía reclamar, Soobin ya era participe de que los demás conocen acerca del hechizo, a excepción de la progenitora de Yeonjun, por lo que no tocan el tema delante de la mujer, por consideración.

–Estaremos solamente unos días hasta que te mejores, mamá.

–Ya estoy bien, así que en menos de una semana les enviaré de regreso a todos ustedes. Tienen clases en la universidad y deben vivir sus propias vidas – apunta con temple hacia su hijo, manteniendo siempre el cariño en sus pupilas –. Me encanta tenerlos aquí, sobre todo a ti, pero ya han hecho lo suficiente por mí.

–Sabes que haría cualquier cosa por ti, mamá. Si es necesario pedir un permiso...– se calla por el sonidito en advertencia dado por la mujer, suspirando resignado y acariciando su mano delicadamente –. Me encargaré de curarte pronto y pagar todas las medicinas y chequeos pendientes. Buscaré a alguien que te cuide si lo requieres, en caso de que la señora Park no pueda.

–No digas tonterías, yo misma me cuido, jovencito. 

Soobin observa el intercambio con una sonrisa melancólica por las memorias con su propia madre, sin embargo, no siente aquella envidia ni rencor con la vida que acarreo por mucho tiempo, sino una natural plenitud de que al menos Yeonjun pueda tener a su lado a una figura materna que es tan noble, dulce y fuerte. Tienen parecidos físicos notorios, y en personalidad tienen de igual forma varias similitudes, ese primer día que se queda se percata de esto.

Acordaron en tomar habitaciones diferentes por respeto al hogar ajeno, pero se mensajean o hablan por teléfono desde sus camas antes de dormir. La señora Choi es bastante amable y les da su espacio, pero aún con ello no tienen interacciones "amorosas", ni discuten todavía sobre el estatus de su "relación" y los temas de aquel índole, puesto que lo primordial es la sanación de la señora antes de partir a Daegu. Ya tendrían tiempo para lo suyo. 

A los cinco días corroboran con un doctor que Sooyoung ya estaba en condiciones de cuidarse sin tantas atenciones de por medio, por lo que la mujer prácticamente les empuja a que regresen a Daegu. Se despidieron con un abrazo, aquella casi semana cumplida consiguió que Soobin y la encantadora mujer tuvieran una buena relación, ella más tranquila por su hijo.

Los dos Choi aprovechan del último fin de semana sin universidad, reunidos todos en la mansión una vez están en su destino, invitan a una contenta Moonbyul que recibe a los cuatro chicos con una deliciosa comida caliente y abrazos que les llenan de energía tras el cansino vuelo. 

–De acuerdo, ya que desde el año pasado no hemos conversado sobre cierto tema pendiente, veo prudente de hacerlo en estos momentos – Bin toma la iniciativa tras finalizar el almuerzo, todos yacían en la sala  y le dieron gestos aprobatorios para que continúe –. Formalmente quiero disculparme con cada uno de ustedes por mi mala conducta y todo lo que ha desencadenado. Nunca quise que pensaran que no les aprecio o que su presencia en la mansión es de mi desagrado, nunca ha sido un estorbo. Ustedes convirtieron esto en un hogar, y no tengo excusa al haberlos expulsado sin una adecuada explicación – confiesa con claro remordimiento, relamiendo sus labios en una pausa, se estaba verdaderamente en sostenerles la mirada a cada no por respeto –. Las puertas de la mansión están abiertas para todos, siempre, no volveré a comportarme así nunca más, y si me lo permiten, estaría encantado de permanecer en sus vidas por un largo tiempo...

Un breve silencio se hizo presente, no tenso, sino reflexivo, de pura comprensión.

–Soobinssi, ya estás en nuestras vidas, y sé que halo por todos al decirte que esperamos que sea por un largo tiempo también – como se espera, es la señora Choi la primera en intervenir con una sonrisa maternal –. No tengo nada de lo que perdonarte, tus razones tendrías para lo que hiciste, y el que nos reúnas para pedirnos perdón de esta forma, ya dice suficiente, querido.

Soobin es gratamente sorprendido cuando Beomgyu se levanta para abrazarlo de primero, como Jisoo, seguidos de Lisa y Taehyun, finalizando con un lindo Yeonjun risueño al que guardará en su memoria por toda la eternidad. Se funde en el abrazo grupal sintiendo sus cuencas picar debido a la emoción, está sumamente agradecido de que le perdonen y acepten nuevamente entre gratificantes risas, sin rencores y calidamente. Fue como si todos juntaran todos sus pedazos y los pegaran, así deberían de sentirse todos los abrazos grupales de reales amigos. No le cabe duda de que pertenece con aquellos chicos, y no describe en palabras lo libre que se siente ahora.

–Ok, ok, pero hay un asunto que discutir – Beomgyu rompe la atmósfera al separarse, dando una mueca triste –. El trato ya expiró, lo que significa que tenemos que regresar a nuestras casas, por más que me encanta esta inmensa mansión.

–¿Es necesario que regresen? – Bin no controla su decepción, había pasado por alto el detalle. 

–Lo es, ya estuve demasiado fuera de casa – la mayor de las chicas apela con un puchero –. Ya Lalisa y yo mudamos nuestras cosas completamente mientras ustedes estuvieron en Daegu, tú mismo nos diste permiso, Soobin-ah.

–Mientras Beom y yo conseguimos un departamento para mudarnos juntos, tenemos que estar en nuestras casas igual – Tae se calla ante las expresiones de todos, entre perplejas y agraciadas, encogiéndose de hombros como si no comprendiese sus reacciones –. ¿Qué?

–¿No dijeron que irían lento? – se mofa el mayor de los estudiantes, cruzado de brazos.

–No nos mudaremos todavía juntos. Además ni siquiera somos novios, todavía – enfatiza lo último más que nada, sonriendo inocente y tímido para la mujer a su costado que enarca una ceja en lo que la abraza por los hombros como un pequeño regañado –. No dejaría a mamá sola tan pronto.

Moon bate sus pestañas repetidas veces antes de liberar una carcajada y dar un ademán desdeñoso.

–Querido, por mí no se preocupen. Los adoro, pero he estado conviviendo con muchos jóvenes y necesito mi espacio de mujer soltera.

Todos se divierten a costa del comentario, sobre todo por la cara indignada que pone el hijo de la mujer, yendo con su futuro novio como si estuviese refugiándose ante la indignación, y éste lo recibió gustoso con una sonrisa boba. 

–Bien...– Lisa aclara su garganta al tomar la palabra– Ya que todos andan haciendo planes a futuro, yo pido mudarme con Jisoo también, quedan de testigos a mi petición.

Kim se ruboriza por el beso en su mejilla de parte de la descarada rubia, cohibida por la atención que generan, pero sintiendo cosquillas en su interior que la hacen tirar sus comisuras involuntariamente.

–Yah, Lisa...

Con cierta complicidad, Choi y Kang detallan a un mismo objetivo, el par de silenciosos hyungs.

–¿Y qué hay de ustedes dos?

–¿Ah? – Yeon frunce su entrecejo en confusión.

–¿Nosotros? – Bin se señala a sí mismo, algo perdido.

–Cierto, si Tae en algún momento se irá, tú no puedes quedarte solito, Yeonjunssi – Lalisa se une al juego con un guiño travieso.

Ahora los dos estaban muy apenados y nerviosos, agachando su cabeza y rascando sus nucas por inercia. 

–N-no lo he pensado...

–Pero son novios – Manoban tantea las aguas, al obtener una negativa avergonzada de ambos Chois, acusa con hilarancia a los otros dos mayores: –. ¿Lo ven? Ellos sí van lento.

–Ok, basta, no somos su circo – Gyu se defiende, entornando sus orbes –. ¿Y saben algo? Nosotros cuatro tenemos algo que hablar, con permiso.

Dejan a las mujeres en la sala para ellos encaminarse al estudio de Soobin, cerrando la puerta para que nadie interrumpa. Se centraron en el punto que filtraron con la señora Choi presente, pues era una de las cosas más relevantes y complicadas:

–Entonces estabas embrujado y por eso te comportabas como un personaje de alguna serie prehistórica.

–Y eras tan extraño, como Yeonjun hyung.

–Por eso hablas como una novela de caballeros y reinos.

–Y toda la mansión luce tan anticuada.

–Sí, gracias por sus muy especificas explicaciones – Soo les otorga a los dongsaengs una mala mirada.

–Lo que no me cabe es la idea de que Yeonjun hyung no nos contó nada – Gyu se queja con un chasquido fastidiado, ignorando por total al ojos negros.

–No les conté porque no sabía si me creerían o encerrarían en un manicomio – Yeonjun se defiende con simpleza –. Soobin no me lo pidió, lo decidí yo.

–Hyung, no íbamos a encerrarte en un manicomio – el de cabellos más largos hace una mueca –, y sí, no niego que seguramente habríamos apostado a que estabas mintiendo o viendo muchas series, pero somos tus mejores amigos.

–Es cierto, tú debiste contarnos todo desde un principio, y tú no debiste huir y lastimar a Yeonjun de esa manera – el pelirrojo señala acusatoriamente a los hyungs, sin embargo, le sonríe al azabache y le da una palmadita en el hombro que no es más que amistosa – Nos alegra que ya hayan resuelto todo y que Soobin esté aquí, sin relojes corriendo de por medio.

Jun suspira con una disimulada mirada cómplice dirigida hacia el ex hechizado.

–Hay muchas cosas por resolver aún, pero así es.

Soo asiente en acuerdo, y no vacila en confirmarle a todos, especialmente al chico que tiene su corazón:

–No iré a ningún lado, ya no más.

Tiene tiempo y un sitio adonde quedarse, y se tratan de las personas que quiere, libremente.

–Irene fue a casa con nosotras, ya ha charlado con mi madre y mi abuela, lo que se traduce a que ya todo está resuelto en la familia – cuenta con una inhalación que denota su buena armonía, disfrutando de las galletitas que come como cortesía de la madre de su mejor amigo –. Me tranquiliza, ¿Sabes?

–Es genial saberlo, Lalisa – concede con franqueza, rodando los orbes cuando esta le quita una de sus galletas por haberse devorado la suyas; tampoco le molesta, ni se lo impide. De hecho, continúa con la oración como si nada: –. Ella merecía ser perdonada y tener una segunda oportunidad. Además,  es claro que te adora, son familia.

–Me sorprende es que tú pudieses perdonarla con lo que te hizo – admite con admiración, relajando su expresión. La situación con su bisabuela fue bastante emotiva, pues la perdonó finalmente como lo hicieron sus familiares, y notaba que algo cambió en la pelirroja al esta  contarle que Soobin la había aliviado de todas esas culpa. Era algo que la hizo apreciar y reconocer más al pelinegro al que se dirige, a su nuevo amigo –. Te lo agradezco, es muy noble de tu parte.

–Noble ha sido la magia al haberme permitido quedarme aún cuando el tiempo expiró – se alza de hombros con simpleza. Por dentro siente una emoción a la que todavía se le hace difícil acostumbrarse, todo por la carga sentimental que significaban los sucesos de su vida desde que salió del espejo; sólo que ya no está tan asustado de confesarlo en alto –. Gracias a Irene conocí a Yeonjun, todo valió la pena a la final.

Lalisa eleva sus comisuras, complacida de que Soobin lograse hallar una manera para transformar su mala experiencia en algo provechoso y agradable, no cualquiera consigue aquello.

Todos decidieron quedarse a pasar la noche en la mansión, una última vez antes de su ida al día siguiente. Ninguno pone objeción ante la propuesta, les parecía una excelente idea, además de que ninguno deseaba realmente separarse, las semanas recientes se hicieron más cercanos y se acostumbraron en el ambiente cotidiano, pero como ya han dicho, era algo inevitable que tendrían que hacer; los pájaros deben dejar el nido en cierta etapa. Obviamente quedaron en visitarse, mantener contacto entre ellos, más con el dueño de la residencia, pues de por sí la mayoría ya convivía en sus hogares y en la universidad, era Soo el nuevo al que con gusto integraron a su rutina.

Cada quien estaba por su lado antes de la cena, Lisa y Soobin vuelven a compartir de un momento juntos sin el resto, tratando temas que sólo eran suyos para comprender totalmente; así eran, a la final, se estaban volviendo cercanos y se respetaban mutuamente al haberse ganado al otro. La rubiecita sonríe con una mirada divertida pero cargada igualmente de alegría, dándole un empujoncito leve.

–Estás muy enamorado, ¿No?

–Tu leíste mis cartas, chismosa, debes de conocer la respuesta.

Lalisa acorta su reclamo tras darle un almohadazo con una carcajada ofendida, puesto que ambos perciben la presencia de Yeonjun en el marco, apreciándolos con cierta gracia y con claro titubeo al interrumpir. La chica toma la iniciativa de levantarse y dirigirse al lado de con quien comparte color de cabello, propinándole una palmadita y canturreando descaradamente como despedida:

–Los dejaré a solas, pero no hagan ruidos raros⁓

Los colores invaden a los Chois, y es el menor quien grita:

–¡No seas puerca, Manoban!

La aludida se ríe y el sonido pierde fuerza al desaparecer por el pasillo, los dos resoplan con cierta diversión ahora. 

–Ustedes dos sí que son como dos mejores amigos o algo parecido. De ese mismo modo me llevo yo con Beomgyu.

–Digamos que le debo muchas... ¿Ya recogiste todas tus cosas?

–¿Tan rápido quieres que me marche, mocoso?

Soobin corrige sin vacilación alguna:

–De ser por mi, no te dejaría volver a salir por esa puerta sin mi, Yeonjun.

Yeonjun suspira perdido en su sincera mirada, atreviéndose a recostarse en su hombro, rodeándolo en un abrazo desde su asiento y al instante siendo correspondido, la cabeza del menor se reposa en la suya y sus manos más grandes sujetan el agarre. Se deja envolver en las sensaciones y su aroma.

–Voy a extrañarte... 

–Me tendrás molestándote todos los días, hyung – masculla restregando disimuladamente su mejilla en los cabellos rubios para sentir su sedosidad, apenado internamente de su comportamiento meloso –. Yo también te echaré mucho de menos, sobre todo en las noches.

Jun descubrió el gesto y ríe bajito, además por el chiste que ha largado luego:

–Podemos coordinar algunas veces para quedarnos juntos, quisiera que conocieras mi departamento sin estar metido en un espejo dentro de mi mochila o con un montón de matones a nuestras espaldas.

–Me fascinaría la idea – se une a la broma, hasta que sus risas se atenúan y se sumergen en un silencio pacífico por unos minutos, unos donde se dan leves caricias y no se apartan del otro, sino que se ponen más cómodos en el sofá. Quiere participarle una cuestión que ha rondado por su cabeza desde hace unas horas, por lo que no se resiste a interrumpir el momento con tono cauteloso: –. La mansión se sentirá muy grande sin ustedes en ella, por eso estaba pensando... ¿Qué opinas si la coloco en venta?

–¿Venderla? – no evita sonar algo preocupado, le tomó totalmente desprevenido – ¿Y dónde vivirías? Es la casa de tu familia.

–Le tengo aprecio, hay mucha historia aquí, pero siento que puedo desprenderme de cualquier cosa a este punto, menos de ustedes – confiesa con más simpleza de la que creyó posible alguna vez, tampoco es que le moleste; estaba más atento a la reacción del mayor entre sus brazos. La opinión de Yeonjun le era muy importante –. Podría incluso hacer con ella algo más útil, yo me mudaría a un sitio más modesto.

–Cualquier cosa que decidas y te haga sentir bien, yo la respeto, Binnie. Si consideras que es lo correcto, hazlo, es tu herencia al fin y al cabo – decide tras unos instantes, conmovido por ser tomado en consideración por el azabache, cerrando sus ojos ante los cariñosos dedos de éste masajeando entre sus hebras. Todavía existe una interrogante que rebota en su cabeza, insistentemente desde la tarde, todo por culpa de sus amigos metiches, y como le gana la intriga, se esconde aún más en el pecho amplio de su dongsaeng para evitar abochornarse  –. ¿Qué piensas de lo que dijeron más temprano? Acerca de mudarnos juntos algún día...

Lo dijo bajito, pero Soobin lo escuchó. Sus dedos se detienen en medio de las caricias por el asombro y la emoción que le invadió por el tema. Sintió al mayor tensarse en su abrazo al instante -seguramente inseguro y ajeno a lo que en verdad él siente al respecto-, casi sonríe enternecido debido a esa reacción, de no ser porque prefirió encararlo al separarse delicadamente, observándolo en ilusión.

–¿Te gustaría?

–Bueno... No hemos puesto un estatus a lo nuestro, y sé que ahora podemos ir a un ritmo más lento... – expresa con detenimiento, con su pulso acelerado ante la atención que recibe del opuesto, pero aún con ello, le sonríe de medio lado –. Pero me gustaría mucho, ¿Qué hay de ti?

–¿En serio lo preguntas? – ríe suavemente, colocando un dedo en los sonrosados labios -en forma de patito indignado- que estaban por reprocharle, tomando la palabra entonces: – Hyung, sé que salí de un hechizo terrible que drenó muchísimo en mi vida, podrías creer que es precipitado y que debo vivir más antes de afirmar cosas – retira su dedo con suavidad y ahora sujeta el rostro contrario con devoción, sonriéndole con seguridad para proyectarle lo que siente su desbocado corazón –, pero estoy más que plenamente convencido de que te quiero a ti en mi futuro como lo primero, segundo y lo último a mi lado. 

El montón de emociones que invaden al más bajo son ensordecedoras, porque siente que quiere gritar mil cosas que se amontonan en su mente, y es que Soobin era tan especial y hermoso ante sus ojos, por miles de razones. Sólo atina a escapar una sonrisa ahogada de la pena al sentirse tan... Adorado.

–O-oye, es una forma muy larga de decirme que sí, niño. 

Bin asiente con una risita de suficiencia, otorgándole espacio a su hyung para respirar tranquilo, no sin antes besar su frente con suavidad para posteriormente alejarse un poquito.

–Iremos despacio, hay que acostumbrarnos a los cambios, pero yo estoy listo para ir al ritmo que desees.

Yeonjun pudo quedarse quieto y ceder a sus deseos de besar o abrazar al más alto -porque recientemente está teniendo muchos anhelos de no soltarlo, para su propia vergüenza-, pero recordó una pieza muy importante que permanecía en su poder.

–¡Oh! Hay algo que quiero darte, se me ha pasado entre tantas cosas estos días –  da una seña para que le de un minuto en lo que sube a buscar algo a su recamara y regresar con él a su lado. Una vez regresa con Bin, extiende el tan sagrado y precioso adorno que estuvo en su posesión desde el viaje a la ciudad, recién cuando su madre enfermó –. Juro que lo cuidé con mi vida.

Soobin se encarga de recibirlo con sumo tacto, una calidez inmensa se expande en su pecho, agradecido por la gran consideración de su hyung, aquella pieza era un recuerdo tangente de la mujer que tanto amaba, y amará siempre.

–El ángel de mamá...

–Lo tuve todo este tiempo conmigo para sentirme cerca de ti, siento que me ayudó mucho a no enloquecer con todo lo que ocurrió la semana pasada – sonríe inevitablemente ante el lindo chico que tiene al frente, sus ojos adquiriendo un brillo vulnerable, sólo porque se siente seguro con él; y claro que corresponde a ello, por algo acuna una de sus esponjosas mejillas –. Tal vez ese ángel fue el milagro de que estemos aquí ahora.

Soobin no esperó más señal para besarlo despacio y dulcemente, agradeciéndole a los ángeles, a los dioses, a su madre, a todo aquel que le halla puesto a alguien tan celestial como Choi Yeonjun en su camino, siendo correspondido inmediatamente por el mismo mientras el adorno en su agarre formaba parte de la emotiva la escena.

Ellos deben bajar a cenar, pero... No hace daño un ratito más de espera.

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Más tarde, y en otra zona de la mansión, Moon terminaba las labores en la cocina para irse a dormir, un sitio que en definitiva extrañaría con su regreso a su hogar. Saliendo del sitio es sorprendida al ser interceptada por un muchacho pelinegro que, tan educado como es usual, le pide un minuto para charlar de un asunto aparentemente relevante, o eso cree cuando el dueño de la mansión le encamina hasta su estudio y la hace tomar asiento en la fina silla acolchada.

–De acuerdo, ¿De qué quieres hablar conmigo, Soobin-ah? Me tienes un tanto intrigada.

–Cuando contemplé alejarme de todos, dejé planes hechos en manos de Lalisa, pero es obvio que las cosas cambiaron– estaba dando un esfuerzo para mantener su papel de seriedad, aguantando levantar sus comisuras por los nervios crecientes en la señora Choi –. Sin embargo, al estar yo aquí presente, ya no es necesario que ella sea quien esté al mando, ¿Cierto? 

Con su sentencia, el joven pone un sobre grueso sobre la madera pulida del escritorio, logrando que la confusión en la mujer aumente más. Esta sostiene el papel con un titubeo, únicamente porque él le da señas insistentes para que lo abra.

–¿Qué es esto?

Soo le contestó con toda calma y gusto:

–Dinero suficiente para que traiga de vuelta a su marido. 

–...¿M-mi marido? – Moon debe repetirlo para corroborar que no alucinaba a causa de los anhelos que acarrea en su alma, pero la cara del chico no parece mentir en lo absoluto. Con dedos temblorosos y latidos acelerados abre el sobre y jadea en perplejidad debido a la gran cantidad de billetes que se encontraban dentro, del más alto valor impreso, cabe destacar; no duda que habría más que suficiente para el propósito, y aquello le tiene sumamente desbordante de emociones  – Pero... S-Soobinssi, esto... E-esto es demasiado dinero, y-yo no sé cuándo podría pagártelo.

–No debe pagármelo, lo he hecho sin esa intención en mente – desiste con una gesticulación desinteresada, sonriéndole a la de cabello corto con genuinidad, porque las lágrimas que en esta se forman son de pura alegría, y el hecho le llena plenamente. Se levanta para ir a su lado y apretar su mano con delicadeza en señal de consuelo –. Beomgyu necesita a su padre, y usted merece ser feliz con la persona que ama, no sólo con su hijo, aunque está más que claro que él es lo que más adora en la vida.

–S-Soobin... – se le escapan los sollozos entre la euforia y la impresión que la desborda, no titubea a incorporarse y abrazar fuertemente al cuerpo más grande – Gracias, muchas gracias, cariño, ¡Eres todo un ángel!

–En lo absoluto, pero usted sí lo es, señora Choi – regresa la acción con mismo afecto. Si la vida fue generosa con él, se encargaría de hacerlo así para el resto y retribuir todo lo bueno que ahora tiene a su alcance; porque, si él siendo una bestia pudo conseguir algo tan increíble, los demás no merecían menos–. Nunca nos ha fallado, ha sido la madre del grupo...No sabe cuánto significa para mí, para todos.

Moon siente el corazón arrugarse mientras llora por todas esas veces que no lo hizo, siendo fuerte por Beomgyu, por todos, y se deja consolar por el encantador pelinegro que le da un abrazo cargado de calidez.

–Tu madre estaría tan orgulloso de ti, cariño...Por esa razón Yeonjunssi se ha enamorado de tu alma.

Soobin se ruboriza con una risita tímida, aquel comentario le dio una alegría tremenda. Era muy afortunado de tener a personas tan valiosas cerca de él.

Precisamente el tema era sacado a colación al inicio de las escaleras del recibidor, todos estaban alistándose para subir a sus habitaciones finalmente, pues Soobin les había dicho que se adelanten en lo que se les une. En pleno trayecto surge un asunto paternal donde Beomgyu repentinamente les confiesa a Yeon, Tae, Jisoo y Lisa toda la verdad. Las expresiones viajaron desde shock a pesar, consternación. El primero en acercarse a él es el pelirrojo.

–¿Por qué no me lo contaste? – Tae no oculta su lamento, más que regaño, estaba preocupado. Beom pasó por aquello solo, nunca se imaginó algo de esa magnitud, y lo peor es que se supone que fue su novio -lo será de nuevo-, se siente fatal.

–Ni a mi.

–O a mi, Choi Beomgyu.

–No se los conté porque era algo muy privado de mi madre, chicos – explica con un susurro apagado. 

Lalisa suspira para borrar su semblante severo, sobando el hombro del chico en apoyo.

–Somos tus amigos y estamos para ayudarte a sobrellevar estos asuntos. Es algo duro de llevar por tu cuenta, Gyu. 

El aludido agacha su cabeza porque es completamente cierto lo que dicen, y lamenta no habérselos confiado desde antes, ni siquiera a Tae o a Yeonjun, que son sus mejores amigos de toda la vida. Lo que menos quería es que le tuviesen lastima o se preocuparan en exceso, pero debió intuir que callárselo tampoco era una acción acertada.

–Lo extraño mucho... Hablar de él y de otros asuntos es muy complicado, pero no se trata de desconfianza en ninguno de ustedes, lo juro – asegura con inmediatez –. Sólo no estaba listo.

Yeonjun tiene una punzadita por la escena, conoce desde muy pequeño a Gyu, le afecta todo lo que le aflija, y más que dolido por no haber sabido la verdad, le pesaba que su amigo tuviese que vivir algo tan fuerte, solo, tragándose su pesar. Junto a Taehyun acaricia los cabellos largos del pelinegro con reflejos, los dos le otorgan un abrazo doble que corresponde en silencio por unos segundos.

–Beomie, todo lo que podamos hacer...

–Si hay algo en lo que podamos ayudarte, bebé...

–Ya no es necesario tanto pesar ni recolectar toneladas de dinero – la repentina intervención de Soo capta el enfoque de los muchachos, quienes lucen desconcertados por su comentario. Yeon y Tae se apartan de Beom con una ceja enarcada, y él les sonríe de medio lado en lo que apunta con su mentón en dirección al estudio de donde acababa de salir –. Beom, ve con tu madre, tiene algo genial que contarte. Está en mi estudio, puedes entrar.

Gyu parpadea medio perdido, pero opta por hacerle caso a su amigo e ir por donde éste le indica, con mil interrogantes encima, pero con un presentimiento que le dice que no serán malas noticias por la manera en la que el más alto le mira, tan jovial que le contagia cierto entusiasmo, a pesar de haber estado triste por recordar su precaria situación familiar. 

En las escaleras, los chicos restantes observan a Bin con intriga tras la idea de Beom. 

–¿Qué hiciste?

Se encoge con desdén ante la pregunta del rubio, subiendo junto al resto y aprovechando de colocar su brazo sobre sus hombros para rodearlo.

–Poner las cosas en el lugar al que corresponden, Junnie.

Las exclamaciones contentas y los sollozos de alivio de madre e hijo se escucharon e hicieron eco por toda la planta baja, y cuando un Beomgyu feliz subió las escaleras y se lanzó hasta Soobin para darle las gracias cientos de veces, Yeonjun miró con más admiración y afecto al chico del cual, innegablemente, se había enamorado.

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La propiedad volvía a estar casi vacía posterior a la ida de los huéspedes, la excepción fue Soobin al ser la única persona que la habitaba. Aún con ello, ya no se percibe el aura triste, fría y solitaria que tuvo durante los días finales del año recién pasado, o que tuvo desde que Jieun partió a los cielos. Agregando a esto, diariamente recibía visitas de sus amigos y un montón de envases con comida casera de parte de la señora Choi que le sacaban sonrisas y le hacían inhalar el exquisito aroma. Solía también pasar sus horas en la biblioteca o algún otro lugar, como el orfanato, en la universidad para visitar a los chicos -sacando provecho al viaje para llevarles algún aperitivo entre descansos o a la salida-, e igualmente visita sus hogares de vez en tanto por invitación de los mismos. Yeonjun es quien más le hace compañía, hasta realizan sus tareas juntos, y una que otra noche se ha quedado con él a dormir; eran los mejores momentos, sin duda, cuando cerraba los ojos con su imagen y despertaba con la misma.

¿Cómo sentirse solo así? Estaba viviendo un sueño, para qué negarlo. 

En un abrir y cerrar de ojos ya estaban a finales de Enero, el invierno cesa de a poco debido a que la nevada ocurrió mucho más temprano de lo usual, recuerda que a principios de Diciembre, y se pregunta si ha sido casualidad que, justo cuando saliese del espejo, un suceso tan inusual aconteciese, sin tener un significado más grande que un simple descontrol climático. Soobin no era supersticioso, pero antes tampoco creía en cosas tales como la magia, e irónicamente terminó encerrado en un espejo por más de un centenar, conociendo de igual forma algo como el "amor", que si le preguntan, era el misterio más increíble que existe. Tal como le dijo su madre de pequeño.

Sonríe inconscientemente cuando recibe un mensaje de Yeonjun para ir juntos con Beomgyu y el resto a recibir al padre de este último, quien justamente aquel viernes estaría llegando a Daegu tras todo el largo proceso de traslado al que se sometió con el dinero que le entregó a la señora Choi. Todos estaban emocionados, sobre todo el revoltoso Gyu, con el que se lleva mejor de lo esperado recientemente. El pobre estaba nervioso hasta la médula desde inicios de semana, pero por el apoyo de todos ha logrado apaciguar sus ansias. Teclea un contestación y se incorpora para despedirse de la amable bibliotecaria y su nietecita, dándoles como costumbre unas golosinas que retribuyen con sonrisas radiantes que las hacían asemejarse más.

–¡Chao, Soobin oppa!

Esa misma mañana Lalisa le había estado jugando bromas por aún no haberle pedido noviazgo a Yeonjun, se sintió un idiota porque asumió que ya eran algo sin necesidad de verbalizarlo, y la rubia le dio un golpecito en la frente cuestionando si no había aprendido ya a que las cosas deben expresarse en voz alta y no sólo imaginarlas o escribirlas, alegando a su vez que fue injusto el cómo su hyung se enteró de sus sentimientos a través de cartas que ni siquiera tuvo intención de hacérselas llegar en un principio; en pocas palabras, le llamó torpe. Se avergonzaba de su actuar tan bobo y se preocupó de que el mayor no creyera que lo daba por sentado, sencillamente estaba tan ensimismado con él que no consideraba otra cuestión que no fuese vivir los momentos que le regalaba. 

Claro, ya las muestras de afecto mermaron, no porque se aburrieran o algo parecido, todo lo contrario - honestamente no entiende cómo cada día adora más al otro Choi, quiere tener siempre sus manos y labios sobre él, aunque se reserva aquello-, sino a causa de que ya no estaban con un cronómetro sobre ellos, y la timidez por todo les comenzaba a golpear, haciendo que la marcha fuese mucho más lenta que antes. Comprende ahora que quizás también se debe a que el chico se siente sin derecho al no ser pareja oficial, como él estúpidamente creyó que lo eran.

Soobin es muy descuidado en el tema del amor todavía -tal como con relaciones sociales de cualquier índole-, ambos tienen muchas cosas que trabajar , tanto personalmente como en pareja, sin embargo, ya no están tan asustados como antes, ambos son conscientes de esto. Yeonjun por su parte ya conocía sobre las relaciones y el amar, pero estaba aprendiendo muchas otras cuestiones importantes dentro del tema, como el amor propio, la confianza y la tolerancia. Se lo estaba tomando más que en serio, para mejorar él mismo como persona, y para que con Soobin sea distinto, mejor que con ningún otro; el azabache era demasiado especial para él.

Precisamente,  tanto el rubio como el menor se estaban preparando para, justo tras la reunión con el padre de Beom, pedirle noviazgo oficialmente al otro, sin saber ninguno de los dos las intenciones contrarias. Cada uno tiene su propio plan, fantaseando con este todo el día. 

Yeonjun se cuestiona ansioso durante sus clases si aquello no era precipitado o apresurado, teme a que Soo se abrume con la propuesta, no obstante se convence de que, si algo ha aprendido aquel invierno, el tiempo es relativo; si es con la persona correcta, no tiene que pensarlo demasiado, solamente saltar, pues sabe que del lado opuesto estaría él esperándolo para atraparlo, o para caer juntos. Su inseguridad era algo en lo que trabaja a diario, no le domina como antes, no lo ciega como para pensar que Soobin no le correspondía, ya bastante prueba tenía de que todo era más que mutuo. Por supuesto, sigue siendo vacilante a la hora de tomar decisiones grandes, como lo es pedirle ser novios, no por ser rechazado, sino porque quiere que todo funcione.

Posiblemente deba perder el miedo a arriesgarse y saber que no todo acaba mal, no temer al final de las cosas. Quiere mejorar para él y para Soobin, así que estaba listo.

A la hora del encuentro, sobra relatar que todo ha sido sumamente emotivo y sacó un par de lágrimas de la mayoría, sobre todo de los dos familiares. El hombre, Byum, era idéntico a Beomgyu en varios rasgos físicos, se aferraba a su esposa e hijo con todo ese amor que no les entregó por tantos años, sus arrugas y estado demuestran todo lo que vivió, toda la agonía, sus ojos tristes sólo brillaron al tenerlos con él, una y otra vez lamentándose con ellos por no haber estado.

–Lo lamento, hijo, no verte crecer, n-no ayudarte mientras lo hiciste...

–Siempre has estado conmigo, papá, no te disculpes.

El abrazo se afianza más por parte de ambos Choi, el llano era como un respiro para el otro, sonreían a pesar de que estaban expulsando aquellas incesantes lágrimas.

–Te amo, Beomgyu.

–Te amo más, papá.

Todos fueron presentados al amable señor, uno por uno, fue más gracioso cuando se trató de Taehyun, por primera vez el pelirrojo luce intimidado y demasiado recto, hasta que el hombre lo abrazó y borró su faceta de sobreprotección. Las risas cesaron brevemente al Byum ir a agradecerle encarecidamente a Soobin con una inclinación que el joven detuvo al instante, levantando por los brazos al hombre para que no se mantuviese de rodillas ante él, alegando que no era necesario y que todo fue con las mejores intenciones, no lo quería en el suelo por eso. 

–No lo haga, por favor, me es suficiente recompensa el que ustedes se reunieran. Su familia es valiosa para mí, señor Choi, y ya está en casa con ellos para gozar a su lado. Eso me basta y sobra.

Eran gestos como aquellos los que lograban hacer que Yeonjun quisiera derretirse bochornosamente, sin remordimiento alguno estaba acertando al apartar a Soobin más tarde, ahora en la reunión en casa de la señora Moon, llevándolo de la mano hasta el patio trasero. El espacio se adorna de un gran árbol, plantas marchitas por la estación aún presente, nieve acumulada - aunque ya no caen más copos, como en un principio de la temporada-, las diversas decoraciones que la señora ha colocado, y por los columpios de madera que improvisaron cuando recién se mudaron a la casa.

–Pero se mudaron siendo chicos grandes – bromea con ceja alzada, su mayor se encoge con desdén, aunque riendo un poquito.

–Nunca se es grande para los columpios.

Los dos se perciben nerviosos, obviamente, y el no tener claro del porqué el contrario estaba en aquel estado, les ponía aún más inquietos. Desventajas de no ser directo con sus intenciones, sí. 

–De acuerdo, hay algo que quiero decirte, Soobin.

–Yo también tengo que decirte algo, Yeonjun.

El pelinegro brinda la oportunidad de hablar primero a su hyung, le tiene muy intrigado el jugueteo ansioso que el mismo hace con sus dedos, como el que esté mordiendo su lindo y apetecible labio inferior con tanta insistencia. Se obliga a enfocarse cuando Yeon se endereza en el columpio a su lado y le observa con sus pupilas irradiando de una manera que le deja particular y patéticamente atontado. Escucha su emotivo y cálido discurso donde le da las gracias por todo lo que han vivido en los casi dos meses de conocerse, expresa su gusto al tenerlo a su lado y lo que le hace sentir, todo le ha tocado el alma de una manera increíble, nunca se cansaría de oír todo lo que el rubio tuviese por decir, más si tiene la dicha de que todo aquello fuese dirigido a su persona... Sin embargo, queda en blanco y su pecho brinca desbocado cuando el mayor finaliza con una interrogante directa que no se esperó:

–No sé si esto sea apresurado para ti, lo era para mí hasta esta mañana, pero realmente quiero saltar sin pensar tanto, así que... ¿Soobin, quieres ser mi novio? – se las había arreglado para no flaquear en un arranque de valentía guiado por su lado sentimental. A pesar de ello, la falta de contestación y los balbuceos incoherentes del ahora sonrojado azabache, le ponen ciertamente nervioso –. M-mocoso, no tienes que aceptar, si q-quieres podemos...

–¡No! Demonios, créeme que no se trata de eso, h-hyung, es que no me lo esperaba – corrige con rapidez, liberando el aire retenido. No puede controlar un mohín enfadoso que combina con su entrecejo fruncido –. Arruinaste mi sorpresa, iba a pedirte lo mismo hace un minuto.

–...¿Qué?

Yeon definitivamente no lo vio venir.

–¡Sí, ensayé y todo frente al espejo! Y sabes que es una total ironía para mí verme en ellos.

–Soo.

–Se supone que te lo preguntaría y te persuadiría para que aceptaras, luego me enojaría porque te burlarías de mis lágrimas porque soy emotivo a consecuencia de ti.

–Bin.

–Ahora ha resultado que tú, Choi Yeonjun, mi hyung con labios adictivos, me has ganado sin darme chance de...

–¡Soobin! 

–¡Yah, no me grites y deja de reírte de mi! 

–Lo siento, es que eres adorable – defiende saliendo de sus carcajadas, estaba muy conmovido con su dongsaeng gruñón y toda la situación fue tan divertida y bonita que sólo le provocó risas de deleite puro. Agarra una de las manos más grandes cuando se calma, otorgando caricias tiernas en la piel opuesta –. ¿En serio ibas a pedírmelo?

–¿Cómo no hacerlo?  – responde con un suspiro en redención, entrelazando por reflejo sus dedos con los otros, un gesto que sale tan natural, como si hubiese sido cotidiano durante su vida entera – Soy un tonto, la verdad es que confiaba en que ya éramos pareja, pero nunca te lo pregunté porque lo asumí. Después me daba miedo de que no aceptaras para no ir muy apresurados... Pero, te aseguro en convicción, no hay algo que quisiera más que estar contigo, hyung.

Yeonjun sonríe suavemente, Soobin siempre se dirige a él como si fuera un príncipe sacado de alguna novela caballeresca real, y sólo por ser aquel quien le robó el corazón, lee era una experiencia maravillosa.

–Entonces, acepto. 

Soobin hace una mueca medio descolocada.

–¿Sólo así?

–¿Quieres que me burle de tus lágrimas y siga tu plan al pie de la letra? – se burla un poquito más, sin embargo, antes de que el orbes oscuros se queje, le propina un beso casto y susurra en sus pares con todo el cariño: – Te doy mi palabra de que no hay nada que quiera más que estar contigo también, Binnie. 

Así de dócil se pone Soobin con las atenciones de su mayor, derrite todas sus paredes y lo embelesa por completo, irremediablemente.

–Entonces, acepto mil veces.

Soobin es quien besa ahora a Yeonjun con más devoción, sellando su propuesta con más que éxito. Sus labios se funden con detenimiento en un ritmo acompasado, se atraen más al cuerpo del otro y las sonrisas son besadas con igual gusto. 

Desde adentro de la casa varios espían con gracia y felicidad la escena, las dos Manoban de ojos verdes comparten una sonrisa cómplice, mientras que el gato de la mayor ronronea en los brazos de esta.

–Ahora son libres, ¿No, abuela?

–Lo ángeles cantan con ellos, cielo.

–Eso es muy cursi, abue.

Irene suelta una risotada con su bisnieta, acariciándole sus cabellos rubios con la mano que le queda libre.

–Pero es muy cierto.

Lisa no puede estar más de acuerdo, sobre todo cuando conoce perfectamente lo que es el significado del amor al lado de la chica que toma fotos a escondidas del par de enamorados en el patio. Jisoo era también su angelito, como Beom es el de Tae, y Yeon el de Soo. 

A la final, todos son ángeles que aman libremente.

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Fue un episodio bastante dulce y gracioso, ¿No?


Se viene el Epílogo todavía y ahí anunciaré otros datos relevantes sobre los extras ;u;

Quiero dedicarle este cap a una nueva lectora y amiga, alguien que está disfrutando mis fics y siempre me llega bombardeando por chat después de leer (Perdón, no me mates, no soy terrorista emocional como dices asddhas). Love you Cris linda, mi Lisoo 💕🥺

Esta joyita de TXT tenía que ser parte de la playlist del fic:

https://youtu.be/o9I_OON7QMA

¡Voten y comenten! 💖

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