[11: Warming In The Fireplace ]
Desde muy temprano en cada programa de noticias y medios de comunicación anunciaron acerca de la reciente tormenta de nieve que se desató desde la madrugada, por lo que previnieron a todos de quedarse en casa, al menos durante aquel día - y de ser necesario el siguiente-, pero nadie en la mansión discutió el asunto. Para empezar, todos permanecían en sus habitaciones a la hora que se suponía desayunaban la mayoría.
En el cuarto del pelinegro con claros mechones, el mismo se halla en la cama, abrazando como un pulpo a su mejor amigo de rubios cabellos. Los dos despertaron hace minutos, sólo que no se habían movido de su posición por unas simples razones: La temperatura era baja, no tenían ánimos de nada, y porque el mayor estaba casi aplastado por el otro.
–Estás babeando mi almohada, hyung.
–Tú estás babeando mi espalda, tonto.
A pesar de sus quejas con voz ronca, ninguno hace nada por apartarse, de hecho, Jun sujeta el brazo en la cintura de Gyu y se afianza un rato más antes de girar y, despues de ser liberado por él, ubicarlo con una maraña de pelos en su rostro y con ojitos adormecidos y tristes. Igualmente aún sus piernas se enredan debajo de las gruesas y sedosas sabanas, sin separarse del todo.
–Luces del asco.
–Igual tú... Aún así eres un niño muy bonito.
Beom sonríe vagamente, sin llegar a sus mejillas, apartando mechones de la frente de Yeon.
–Hubiese sido mejor si nos enamorábamos entre nosotros, nos ahorraríamos mucho.
–¿Te me estás declarando desde tan temprano? – bromea un poco, soltando un suspiro tendido y cerrando sus parpados para disfrutar las caricias –. Extraño cuando éramos niños, era más fácil.
–Comer mocos y usar un pañal para...
–No tan atrás, baboso – se queja con una risita nasal que se aplaca a los pocos segundos, su actitud se torna más seria posteriormente. Odiaba sacarlo a colación, pero es algo que deben hacer: –. La canción que cantaste...
–Era una canción que me dedicó Taehyun cuando nos hicimos novios – concede con un susurro casi estrangulado –. Solía cantármela mucho, cuando la oí yo no... No pude.
–Yellow es preciosa – comprensivamente asiente para acariciar su brazo –. Taehyun siempre dice que no es un romántico, pero tiene sentimientos muy lindos por ti... Ayer no estabas tan feliz como aparentabas, ¿Cierto?
–Quise estarlo...
–¿Cómo te sientes realmente?
Beomgyu se sienta despacio para inhalar y pasear una mano por su rostro cansado, alejando los mechones de su cabello. Yeonjun espera paciente desde su puesto, preocupado cuando le responde con tono aprensivo:
–Ayer Hoseok me confesó que siempre ha estado interesado en mi, y me aseguró que si yo se lo permito, sus intenciones son nobles, que quiere conocerme mejor... Taehyun me lo advirtió, me confesó que fue una de las razones por las cuales se agrietó nuestra relación, y yo se lo negué porque pensé que estaba inventando todo. Quizás pensó que yo y Hoseok...
–Un momento, no seas tan duro contigo, no es tu elección gustarle a otros. Taehyun tenía inseguridades por él mismo, igual que tú las tenías por ti, dudo que piensa que lo has engañado. Nunca lo has hecho ni lo harías, y él lo sabe perfectamente. No puedes echarte toda la culpa, es compartida.
–Lo sé, pero esto me tiene hecho mierda – resopla, recibiendo suaves toques en su espalda que le relajan ligeramente –. Rechacé a Hoseok hyung, le fui sincero y le comenté que aún no supero a Taehyun, fue comprensivo pero me siento un idiota total. ¿Hasta cuando seguiré así?
–Ambos deben conversar, Beomgyu. Tal como has conversado con Hobi hyung debes hacerlo con Tae.
–Tú sabes cosas.
–Cosas que no me corresponden contar. Hablo cosas con Taehyun que no te puedo decir al igual que lo que charlo contigo no se lo cuento a él – defiende hábilmente, aguantando la risa por el puchero de su amigo –. Sólo comentaré que no todo es como lo crees, no asumas lo que siente o deja de sentir Taehyun. Pregúntale mejor tú mismo.
–Pero yo no soy el único con problemas amorosos, no todo es sobre mi en esta mañana.
–Siguiente pregunta.
Beom entorna sus orbes y se lanza sobre el mayor que se esconde bajo el edredón. Descubre su rostro y le mira con genuina preocupación.
–Ayer estabas triste por ver a Soobin con Arin, así como él estaba hilarantemente celoso viéndote con Baekhyun. ¿Qué me perdí entre ustedes?
Yeon titubea, pero necesita sacarse aquello de encima:
–Nos besamos dos veces.
–¡¿Qué?!
–Escucha, tengo muchas cosas en mi cabeza, estoy muy perdido y necesito tiempo.
–¿Y cuál es el problema, hyung? Nadie te está apresurando, o si él lo está haciendo entonces...
–No, no es eso, nunca me ha obligado. Es que, Beomgyu, él no va a quedarse aquí permanentemente, pero me confesó gustarle – masculla con más lamento del que imaginó –. No sé en qué momento, o cómo ni por qué, pero él también me gusta. Me gusta Choi Soobin.
Era innegable, estaba gustándole cada vez más el chico con aires de modelo, el problema es que, por más que lo acepta, no sabe cómo proceder. Su mejor amigo abre la boca y la cierra, bajándose de su cuerpo para darle libertad de sentarse, procesando un minuto toda la información.
–¿Qué piensas hacer? ¿No hay forma de que se quede aquí? Digo, no tiene que irse ¿O sí?
Yeonjun aprieta sus labios en esquiva su mirada, carcomido por la realidad que sólo él y Soobin saben.
–No hablemos de eso ahora... Hoy no tengo ganas de nada, sólo quedarme contigo a jugar, comer y hacer idioteces mientras te regaño por tus estupideces.
Beomgyu sonríe con más ganas.
–Coincidimos entonces. Nada de chicos o amor, sólo amigos.
–¿Nos besamos?
El más alto se lanza sobre el pelinegro, entre risas ambos Chois se pelean en la gran cama como un par de niños revoltosos, el menor intentando alejar de su rostro al insistente y juguetón mayor.
–¡Yah, primero cepíllate los dientes!
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–Buenos días.
Jisoo levanta el rostro hacia el marco de la sala, sonriendo cortés para el dueño de la residencia que acaba de entrar con una taza humeante como la suya a un lado.
–Buenos días, Soobin-ah.
–Y buen día para mi.
Soobin frunce su ceño al toparse a una Lisa en pijamas andando por la sala con libertad.
–¿Cuándo viniste? Hay una tormenta de nieve afuera.
–Anoche, antes de la tormenta – resta importancia con un manoteo al aire –. ¿Tienen galletas de fresa aún?
–La invité a dormir porque ya era tarde y estaba iniciando la ola de nieve – Kim hace un mohín apenado, extendiéndole el aperitivo a la muchacha sonriente –. Espero no te moleste.
–No, está bien – mete su mano libre en su pantalón de chándal, viendo a la rubia que se comienza a ir sin respeto alguno, dejando caer migajas de dulce al suelo –. ¿A dónde vas, Manobam?
–A tu cama, tengo sueño y apuesto a que es la más cómoda.
Jisoo oculta una risita ante el descaro de Lisa y la cara desconcertada de Soobin.
–No le hagas caso, irá a darse una ducha en su habitación.
–Lo sé, es una molestona.
–Ujum... ¿Y cómo les fue ayer?
–Bien, supongo – masculla tras unos segundos, evadiendo a la siempre afable chica. Tiene claro que le quiere ayudar, sólo que ahora mismo no le apetece rememorar el tema que casi no le permitió dormir –. Estaré en el ático.
La ojos negros afirma a pesar de que no era participe de que existiese un ático o dónde quedaba el mismo, supuso que era cierto debido al inmenso tamaño de la mansión, ninguno conoce todas las áreas todavía, incluso se cuestiona si su propio dueño lo hace.
Dicho y hecho, Choi estuvo toda la mañana en aquel ático, ubicado en la cúpula final de la vivienda, apreciando la nieve en el techo de vidrio y observando cada recuerdo en el polvoriento lugar; limpió y ordenó para pasar el rato, tratando de no pensar tanto en Yeonjun, cosa que le era casi tarea imposible. Frustrado por lo que jamás le ocurrió con ninguna persona en su vida, sale a recorrer las desocupadas habitaciones del tercer piso, hay muchas zonas que recuerda y otras no mucho - sobre todo al ser el piso que menos transcurría-, pero le da una gran nostalgia porque todo es tan grande y solitario arriba, que le recuerda la grata presencia palpable en los dos primeros pisos.
Por otro lado, cada quien estuvo evitando toparse, Yeonjun y Beomgyu permanecieron en la habitación jugando videojuegos o viendo películas en la laptop entre peleas bobas. Las chicas estaban en lo mismo, a diferencia de que ayudaron a la señora Choi con la comida y otras labores antes de recrearse y charlar. Taehyun estuvo solo en su recamara, deprimido y sin salir, pasando el tiempo en su celular y durmiendo un poco.
Hasta que inevitablemente Moonbyul obligó y convocó a todos al almuerzo alrededor de las tres de la tarde, ya obstinada de la absurda situación. Nadie se pudo negar, se sentaron en sus sillas con un silencio sepulcral donde casi nadie se dio a la cara, la tensión era tan perceptible que tragaban con dificultad, queriendo comer rápido para salir de la tortura; aquello hace que sientan más frustración y pesar los cuatro chicos con conflictos. Sin embargo, ese era el plan de la mujer, no porque quería hacerlos sentir mal, sino porque eso les impulsaría a hablar en cualquier punto.
No pueden evitarse, menos conviviendo bajo el mismo techo, con una tormenta de nieve, y con cientos de sentimientos pendientes. Es cuestión de tener paciencia y esperar a que ceden.
Cada quien se excusa tras agradecer la deliciosa comida, corriendo a sus anteriores guaridas. Soobin se distrajo en su celular un rato para detener su tren de pensamientos sobre lo lindo que lucía Yeonjun con su suéter de Nick - hasta donde recuerda, es el zorrito naranja de la película animada que le encanta al mismo-, y al instante que subió al ático para terminar de acomodar unos objetos que dejó afuera de uno de los baúles de su abuela, se paraliza con una mueca al cruzarse con un intruso de grandes ojos café, sentado como indio en el suelo de madera.
–¿Qué haces tú aquí?
–Estaba revisando la mansión, me aburrí encerrado. Lamento si abusé de tu hospitalidad – tuerce el gesto con fastidio, frotando su nuca –. Este lugar tiene cientos de cosas antiguas, tu familia sí que debe tener historia.
–Sí, la tiene – suspende la oración en lo que se dirige hasta él para sentarse a su costado–. De haber sido el Soobin de la semana pasada, seguramente te habría sacado con unos cuantos gritos de aquí.
–¿Cuál es la diferencia con este Soobin?
–Que conoció a Yeonjun – ante lo intenso que le suena esa simple realización, añade con desdén:–. Y si se entera que saqué a su amigo a gritos y patadas, indudablemente va a reprocharme largo y tendido.
–Claro que sí – resopla ligeramente ante la idea –. ¿Sabes? Uno de los motivos por los cuales no me agradas del todo, es porque me recuerdas a mi en ciertos rasgos de personalidad. Apestas expresando tus sentimientos con las palabras, por ejemplo.
–Vaya, es lo más amable que me han dicho – entrecierra sus ojos, ocasionando una sonrisa vaga en el rostro contrario.
–Otra de las cosas en las que nos parecemos es que a ambos nos gusta Yeonjun hyung.
–¿Cómo?
Taehyun casi se carcajea por el gruñido y alarma en el mayor, por ello aclara con diversión:
–Me refiero a gustar en el otro sentido. No sólo se usa de forma romántica, tranquilízate.
Soobin se destensa y recobra su compostura.
–Me extrañaba, porque tengo entendido que tus sentimientos van dirigidos a Beomgyu.
–¿Yeonjun te contó algo? – masculla jugando con sus dedos.
–No me participó los detalles, solamente tengo entendido que fueron novios – sinceriza con naturalidad.
–Él es perfecto – contesta como si fuera la realización de todo. Se encoge con desgano luego –. Es complicado.
–Estar enamorado suena complicado.
–Yo pensé que dirías que hyung te inspiraba a ser mejor y que por eso no ibas a echarme con mi despecho.
Soo lo medita un instante, preguntándose si aquello era posible. Debido a que ahora mismo no quería seguir cavilando cosas, responde con una mueca torcida:
–Sonaría demasiado cursi ¿No?
Tae levanta sus manos en tregua.
–No diré nada si no dices que dije que Gyu es perfecto.
–Tampoco es como si pudiésemos acercarnos a esos Choi. Se comportan como dos gomas de chicle ignorándonos como la peste misma. Primero existen más posibilidades de que nos caiga la tormenta y abra este techo para morir trágicamente aplastados en medio del despecho.
El menor sonríe agraciado.
–Compartimos sentido de humor turbio.
El pelinegro se contagia un poco.
–Estás empezando a gustarme, Kang.
–¿No homo?
–No homo, claro – repite despacio, eran términos raros los de los jóvenes de hoy en día.
–Es un meme, amigo – ríe empujándolo levemente del hombro.
–Lo sé, Kang...
Soobin se sintió bien con el banal apodo, y no miente con lo de comenzar a agradarle el pelirrojo a su lado. Los dos estaban lo bastante decaídos y enredados como para cambiar tema y charlar de asuntos triviales, conociéndose un poco por primera vez, sin sus celulares a la mano, simplemente como dos chicos que comparten cosas en común. A pesar de que Bin se esforzó en no mencionar que la gran diferencia eran sus épocas, porque la verdad, es que se estaba adaptando al mundo actual más de prisa de lo que imaginó.
–Eres terrible en Mario kart.
–Eres terrible en Resident evil.
–Por eso terminamos jugando Tekken – Beom asoma su lengua por la comisura de sus labios en concentración, apretando rápido los botones para atacar a su mejor amigo sin piedad, balanceándose de un lado a otro como si aquello fuese a darle ventaja en la batalla virtual –. Al menos no buscamos algo más violento como Mario Party.
–Necesitamos más gente para jugarlo y ocasionar una masacre – concuerda, sonriendo confiado porque va ganando sin tanto empeño contra el menor –. Como estamos peleados con todos, no es una opción.
–Seh, ¿Quién necesita a los demás? Un día ideal es sinónimo de sólo mejores amigos.
–Totalmente, nada mejor que tú y yo.
–Aw, te quiero mucho, Bro – calla abruptamente su sentencia en lo que se le brota la vena del cuello al gritar con ojos abiertos al tope hacia la pantalla: – ¡¿Pero que carajos hiciste?!
–Te gané – se regocija con suficiencia –. Te distraes mucho, no creas tácticas porque te concentras en apretar mil botones y patrones falsos a la vez.
–Ti gini, prisiinis michis bitinis. ¡Dile a Kai que lo odio por enseñarte a jugar!
–Oye, eso fue golpe bajo ¡Dile mejor a Taehyun que le daré un zape por tenerte tan sensible!
–¡Dile a Soobin que le haré un altar si te calla la boca a besos!
Yeonjun le lanza un cojín que es regresado al instante con uno igual, los dos inician una absurda e infantil pelea arrojando almohadillas y cualquier objeto no sólido contra el opuesto, hasta que de repente, la electricidad es cortada y quedan únicamente iluminados por la escasa luz solar que quedaba a tales horas, pues ya en unos escasos minutos caería la noche. Hay un silencio inmenso en la mansión, el menor se agarra aterrado de su mayor y éste se queja porque debe buscar sus celulares para alumbrarse con ayuda de las linternas.
Sujeta la mano de Beomgyu firmemente y salen al pasillo, obligados porque no saben si alguien requería su ayuda, como la señora Choi, por ejemplo. Es difícil andar a oscuras en una propiedad tan inmensa, sin embargo, al estar tanto tiempo encerrados se conocen el camino básico que les guía hasta donde divisan una vela encendida, Moonbyul yendo hasta ellos, preocupada en el recibidor. El resto se une saliendo de diversas direcciones, y precisamente el frío apaga la llama encendida, solamente quedan las linternas encendidas.
–Aparentemente no volverá tan pronto la electricidad – la adulta suspira tendido, escuchando la tempestad afuera como el resto, el viento se escucha violento y en las cortinas hay sombras de la fuerte oleada de copos de nieve cayendo en el exterior. Se abraza a sí misma, abrigándose más con su suéter mostaza –. Haré la cena si me ayudan un poco, chicos. Necesitaré linternas y más manos conmigo.
Todos afirman -a pesar de no ser una propuesta cómoda para algunos debido a cierto factor- haciendo el camino guiado hasta la cocina, donde la señora Moon reparte las actividades de cada uno. Los celulares son colocados estratégicamente y cada quien se puso a realizar sus deberes calmadamente, con la excepción de un pálido pelinegro que está teniendo un bloqueo mental que le hace actuar torpemente, inseguro cortando los vegetales en la tabla de madera.
–Es obvio que has tenido empleados toda tu vida, Choi.
–No lo molestes, Taehyun. No es tan complicado, cielo. Mira, tienes...
–Soy capaz de hacerlo, señora Choi – acorta con el bochorno oculto, no le apetecía ser el hazmerreir en el grupo. Le apenaba que, efectivamente, nunca había hecho muchas cosas por su cuenta en toda su vida, acostumbrado a que hicieran todo por él. De reojo capta a Yeonjun chequeándolo con interés, disimulando terriblemente, y el hecho le pone más nervioso de lo que ya está. La mujer se marcha sin mucha seguridad y le deja solo, por lo que aprovecha de sisear: –. Maldición...
En su puesto y tras un rato Jun sonríe ligeramente porque Bin estaba muy concentrado en cortar despacito los alimentos, siendo auxiliado por la impaciente Lisa, seguido de Tae, y nota curioso que hay cierta amistad surgiendo aparentemente entre ambos chicos. Personalmente, no le parece que era motivo de burla el que Soobin no supiese hacer algunas actividades cotidianas, de hecho, luchaba con su impulso de hyung al quererlo enseñar, regañar a cualquiera que bromee al respecto y sonreír con ternura por sus expresiones obstinadas... Pero al fijarse en lo raro que sería de su parte dadas las circunstancias, se concentra en lo suyo y finge desinterés.
La cena está lista a las ocho, y ahora hay una pequeña disputa por decidir en qué sitio comerían.
–Hay una chimenea en el comedor, nos alumbraría adecuadamente.
–Esa cosa es inmensa, me da miedo.
–Gyu, no seas...
–No discutan, vamos mejor a decidirnos de una buena vez.
–Bueno, está la sala principal – Soo llama la atención del resto con un comentario indeciso: –. Está la chimenea, nadie suele comer ahí pero...
–¡Es perfecto! Así podemos reunirnos alrededor, será muy bonito – Moonbyul sonríe radiante, haciendo señas apresuradas para que todos se dirijan al lugar –. Vamos, vamos, traigamos todo.
En la estancia es Soobin quien enciende la chimenea junto a Taehyun, los otros muchachos observan que el par se dirigen unas cuantas palabras - cosa que hasta aquel día, no era nada usual-, y posteriormente se sientan con el resto en un circulo, colocando los platos y copas en la gran manta que colocaron en el centro. Todos cenan en silencio, ahora éste siendo mucho más obvio. Nuevamente es la madre de Beom la que toma la iniciativa con su característico animo:
–Soobin, Taehyun, por qué no nos cuentan qué tal estuvo su día.
–Ah, nosotros estuvimos en nuestras habitaciones la mayoría del día y luego nos quedamos juntos en el ático – Kang simplifica con desdén –. Sólo charlamos un poco.
–Eso está muy bien, me alegro que se conozcan, chicos – concede honestamente –. ¿Qué hay de ustedes, niñas?
–Nosotras vimos una serie y conversamos– la azabache contesta con amabilidad–, igual llamamos a unas amigas.
–Que lindo, queridas... ¿Qué hay de ustedes dos?
–Le gané en los videojuegos a Beomgyu.
–¡Mentira! Yo gané en Mario kart.
–¿No se despegaron de esa consola en todo el día?
Los amigos se observan y sacuden repetidas veces sus cabezas ante la ceñuda pelo corto.
–Lo hicimos, hablamos igual, señora Choi.
–Sí, hicimos cosas aburridas también, mamá.
–¡Yah! No es aburrido hacer cosas fuera de la tecnología, jovencito.
Gyu lloriquea.
–Era broma, no me mires así...
–Antes no teníamos nada de esas pertenencias y éramos igual de felices – continua su discurso solemne, ignorando el puchero de su hijo que le saca una risita a algunos –. Jugábamos sin videojuegos, charlábamos cara a cara, salíamos más, y era increíble.
–No es tan malo. Yo estoy acostumbrado – concuerda el más alto del lugar, algunos le miran extrañados, a lo que manotea breve el aire para restar importancia –. Es decir, nunca he sido mucho de usar mi celular y esas cosas...
–Te felicito, Soobinssi. De hecho, ahora mismo no es que sea posible usarlos mucho– alega con diversión –. Nada de internet, videojuegos, laptops, televisión, teléfonos...
–El mío aún tiene batería – Lisa comenta.
–Nada de teléfonos – remarca Byul como si lo anterior no hubiese sido mencionado, y sirve para que la chica se retracte mientras ella sigue sonriendo encantadoramente –. Ahora que recuerdo, esto es parecido a las ocasiones donde nos reunimos en una fogata a comer y cantar con una guitarra. ¡Oh, sería genial si alguno de ustedes tuviese un instrumento acústico!
–¡Sería estupendo – Jisoo aplaude y sonríe malévolamente para los demás – Me encantaría escucharlos cantar.
–¿Quién quiere ir primero? – Moon les escanea con entusiasmo, quejándose por lo indispuestos y poco relajados que lucían –. No sean tímidos.
–Nosotras cantaremos primero – Lisa ofrece por la mirada de cachorrito de la chica que le gusta tanto, riendo enternecida en lo que pellizca sus cachetes–. Somos las únicas aquí sin un drama de por medio.
Todos apartan la vista mientras las mujeres ríen por el pesado chiste. El par de universitarias inicia una canción acapella muy dulce que logra romper algo de las tensiones cargadas, siendo al final de su interpretación aplaudidas.
–Taehyun tiene una voz muy bonita – propone el mayor entre los estudiantes.
–Es cierto, ¿Quieres cantar para nosotros, querido?
Tae sonríe tímido por la insistencia y trata de recordar una canción para iniciar su turno, la opción que tiene era arriesgado y probablemente causará peores grietas con su ex novio, mas no se resiste a entonar:
–From the way you smile to the way you look. You capture me unlike no other, from the first hello, yeah, that's all it took. And suddenly we had each other ...
La canción prosigue con todo los pares de ojos sobre el de cabellos rojos y grandes orbes, su voz tan encantadora y suave, aquella que causa un embrujo en Beomgyu, mismo que muerde su labio inferior y lo detalla tan fijamente como el contrario lo hace con él. Ninguno rompe el contacto visual, todos lo notan. El mayor contiene sus lágrimas, porque por un minuto olvida la realidad, y prefiere permitirse disfrutar, incluso sorprendiendo a los demás al unirse en la canción, contrastando con la voz opuesta de una manera perfecta que penetra en cualquiera.
Yeonjun les miraba con la misma sonrisita que porta Moonbyul, sin embargo, hay una parte de él que se altera porque Soobin le escrudiñaba desde su posición, cuestión que finge no captar. Al culminar, aplauden otra vez entre elogios para el dueto.
Pero el grupo, sobre todo el rubio, se asombran por la repentina propuesta del dueño de la mansión:
–Quisiera cantar con Yeonjun. Ayer no tuvimos oportunidad en el karaoke, me gustaría hacerlo – tomó la valentía y se felicita de no sonar nervioso cuando por dentro estaba temblando como gelatina ante la idea de un nuevo rechazo por parte del asombrado mayor; la verdad es que fue un impulso tras la canción del anterior par, pero ya no puede retractarse – ¿Podemos?
La adulta alienta con dulzura al Choi mayor, éste asiente algo cohibido, porque su pulso estaba acelerado inmensamente ante la proposición. ¿Soobin quiso en serio cantar con él en el karaoke? ¡Quiere hacerlo ahora, con él? La realización le brinda una felicidad tan sorpresiva como alarmante.
–De acuerdo... ¿Cuál canción?
–Creo que la conoces perfectamente – carraspea más aliviado y toma una boconada para vocalizar:– Tale as old as time, true as it can be. Barely even friends, then somebody bends Unexpectedly...
Soobin siente que su corazón se acelera esta vez por un motivo nuevo, porque escucha la risa de un más sereno Yeonjun; por un minuto, ambos jóvenes olvidan todo, y se sumergen en la canción.
Cabe destacar que los presentes aprecian la bella melodía que conforma el dueto, sonriendo por lo adorable que es la atmosfera, porque entonan el clásico de Disney que queda tan idónea con la situación que la hace amena y divertida. Finalizando la pieza, aplauden y les felicitan como sucedió con el resto, gratamente sorprendidos por la habilidad oculta de Soobin, pues es la primera ocasión que lo oyen cantando y les pareció impresionante.
El pelinegro se sonroja levemente y agradece, viendo como su hyung le sonríe, por más que intenta ocultarlo.
"Tierno"
–Finalicemos con alguna canción grupal, ¿Qué opinan?
La idea es aprobada y optan por una improvisada sesión con música kpop, le cuesta algo más al Choi de ojos negros al no reconocer las populares canciones, sin embargo, logran integrarlo. Ya a tal punto toda la atmosfera pesada que acarrearon durante todo el día, cede, y por los momentos todo está bien entre todos.
Recogen los platos y objetos mientras coinciden en que lo más indicado bajo las circunstancias actuales sería dormir en la gran sala, puesto que algunos sienten inquietud de encender tantas chimeneas y dormir en los cuartos con ellas, algo a lo que solamente Soo estaba acostumbrado, y por más que insistió en que no era problema, ellos escogieron aquella primera opción; sin mencionar que prefieren estar juntos por la fuerte ola de nieve afuera que los pone algo intranquilos. Además, hubo un punto:
–Me da miedo hacer pis sin luz y la linterna podría caerse al retrete. Este sitio es bastante grande y no todo está cerca, en las películas de sobrevivencia todos se mantienen juntos.
–Beom... Agh, mejor preparemos todo aquí.
Alistan los espacios con cobertores suficientes, algunos tomaron los sofás y otros el suelo, pues eran tan acolchados y grandes las mantas que servían cómodamente, la chimenea era lo suficientemente grande y cálida para alumbrar y calentar a todos en la estancia.
Tras una hora tratando de conciliar el sueño con vista al inmenso techo, Yeonjun se rinde con un bufido frustrado, sale del edredón y se va a sentar en el mueble de dos plazas - el único que quedó después de que se organizaran -, detallando la chimenea tranquilamente. Se lleva una sorpresa cuando Soobin se le une a los dos minutos, tomando un puesto a su lado y sin hacer mínimo ruido. Ambos aprecian la misma escena, oyendo las respiraciones del resto, la brisa fuerte golpeando las ventanas, las brazas del fuego, y un juego móvil que de seguro proviene del teléfono de la desobediente Manoban.
–¿No puedes dormir?
–No, casi nunca concilio el sueño en las tormentas de nieve – no es una mentira, pero es una verdad a medias, porque la realidad es que hay demasiadas cosas rondando su cabeza –. La idea de la señora Choi fue brillante.
–Lo fue, alivianó algo el ambiente... Cantas muy bonito, por cierto.
Yeon experimenta nuevamente el cosquilleo en su organismo.
–Igual tú, no imaginé que quisieras cantar conmigo ayer – expresa con lentitud y sin voltear aún hacia el azabache, susurrando tras unos segundos:–. No creí que querrías hablarme.
Bin pensó que aquello era ilógico.
–Yeonjun, no tengo razones para no querer entablar una charla contigo.
–Sonaste anticuado otra vez...
–El punto no es ese – suspira con un entornar. Realmente añora que el rubio le crea, y para ello, se arriesga a abrirse un poco:–. Nunca hice algo como esto con amigos o nadie. Siempre fui solitario, pero todo fue peor al ser encerrado en el espejo. Ahí dentro todo es frío, no hay sonido alguno, no siento hambre o sed. Nada, no puedo hacer absolutamente nada que no sea sentarme en el espacio infinito y esperar mientras me pierdo en mi mente... El tiempo transcurre afuera y adentro sin que me inmute de ello, y confía cuando digo que lo detesto – traga el amargor en su boca ante los recuerdos, ya percibe la mirada del mayor sobre él, pero no gira a comprobarlo –. Aprendes lo que verdaderamente es estar solo ahí dentro, y con ustedes aquí en la mansión, siendo tan ruidosos y cálidos, yo... Significa más para mí de lo que imaginas, Yeonjun.
–Soobin... – suspende la sentencia porque en realidad no sabe qué decirle, tiene la necesidad de consolarle simplemente. Relame sus labios ansioso, soltando lo primero que sintió:–. Te extrañé hoy – esperó unos instantes, donde el menor enfocó su vista en sus pies, con un entrecejo fruncido en conflicto que le pone inquieto en su posición –. Dime algo, mocoso...
–No sé qué decir – confiesa al encararlo finalmente, avergonzado –. Nunca nadie me dijo que me extrañaba.
Jun sintió un vuelco y un apretón en su pecho.
–No puede ser cierto, alguien debió de extrañarte alguna vez.
Bin inhala con una expresión repentinamente nostálgica.
–Nayeon, era mi cuidadora, la empleada dorada de la mansión. La señora Choi me recuerda mucho a ella, y si lo pienso bien, los ojos de Jisoo me recuerdan a los suyos.
–¿Qué le sucedió?
–Cuando me encerraron en el espejo no volví a verla más que en dos oportunidades, una de ellas porque su hija me sacó... La otra fue la última y no salió nada bien – pausa para cerrar sus ojos, como si la imagen de la cálida mujer fuera más nítida de tal forma –. Éramos unidos, pero tras la muerte de mi madre, todo cambió aquí. ¿Sabes el por qué la mansión está protegida mágicamente?
–Nunca me lo explicaste – musita, sumido en la historia. Le da un gesto para que prosiga, y este acata.
–La vez que su hija me sacó, tuvo esperanzas en mí, era la primera vez que salía del espejo desde el hechizo, pero yo estaba furioso con todo, aunque para ese entonces sólo habían sido unos cuantos meses. La segunda vez fue peor porque transcurrieron veinte años y ya estaba más que resentido con la vida, con todos. Me molestaba su amabilidad, me frustraba que los años estuvieran transcurriendo... No supe qué ocurrió, la chica que me sacó en ese momento no lo soportó y me regresó, creo que estaba iracunda.
«Naye llegó en el momento exacto y no supe nada más al regresar, no tengo pista de lo que ocurrió. Para cuando salí, me encontré una nota suya explicándome que la mansión estaba protegida de las personas con malas intenciones en mi contra o de los que residían aquí – niega para sí mismo, tan arrepentido que apretó sus puños para intentar contenerse –. Supe que ella murió a dadas alturas, no pude despedirme de ella ni hacer nada. La nota sigue en el ático, la releí justamente hoy y... No supe cómo lo hizo, a quién buscó, pero significa que pensó en mí hasta el final.
–Lo lamento mucho, Soobinnie – susurra con sinceridad cuando culmina el relato, afectado por los hechos. Es claro que el ojos negros había sufrido y pagado sus culpas, comprende que es alguien carente de afecto, y sin mencionar las cosas que aún él no le cuenta; quiere descubrirlo, curarlo, era una necesidad que crece a medida que lo conoce, y ya no siente repudio por él, sólo una gran comprensión. Se arrima un poquito más junto a él, continuando:–. Ella te quería mucho, sin duda alguna.
–¿Cómo podía hacerlo? Fui tan... Cruel con ella.
–El amor es así de incondicional en ciertas ocasiones, al menos esa clase de amor maternal – lo empuja suavecito con su costado, sonriendo de lado–. No eres tan malo como imaginas, Bin.
–¿Por qué lo dices? – pregunta con casi una suplica, adorando el brillo reflejado en sus ojos miel y ensimismado por cómo luce su piel con la luz de las brazas –. Todos los demás me detestaban.
–Porque me gustas – se le escapa con facilidad, quiere agregar que le gustaba mucho, pero no se atreve todavía a tanto. Oye su pulso agitado, se pierde en los orbes profundamente oscuros, tiene el impulso de besar esos resecos y esponjosos labios, sólo se contiene por ahora y en cambio se recuesta en su hombro al acomodarse –. Y si me gustas significa que no eres tan malo... Yo no te detesto.
Soobin casi saltó en el sitio, juraba que Yeonjun sería capaz de oír sus pulsaciones, y se sonroja ante la idea. Sonríe y al rato suelta el aire al percatarse que el rubiecito se ha dormido sin moverse de su posición. No se molesta en despertarlo o arrimarlo, recuesta su propia cabeza en la opuesta y se inclina hacia atrás, oliendo la esencia que le relaja el cuerpo por completo, aspira un poco más de la misma, como si fuera el olor de la libertad misma.
No entiende muchas cosas y hay demasiado que meditar, pero ahí, en la calidez del ambiente que solamente es proporcionada por el dormilón a su lado, sabe algo muy certeramente:
–Tú también me gustas, más de lo que imaginaba, hyung...
Yeonjun hubiese saltado en goce de haberlo logrado escuchar.
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Todo se pierde sin ningún testigo, únicamente una mujer de cabellera rojiza y ondulada que detalla cada escena con una sonrisa imborrable.
–¡Están conectando, es perfecto! Un lugar cálido aleja y derrite cualquier tempestad helada ¿No, Namjoonie?
La risilla profunda del ahora fiel hombre que suena a sus espaldas.
–Sí, así como usted alivia la soledad y desdicha de muchos.
Irene sonríe melancólica, observando al fornido de hoyuelos que siempre le acompaña en su forma felina y ahora la mira con tanto orgullo que no cree merecer.
–Él no sabe la historia completa... Como anhelo que sepa cuánto le extrañaron, cuántos lo hicieron, sobre todo ella...
–Señorita Irene...
–Estoy bien, sólo... Vamos a descansar mejor, Joonie.
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Primero: ¿CÓMO SE RECUPERAN DESPUÉS DE SEMEJANTE COMEBACK DE LOS TUBATU? YO SIGO GRITANDO, HAGAN STREAM A SUGAR RUSH RIDE Y DE TODAS LAS JOYAS DE CANCIONES QUE NOS DIERON AHHHH
Adoro la escena de la chimenea, la canción de la Bella y la Bestia es un clásico que me inspiró a crear este fic, que YeonBin la cante es uwu
¿Conocen el cover de Taehyun Over and over again? Es arte.
Como ven, Soobin dice que se está adaptando a la época, he tenido sumo cuidado en su forma de expresarse y ver el mundo, de relacionarse, por episodio va cambiando y se moldea a la actualidad. Aún así, Soobin siempre fue alguien que no encajaba en su siglo, era muy abierto, por decirlo de una manera.
Nayeon es una pieza clave en muchas cosas, hay muchos personajes que lo son, presten atención a cada detalle porque dejo pistas en TODO 👀
¿Les gusta la amistad de Soo y Tae? A mí me fascina ajsasdo
Prepárense para el siguiente episodio :3
https://youtu.be/E48R6uG_bak
¡Voten y comenten! 💖
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