Único
Discleimer: Miraculous Ladybug es propiedad de Thomas Astruc y Jeremy Zag, así como la canción es de Becky G y su respectivo autor,yo sólo quise hacer mi punto de vista acerca de esta sonada letra en el 2017.
La música estaba a todo lo que daba en aquel bar escondido en las calles de París, su nombre; Le papillon. Estaba siendo una jornada pesada sin ninguna presa que valiera la pena para la mujer de hebras azules, quien ya no aguantando la noche, se acercó a la barra en donde su mejor amigo diagonal pretendiente, diagonal amor de su vida, la esperaba con una copa de Martini y una gran sonrisa burlesca.
—¿Qué? ¿Aburrida? —se recargó sobre la barra con intención de darle un beso en la mejilla.
—Ya, basta Claude.—detuvo su acción interponiendo una mano entre ellos —sabes que esto es un simple negocio —se encogió de hombros.
—Uno en el que sacas dinero a costa de —le hizo una mirada de arriba a bajo —bueno ya sabes. —hizo una sonrisa ladina.
Ella solo rodó los ojos, su compañero era sumamente atractivo, muy divertido y le hacía compañía en ese trabajo nocturno que había tenido que tomar cuando las cosas en la panadería de sus padres se habían vuelto más pesadas desde que el miembro mayor de la casa falleció a consecuencia de un asalto. No se podía quedar de brazos cruzados viendo como su madre se partía el lomo cada día para sacar adelante a su pequeña hermana de diez años y lidiaba con demás gastos.
—Sabes que tengo necesidades, estoy en mi último año de universidad y si sigo haciendo esto, es para cumplir mis metas —bebió un poco más de su Martini.
—No las tendrías si me dejaras formar parte de tu vida, sabes que esto de ser barman es temporal en lo que consigo empleo.
—Te graduaste hace un año, no creo que esto sea temporal —hizo énfasis en la última palabra junto a comillas con los dedos—no tienes algo seguro Claude.
—Por ti soy capaz de todo, nada me daría más felicidad que estar contigo, formar una gran familia contigo, tener nuestro hogar… en verdad me gustas mucho y creo que podemos realizarnos juntos.
Decía con total entusiasmo impregnado en todo su esplendor sin embargo ella no le estaba presentando atención en lo absoluto pues su mirada se había posado en un hombre que estaba sentado justo en el fondo del lugar mientras fumaba un puro y se distraía con el espectáculo de baile que había montado una de las chicas del centro nocturno.
—Ese se ve de buena familia, si consigo algo esta noche quizá y salga de este lugar, hasta entonces hablamos cariño. —le guiñó un ojo alejándose de la barra con un par de bebidas, contorneando su definida silueta hasta llegar a su próxima conquista—Hola guapo —se sentó a un lado de él pasando su mano por detrás del cuello y cruzándose de piernas dejando ver un poco más allá de la falda —¿Por qué tan solo?.
El aludido se sobresaltó ante la presencia y la cercanía de la jovencita que atinándole le llevaba unos diecisiete años, le echó un ojo de arriba a bajo divisando su atuendo ; una blusa strapless, una chaqueta de cuero negro y un diminuto short del mismo estilo.
—Buenas noches señorita —saludó cordialmente—¿Puedo ayudarla en algo?
Marinette esbozó una sonrisa al escuchar aquella formalidad, sin duda era uno más de aquellos hombres que pretendían mantenerse como intachable cuando en el fondo sabía que era alguien que sólo deseaba satisfacer sus instintos primitivos y ella sabría jugar muy bien sus cartas para que cayera en sus redes. No había nada más importante para ella que acabar con esa etapa en su vida, lejos de esos patanes.
—Por ahora solamente quiero que se tome un trago conmigo —se inclinó para tomar su vaso y llevarlo a su boca empapando sus labios del amargo líquido —sería para mi un verdadero honor estar con un hombre tan atractivo como usted esta noche.
El hombre de ojos grises se quitó los lentes frotándose estos y esbozando una sonrisa con galantería como lo hacía en sus mejores tiempos. No iba a negar que la fémina era demasiado atractiva y si ella estaba dispuesta a ir por ese rumbo él no era quien para impedirlo, además necesitaba distraerse esa noche después de una intensa pelea con la madre de sus hijos.
—Por supuesto —tomó el otro vaso—nada me encantaría más que compartir con tan bella dama —alzó el vaso iniciando un brindis—¿Me haría dichoso de saber su nombre?
La azabache se reincorporó extendiendo su mano en dirección al hombre de cabellera rubia que dejaba entre ver una que otra cana rebelde que no había alcanzado a cubrirse con los tintes y productos que utilizaba.
—Aurore —mencionó con una sonrisa y se acercó un poco más al sujeto—pero tu puedes llamarme como se te plazca esta noche—susurró en el oído haciéndolo estremecer—¿Qué te parece? —sonrió coqueta.
El hombre pareció recular un poco procesando cada una de las palabras de Marinette, no podía negar que la oferta era sumamente tentadora y mentiría si dijera que era la primera vez que le hacían ese tipo de ofertas. Aunque debía mantenerse sereno y pulcro pues tenía una reputación en el mundo de la moda que no podía manchar por simples aventuras pero era hombre, uno que tenía necesidades al no ser completamente complacido por su mujer.
—Se da cuenta que esa invitación suena sumamente tentadora y que —tomó una rosa que adornaba el centro de mesa —cualquiera podría malinterpretarlas —deslizaba con decoro esta sobre el cuerpo de la muchacha.
La mujer se recostó sobre el asiento sonriendo con malicia, era obvio que ya lo tenía en la palma de su mano. Afianzó el agarre en la cabeza de su compañero en turno acariciando su cabellera y atrayéndolo hacia ella.
—Quizá eso es lo que busco —le guiñó un ojo mientras rozaba los labios ajenos con los suyos con osadía.
—Usted es muy bella —hablaba sin dejar de contemplar sus labios —tanto como una dama y las damas no —acariciando su hombro para después posar sus labios sobre este— deberían hablar ni insinuar esas cosas.
Marinette resopló como si aquello le hubiera ofendido. Odiaba esas estigmas que le colocaban a las mujeres en donde se estipulaba que no podían hacer o decir algo por el simple hecho de ser mujer.
—A mí me gusta que me traten como dama– soltó en un jadeo—aunque de eso se me olvide cuando estamos en la cama—mencionó con picardía y deslizando su fino dedo índice por el pecho del señor.
—Me agrada la idea ¿Nos vamos a otro sitio? —propuso esperando una respuesta afirmativa que no tardó en recibir.
—Pero antes déjame ir por mi bolsa —se levantó acomodándose la ropa —ya vuelvo —aventó un beso al aire con dirección a él.
Caminó hacia la barra en donde un furioso Claude estaba observando la escena desde su lugar de trabajo. Cada vez que Marinette se ponía a hacer aquello, no entendía como no le daba asco besar a un viejo, menos dejarse tocar, pero él la amaba tanto que la aceptaba así y sabía perfectamente las necesidades que la llevaban aquello pero no por eso podía evitar sentirse muy celoso y percatarse que eso a ella le divertía.
—Yo estoy puesto para todas tus locuras pero —se rascó la nariz con evidente molestia —Que tú quieres un viejo, ¿estás segura?— preguntó desesperado dejando impactar sus palmas sobre la barra al tiempo que ella se encogía de hombros—Marinette ¡Por dios! Yo te prometo un millón de aventuras.
La chica se acercó más a la barra y lo tomó de la barbilla para luego tomar sus labios formando una trompita mientras alzaba una ceja.
—Te prometo que será la última vez, con este hombre me he sacado la lotería—quitó sus manos para después meterla disimuladamente en el bolso del pantalón del cual sacó una ampolleta que con cuidado disolvió en otro trago —si en verdad me amas demuéstralo, voy a necesitar ayuda.
Tomó su bolsa y el vaso con el whisky el cual extendió al hombre en cuanto lo tuvo en frente de ella quien no dudó en beberlo de un solo golpe, levantó su saco para después agarrarla de la mano saliendo del establecimiento nocturno hasta el estacionamiento donde aguardaba su Lamborghini que encontró después de haber timbrado con las llaves. Marinette se adentró al coche sin perder un segundo de cada detalle que este ofrecía, por su parte Gabriel estaba poniendo en marcha apresurado por llegar a la mansión agradeciendo que su esposa se haya ido a refugiar a casa de su comadre Elizabeth Bourgeois como siempre lo hacía cada que ellos discutían y que sus hijos; Adrien y Félix, estuvieran con sus respectivas novias esa noche.
Iban en sumo silencio ella disfrutando de la vista nocturna de París agradeciendo que por fin hoy se acabaría esa faceta de mujer fatal que se había creado para hacer caer a los hombres con tal de adquirir lo que ella quisiera.
—Dime, Aurore ¿Qué te gusta en la intimidad? —aprovechando el semáforo en rojo colocó su mano sobre la pierna de la fémina deslizándola de arriba a bajo sintiendo la suavidad de su piel.
Ella intentaba calmar la ansiedad que sentía cada que los hombres la tocaban de esa forma, tenía que resistir pues de ella dependía tener un prometedor futuro, era un gran sacrificio que bien valía la pena al recordar el sacrificio que su madre hacía para llevarles el pan a la mesa, era justo que le ayudara de alguna manera.
—A mí me gusta que me digan poesía —explicaba haciendo ademanes, que después paro para quedar cerca y poder susurrarle—al oído por la noche cuando hacemos groserías —sacó su lengua haciendo uso de esta empapando el lóbulo del de lentes en un acto seductor.
—¿En verdad? ¿Qué más? —puso de nuevo en marcha el auto sin dejar de subir un poco más por las piernas de la joven acariciando sin descaro.
Marinette se removió en su asiento ante las caricias de aquel hombre, a pesar de que esto lo consideraba un trabajo extra no podía evitar sentir placer ante las atenciones recibidas llenándose de un sofocante calor que se extendía por todo su cuerpo.
—Me gusta un caballero, que sea interesante —hablaba pausadamente mordiendo su labio inferior tratando de mantenerse cuerda en su misión.
Gabriel sonrió sintiéndose triunfante por deleitarse con lo que provocaba en esa mujer de exquisita apariencia, lo que él no sabía era que la excitación que podía llegar a sentir Marinette era por el ejercicio mental al que ella ocurría en ese tipo de situaciones, el cual consistía en imaginarse que era Claude quien la tocaba de esa manera. Sólo imaginándose al chico de sus sueños era capaz de sentir placer.
—Ah sí ¿Qué más? —había colado su mano por debajo de la prenda interior —anda cuéntame.
—Que sea un buen amigo, pero más un buen amante —lo miró de soslayo con fingida lujuria —¿Qué importa unos años de más?
Él había captado la indirecta incrementando el deseo por poseerla de una buena vez, en cuanto llegaron de adelantó en abrirle la puerta tomando su mano y besándola con galantería.
Ella se había quedado absorta en la inmensidad de aquella mansión, jamás había visto una igual ya que hasta ahora era la víctima más adinerada que había conseguido, pues por lo regular sus demás presas la llevaban a sus departamentos, uno que otro hotel. Esto si que era oro sólido. Reaccionó cuando se percató que era atraída por la cintura, ella apoyó sus manos sobre los brazos fuertes.
—A mí me gustan mayores, de esos que llaman señores, de los que te abren la puerta —mencionó ocurrente viendo como Agreste se reía encantado—Y te mandan flores, aunque eso último no importa siempre y cuando me sepan complacer.
—De eso no tengas dudas —la abrazó del cuello ingresando con rapidez en el interior de la morada —Bienvenida señorita.
Dupain dio unos cuantos pasos hasta llegar al buro cerca de la cama en donde dejó su bolsa para voltearse quedando de frente al hombre haciéndole señas con el dedo índice para que se acercara a ella, cosa que sucedió al instante tomándolo de los extremos de la camisa depositando besos en el cuello de este que no se tardó en quitarle la chaqueta y llevando sus manos sobre la cintura de ella dejándose complacer con cada beso, lamida o mordida que ella le daba.
—Eres una gatita traviesa —se ánimo a decir dirigiéndose con ella de espalda a la cama —¿Qué te gustaría que te hiciera?
Ella no respondió, al contrario cambió estratégicamente de posición haciéndolo recular hasta sentarse en el colchón quitándole la corbata hábilmente, desabrochando la camisa haciéndole jadear divirtiéndose con su lengua sobre el pecho de este.
—A mí me gustan más grandes—llevó su mano a la entre pierna de este masajeando su hombría—que no me quepa en la boca…—Se acercó a su rostro peligrosamente rozando sus labios con los suyos—los besos que quiera darme —con confianza de que lo tenía embelesado procedió a quitarle el reloj de oro que portaba.
Gateó provocativamente sobre la cama con el reloj en los labios haciendo que él pegara a la base de la cama en donde aprovechó a sacar detrás de su espalda un par de esposas y una llave.
—Te gusta jugar rudo he gatita—ella asintió sonriente mientras llevaba las manos de Gabriel por detrás de du cabeza esposándolo a los barrotes de la cama—me encanta, me enciende.
Con intensidad pasó el accesorio por sus labios en un intento de beso que desesperaba cada vez más al hombre al verse dominado por ella.
—Y a mí me vuelve loca —guardó el reloj y la llave en su bolso bajándose de la cama tomando sus cosas —es una pena que esta noche tu no hayas podido llenar mis expectativas en la cama —sonrió sínicamente— pero no te preocupes que hay muchas cosas en esta casa que puedo tomar como premio de consolación.
El mayor se sorprendió ante lo dicho por la fémina y urgiéndose por soltarse del encadenamiento del que era presa por ser un completo estúpido creyéndose el cuento de que una bella jovencita de fijaría desinteresadamente por él. Vio como Marinette se colocaba de vuelta su chamarra y caminaba a la puerta.
—¡Suéltame! —le exigió con enojo —eres una pe… —hacía movimientos con tal de librarse sin éxito alguno —te voy a encontrar y te haré pagar esto.
Ella se carcajeaba ante las palabras del sujeto tomando el picaporte de la puerta pero deteniéndose un momento.
—Es verdad que yo no quiero un niño que no sepa nada—acomodaba su cabello despreocupadamente— y que yo prefiero un tipo que dé la talla pero tú me quedaste tan corto —suspiró con decepción actuada—chau ruco —abrió la puerta saliendo de la habitación no sin antes hacerle un gesto obsceno con el dedo índice de la mano derecha.
Con total libertad se paseaba por la mansión echando todo lo que consideraba de valor en su gran bolso con los gritos de fondo del gran diseñador de modas de toda Europa. En cuanto se sintió satisfecha salió del hogar topándose con Claude recado sobre su coche quien al verla se acercó a ella tomándola de la cintura.
—¿Lograste lo que querías? —preguntó ansioso.
Ella alzó su bolso dándole así la respuesta.
—Yo siempre logro lo que me propongo cariño—posó una mano sobre la mejilla de este.
Claude se alegró de oír aquello recordando las palabras de la promesa que le había hecho en el bar y que esperaba que en verdad lo cumpliera.
—¿Entonces es la última vez que lo haces?
Ella dejó caer el bolso sobre su brazo para poder tomar con ímpetu los labios que realmente la volvían loca, colgando de su cuello para volver el contacto aun más apasionado. Después de unos minutos así, ella se separó contemplando la sonrisa que se dibujaba en el rostro del de cabello castaño, que era igual o más amplia que la suya.
—Espero eso resuelva tus dudas.
Él asintió tomándola de la mano abriéndole la puerta y dándole una rosa al ingresar al modesto vehículo, ahora si podía ser completamente feliz a lado de la persona que amaba sin ningún tipo de carencias u obstáculos. Recargaba su cabeza en el hombro del muchacho con cariño mientras se perdían en la oscuridad de las calles.
Vaya que le encantaban los mayores de esos que llaman señores, la volvía loca sus billeteras y las cosas carismas que podía obtener de ellos para poder pagar sus estudios y culminar su carrera de diseño de modas. Ahora si tendría una gran vida.
¡HOLA! aquí un nuevo os que me llevo creo que dos semanas realizarlo de la forma más correcta y decente que se puede con esta letra que a mi en lo personal no me gusta del todo y con una pareja crack que en verdad no es de mi agrado, pero me lo hsnt pedido hace unos meses atrás y como escritora estoy para leerlos y complacerlos en la media que puedo.
Debo destacar que me sentí rara escribiéndolo, pero quería retarme a hacer algo nuevo a lo que estoy acostumbrada, los sucesos que pasen después quedan a su criterio ¿lograría sus planes? ¿Habría consecuencias?... Todo queda en su imaginación.
Por último, quiero aclarar que:
1.-No hago este os ni el fic con el afán de promover este tipo de relaciones.
2.-Sé que a veces pueden haber sentimientos reales en una pareja que no son de la misma edad.
3.-Es un simple os, no estoy insinuando que hagan lo mismo que Marinette para obtener sus metas, recuerden que nada sabe mejor que algo que te haya costado. Además tengan en cuenta que si son menores de edad pueden meterse en un lio al involucrarse con gente más grande en ese índole.
Esperando que les haya gustado, me retiro por hoy.
Nos vemos. 💞❤️
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