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14.- Dejarle marca

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14.- Dejarle marca.

Te quiero aquí aunque tenga mil amores
Yo creo en el destino oye
Tu sabes aquello tiene sus razones
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Para su cita habían decidido dar un pequeño paseo, había varias cosas en Qatar que podría llamar su atención. Cómo los paseos a camello y también algunas zonas comerciales con museos y restaurantes.

Si estuvieran en cualquier otro lado, Julián a cada instante se hubiese atrevido a besar a su Alfa, así como también Memo a demostrarle mimos y mucho cariño.

Pero no.

— Debe ser un poco difícil y triste...— Comenzó Julián.— Estar enamorado y no poder demostrarlo.

Pues varias veces se llegaron a ver con parejas, aunque muchas de estas mantenían una distancia y no se podían ni siquiera besar.

— Se van acostumbrando Juli, pero tienes razón...

— Yo no se si podría acostumbrarme a eso.— Pensó Julián.— Oye...

— ¿Qué mi amor?.— Lo vio Memo.

— Después del Mundial... ¿quieres ir a algún lado conmigo?

— Me gustaría.— Sonrió Guillermo.

— Un lugar, donde estemos juntos y pueda dejar ver a todo el mundo cuánto me encantas.— Julián sonrió.— Lo mucho que estoy enamorado de ti.

Esa idea le gustaba a Memo... aunque también pensaba en otro detalle más.

Ya eran novios, aunque sea a escondidas en especial estando en la clase de lugar donde estaban. Y quería siempre respetar a Julián y amarlo siempre, cuidarlo en todo momento.

Y hacerlo feliz.

Pero...

Había algo que lo dejaba pensando.

— Mira amor, aquí es.— Ochoa le señaló el restaurante donde hizo la reservación.

— Está muy lindo.— El menor sonrió alegremente.

Era un restaurante con vista al mar y sus columnas daban la apariencia de mezquita, además de que todo se veía elegante y bastante tranquilo. Parecía como sacado de algún cuento infantil de las Mil y una noches.

Había que esperar unos minutos en el lobby, en especial debido a que llegaron antes de tiempo, aunque en ese momento se encontraron con una pareja más. Robert Lewandowski y Pablo Páez Gavira, Gavi de cariño.

— Robert...— Sonrió Memo.

— Guillermo...— Igual le saludo.

Los dos menores también sonrieron, aunque no era extraño para muchos que Gavi siempre estuviera detrás de Robert... se llevaba muy bien y no solamente eso.

— ¿Hicieron reservación aquí?.— El jugador Polaco sonrió.

— Nosotros si...— Agrego Gavi.

— Si, solo que acabamos de llegar, en un momento nos llevarán a nuestra mesa reservada.— Sonrió Memo.

— Guillermo.— Aprovechando todo, Lewandowksi quiso hablar.— El juego contra Polonia, estuviste muy bien, felicidades.

— Gracias por eso Robert.

Ambos estaban hablando del partido, y Julián vio mejor a Gavi, quién era menor que él. Pese a llevar una sudadera ligera dado el calor del lugar. Se podía notar su cuello. Un collar rojo con detalles blancos y dorados adornaba su cuello.

Ese collar no lo portaba en sus anteriores partidos contra Costa Rica y Alemania.

— Tu cuello...— Murmuró Julián.

Pero Gavi le sonrió y le hizo un ademán con la mano de que guardara silencio.

Fue fácil entender que Lewandowksi ya lo había marcado formando un lazo con él.

— ¿Guillermo Ochoa?.— El Capitán de meseros había llamado su atención.

— Nosotros.— Jalo suavemente a Julián.— Nos vemos después entonces.

— Por supuesto.— Sonrió Robert.

— Quizás, en una cita doble...— Sonrió Gavi, pues él entendía perfectamente lo que estaba viendo.

Eso hizo sonreír a Julián y asintió para seguir a su Alfa.

Les habían dispuesto una bonita mesa en una de las terrazas lo que les daba una perfecta vista de todo, eso le pareció lindo a Guillermo pero su amado pensó en otra cosa. En algo que había visto más que nada.

— Memo.

— ¿Dime?

A mitad de la comida, Álvarez quiso preguntar algo.

— ¿Tú me morderas, verdad?.— Lo vio inquieto.

Había recordado el collar de Gavi... tenía 18 años, cuatro menos que él y se notaba demasiado la madurez que había en el joven Español por unirse a un hombre 16 años mayor que él. Entendía esa situación y Julián la estaba viniendo similar.

— ¿Eso quieres Juli?

— S-si...

Guillermo sonrió.

— Si te confieso algo... estaba pensando en ese detalle.— Declaró finalmente.

— ¿Lo dices en serio?.— Lo vio sorprendido.

— Solo que pensé que, quizás no quieras ya que soy muy viejo para ti.— Bromeó con eso.

— Ya viste la película de la Era de Hielo...— Sonrió.— Cuánto más arrugada la pasa más dulce la pulpa...— Se había reído ligeramente.

— Tonto...— Le dio un golpecito suavemente en la frente.

— Pero... creo que ya lo viste...

"No me importa que usted sea mayor que yo".

"Quiero que me muerda".

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El pueblo ya quiere la mordida, o no e.e

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