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4. Longing.

Hi~ Me paso rapidito a tirar el capítulo de hoy, me faltan algunos comentarios que responderé en un ratito, no se preocupen por ello, pero quería subirles esto porque ya nos va metiendo en la perspectiva de Ash y es muy linda realmente, así que espero que la disfruten, todavía vamos bosquejando cosas de este mundo, por ende, es una especie de introducción y por ende, disfrutemos lo dulce antes del caos.

Espero que les guste, mil gracias por leer, los quiero caleta.

Ash anhela a Eiji.

¿Cómo no hacerlo? Eiji irrumpió en su vida como si fuera un abundante río ondulando en medio del desierto, el eco de un amor que estaba destinado a ser, más resulta imposible de consumar por su naturaleza, el recuerdo de un niño con cabellos de trigos y ojos de jades, la mirada cálida del soldado que dejó la puerta abierta en un bosque dónde acechaban lobos, Eiji es la corriente que fluye por las venas y la nostalgia por lo que ya no está, es esperanza y libertad, Ash se había dado por vencido en huir de Dino, se había resignado a ser su peón, heredero y mascota puesto que sin importar a quienes metiera a la mansión todos tenían el mismo perfil perverso, incluso sus tutores abusaron de él cuando tuvieron la chance, pedir los retratos fue la última esperanza antes de desmoronarse. Estaba cansado. Se estaba ahogando. Cayendo. Encogiéndose contra él mismo. Arrojando una última mirada. Rendido.

Y entonces Eiji llegó.

No era el pintor principal y seguramente Dino no contaba con su presencia sin embargo apenas lo vio Ash quedó paralizado por los ojos más amables del mundo, fue la primera vez que alguien lo veía de esa manera, no fue sucio ni demandante, fue limpio, fue una mirada que lo hizo sentir cómo si su sufrimiento no solo estuviera siendo visto, sino que además lavado, eso lo aterrorizó porque no acostumbra a que lo traten como si fuera un humano. Pero sus ojos. Su sonrojo lleno de nervios. Su cara con un transparente "eres hermoso" escrito. Sus labios temblorosos. Y esas expresiones tan patéticamente pueriles. Anda con su corazón en la mano, puede aprovecharlo.

Pero confiar en su bondad seguía siendo arriesgar demasiado, por eso lo tocó sin decirle ni una sola palabra, en parte quería corroborar que Eiji era una basura para confirmar su visión de que los seres humanos son asquerosos sin excepción y en parte suplicaba estar equivocado, quiso que Eiji fuera la excepción.

Deslumbrante, fue lo único que pensó al vincularse.

El alma de Eiji debe ser la más pura, franca e inocente que ha conocido y eso lo hizo anhelarlo.

La luna del sol. El canto del ave. La manta del niño. La rotación de la tierra. La gravedad del mar profundo. El anhelo de su corazón. La pieza que no daña su rompecabeza. Quien lo acuna pese a ser un "cargador universal". La luz en su oscuridad. La esperanza de su alma.

—Sabes que es una mala idea. —El problema es que se dieron cuenta—. El chico es un conejo.

—Le queda. —Murmura para sí mismo—. Le queda ese animal.

—Y tú eres un lince. —Blanca no pide permiso ni perdón al meterse a su estudio, Dino se lo dio para compensar una noche donde fue demasiado brusco e intentó fusionar su alma con el afán de amarrarlo por el resto de la eternidad, aún tiene pesadillas acerca de eso, más, es un simple gaje de la prostitución espiritual—. Un conejo y un lince no pueden ser amigos, vas a terminarlo matando.

—No pretendo que sea mi amigo. —Ash cierra de golpe el libro, islas en el arroyo, es uno de los favoritos de su tutor gracias a las analogías sobre la soledad humana y le sienta a la perfección.

—Qué lo estés usando es mucho peor.

—No lo estoy usando. —Al menos, no con maldad—. Solo quiero compañía y Eiji es agradable.

—Ajá.

—¿Tan difícil es creer que quiero charlar con personas de mi edad? Estoy cansado de que todos los hombres con los que me relacione me dupliquen o tripliquen la edad, es asqueroso.

—Bueno. —Blanca se toma la libertad de entrar en el estudio con su sonrisa grácil y calma para tumbarse en el sillón tapizado, impresiona pertenecer a la colección—. Eiji es mayor que tú.

—¿Qué? —Ash palidece—. No, tiene cara de bebé, me estás tomando el pelo. —¿Cómo alguien con una apariencia tan angelical podría ser un adulto? Imposible. Inconcebible. Ya que dolería.

—Dos años mayor que tú, ya va en sus veinte.

—¿Eh? —Ríe—. Debe haber tenido una vida bastante buena para verse tan aniñado. —Una vida en donde hubo una familia amorosa que lo protegió, fue al colegio y probablemente era popular por su magnética personalidad, estudió en la universidad, una vida protegida sin ninguna clase de problemas reales, una realidad distinta, un universo desconocido, algo que él nunca tendrá.

—Por eso te lo estoy advirtiendo, puedo ver a través de ti.

—No sabía que eras tan egocéntrico para decir eso. —Se mofa dando vueltas en la silla, no alza la palma de la portada del libro, quiere dejar su punto en claro—. No me conoces tan bien, Dino o Marvin que me han tocado mucho más íntimamente pueden darte una opinión más objetiva.

—Ash.

—¿Te molesta que hable tan honestamente? Ja, ¿desde cuándo te incomoda tu papel como un simple espectador? —Y cómplice.

—Solo estoy advirtiéndote que no seas descuidado, es extraño en ti actuar tan impulsivo y viste lo que sucedió con el pintor, ni siquiera dudaron en arruinar su carrera con tal de sacarlo ¿crees que dejarán pasar a Eiji solo porque es más joven? Si lo ven cerca tuyo, peligrará.

—Por eso no está cerca mío. —Insiste—. Son ideas tuyas, ya debes andar delirante por la vejez.

—Pensé que habías aprendido la lección con Shorter.

—¡No lo menciones! —Ash se levanta de golpe estampando ambas palmas contra el escritorio.

—Ah. —Blanca se ríe despectivamente—. Te sigue afectando, lo sabía.

—¡¿Acaso no tengo el derecho?! —Brama—. No. —Se calma a sí mismo frotándose el ceño con los dedos, ejerciendo tal fuerza que la frente le queda roja por el roce. Se aprieta deseando que el toque traspase su cráneo, llegue a su mente, coja los recuerdos como si fueran pececillos en medio del mar de sus traumas y así poderlos arrancar—. Esto no me afecta más. —¿A quién se lo dice?

—Estaría bien si te afectara, ¿cuántos años tenías?, ¿14?, ¿15?

—Dino siempre se ha esforzado en tomar a quienes me rodean para hacerme daño. —Si Griffin estuviera con vida está seguro de que ya lo habría explotado como una debilidad—. Por eso Eiji no se convertirá en algo así, no tienes nada de qué preocuparte, no planeo romper mi papel, ni tampoco planeo poner en riesgo el tuyo, las cosas seguirán como deben seguir, solo...

—¿Solo...?

—Déjame tener esta bocanada de libertad. —Le ruega—. Déjame tener algo que valga la pena.

—¿Incluso si eso puede destruirte?

—¡Mírame! —Ash ríe con suma tristeza—. Ya no queda nada más que destruir, soy una carcasa de lo que alguna vez fui, ni siquiera recuerdo cómo se sentía ser un humano, me han forzado a conectarme con tantas personas, han dejado tantas marcas que ya no queda nada mío, al final Dino encontró forma de que ni siquiera mi alma estuviera segura, no tengo nada, Blanca. Nada.

—Ash.

—No. —Lo para—. No necesito que me mires así, no ansío tu compasión, nunca te la he pedido y nunca te la pediré. —El más joven se para bruscamente para darle la espalda en la puerta del estudio—. Y aunque me la dieras no harías nada con eso, ¿verdad?

Silencio.

—Porque eso es lo que eres, un simple espectador.

—Cuida tus palabras. —Ash carcajea—. No me provoques.

—¿Por qué? —Toma los bordes de la puerta—. ¿Acaso dije alguna mentira? —Y se va.

Blanca suspira bajando la mirada hacia su muñeca, hay un contador que alguna vez corrió pero que ahora se encuentra inerte, apagado con todos sus dígitos en cero, ¿por qué? Porque fue un espectador y eso le costó su alma gemela. ¿Qué otras cosas perderá por culpa de su cobardía?

¿A cuántas personas más perderá?

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—Intenta contar hasta diez para calmarte. —Eiji se dice a sí mismo, su corazón palpita como si fuera un caballo de carrera, el sudor le cae a cataratas de la frente, los pies no paran de tiritarle.

Si bien, Ash le comentó vagamente en dónde podría encontrar al tal "Shorter Wong", no esperó que el barrio fuera tan riesgoso, la mansión de Golzine impresiona totalmente ajena a la ciudad tanto física como ambientalmente, no solo por lo aislada que se halla en la parte más pomposa de Uptown sino que hay un aire de alcurnia que la envuelve, como si Dino quisiera preservar el poder en una burbuja atemporal, se siente como un libro de época disonante, como una utopía repleta de falsedad, asume que por eso el shock de salir es tan grande, se siente ajeno andando en Chinatown.

Uno. Dos. Tres. Comienza a contar al percatarse de las miradas fugaces que le están arrojando, se nota que es un forastero y aunque intentó vestirse para la ocasión comprando una chaqueta abombada rosada, una musculosa negra y unos alegres pantalones de hojas, sigue sin encajar en la escena, ¿por qué? Cuatro. Cinco. Seis. Sigue respirando ante las intimidantes miradas de los transeúntes, parecen una mafia, piensa nervioso. Siete. Ocho. Nueve. Shorter solía ser líder de una pandilla según lo que Ash le comentó. No tiene sentido estar ansioso. Debe sosegarse.

—Pero no encuentro el local. —Masculla frustrado, queriendo tirar al Google Maps lo más lejos posible—. Hola, estoy buscando un sitio llamado Chang Dai. —Así que no le queda más opción que preguntar, los desconocidos son hostiles, no dudan en levantarse del piso para intimidarlo.

—¿Quién eres? ¿Qué tienes que hacer por aquí? —Las piernas le tiemblan, las manos le sudan, está asustado, no tiene chance contra ellos.

—Eh. —Ash cuenta con él, es lo único que puede hacer para ayudarlo—. Busco a Shorter Wong.

—¿Shorter? —Asiente—. ¿Qué negocios tienes con él?

—Ash Lynx me envió. —Diez—. Necesito encontrarlo.

—¿Ash Lynx? —Los sujetos se miran incrédulos y no le gusta ese tipo de expresión—. ¿Después de lo que hizo se atreve a buscar a Shorter? Vaya pelotas.

—¿Pueden indicarme cómo llegar o no?

—No digas que no te lo advertimos, forastero.

A pesar de la cólera contenida le indican cómo llegar al local, aún perdido en sus pensamientos Eiji se sienta en una butaca sin comprender por qué se está dejando arrastrar, en teoría no tiene ninguna relación con Ash, por ende, debería serle indiferente su sufrimiento, si fuera inteligente le haría caso a Ibe y huiría como se lo está pidiendo. Pero su mirada. Su mirada estaba tan triste y descorazonada. Y su alma. Inclusive si la conexión fue ínfima su alma se sintió muy...solitaria.

Asume que por eso no puede hacer vista ciega y pasar de largo, entiende lo duro que es batallar contra la soledad cuando se está desmoronando, sabe lo que es sentirse ínfimo en un universo demasiado vasto, como si fuera un insecto en el mapa del cosmos, una mosca que vuela entre la ventana y la cortina y muere de un puñetazo, la hormiga que matan con lupa, la mariposa sin alas porque se las sacaron para disecarla, el chanchito de tierra que pisan al caminar, se siente como un insecto insignificante, pequeño y cansado que tiene que sobrevivir porqué sí. Y es por eso, porque conoce esa clase de soledad que no puede ser cómplice.

No otra vez.

No con este chico.

—Escuché que me estabas buscando.

—¿Eh?

—Soy Shorter. —Se presenta—. Shorter Wong.

Y no es para nada cómo se lo imaginó.

Luce como un pandillero, es su primera impresión gracias a su vasta cantidad de perforaciones y su llamativo cabello morado parado en una cresta de gallina, puede oler el gel mezclado a los fideos que le trajo por cortesía, sus ropas son llamativas y no combinan, usa lentes de sol hasta dentro del local y aun así, emana un aura amigable, su sonrisa gentil compensa lo distante que se ve su imagen, eso le da confianza suficiente para estrecharle la mano y presentarse.

—Eiji Okumura.

—Un placer. —Tararea y es efusivo—. Los chicos me informaron que venías de parte de alguien.

—Ash Lynx. —El nombre hace que el agarre se tense en un santiamén—. Me dijo que te buscara porque eras la única persona que podía ayudarlo.

—Después de todo este tiempo. —Shorter ríe, anonadado—. ¿Cuánto ha pasado? No sé de Ash desde que tenía como 15 años.

—Oh. —Eiji parpadea, constipado—. Pues él te refirió con mucho cariño.

—¿Por qué ahora...? —Más Shorter no está escuchándolo—. ¿Él está haciéndolo bien? —Le es evidente la preocupación sangrando en su voz, como si Ash fuera una herida que trata de cerrar a presión, apretando la cicatriz abierta con las palmas, rezando para que sane sola. No lo hace.

—¿Bien? —Eiji enfoca su vista en el plato humeante de sopa, en cómo su reflejo se distorsiona, en cómo su sonrisa no luce convincente y sus ojos enrojecen pensando en que incluso sino es un amigo de larga data de Ash puede sentir que no está bien, que hay algo sumamente desecho en esa actitud sarcástica y altiva, que por debajo se esconde algo frágil—. Eso creo.

—¿Cómo se conocieron?

—Su papá nos contrató para hacer un retrato. —A Shorter se le cae la cara al escucharlo—. Soy algo así como un pintor. —Ya quisiera—. Asistente de pintor.

—¿Su papá?

—Dino Golzine. —Quizás lo pronunció mal—. El dueño de la mansión.

—Mierda, sabía que las cosas se habían puesto mal pero nunca creí que estarían tan grotescas como para volver a escuchar su nombre. —De repente Shorter parece a punto de vomitar—. Lo siento, necesito salir a fumar.

—¡Ah! —Eiji se para por inercia—. Te acompaño, yo igual fumo. —Vaya mentira.

—¿En serio? —Shorter no le cree.

—Sí, todos lo hacen en Japón. —Pero luce muy cansado como para contradecirlo—. Es algo de asiáticos.

Eiji lo acompaña a las afueras del Chang Dai y se queda en silencio apoyado a su lado en contra de la húmeda pared de ladrillos mientras lo ve fumarse media cajetilla, resulta evidente que no sepa muchas cosas acerca de Ash, acaba de conocer al chico y sea por el poco apego a la vida que tiene o por la efímera conexión que entablaron decidió ayudarlo, quizás ansía convencerse de que puede tener un vínculo para aplacar el vacío y Ash apareció como la persona con quien puede tenerlo (que cualquiera puede tenerlo) pero odia pensar así, eso lo convertiría en alguien repulsivo y por más tonto que suene, quisiera ser distinto para él.

¿Por qué?

Incluso si es un extraño, puede ver que Ash ha pasado por demasiado y ya no quiere verlo pasar por más.

—T-Tus lentes son grandiosos. —Dice porque está nervioso y no soporta más el silencio, de una u otra forma el tiempo pasa más lento inmersos en la incomodidad—. Te quedan bien.

—¿Estos vejestorios? —Shorter ríe sosteniendo un cigarro en una mano y utilizando la otra para sacárselos—. Gracias, los uso porque mitigan el contraste de luz y sombra.

—Eso se supone que deben hacer ¿no? Son lentes de sol.

—Estos son un poco más especiales. —Shorter se los extiende para que los examine, más, sin importar la cantidad de vueltas que les dé no halla el detalle—. No veo color, el contraste en la vida a blanco y negro es demasiado intenso y los lentes me ayudan a aplacarlo.

—¿No ves color? —Repite, anonadado.

—No hasta que vea a mi alma gemela.

—¡Oh! —Eiji había escuchado hablar de la conexión sensorial—. Es real. —Musita para taparse la boca con las mejillas calientes—. Lo siento, eso fue grosero, no debí decirlo.

—Está bien. —Shorter ríe y le revuelve el cabello, el toque de confianza es reconfortante, puede comprender cómo alguien así traspasó las defensas de Ash—. Es inusual, cuando dices "alma gemela" lo primero que piensa la gente es en las marcas en las muñecas, sean palabras, frases o incluso contadores de tiempo, es lo primero que salta a la mente.

—¿Cómo sabes qué es algo de alma gemela entonces?

—Porque lo siento. —El cigarro cae de sus dedos a un charco de mugre—. Es extraño, mi familia es dueña de un restaurante como puedes ver, por eso lo más lógico es que el gusto fuera lo que se viera afectado por la conexión, pero no, fue la vista, supongo que mi alma gemela dejará una impresión visual bastante fuerte para que sea de esa forma, seguramente es alguien precioso.

—Quizás su sentido afectado sea el gusto. —Eiji divaga—. Ya sabes, como un intercambio, para la otra persona en ese caso lo más importante sería la vista, puede vivir de eso.

—¿Cómo un pintor?

—O cómo algo que necesite de colores. —Frunce el ceño—. Solo se me ocurre artista, no tengo mucha imaginación, perdón. —Ríe.

—¿Qué hay de Ash? ¿Sigue resentido con su alma gemela? Cuando lo conocí realmente estaba esmerado en cortar todo vínculo.

—¿Por qué?

—Nunca supe. —Suspira—. En parte creo que Dino lo obligó, se sabe que tiene negocios sucios en el bajo mundo y que estaba haciendo experimentos humanos, pero no sé, Ash siempre lució dolido, había mucho odio en su corazón en ese entonces.

—¿La impresión en su muñeca es...? —Ni siquiera tiene que acabar de preguntarlo para que lo entienda.

—Mi alma siempre estará contigo. —Repite de memoria—. Es la frase con la que nació, no supe si es lo primero que le dirá o lo último, pero ahí está, es lo que debía marcar su relación.

—Y él la odia.

—Ash tiene una historia complicada.

—Ah. —Por alguna razón le duele—. Así veo.

—¿Entonces? —Shorter guarda la caja de cigarrillos y se vuelve a poner los lentes—. ¿Cómo lo puedo ayudar?

—Dijo que está tratando de escapar. —Niega—. No de escapar, sino de enfrentar.

—¿Enfrentarse a Dino? —Chifla—. Puff, necesitaremos mucho más apoyo en ese caso pero no te preocupes. —Shorter lo abraza de los hombros—. Soy el chico correcto para la tarea.

Y Eiji realmente espera que lo sea.

Por supuesto que entraremos en contexto de lo que ocurrió con Shorter mañana porque es importante, la amistad entre ellos dos me da mil años de vida y para que se distanciaran y Ash quedara aislado es porque pasaron cosas graves, aún hay harta lana que ir desarmando como el tema de Griff, de las propias almas gemelas, los Lee y bla, bla, bla. Vamos por parte y disfrutando como estos niños establecen una relación firme.

Nos vemos mañanita con esto~

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