98. Paul Is Dead.
*Publicado originalmente el 9 de octubre de 2016*
Octubre 11
"Recientemente hemos recibido muchísimas preguntas acerca de los reportes que afirman que Paul está muerto. Hemos recibido preguntas como esas por años, por supuesto, pero en las pasadas semanas las hemos recibido en la oficina y en la casa, en la noche y en el día. He recibido incluso llamadas de DJ's y otras personas de Estados Unidos. Pues, bien, Paul McCartney no está muerto, y la única prueba que tenemos de que está vivo es que a este punto ya no tiene que hacer nada más, excepto vivir. No tiene que producirse a sí mismo, no tiene que aparecer en televisión o hablar en público, simplemente tiene que vivir".
—Derek Taylor.
24 de octubre.
Narra (TN)
Desperté con el llanto de Pauline, solté un bufido y me giré para ver a Paul. Él también había despertado, a decir verdad ni siquiera estaba en la cama. Me levanté y caminé hasta la cuna para tomar a mi hija en brazos.
Ya me estaba cansando del mismo episodio. La vida de mi esposo comenzaba a hacerse monótona: se levantaba muy temprano para irse a caminar a ninguna parte y volvía en las noches para ver televisión hasta que se sentía cansado y me acompañaba en la cama.
Yo le había sugerido que tomara aire fresco, pero jamás creí que se apartara tanto de las niñas y de mí. Paul necesitaba asimilar el cambio que estaba a punto de dar su vida con la disolución de The Beatles, y esperaba que lo hiciera pronto porque los pañales no se cambiaban solos.
—Buenos días, Pauline—le dije con ternura, consiguiendo que se calmara un poco—. Tienes hambre, ¿no es así?
Descubrí mi pecho y mi pequeña no tardó en buscar mi pezón para poder alimentarse. Sonreí tímidamente y volví a mirar el espacio vacío donde Paul había pasado la noche, agaché la vista a mi hija.
— ¿Has visto a papi, princesa?—le pregunté a la bebé, sabiendo que no obtendría respuesta—. Deberíamos darle unas nalgadas a papi, Pauline, quizá así reaccione y deje de portarse tan distante con nosotras, ¿no lo crees?
Mary entró a la habitación, con Martha detrás de ella. Mi hija me miró con esas hermosas avellanas idénticas a las de su padre y su carita ladeada. Tenía sus dos manos sobre su vientre.
—Tengo hambre, mami.
—Voy enseguida, cariño, tengo que darle de desayunar a Pauline.
Apenas terminé de alimentar a mi hija más pequeña, le preparé el desayuno a Mary. Serví un poco de croquetas para Martha, pero la canina prefirió comer lo que mi hija le pasaba por debajo de la mesa.
Miré a través de la ventana y pude observar a mi esposo a lo lejos, caminando como de costumbre. Su barba había crecido ligeramente desde que llegamos a Escocia. Mi estómago comenzó a pedir alimento a gritos y en lo único que pude pensar fue en el amor de mi vida: ¿y si Paul también tenía hambre? Me dirigí a la puerta de la granja y, desde ahí, lo llamé. Él me miró confundido, pero comenzó a acercarse a la casa.
— ¿Necesitas algo?—preguntó con el ceño fruncido.
—Acabo de preparar el desayuno y creí que tendrías hambre.
—Gracias, cariño, pero no tengo hambre.
Martha le ladró y corrió hacia él. Paul le hizo unas cuantas caricias antes de volver a alejarse. Suspiré profundamente y miré a la canina.
— ¿Qué podemos hacer con él?
Nuestra mascota olfateó algo y salió corriendo hacia donde se encontraba Paul. Martha comenzó a ladrar, preocupando un poco al bajista. Algunos minutos después, un carro se acercó a la granja e intentaron hablar con mi esposo, quien pareció mostrarse antipático con ellos.
— ¿Quiénes eran?—le pregunté a Paul, quien regresó a la casa apenas los hombres se hubieron marchado.
—Reporteros, querían una declaración sobre esa tontería de que estoy muerto.
— ¿De nuevo con eso?
—Parece ser que el rumor se ha extendido a lo largo y ancho del mundo—mi esposo se encogió de hombros.
— ¿Y qué estás esperando?—cuestioné—. Ve por esos hombres y da tu declaración al respecto.
—No quiero hacerlo.
—Entonces no me reclames cuando tu rostro aparezca en primera plana y cuenten lo rudo y poco amigable que te comportaste con ellos. Porque si antes te consideraban muerto, eso te enterrará.
Mis palabras parecieron hacerlo entender, porque tomó las llaves del Land Rover que teníamos y condujo a toda prisa hasta encontrar a los reporteros.
— ¿Papi está muerto, mamá?—preguntó nuestra hija con inocencia.
—No, Mary. Son sólo tonterías que se inventa la gente.
Mi esposo regresó a la casa con una gran sonrisa, algo muy extraño en la persona con la que había estado viviendo en los últimos días. No obstante, no iba a opacar su repentino cambio.
—Amor, les he dicho que les daré una exclusiva con la única condición que me dejen tomar un baño y afeitarme antes.
—Me parece excelente, Paulie—contesté.
El bajista se fue a duchar y a afeitar, para regresar tan apuesto como el día en que llegamos a Escocia. Olía a jabón, y eso me encantaba. ¿Sería que por fin volvería a ser el mismo? La entrevista era para la revista LIFE, e incluso tomaron una fotografía de nuestra familia para la portada.
—Cuéntenos de su supuesta muerte—preguntó el reportero—. Debe estar enterado sobre la serie de "pistas" que la gente dice haber descubierto.
—Todo es una tontería—comenzó Paul—. Conseguí esa insignia "OPD" en Canadá, era una insignia de policía. Quizá significaba Ontario Police Department o algo así. Estaba usando un clavel negro porque se les terminaron los rojos. Es John, no yo, quien está vestido de negro en la cubierta y dentro de Magical Mystery Tour. En Abbey Road estábamos usando nuestra ropa ordinaria. Caminaba descalzo porque era un día caluroso. El Volkswagen simplemente estaba ahí.
— ¿A qué cree que se deba este repentino rumor?
—Tal vez inició porque no he estado mucho en la presa últimamente. He hecho suficiente de prensa para toda la vida, y no tengo nada que decir en estos días. Estoy feliz estando con mi familia y trabajaré cuando sea el momento. Estuve activo por diez años y nunca me desconecté. Ahora lo hago siempre que puedo. Preferiría ser un poco menos famoso en estos días.
— ¿Qué opina de la gente que apoya el rumor?
—Esas personas deberían verse a sí mismas un poco más. No hay suficiente tiempo en la vida. Deberían preocuparse por sí mismas, en lugar de preocuparse sobre si estoy muerto o no.
— ¿Hay algo que quiera comunicarle al mundo?
—Lo que tengo que decir está en la música. Si quiero decir algo, escribo una canción. ¿Podría la gente ver que soy sólo una persona ordinaria y quiero vivir en paz?
Cuando los reporteros se fueron, Paul, quien tenía a Pauline en sus brazos, se acercó a mí y me dio un tierno beso.
—Hice la entrevista porque tú lo sugeriste, preciosa—me dijo—. Creo que eso será suficiente para callar ese absurdo rumor. Por ahora, tal y como dije, sólo quiero vivir en paz, disfrutando de ti y mis princesas.
Sonreí, dispuesta a olvidar los malos días que había pasado cuidando a dos niñas pequeñas y dos mascotas sin su ayuda. Creí que todo volvería a ser como antes.
Estaba equivocada.
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